miércoles, 23 de julio de 2014

sábado, 26 de abril de 2014

Y SE HIZO LA LUZ

Hola a tod@s! Soy Gloria y tengo 32 años. El relato que os voy a explicar cambió mi vida por completo. Para empezar os diré como soy. Mido 1,65 m., soy morena y tengo una talla 100 de pecho. Tengo unas buenas curvas y me gusta llevar mi coñito afeitadito con cuchilla (esto último lo digo por si alguien se quiere tocar y ponerle más morbo al asunto ;) ). La historia empezó hará cosa de un año. Tenía un novio formal y llevavamos 2 años viviendo juntos. Yo trabajo de camarera en un bar de copas los fines de semana. Solía llegar a casa a eso de las 3:30-4:00 de la mañana a casa. Normalmente a esa hora mi novio ya se había acostado y estaba adormilado, con lo que era muy raro que le apeteciera hacer el amor. En cambio, yo llegaba súper cachonda después de que un montón de tios babosos me tiraran la caña, me gustaba sentirme deseada, así que me duchaba y dejaba que el chorrito del mango de la ducha masajeara mi garbanzito rosa (las mujeres ya sabeís a que me refiero), una vez me corría me iba a la camita y dormía del tirón. Hay cosas peores, podría haberle sido infiel a mi novio. Ese día, hubo muy poca gente en el bar. El jefe nos dijo que cerráramos antes y nos fuéramos a tomar una copa todos juntos. Como sino supiera que se me quería cepillar. Yo fui buena y me fui para mi casita a follarme a mi novio. Abrí la puerta muy lentamente para darle una sorpresa. Aún había luz en el comedor. Me acerqué de puntillas y abrí la puerta de golpe. Buuuuu dije. Sin embargo la sorpresa me la lleve yo al ver el espectáculo que me encontré. Estaba mi novio con los calzoncillos por los tobillos y sentado frente al ordenador, tenía papel de wáter a un lado y en el otro crema de manos. Estaba empalmado y quedaba muy claro que le había pillado haciéndose una paja. Reaccioné con normalidad, no quería ser cínica, yo también me masturbaba cada fin de semana, pero tenía curiosidad con que se pajeaba. Me acerqué a la pantalla y ví a un negro con una polla enorme partiéndole el culo a una chica muy mona. La verdad es que empezaba a notar como se iba mojando mi tanguita. De pronto la chica se giró y tenía una polla casi tan grande como la del negro!!! Nunca había visto eso. La verdad es que me pico la curiosidad. Mi novio intento cerrar el vídeo pero no le dejé. Le dije que se continuara pajeando, el dijo que no, pero yo que venía bastante cachonda, eso era echar gasolina para apagar el fuego. Me quité la mini que llevaba y el tanguita de golpe y me empecé a acariciar el clítoris. Eso excitó a mi novio y empezó también a tocarse. Vimos toda la escena, no podía quitarle los ojos a esa chica, tenía un cuerpo precioso, una cara angelical, unas tetas firmes y bien puestas, y una buena polla, larga y gruesa, mucho más grande que la de mi novio, y la llevaba afeitadita como mi coñito. El negro empezó a comerle el culo. Nunca había imaginado eso, era precioso ese agujerito. Aún me mojo sólo con recordarlo… Me estaba masturbando a placer y oí que mi novio me dijo que se iba a correr. Le contesté que lo hiciera en el papel de wáter, que quería ver como lo hacía cuando yo no estaba. Al verlo me vine yo también. Al acabar me fui a duchar, y mi novio a la cama. Cuando acabé tambien fui para el dormitorio. - Eres gay .- Le pregunté directamente. - No.- contestó - Desde cuanto tiempo hace que te masturbas con películas de tías con polla.- Le dije - Se llaman transexuales y es la primera vez.- Dijo - Venga va… Seguro. Oye que sepas que me ha dado mucho morbo y me gustaría hacer un trio con un transexual.- Dije - Eso es sólo una fantasía. Duérmete ya que llevas dos copas de más.- Me contesto, se dio media vuelta y me dejó con la palabra en la boca. A la mañana siguiente, el había quedado con sus amigos para ir en bicicleta. Cuando escuché que se iba, me levanté como un relámpago hacia el ordenador. Revisé las últimas páginas que había visitado y comprobé que era asiduo a ese tipo de pornografía. Fui mirando los vídeos con los que mi novio se había pajeado y no pude resistirme y me masturbe, vídeo sobre vídeo, paja sobre paja. Busqué páginas de contactos de transexuales. Había cientos, unas más agraciadas que otras. Encontré una que me cautivó. Tenía un cuerpo precioso y un culo muy bien puesto, sus medidas 120 de pecho, 1,65 m. y 18 cm. de polla. Estaba tan cachonda que empece a tocarme, cuando estaba a 100, en lugar de correrme la llame. Una voz muy dulce que me dió mucha confianza me contestó. Concerté una visita a mi piso para esa misma noche. Le dije a mi novio que vendría una nueva camarera a cenar, que era de fuera y no tenía muchos amigos. No puso ninguna objeción. La cena transcurrió muy amena, ella era muy dulce y natural, con una voz melosa y sensual que te hipnotizaba. Cuando íbamos por el cava dije: - Yo: Pues ayer lo pille tocándose con una película de transexuales. Mi novio se puso rojo con un tomate. - Ella: Te dan morbo los transexuales? - Él: No es sólo curiosidad.- tartamudeaba. - Yo: He revisado las páginas que visitas y últimamente te la machacas mucho para ser sólo curiosidad. - Ella: Me gustaría ver un video de esos… - Yo: Ahora pongo uno. - Él: Déjalo estar… - Ella: Venga no seas aguafiestas… será divertido. Puse un vídeo en el que salía una chica, una transexual y un chico enrollándose. Mi novio se levanto de la mesa y se fué. Estaba muy cachonda, me bajé los leggins y me quedé en tanguita. Ella lo apartó a un ladito y empezó a acariciar mi rajita mientras veíamos el vídeo. - Yo: Dejame ver tu polla Hizo un striptease delante de mí. Era muy guapa. Su culo me impresionó. Llevaba un tanguita rosa y por delante no se le notaba nada. - Yo: Dónde la escondes? Se quitó el tanga, abrió las piernas y apareció ante mí un pene precioso. Era grande pero delicado, que miraba desafiante el cielo. Más grande que la de mi novio. Sin lugar a dudas un buen pollón. Empecé a chuparlo con dedicación. Que rico! Tenía la piel muy suave y los pezones pequeñitos y duros. A medida que los mordisqueaba más me mojaba. Me comió la almeja como nadie lo había hecho, con unos lengüetazos húmedos sobre mi ano. Nunca había sentido esa sensación. - Folla mi culito, es virgen, con cuidado.- le dije. Me dio un masajito con una crema alrededor de mi agujerito y noté como entraba un dedo… dos… y tres. Luego metió la punta de su capullo rosado en la entrada de mi culo y me penetró. Eso me dolió, pero empezó a moverse y poco a poco el dolor se transformó en placer. Me estaba enculando encima de la mesa del comedor y ví a mi novio pajeándose en el umbral de la puerta. - Él: Puedo pasar? - Yo: Si pero no tocar… bueno…sí quieres participar, le tendrás que comer la polla… Sacó la polla de mi culito y se la ofreció a mi novio. Fue una pasada ver como mi novio chupaba una polla. Me gustaba verlo degradado de esa manera. - Yo: Quien la chupa mejor? - Ella: Él. Se nota que hace tiempo que lo desea y sabe como está mas rico. Entonces cogí su cabeza y la empujé contra la polla de ella, quería que se ahogara, en sus vómitos. Ahora resultaría que la chupaba mejor que yo. - Yo: Dos años juntos y al final resulta que eres un chupapollas. Pues ahora te van a follar tu culito, lo que siempre me habías querido hacer a mí. No dudó un instante, mi novio se puso a cuatro patas dejando su culo abierto ante nosotras. Ella cogío el bote lubricante. - Yo: No, a pelo, que aprenda! Le metió la polla hasta al fondo de una tacada. No dijo palabra. Se notaba que lo estaba gozando. Yo empecé a tocarme y a comerle los huevos a ella. Luego obligué a mi novio a que probara mi culito. En el sexo convencional era bastante normalito pero en estos temas se le notaba muy implicado. - Me voy a correr.- dijo Recogí toda su lechita en mi mano y se la hice chupar mientras aún le enculaban. - Cométela que ya verás como te gusta. No es lo que me dices a mí? Lo lamió como una putita. Luego lo aparté y le dije que era mi turno. Me encanto lo bueno que se sentía dentro de mi culito mientras yo acariciaba mi clítoris. Me corrí varias veces. Cuando ella se iba a correr mi novio y yo nos pusimos de rodillas y le empezamos a devorar la polla como dos carnívoros que se pelean por un trozo de carne. Se corrió abundantemente sobre nuestras caras. Luego nos duchamos los tres y nos despedimos con sendos besos profundos en la boca. Al día siguiente mi novio y yo dejamos de ser pareja. Aún sigo quedando con ella y me hace sentir más mujer que ningún hombre con los que he estado. Desde entonces sólo me acuesto con transexuales. Mi novio, sospecho que hace lo mismo que yo. Espero que os haya gustado.
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viernes, 25 de abril de 2014

VOLVIENDOME CHIKA

Yo era muy masculino de 1m87 de estatura y 90kg. Iba regularmente al gimnasio donde ejercitaba a diario. Sin razón aparente, una mañana me vinieron unas arcadas que me hicieron vomitar todo el desayuno. Al principio no le di importancia; sin embargo, luego de tres días de vomitar todo lo que comía terminé en un hospital de la capital. Hicieron varios diagnósticos, desde cólera hasta infecciones intestinales y muchas otras enfermedades que no puedo recordar; sin embargo, pasaron 6 meses desde que entré al hospital hasta que lograron controlar mi enfermedad. Salí vivo pero muy devastado. Al salir, a pesar de mi estatura pesaba solamente 55kg; por lo que se me recomendó no salir a la calle. Mis defensas estaban muy bajas. Se me dio una dieta basada en fibra y ejercicios, para recuperar todo el musculo que perdí. Mis padres vivían en un pueblo muy pequeño a 4 horas del hospital; por lo tanto, decidieron que me quedaría en la casa de una prima que vivía en la capital, debido al control médico necesario. Ella se ofreció a cuidarme. Al llegar a casa de mi prima me vi al espejo, mi cabello estaba largo, una barba horrible y mi ropa claramente mostraba mi pérdida de peso. No podía creerlo, el hombre grande no estaba, todos mis músculos se redujeron a un saco de huesos. Mis pechos, se colgaban como si fuesen senos caídos de una señora de edad. Me puse a llorar. En ese momento entro mi prima a la habitación me abrazó y me dijo: - No llores Gaby, vas a ver que pronto vas a estar bien. Anda, aféitate que yo buscaré algo de ropa para ti. Bajo con ropa deportiva, un tanto unisex, un poco pegada al cuerpo y unas pantaletas sin encaje. - Póntelo, ya encontraremos ropa de chico en tu talla en otro momento. Una vez que me había afeitado me agarré una media cola y me pude la ropa. No lo podía creer, parecía otra persona. De hecho, gracias a mi pérdida de peso y a mi cabello se me veía como señorita. Tuve una sensación extraña en mi estómago pero me gustó. Pasaron 2 semanas hasta que pude salir a comprar ropa masculina, el tiempo estaba frío y no podía arriesgar a resfriarme. Compré lo básico, ropa deportiva para pasar en casa y unos vaqueros y camisas para cuando tenía que salir. Sin embargo, a pesar de estar contento de poder vestirme bien, sentí algo extraño, como si algo me faltase. No le di importancia! Al cabo de un mes, ya había reafirmado un poco mis músculos y mi piel ya no chorreaba como al principio; sin embargo, no lograba subir de peso. Mi cuerpo no era nada masculino, sentía que tenía pechos, supongo que en parte por haberlos trabajado mucho antes de mi enfermedad, y en parte por todo lo que tomé mientras iba al gimnasio. Un día que toda mi ropa de gimnasio estaba un poco sucia busqué un poco de ropa de mi prima para ejercitarme. Al ver su ropa, una sensación extraña recorrió mi cuerpo. La misma sensación que tuve el día que llegué a casa. No sé qué me pasó por la cabeza en ese instante, pero de un momento a otro, decidí probarme unos vaqueros descaderados y una blusa rosa, algo holgada, que dejaba al descubierto la parte baja de mi espalda. Fue en ese momento que descubrí que es lo que me faltaba el día en que volví a usar ropa masculina. Dejé al descubierto algo que he tenido en mi interior desde no sé cuándo. Desde ese día, pasé casi todos los días disfrutando de la ropa de mi prima, usándola y modelando con ella por su casa sobre todo los miércoles. Todos los miércoles ella debía salir temprano y regresaba pasadas las 10pm, así que esos días solía aprovechar para feminizarme aún más que los demás días. Me despertaba, tomaba un baño, me hacía un manicure de manos y pies, me maquillaba y al final me vestía. Este fue mi ritual de los miércoles durante casi tres meses hasta que fui descubierta. - Que estás haciendo? Preguntó mi prima sorprendida al entrar en casa. - Hace cuanto que haces esto? No sabía que responder. Era una situación totalmente extraña. Cómo explicarla? No tenía idea. - No sé qué ha pasado. Desde que usé tu ropa por primera vez, algo extraño sucede en mí…….. Pasaron varios minutos hasta que se rompió el silencio. - Ahora comprendo porque mi ropa estaba nunca estaba en su lugar. Dijo mi prima y continuó: - Yo tampoco lo entiendo, pero si lo vas a hacer tienes que hacerlo bien!! Me quede sin palabras mientras ella continuó: - Sube a mi habitación y quítate la ropa que te voy a poner linda! Al cabo de 5 minutos subió. En sus manos llevaba cera de depilación y con ella comenzó a depilar todo mi cuerpo. Al finalizar me untó crema humectante. Mi cuerpo se sentía completamente suave. No recuerdo haber tenido mi cuerpo tan libre de pelo desde mi infancia. Era una sensación muy agradable. Aunque siempre he llevado mis uñas bien cuidadas, les faltaba un poco de color. Tomó un esmalte de color azul con brillos de color plata y finalmente pinto las uñas de mis manos y mis pies. Luego pasamos al bello facial. Primero sacándome las cejas dejando apenas una fina línea y luego afeitando mi barba hasta que no quede ningún rastro de ella. Finalmente me maquilló Hasta ese momento, no había hecho ninguna objeción nada. Sabía que, o al menos lo pensaba, que todos los cambios eran reversibles. Sin embargo, el momento que me distraje, ella aprovechó para para hacer la primera perforación de mi orejas. - Que haces? Repliqué - No te preocupes que los chicos también pueden usar pendientes. O no? Antes de acabar la frase perforó mi otra oreja derecha. Una mezcle de dolor y excitación se mezclaron en mi. Mi prima aprovechó mi excitación para seguir perforando mis oídos. Al final terminé con dos pendientes en el oído izquierdo y tres en el derecho. - Al parecer te ha gustado no? Vamos a mi dormitorio tienes que vestirte! Desde hoy puedes utilizar mi ropa sin esconderte; al menos hasta que compres la tuya. Yo no podía decir ni una palabra, solo asentía con la cabeza. Saco del armario un hilo y un sostén de encaje color negro, unos pantalones stretch estilo pescador de color rosa que dejaban ver mis tobillos y un Bvd azul que dejaba al descubierto un poco de mi cintura. Cuando acabé, mi masculinidad se había escondido totalmente. Era claro que no era mujer, no tenía pechos (al menos casi nada pues mis días de levantar pesos habían dejado sus marcas) y tenía un pequeño bulto en mi entrepierna. Pero mi feminidad la hubiera envidiado cualquier chica. Pasaron algunos días como ese. Todos los días intentaba ponerme linda, aunque me tomó tiempo dominar el maquillaje. Pero poco a poco se volvió algo natural. Pronto volveré con la historia de mi primera salida… Espero sus comentarios.

jueves, 24 de abril de 2014

VALERIA AL EXTREMO

La posición de ambos era algo incómoda pero no dimos marcha atrás, estábamos dispuestos a culminar esa rica tarde lluviosa con un delicioso acto sexual. El clima nos favoreció. La tarde estaba lluviosa y por lo tanto la presencia de personas en la calle era practicamente nula. Me encontraba en el asiento trasero del auto de Jose Alberto despojándome del pantalón. Quería complacerlo en su deseo de mirarme solo con la diminuta tanga de color morado que llevaba debajo del mismo. No le gustaban las pantaletas asi que también me la quitaría. El esperaba impaciente en el asiento del conductor. En cuanto yo estuviera lista se pasaría atrás conmigo. -¡Eres una gran puta!¡Me duele la verga de tan parada que la tengo mirándote!- -¡Lista papi!¡Ya puedes pasarte aquí conmigo!-Dije cuando terminé de despojarme de las prendas descritas. No tardó mucho en estar a mi lado ya que como dije el pasar de personas era nulo y el tránsito de autos también era escaso. -¡Muéstrame el culo perra!¡Como te dije hace unas horas, voy a azotar tu culote!- El estaba sentado en el extremo del asiento. Me incorporé y dándole la espalda subí ambas piernas en el asiento inclinándome lo más que pude. No hubo necesidad de colocar las sombras en los cristales del auto, todos se encontraban empañados y era imposible mirar desde el exterior a causa del agua acumulada. Por principio se dedicó a acariciar toda la extensión de las nalgas, una y otra vez sentí sus manos masajear mis carnes. Gemidos placenteros escaparon de mi boca haciéndole saber lo deliciosa que era su caricia. Después sin que yo lo esperara azotó mi nalga derecha, el ardor me hizo estremecer; segundos después la nalga izquierda sufrió la misma suerte. -¡Perra, en serio que cómo me encanta tu culote y ahora que lo tengo frente a mí me dan ganas de azotarlo y a la vez de llenarlo de besos por lo tanto que me gusta!- Alternó el castigo en ambas nalgas hasta que finalmente se decidió a pasar uno de sus dedos sobre el hilo de la tanga, de arriba a abajo. Yo mientras tanto cuando sentía que pasaría sobre mi ano apretaba el esfinter para que supiera que estaba en el lugar exacto. -¡Puta así como aprietas el culo quiero que lo hagas ahorita que te meta la verga!- Y entonces dejo su dedo sobre el hilo y sobre mi ano provocándome una deliciosa cosquilla, lo movía con rapidez sabedor de lo excitante que eso me resultaba. -¡Ven acá puta, quiero que te tragues toda mi verga, la quiero bañada de tu propia saliva para ensartarla en tu culote!-Me dijo a la vez que tiraba de mi brazo derecho. Se sentó nuevamente y con prisa desabrochó su pantalón y lo bajó hasta sus tobillos. Su pene se marcaba pronunciadamente debajo de su boxer, alcancé a vislumbrar una generosa cantidad de líquido preseminal manchándola por el frente. -¡Empínate puta y consiente a la rica verga que te gusta!- Me acomodé sobre el eje del auto y acercando mi rostro posé los labios sobre la gran mancha de su boxer. Estos quedaron brillantes tal y como si me hubiera pintado con un labial. Saqué mi lengua y disfrutando el sabor engullí el líquido. -¡Qué putísima eres!¡Se ve que te encanta la verga!- No esperé más y con ambas manos bajé el boxer y al descubrir su pene me abalancé sobré el devorándolo por completo. Me empeñé en hacerle el sexo oral de manera que quedara satisfecho como las veces anteriores. -¡Así es puta, mámamelo rico porque ahorita que termines te voy a dar una rica cogida en tu culote!¡Procura que quede chorreante de tu saliva!- Hice gustosamente lo que me pidió, tomaba el pene con una mano y lo masturbaba hasta que en la punta del glande aparecía su líquido preseminal a causa de tanta excitación. Dejaba que éste resbalara a todo lo largo del tronco y después, con uno de mis dedos, lo dsitribuía hasta llegar a sus testículos. Al fin miré como su pene estaba cubierto por el líquido viscoso en toda su extensión, brillaba deliciosamente así que me incliné lista para engullir todo el miembro, abrí la boca para evitar que el líquido se impregnara en mis labios. El miembro tocó mi garganta y al retirarme fui dejando saliva que acumulaba en la lengua. Gemí de placer cuando miré el miembro chorreante de los fluídos, incluso se veía aún más grande de lo normal. -¡Muy bien putita, buen trabajo, mira qué verga tan rica voy a meter en tu culote!¡Voltéate y muestra el culo, lo voy a lubricar para cogerte!- Ambos nos incorporamos y yo traté de acomodarme de la mejor manera posible, sin embargo no lograba que él me alcanzara como deseaba. No importó, con sus dedos sacó el hilo de la tanga de entre mis nalgas y lo acomodó sobre una de ellas. Escupió en su mano y distribuyó la saliva entre mis nalgas, después se ayudó con un dedo y me penetró levemente introduciendo algo de esa saliva. Estuvo girando el dedo dentro del ano hasta que se ayudó con un dedo más. -¡Qué culo tan estrecho tienes perra, me gusta como me aprietas la verga cuando te la meto!- Estaba tan excitada que llevé una mano hacia mi pene y comencé a acariciarme con fuerza. El no esperó más y se dispuso a acomodarse para penetrarme. La posición de ambos era algo incómoda pero no dimos marcha atrás, estábamos dispuestos a culminar esa rica tarde lluviosa con un delicioso acto sexual. Como pudo, acomodó la punta de su miembro sobre el ano, llevé mi mano libre hacia mi nalga y tiré de ella, el con una mano abrió la otra nalga y tomando su pene con la otra empujó logrando introducir todo el glande. -¡Ay papi, lento, lento papi!-Supliqué mordiendo posteriormente mis labios. -¡Si puta, lo haré lento, quiero disfrutar viendo como te tragas toda la verga!- Empujo de nuevo y dejé escapar otro gemido lastimero. Ya no se detuvo, continuó empujando sin importarle más mis súplicas. Respiré aliviada cuando adiviné que me había penetrado por completo, sentí los vellos de su pubis cosquilleando la parte interna de mis nalgas. Relajé el esfinter para acostumbrarme al grosor que invadía el ano. Comenzó a mecerse suavemente de atrás a adelante provocando en mí el placer ya conocido y que me encantaba. Solté mi nalga y recosté mi cabeza sobre el brazo, levanté más el culo y mi espalda se curvó. El se aferró con ambas manos a mis caderas y el movimiento de mete y saca se tornó violento. Para ese entonces el dolor anal había dado paso al placer que sentía cuando se retiraba y después chocaba su pelvis en mi trasero. Tenía el temor de que el movimiento del auto delatara nuestra presencia pero me calmé cuando el me dijo que no se veía nadie en la calle. Me abandoné por completo a la manera tan violenta en que me estaba penetrando. Yo continuaba acariciando mi pene con igual fuerza. -¡Perra, voy a dejar mis mocos en tu culo, cuando esté a punto de venirme te avisaré y me detendré para que extraigas mi leche con la presión de tu culo-Me dijo con mucho esfuerzo y su voz entrecortada. -¡Sí papi, avísame cuando te vengas, quiero hacerlo junto contigo- El auto también se movia violentamente, a la par con nosotros que para ese entonces ya ni nos importaba ni nos preocupaba. -¡Listo perra, estoy para venirme!- Aceleré el movimiento de mi mano y sentí la deliciosa cosquilla previa a mi eyaculación. José Alberto se detuvo en seco y comencé a eyacular mientras que el ano automáticamente ejercia presión en todo su miembro, sentí cómo se contraía y disparaba chorros de semén que inundaban mi conducto anal. Los gemidos de ambos eran indescriptibles, demostrando lo mucho que habíamos disfrutado estar juntos. Ni cuenta nos habíamos dado de que nuestros cuerpos sudaban copiosamente. Mi tanga por la parte frontal estaba chorreante de mi semen, mi venida había sido abundante y todo lo que había logrado acumularse sobre mi mano lo engullí avidamente. Era rico sentir la calidez del semén que comenzóa chorrear por la parte interna de mis piernas. Y más cuando sentí la flacidez del pene de José Alberto que comenzóa retirarse lentamente. -¡Ah perrita, mira cómo dejaste mi verga toda exprimida...uy qué rico veo tu ano chorreante de semen!¡En verdad que sabes coger como a mi me gusta!- Pasado un rato ambos procedimos a acomodar nuestras ropas y nos retiramos del lugar no sin antes acordar una futura cita.

miércoles, 23 de abril de 2014

UN GOLPE DE SUERTE ULTIMA PARTE

Joder, Tomasito, como tienes esto. Menudo lío! - Ufff, ya ves, he llegado cansado y despues de comer algo me quedé dormido. - Bueno... y cuéntame! Que es lo que te paso ayer con el coche? - Joder... si. No me di cuenta y pille a una tia. - Y está bien? - Si, si... parece recuperada. De hecho esta tarde he salido del despacho para llevarla a un traumatólogo. Sabes? quiero evitar una denuncia a toda costa. - Ya bueno... pero tendra que faltar a su trabajo y eso, no? Vamos, que aunque quieras taparlo esto puede saltarnos tarde o temprano. Tomás trataba de explicarse cuando Ignacio de nuevo le interrumpió. - Y lo que es peor... costarnos una pasta! - Por eso no te preocupes, ya he acordado darle un dinerillo para evitar denuncias. - Mejor así, tio. Ahora no podemos tener lios, y menos con el crédito que vamos a pedir para el despacho nuevo. - Eso tenemos que hablarlo, Ignacio -dijo Tomás muy serio-. No nos lo podemos permitir. - Justo de eso venía a hablarte. Hoy mismo he estado hablando con un antiguo cliente que quiere contratar nuestros servicios para su empresa. Una empresa grande! Y no veas los términos del contrato! De pronto y en medio de la conversación de la habitación que ocupaba Isabel se oyo un tremendo estornudo. Isabel no había podido contenerse y solo esperaba que no se hubiera oído, pero a Ignacio no se le escapó. - Que tienes ahí dentro, pillin??? -dijo a Tomás. - En fin... bueno, ya sabes... - Tu con una tía después de lo de Marta (la ex de Tomás). ¿Quién lo diría? - Hombre -trataba Tomas de excusarse-.. todos tenemos derecho de vez en cuando a... ya sabes. - Si me parece fenomenal, hombre! Oye! dila que se vista, que se va a constipar, y me la presentas. - No, mira... mejor otro día, tío -trató de eludir Tomás la proposición de Ignacio. - Pero coño! No me jodas, Tomás! que entre nosotros hay confianza, que somos como hermanos. - No es eso, Ignacio, es que, a ver, como te lo explico... - ¿Que? ¿no es nada serio? ¿es un rollete? A Tomás eso le parecía una buena salida para dejar zanjado el tema, así que asintió, pero Ignacio no se dió por vencido y quería satisfacer su curiosidad y echar un vistazo a la mujer que se estaba cepillando su socio. - Bueno, que mas dá que sea un rollo? Debes quedar como un caballero y hacerla pensar que lo de esta noche va a durar mucho. Y para eso nada mejor que presentarla a tu socio, no crees? Después mañana la pones un SMS y la mandas a tomar vientos. Tomás consideró las palablas de Ignacio y un poco por deferencia a Isabel, para no hacerla sentirse como algo clandestino, titubeó y dudó si presentársela. - Venga, hombre -insistía Ignacio-. No seas tímido. Verás como la gusta que me presentes. Y oye! Que aunque no haya comparación entre uno y otro, prometo que no te la quito! jeje. Por fin cedió Tomás y se levantó para ir a buscar a Isabel. Ignacio se quedó con una sonrisa de total satisfacción, sabiéndose ganador, como casi siempre, del pulso que había mantenido con su socio. Tomás llamó a la habitación que ocupaba Isabel y a continuación entró. Isabel ya estaba vestida y totalmente presentable. Incluso se había arreglado el maquillaje y el pelo un poco. - Mira... -dijo Tomás algo cortado- puedes salir para que te presente a un amigo? Está insistiendo en verte. - Si no te importa -continuó-, sales, charlamos cinco minutos y te aseguro que le largo. - No te preocupes por eso, vas a ver lo bien que se comportarme en todos los ambientes. Ah, y perdona por lo del estornudo, no lo he podido evitar. - Bueno... no pasa nada, yo ahora salgo y en unos minutos sal tu, vale? Tomás salió para el salón y se encontró a Ignacio expectante: - Bueno, que? Sale o no tu conquista? - Ahora... ha dicho que esperemos a que se arregle un poco. - Ves? Ya te decía. A que le ha parecido bien? - No me ha dicho que no, pero tampoco ha dado saltos de alegría, eh! - Buah! Eso es lo que te ha hecho creer. Tu créeme, Tomasito, raro sería que no estuviera ahora mismo llamando a una amiga para contárselo. Si sabré yo de esto... Se oyó la puerta de un dormitorio y a continuación unos pasos. Los dos socios giraron la cabeza a la puerta por la que unos segundos después entró Isabel. - Uau! Que buen gusto, Tomás! - Ignacio, te presento a Isabel, una amiga -dijo Tomás- y este es mi socio Ignacio. Isabel se acercó a Ignacio y se dieron dos besos en las mejillas. - Encantada/o - dijeron al unísono. La verdad es que estaba impresionante. Había aprovechado los minutos de demora para cambiarse y eligió un vestido de negro de satén, bastante ajustado sin llegar a apretar su talle. Los hombros quedaban al descubierto aunque no dejaba ver mucho su escote. Sus piernas, que el vestido dejaba ver de rodilla para abajo, iban cubiertas por unas medias negras y sus pies por unos zapatos con un tacón de un minimo de 12 cm. Su maquillaje, aún siendo bastante natural, le daba un aspecto mas joven a su cara. En definitiva, Isabel parecía toda una dama muy elegante. Pero algo en lo que no habían caido ni Tomás ni Isabel era en que Ignacio naturalmente conocía a Marta, la ex de Tomás y era probable que algunos de esos vestidos los hubiera lucido Marta en alguna fiesta a la que Ignacio también hubiera acudido, y sobre todo, que Ignacio era una persona bastante observadora, y el broche que hacía las veces de cinturón en el vestido hizo que le saltasen todas las alarmas. Tras las presentaciones y los saludos iniciales, Isabel pudo ver que Ignacio la observaba detenidamente. Ésto comenzó a inquietarla. Quizás había visto algún catálogo de scorts y la reconocía? Tomás, al notar los nervios ya evidentes de Isabel se contagió de su nerviosismo. Para calmarse, Isabel decidió ir al baño por si asi se relajaba un poco, y de paso por ver si en ese rato Tomás conseguía echar a su socio. - Oyeeee... Esto va mas en serio de lo que creía -dijo en voz baja Ignacio-. Si hasta lleva un vestido de Marta!. Tomás de pronto comprendió el motivo de por qué Ignacio habia puesto nerviosa a Isabel. Al menos, pensó, no es que la haya reconocido como scort. Claro que el problema ahora era que al imaginar Ignacio que la relación era mas que un rollo de una noche sería mas dificil echarle. - Bueno, Ignacio... ya va siendo tarde, no? -dijo Tomás para ver si se iba ya. - Tarde? No hombre... Me apetece conocer mejor a la novia de mi socio. Y tranquilo, que no la tiraré los tejos. Entre nosotros hay respeto, no? Isabel llamó desde el baño a Tomás para interesarse por la marcha de Ignacio y Tomás la contó lo que habían hablado. A Isabel la tranquilizo el motivo por el cual la observaba Ignacio, pero Tomás la dijo que se le había ocurrido una forma de echarle. Le contarían que ella era una prostituta que Tomás había contratado y le había hecho verstirse con ropas de su ex por añoranza. Los dos estuvieron de acuerdo que igual así Ignacio no tendría mas remedio que marcharse. Salió Tomás y eso mismo le dijo a Ignacio tratando de sincerarse y le pidió que los dejase solos. - Anda con Tomás!! Coño! pues si es una puta a mi también me apetece echar un polvete. No creo que la importe tener un cliente mas, no? La cosa iba de mal en peor. Era totalmente imposible echarlo, así que el único recurso que le quedó a Tomás fué que Ignacio se topase con la polla de Isabel. Eso seguro que le ahuyentaba... aunque, ya vería Tomás como explicar que estaba con una transexual. Llamó a Isabel y para que Ignacio lo oyera dijo: - Puedes salir? Mi amigo también está interesado en tus servicios y me gustaría saber si quieres atenderlo. Para Isabel esto fué como un jarro de agua fría. No supo que hacer en un primer momento ya que lo que Tomás decía no era lo planeado, pero al fin y al cabo, se trataba de un cliente. Salió y entró al salón. Con la voz mas seca que pudo atinó a decir: - Son 200 euros mas. Es un servicio especial. - Hecho! -exclamo Ignacio mientras se llevaba la mano a la cartera y sacaba dos billetes de 100. Isabel recogió el dinero y les dijo que esperasen mientras iba a su cuarto a guardar el dinero. De vuelta al salón dijo: - Podeis poneros cómodos. Los dos amigos se desnudaron y al terminar se fueron acercando a Isabel. Tomás fué el primero y se dirigió a besar su cuello al tiempo que con una voz muy baja le dijo un "lo siento" que a Isabel reconfortó un poco. Rápidamente Ignacio se añadió a la fiesta, mas ansioso de sexo y por tanto mas brusco en sus caricias. Sus manos fueron directas a los pechos de Isabel para manosearlos de forma bastante brusca. Isabel, que sabía perfectamente manejar estas situaciones llevó su mano directa al paquete de Ignacio y pudo comprobar como su polla, algo mayor que la de Tomás estaba lista para la acción. Al sentir la mano en su paquete, Ignacio trató de dirigir la suya al coño de Isabel pero ésta lo esquivó agachándose en dirección a su bragueta. Ya de rodillas, desabrochó el cinturón y el pantalón de Ignacio de inmediato, le bajó el calzoncillo y el pene ansioso saltó con su punta humedecida de líquido preseminal. Isabel sin preámbulos se metió la polla en la boca y comenzaba a mamársela de forma casi mecánica. Tomás, mientras, se había alejado de los dos y recostado en un sillón contemplaba la escena. Ignacio, con la vista casi perdida le miró diciendo: - Joder como me la está comiendo!!! Tomás sabía que Ignacio y su mujer eran excesivamente recatados en la cama, por lo que supuso que hacía años que nadie le hacía eso, de ahí ese entusiasmo con una mamada que no estaba siendo gran cosa, vista la pericia de Isabel, a juicio de Tomás. Pasados solo unos pocos minutos a Ignacio parecía que se le iba la vida por la boca y estalló en una corrida escandalosa, follando violentamente la boca de Isabel, que como podía, le sujetaba con una mano en su vientre. Rápidamente Ignacio sacó su polla y fué a tirarse contra un sillon, jurando que era la mejor mamada que le habían hecho -Tomás, visto lo visto, pensaba que era la única- e Isabel quedó de rodillas en medio de la estancia. Con un gesto de la cara Tomás la llamó hacia sí para que hiciera lo mismo con el. A cuatro patas y como una felina, Isabel se acercó a Tomás y le bajo su calzón. La polla de Tomás de nuevo estaba empinada, asi que Isabel llevó directamente sus labios y abriéndolo solo un poco comenzó a engullir el pene, y tratando de no abrirlos para ofrecer resistencia. - No he podido evitarlo -dijo Tomás de modo casi imperceptible de modo que solo Isabel pudiera oirle. Pareció entonces comprender que Tomás no había podido hacer nada para echar a Ignacio. Se tranquilizó internamente ya que la propuesta de compartirla con Ignacio la había hecho sentirse mas prostituta que nunca, pero al entender que no había sido así, aflojó sus labios que casi con pasión abrazaron la polla de Tomás. Su lengua recorría todo el tronco desde la punta hasta donde llegaban sus labios e hizo un esfuerzo para tragar mas. Ignacio, algo mas recuperado ya veía la escena casi incrédulo. No suponía que una boca pudiera tragar tanto y babeaba por haber sido el protagonista de esta recreación de garganta profunda. Algo mas incorporado en su sillón jaleaba la escena animando a ambos mientras que comenzaba a pajearse ya que su pene de nuevo había vuelto a la vida. Tras unos minutos de intensa mamada, Tomás comenzó a notar como se aproximaba un orgasmo y en consecuencia, buscando mayor penetración movía su pelvis para clavar su polla mas profundo en la garganta de Isabel, que gustosa se dejaba follar la boca. Pasaron pocos segundos hasta que por fin Tomás se corrió dentro de la boca de Isabel, que se preocupaba por que nada de la corrida se escapase. Cuando terminaron los espasmos, Isabel se incorporó y fué directa a besar la boca de Tomás, ofreciéndole su propio semen, a lo cual éste accedió de buen agrado. Viendo esto, Ignacio sintió cierto asco. - Tomás, tio! Cómo haces eso? Te acabas de correr en su boca! -preguntaba incrédulo de lo que veía. - Hay varias cosas que no sabes de mi -respondió Tomas seguro de si mismo. Acto seguido, fué Tomás el que agachándose echó mano a las caderas de Isabel y levanto su vestido. Ignacio, que veía la escena desde atrás, pudo comprobar el bien formado trasero de Isabel completamente visible ya que llevaba un tanga, que hizo que su erección, perdida tras la escena del beso, se recuperase. Siguió Tomás bajando el tanga y por fin el pene de Isabel, casi en erección, pudo salir. Este detalle le debió pasar inadvertido a Ignacio ya que cuando Tomás lo cogio para besarlo Ignacio exclamó: - Anda! la vas a comer el coño??? Era tal la excitación que Tomás venció las dudas que tenía sobre mostrar sus gustos nuevos a Ignacio y lamiendo cada centimetro de la polla de Isabel comenzó a tragarla. Su cabeza se movía alante y atrás conforme el pene de Isabel iba tomando forma. Esto mosqueó un poco a Ignacio y empezo a pensar que algo raro pasaba cuando era Isabel la que movía su cadera. En las peliculas porno que había visto Ignacio eso no era muy corriente que digamos y por su propia experiencia poco sabía del tema, por no decir nada. Se levantó del sillón en el que aún estaba recostado para poder ver la escena desde otro ángulo y con solo dos pasos pudo ver lo que allí, delante de él estaba pasando. - Joder!!! -exclamó Ignacio- Que haces? Tomas!!!! Isabel agarró la cabeza de Tomás, no pudiendo éste responder. Ignacio mientras se aproximaba con los ojos completamente abiertos, no creyéndose lo que estaba viendo. Tomás, con la mirada, trataba de decirle lo delicioso de esa polla. Un rato después, cuando Isabel soltó la cabeza de Tomás, Ignacio seguía embobado mirando la escena sin percatarse de su propia erección. Tomás por fin pudo liberarse pero sin despegar sus labios del capullo de Isabel le dijo: - Tienes que probar esto, tio! es una delicia. Y además, estas empalmado. ¿Por qué no te animas? Ignacio llevó inmediatamente sus manos a su entrepierna tratando de tapar su erección al tiempo que, temeroso, preguntaba a Tomás: - Pero... ¿de verdad te gusta? - Ufff, y no sabes cuanto - respondió Tomas justo antes de zamparse de nuevo la polla de Isabel con cara de total satisfacción. - Perdona que te lo pregunte - insistía Ignacio - pero, ¿eres marica? La pregunta quedó en el aire el tiempo que Tomás siguió degustando el trozo de carne que le invadía la boca. Los temores de Ignacio se acrecentaban, temiéndose que esa mamada significaba un sí. Mentalmente repasó los ultimos años ya que lo que se temía le había parecido increible. Por fin Tomás, previa mirada de disculpa a Isabel, que había permanecido en silencio todo este tiempo, saco el pene de su boca y se incorporó para hablar con Ignacio, y en lo posible, despejar las posibles dudas. - Pues verás -dijo Tomás muy tranquilo a Ignacio-, no, no soy homosexual. No me gustan los tios, si es eso lo que has pensado. Conocí hace poco a Isabel y yo mismo me lleve la misma sorpresa que te has llevado tu, pero.. -titubea buscando la mejor manera de decir las cosas- no me detuve en reparos, simplemente probé. Y ya ves, me gusta. Me gusta mucho. Y estoy seguro que si tu lo pruebas te va a gustar tanto o mas que a mi. - Para, para! -dijo Ignacio- ¿Me estas diciendo que me coma esa polla? - Estoy diciendo que si en vez de quedarte como un pasmarote ahi empalmado te decides a probar lo vas a pasar mejor. Ignacio cayó en que seguía empalmado. En su fuero interno había pensado que de verdad su socio y amigo estaba disfrutando de lo que hacía y a pesar de que ver a un tio comiéndose un polla iba contra sus prejuicios, le había excitado algo lo que veía. Dando unos pasos atrás se sentó en un sillón escondiendo su cara entre sus manos. Isabel, por respeto a la conversación entre amigos, salió del salón discretamente. - Joder! Te he visto comiendote una polla y me he empalmado. Dios! me he vuelto maricón??? Y es mas, eso me ha comido mi polla!! - Nada de eso. Créeme, yo he pasado por lo mismo. Me puse a tirarme a Isabel y en un punto ya sin retorno me di cuenta de que tenia polla, pero joder, no podía dejar de verla como una mujer y bueno, venciendo los reparos, le comí la polla -Tomás ocultó a propósito que el primer contacto con la polla de Isabel había sido en su ano-. Además, cuando te ha hecho la mamada has tenido alguna duda de lo que era? Solo te puedo decir que disfruté de lo que hacía y te aseguro que los remordimientos posteriores fueron peores que los que tienes tu ahora. - Si? -pregunto Ignacio intrigado. - Mucho peores. Pero llegue a la conclusión de que si algo te hace sentirte bien, ¡que demonios! ¿por qué vas a prohibirtelo tú mismo? - Y de verdad que no te van los tíos? - Que no! Tranquilo, Ignacio, me van las mujeres. Jamás, desnudo, estaría mas cerca de un tio de lo que estoy de ti ahora. - Pero -seguía interrogando Ignacio-, que es lo que te gusta de mamarla la polla? Es que no lo entiendo, tio. - Bueno, no sé, creo que eso tendrías que probarlo tu. - Ni de coña! -dijo Ignacio, aunque a Tomás le sonó poco convincente. - Tu mismo... Si no quieres, ya sabes donde esta la puerta. Yo sé que en mi habitación hay un pedazo de mujer que me puede llevar al cielo. Y tengo claro que iré en un rato. - Joder, joder, Tomasito, tio. Me aseguras que me va a gustar? Que no me va a dar asco? - Pues no sé decirte. A mi no me lo da, al contrario, me gusta. Si vences el reparo inicial, que sé que tienes, estoy seguro que a ti te gustará también. - Que cabrón eres! -dijo Ignacio contrariado- te vas a enterar como me conviertas en maricón!. - Eso quiere decir que te quedas? - Que remedio!. Los dos amigos se levantaron y se dirigieron al dormitorio en el que estaba Isabel y la encontraron tumbada en la cama pero con el vestido puesto. - Quiero que le trates con mucho cariño, y que le hagas disfrutar al máximo -dijo Tomás a Isabel al tiempo que empujaba dentro de la habitacion a Ignacio. - Tiene muchas dudas -proseguía Tomás-, asi que todo debe ser muy natural, vale? Estoy seguro de que nadie mejor que tú para iniciarle. - No lo dudes -respondió Isabel con una amplia sonrisa. - Ven, cariño, no me tengas miedo -dijo a Ignacio-. Mi intención es que lo pases como nunca. - Vale -dijo temeroso Ignacio mientras se acercaba a la cama. Tomás prefirió salir de la habitación para que, llegado el caso, Ignacio actuase por si mismo y no se cortase por la presencia de él. Ignacio se sentó en el borde de la cama y quedó sin saber que hacer. Isabel cogió su mano y la llevo a una de sus tetas, pasándola al otro pecho tras un repaso del primero. La mano de Ignacio que en un primer momento estaba algo rígida pasó a dejarse llevar. Así, en silencio, estuvieron un rato, masajeando los pechos hasta el punto que la mano ya se movía sola. Ignacio se sentó en la cama volviéndose un poco mas hacia Isabel y llevó una segunda mano. El contacto con los pechos aún vestidos de Isabel estaba haciendo que de nuevo su polla cobrase vida. Sin darse cuenta, el propio Ignacio fué el que acerco su boca a la de Isabel, que le recibío dejándose hacer. La lengua de Ignacio entraba en la boca de Isabel jugueteando con su lengua y una de sus manos se situó en su cuello sujetándola para afianzar mas el beso. Isabel de pronto notó como la presión de la mano en su cuello cesó y la lengua de Ignacio se paró. En ese momento Ignacio estaba siendo consciente de a quien estaba besando. Antes de que tomase la decisión de retirarse, Isabel llevo su mano a la polla de Ignacio cogiéndola suavemente y acariciándola de arriab a abajo. Sintió como de la garganta de Ignacio se exhalaba un suspiro y de nuevo su mano volvía a presionar su cuello. Primera prueba superada! Ignacio estaba disfrutando con una travesti. Un buen rato mas estuvieron besándose hasta que Isabel cogió la mano que Ignacio aún tenía sobre su pecho y la llevo mas abajo. Ahora era ella la que con su lengua embestía a Ignacio y éste no rechazaba esa lucha de lenguas. La mano de Isabel que estaba en la polla de Ignacio imprimía un movimiento cada vez mas parecido a una masturbación, y eso a Ignacio le tenía excitadísimo. Por fin, en ese momento a Isabel le pareció oportuno posar la mano de Ignacio sobre su polla. Un par de segundos Ignacio permaneció parado, como congelado, pero acto seguido, quizás llevado por la curiosidad, comenzó a masajear torpemente la polla de Isabel, que estaba ya bastante empalmada. - Vamos, sin miedo, tócala. Es para ti -susurró Isabel a Ignacio. - Es la primera vez que toco una polla, sabes? -dijo casi tartamudeando Ignacio. - Lo sé -contesto Isabel con voz muy relajada- y lo estas haciendo fenomenal. La mano que magreaba la polla de Isabel ya tenía vida propia, así que Isabel la dejó hacer al tiempo que se levantaba el vestido. Ignacio puso su mano sobre el tanga que a duras penas lograba ocultar el pene de Isabel y continuó con el masaje. - Así se nota mas -dijo Ignacio con un voz que a Isabel le pareció de cierta excitación. - Quítame el tanga si quieres. Ignacio, torpemente, trató de bajar el tanga a Isabel pero la pellizco y ésta hizo un leve gesto de dolor. - Perdona! -dijo dulcemente Ignacio- ¿Te he hecho daño? - No te preocupes, espera -contestó Isabel mientras ella misma se echaba a un lado el tanga. La polla de Isabel saltó como un resorte de su cautiverio e Ignacio estuvo un rato embobado con la vision de la polla que tenía delante. Hasta ahora lo que habia tocado era un bulto, de un polla, si, pero un bulto al fin y al cabo. Ahora si ponía su mano sobre aquello estaría cogiendo una polla de verdad. Dudo un instante hasta que la mano de Isabel, cogiendo la suya, hizo que por fin agarrase el mastil de carne. - Que calentita y que dura esta -dijo al tiempo que pasaba su mano por todo lo largo. - Si, cariño, tócamela, que me esta encantando. Verás como a ti tambien te gusta. Por fin Ignacio agarró la polla y comenzo a pajear a Isabel, que soltó la polla de Ignacio y se recostó al tiempo que se desabrochaba parte de su vestido dejando sus pechos a la vista de su compañero, que seguía masturbándola. - Te apetece probar a darme un beso en la punta? - Uff, no sé -contesto Ignacio. Ante las dudas, Isabel dijo a Ignacio que se tumbase en la cama a su lado pero en posición opuesta. Cuando estuvo asi colocado le dijo que continuara tocandola la polla y ella se metió la de Ignacio en la boca. Eso no se lo esperaba ya que de pronto a Ignacio se le puso durísima y comenzo a mover la de Isabel con mas ánimo. - Vamos, porfa -dijo con voz muy melosa Isabel- dame un besito. Esta vez Ignacio no podía decir que no. Su propia polla estaba en la boca de Isabel. Lentamente se acerco y puso sus labios sobre el prepucio de Isabel, que notándolo, se esmeró especialmente en la mamada que le estaba haciendo. Que Ignacio hubiera recibido pocas mamadas en su vida hizo que se excitase hasta tal punto que si darse cuenta, unos minutos mas tarde tenía dentro de su boca una buena porción del pene de Isabel. Aunque se la estaba comiendo de forma muy inexperta y torpe, Isabel no paraba de elogiar la mamada que Ignacio hacía, con lo que cada vez se animaba mas. Mientras, un dedo de Isabel fue reptando por la piel del trasero de Ignacio hasta llegar a posarse sobre su ano. O Ignacio no se había dado cuenta o le estaba gustando, ya que Isabel no percibió ninguna reacción. Poco a poco, muy despacio, fué haciendo circulos alrededor y presionando hasta que la punta del dedo se abría paso, y la única reacción que pudo notar fué que Ignacio le agarraba sus huevos mientras trataba de meterse mas adentro su polla. - A este también le va la marcha -pensó Isabel. El dedo poco a poco fué introduciéndose y masajeando el interior del ano de Ignacio que parecía disfrutar de la sensación. Isabel se dabatía entre meter otro dedo mas o abandonarse a la mamada que le estaba dando Ignacio, ya que en muy poco tiempo había aprendido y se la estaba mamando francamente bien. Optó por explorar el ano de Ignacio... al fin y al cabo se trataba de que obtuviera el maximo placer y con una polla en el culo seguro que alcanzaba placeres nunca sentidos. Un nuevo dedo trató de hacer compañía al primero pero Ignacio dió un respingo. Isabel sacó el dedo que estaba dentro y lubricando los dos a la vez con el propio liquido preseminal de Ignacio probó a meterlos. Cuando de nuevo las puntas de los dedos estuvieron dentro oyó un gruñido de placer de Ignacio. Siguió despacio invadiendo el trasero hasta que por fin los dos dedos estaban dentro. Ahora si que respondía Ignacio con suspiros cada movimiento de los dedos de Isabel. Tanto movimiento consiguió que por fin el ano se le dilatase como para que un tercer dedo entrara. A pesar de tener en su boca el pene de Isabel, los gemidos de Ignacio eran perfectamente audibles. Isabel se dedicó a dilatar mas aún el ano de Ignacio que con autentica pasión mamaba la polla de Isabel. - La quieres dentro de tu culo, cariño? - Ufff... si, quiero sentirla dentro! Isabel se dió la vuelta y volteó a Ignacio. Agarró el pene de Ignacio completamente erecto y con la otra mano le colocó las piernas de modo que dejaba el ano completamente expuesto. Se puso un preservativo y puso su capullo sobre el ano ya dilatado y apenas comenzó a empujar la polla iba enterrándose en ese culo tragón. Ignacio recibía cada centímetro de polla con suspiros de satisfacción hasta que llegó un momento que noto cierto dolor y expresó una leve queja. Isabel se detuvo y tapando la boca a Ignacio espero a que su polla se acomodase, no sin dar de vez en cuando algun empujón que la iba metiendo mas aún. Estas maniobras duraron unos minutos hasta que por fin Isabel liberó la boca de Ignacio. - Ya esta toda dentro, cariño. Ahora relajate y disfruta de una buena polla en tu culo. - Siii, Dios, que gustazo! -exclamaba Ignacio. Isabel comenzó un leve vaivén que por momentos fué incrementándose. Ignacio, como loco, movía su trasero pidiendo mas polla. Isabel paró de moverse: - Vamos, putita, encúlate tu solito. Ignacio, despojado de toda vergüenza, movía sus nalgas con avidez buscando mas profundidad en la enculada. Al tiempo Isabel agarró de nuevo la polla de Ignacio masturbándole rápidamente. Un par de minutos mas tarde Ignacio exclamo: - Me voy a correr!! Dios mio! que gustazo! - Si cariño! Córrete. Dame tu leche de putita!. - Ufffff. Me corro!!! -gritó Ignacio mientras varios chorros de semen salian disparados de su pene. - Vamos, quiero mas lechita! mi amor! Ignacio, tras correrse, redujo la velocidad de las enculadas hasta un punto que era Isabel la que empujaba, ya muy suavemente. - Quiero que ahora me comas la polla -le ordenó Isabel. Obedientemente, Ignacio se levantó y se arrodilló en el suelo al tiempo que Isabel se sentaba en el borde de la cama. Se quitó el condón y le ofreció la polla que Ignacio rápidamente engulló. Isabel puso las manos hacia atrás y se recostó para disfrutar de la mamada que le daban. Tres minutos mas tarde su respiración ya era mas agitada y con una de las manos aseguró la cabeza de Ignacio para que no soltara su polla. - Ahora quiero que te tragues todo mi néctar, putita! Ignacio asintió sin pensar realmente de que se trataba, pero un instante después se sorprendió cuando en su paladar recibió una abundante ración de semen. Tuvo la intención de echarse hacia atrás, pero las dos manos de Isabel impidieron la huida. Un par de segundos mas tarde, las intenciones de Ignacio se habían esfumado. Ahora con la lengua paladeaba el semen que hubiera podido quedar alrededor de la polla de Isabel. - Joder! Ha sido tremendo! -dijo Ignacio una vez saco de su boca la polla. - Te ha gustado, cariño? - le contesto muy dulcemente Isabel. - Ufff... ha sido increible. Jamas he disrutado tanto en una cama! - Bueno -dijo Isabel jocosa- pues me alegra saber que te he estrenado asi de bien! - Y es verdad lo de que cobras por esto? O solo estas con Tomás? Isabel puso el semblante mas serio. - Si, bueno, pero lo de hoy ha sido por placer, no por dinero. - Yo lo decía por... En ese momento, Tomás entró por la puerta. - ¿Qué tal lo habéis pasado? - Que te responda él -dijo Isabel. - Joder, tio, de P.M. - contestó Ignacio. - Pero... -siguió diciendo- ¿esto no saldrá de aqui, verdad? - Por mi no te preocupes. Yo soy una tumba -dijo Tomás. Ignacio fué a darse una ducha ya que debería volver a casa. Al día siguiente le contó a Tomás que fué a su casa por que había tenido una discusión muy fuerte con su mujer, de ahí que bajo ningun concepto quisiera irse y hubiera accedido a estar con otra mujer... o lo que fuera. No obstante, había disfrutado como nunca ya que sus relaciones con su mujer eran mas bien monótonas y demasiado pacatas. Tomás le tranquilizó. Le hizo saber que de su boca no saldría nada. Le contó la historia de él con Isabel. Después de esta charla distendida, acordaron por fín cambiarse a un nuevo despacho. Necesitarían una recepcionista... los dos pensaron ofrecer el puesto a la misma persona.

martes, 22 de abril de 2014

UN GOLPE DE SUERTE 2

Una melodia estridente se oyó en la habitacion. Isabel, que aún dormitaba, reconoció esa melodia como la de su móvil, distinta a la que tenía preasignada a sus contactos personales. Estaba claro que se trataba de un cliente, o quizas una "irresistible" oferta para que se cambiase a alguna compañía de móviles. Al moverse para coger el teléfono notó un pinchazo en su pierna que la hizo desistir de moverse rápidamente aunque alargando el brazo trataba de coger su bolso para ver de qué se trataba. Insistente, la melodía chillona seguía maltratando los tímpanos de Isabel. Por fin, en un último intento consiguió agarrar el asa del bolso, tirándo de el hacia si y abriéndolo con prisa consiguió sacar el telefono. Aunque sabía que la llamada no era de ningun contacto, miro el numero por si estaba oculto, en cuyo caso directamente rechazaría la llamada. Pero no, aparecía el 6XX XXX XXX. - Si, cariño? -respondio Isabel poniendo la voz mas sensual que sabía/solía poner. - ¿Que tal has descansado? ¿estabas ya despierta? - ¿Quien eres? ¿Te conozco? -pregunto intrigada. - Tomás! O ya no te acuerdas de mi? - Ahhh, perdona! No me sonaba tu voz y tampoco conocía tu teléfono. Por cierto ¿como sabes el mío? - Ya te contare, pero no me ha sido dificil conseguirlo. En realidad había sido bastante fácil. Tomás solo tuvo que buscar en una guía de anuncios eróticos de travestis en los que se viera la cara de la chica. Por suerte para el, en el primer catálogo que miró pudo ver el anuncio de Tigresa, que era como Isabel se hacia llamar. Por fin pudo contemplar con detalle la polla que unas horas antes habia estado dentro de él y que por circunstancias apenas había visto. Las fotos de Isabel tenían una carga erótica importante, tanto que Tomás tuvo que reprimir la erección que comenzaba a tener. Movido por la curiosidad, y abierto ya a nuevas experiencias, repasó todas las travestis que aparecían en ese catálogo. Si bien algunas no le atraían en absoluto, bastantes de ellas hicieron que imaginase escenas similares a las de la anterior noche con ellas. Asomó de nuevo la educación puritana de Tomás y éste cerró de inmediato el navegador. - No puede ser que me este excitando esto. Joder, que yo soy un tio! -pensaba para si. Pero la curiosidad pudo y de nuevo abrió el navegador y buscó videos y fotografías de travestis, algunos en acción. Desde luego los tíos que veía no parecían homosexuales, y se calzaban a mujeres sin ningún problema despues o antes de haber recibido una buena ración de polla. Media mañana, hasta que decidió llamar a Isabel, estuvo viendo este tipo de contenidos y auto-convenciéndose de que no actuaba mal. - Y que quieres? Por que no has llamado a tu telefono de casa?-le preguntaba al teléfono Isabel. - No creo que cogieses la llamada y no se si estarías ahi, pero no es nada, solo para saber cómo te encuentras. - Aún me duele, por eso no me he levantado todavía. - Pues para cuando te levantes, en la cocina te he dejado preparado todo lo necesario para desayunar. Necesitas comer. - Ay! Gracias! -respondio Isabel con voz coqueta. - No es nada, mujer -esto último lo dijo con especial énfasis. - Además -prosigió Tomás-, me voy a tomar la tarde libre y he pedido cita con un traumatólogo muy prestigioso. Si te parece, paso por mi casa, te recojo y vamos. ¿Quieres? - No tenías que haberte molestado -dijo realmente agradecida Isabel. - Prefiero quedarme tranquilo al respecto, de veras. Igual lo que tienes es una fisura en el hueso y eso no puede quedar mal curado. Sería peor. - Y a que hora pasarás? - Puessss -pensaba Tomás mientras miraba su reloj-, en un dos horas o tres, como mucho. Isabel miro un reloj que había en la habitacion y pudo ver que eran pasadas las 12 de la mañana. - Pero... tendremos que pasar por mi casa para ponerme algo de ropa. Lo que llevaba puesto ayer se rompió al caer al suelo. - No sé si habrá tiempo -replico Tomás-. Mira si quieres la ropa que hay de mi ex. Hay bastantes cosas y por lo que recuerdo, te sienta bastante bien su talla. - Vale -contesto convencida-, ahora me levanto a desayunar y busco algo. Te espero aqui, si? - Si, paso mas tarde y te recojo. Finalizada la conversación Tomás se centró en su trabajo aunque no podía impedir que a la cabeza le vinieran imagenes de Isabel como ráfagas e imaginase estar con ella. Y al fin y al cabo, ese era el trato, mientras estuviera en su casa la pagaría por sus servicios, hiciese uso de ellos o no. Puntual, como siempre, a las 3 entraba Tomás por la puerta de su casa. Isabel al oir las llaves hizo ademán de levantarse, pero su pierna solo le permitía torpes movimientos. - Buenas tardes -saludó Tomas-. Pero espera... yo te ayudo a levantarte. - Buenas -respondio Isabel con una amplia sonrisa en su boca. - Oye! Como te sienta esa ropa! te va como un guante! -dijo Tomas admirando lo que daba de sí la ropa de su ex-mujer en el cuerpo de Isabel. De entre las cosas que había encontrado en el armario y dado que se trataba de una visita a un medico, decidió ponerse un elegante traje de sastre de color canela con una blusa negra. Estaba aun sin calzar ya que con la pierna asi no aguantaría los zapatos con tacón que pudo ver, y las zapatillas deportivas que traía ella no parecían apropiadas. - Lo que no he encontrado es unos zapatos bajos... no puedo ahora andar con tacones. - Espera, que voy a ver. Tomás salió disparado hacia su propio dormitorio ya que recordaba que en un altillo de un armario aún quedaba calzado de su mujer. Volvió pasados unos minutos con unos zapatos sin apenas tacón pero ciertamente elegantes. - Ponte estos, a ver si te valen. Le estaban un poco pequeños pero al ser de una piel muy flexible y de buena calidad Isabel podría andar con ellos sin mucho problema. - De todos modos, cuando salgamos del médico pasamos a comprarte algo de calzado. La visita al médico fué mejor de lo esperado. No había síntomas de rotura ni de fractura. El dolor era completamente normal un día despues del golpe pero a partir del día siguiente remitiría y en un par de días podria hacer vida normal. Así pues, le recetó un calmante muscular para que llevase mejor el dolor. Justo al lado de la consulta del medico había una zapatería. Tomás e Isabel entraron y cogieron dos pares de zapatos planos y muy cómodos. Como eran las 6 de la tarde y Tomás no había comido aún le propuso a Isabel ir a una cafetería a tomar un café y de paso comer algo de bollería. Una vez sentados comenzó una animada charla entre los dos en la que se contaron cómo era su vida. Ciertamente Tomás sentía lástima, aunque en todo momento trataba de ocultarlo, de la vida que llevaba Isabel. La verdad es que había que tener un par de huevos (que literalmente tenía) para llevar esa vida y a veces mostrarse alegre. Sin embargo, y a pesar de lo aparentemente exitoso de la carrera de Tomás, Isabel en ningún momento le envidió. A ella el tener una agenda tan apretada y tanto recato la agobiaría hasta el extremo. La charla y las mutuas compasiones se prolongaban hasta que se les echó la noche encima. - Quizás quieras pasar por tu casa a recoger algo -pregunto Tomás a Isabel. Isabel estaba un poco como en una nube, viviendo una vida que no era la suya y decidió mantener esa fantasía todo lo que le fuera posible. Volver por su casa le pondría los pies en el suelo, y justo eso era lo que no quería. - No te preocupes, con ropa que me mostraste en tu casa, para de momento tengo de sobra. Ademas, prefiero que no sepas mas de mi de lo que sabes... si no te importa. - No, no me importa. Vamos, pues, si quieres a casa y cenamos, que se va haciendo tarde. Mañana tengo que madrugar bastante. De camino a casa Tomás paró en una trattoria cuyas pizzas le encantaban. Esperó el pedido, lo metió en el maletero y al fin llegaron a su casa. Sin cambiarse de ropa, se sentaron el el sofa y Tomás fué a por unas bebidas con las que acompañar la pizza. Tomás, al rato, quedó pensativo un momento e Isabel le preguntó qué le pasaba. - Pues... -titubeaba Tomás- no sé como decirte. - Dispara! -dijo Isabel cortante. - Bueno, teníamos un trato, recuerdas? - Si, claro que lo recuerdo. Como para no recordarlo! jejeje -sonrió. - Pues... en fin, que asi vestida estas de muerte y anoche la cosa termino de una forma un poco extraña y yo... Isabel dejando sobre la bandeja el pedazo de pizza que tenía en la mano le interrumpió con un largo beso en la boca que hizo que Tomás, mas por sorpresa que por otra cosa, quedase paralizado. - Cariño... yo soy tu putita para lo que tu quieras -dijo Isabel con un tono de voz muy sensual. Esas palabras le hicieron sertir muy bien a Tomás, y sobre todo, mas seguro de sí mismo y desinhibido, así que sin pensárselo dos veces retiró la chaqueta que aún llevaba puesta Isabel y se lanzó a besar su cuello. Isabel echo su cabeza atrás y dejó hacer a Tomás, que con sus manos ya estaba agarrando la cintura de Isabel y poco a poco iba subiéndolas. Se sorprendió al notar que no llevaba sujetador, y es que, realmente no le hacía falta, asi que con deleite puso sus manos sobre sus pechos y comenzo a masajearlos suavemente. Isabel emitía algun suspiro de vez en cuando que a Tomás le parecía completamente verídico. Poco a poco fué desabotonando la blusa y descubriendo las tetas de Isabel. Se detuvo un momento para contemplarlas. - Que pechos mas bonitos tienes -dijo Tomás como leyendo sus propios pensamientos. - Te gustan? Cómetelos, mi amor. Repásalos con tu lengüita. Ese tono que a veces empleaba Isabel, a Tomás le volvía loco, así que no se pudo resistir a la tentación y acercando su boca se dispuso a lamer cada milímetro de las tetas de Isabel que entre suspiros animaba a Tomás a seguir. Mientras Tomás estaba ensimismado con lo que su lengua iba recorriendo, Isabel pudo desabotonarse la falda y quitársela fácilmente. Una vez hubo terminado, empujó hacia abajo la cabeza de Tomas y su lengua comenzo a recorrer el plano vientre de Isabel. En un momento que echó abajo la mirada pudo ver como tras las braguitas de lencería fina de su ex, que ahora llevaba Isabel, se elevaba un bulto. Un bulto que contenía aquello con lo que secretamente había estado soñando prácticamente todo el día. Sin ningun tipo de reparo o vergüenza, Tomás llevó su mano al paquete de Isabel palpándolo tímidamente en un primer momento pero con descaro un poco mas tarde. Ahora los suspiros de Isabel sonaban menos espaciados. - Quieres comerte mi polla? -preguntó sensualmente Isabel. Tomás no respondió. Nunca en su vida habria imaginado estar tocando, casi masturbando, otra polla, pero menos aún pensaría comérsela. Eso se salía de los planes que había tramado durante todo el día, pero se le hacía dificil rechazar de plano la sugerente oferta de Isabel. ¿Y si, a pesar de todo, le gustaba tanto como lo de la noche anterior? Darse cuenta que estaba sobando una polla tiesa y con sus labios a unos centimetros de ésta, y aún asi sentirse muy agusto hizo que, desterrando sus prejuicios y desinhibiéndose por completo, agarrase con su mano la braguita y la bajara, con lo que el pene de Isabel saltó frente a su cara. Era bello e imponente -pensó Tomás. Su mano agarró ese tronco de carne caliente y ahora ya con descaro lo masturbaba sin apartar la vista de la punta. Poco a poco sus labios fueron despegándose del vientre de Isabel y, como sin darse cuenta, acercandose peligrósamente a la punta de esa polla que brillaba por el liquido preseminal que comenzaba a hacer aparición. - Vamos... verás como te gusta -le animaba Isabel. Tomas estiró la lengua lo justo como para tocar con la punta el prepucio de Isabel. Lo primero que comprobó fué que el sabor le parecía incluso agradable. Isabel hizo un movimiento de cadera y la punta de su polla rozó mas intensamente la lengua de Tomás. - No seas malo, dame tu boquita -seguía animándole Isabel. Por fin Tomás abriendo un poco la boca y acercandose un poco mas puso sus labios en torno a la punta del pene de Isabel, y ésta, como veía las dudas de Tomás le agarró la cabeza y muy suavemente fué empujándola al tiempo que su polla iba abriéndose paso en la boca de Tomas. Tomas, ahora si, comenzo a mover su lengua y labios para degustar lo que Isabel le ofrecía. Un minuto mas tarde, él mismo bajó mas su cabeza metiendo todo lo que pudo en su boca. - Abre bien los dientes, me puedes lastimar -le advirtió Isabel. Tomás hizo un gesto como pidiendo perdón por la inexperiencia pero acto seguido se aplicó a chupar mas a fondo la polla de Isabel. Los suspiros de ésta le sonaron a aprobación por el trabajo bien hecho. Esto animó mas aún a Tomas que ya succionaba con pasión al tiempo que trataba de abarcar con su lengua el cetro de Isabel. Imprimía poco a poco un movimiento de cabeza que simulaba una autentica follada. Sus manos mientras, se entretenían masajenado los huevos de Isabel y por otro lado pellizcando sus pezones. Isabel, enfrentándose al posible dolor de su pierna, trató de incorporarse para facilitar la tarea a Tomás. Por fin, una vez de pié, le dijo que se pusiese de rodillas frente a ella y se comiese la polla. Tomás, casi entusiasmado, siguió al pie de la letra las instrucciones de Isabel y al poco rato se encontraba adorando esa polla con la que había estado fantaseando todo el día. No había en el salón ningún espejo donde mirarse, pero mentalmente Tomás veía la escena: Él arrodillado frente a una polla tiesa que entraba y salía de su boca. Por momentos le parecía humillante pero a la vez le excitaba sentirse tan mentalmente dominado por una mujer con pene. Isabel seguía jadeando y animando a Tomás, y por veces le daba las gracias por la mamada que la estaba proporcionando. Transcurridos unos minutos, los jadeos de Isabel crecieron en intensidad y cada vez eran mas frecuentes. Tomás ni imaginó lo que se le venía encima... Unos segundos despues Isabel comenzó a agitarse y de su polla comenzó a brotar varios latigazos de semen. - Diosss! Me corro!! - gritaba Isabel. Tomás sintió en un primer momento una sensación de asco, posiblemente influenciado por el rechazo que varias de sus amantes habían tenido a tragarse su semen, pero ni el sabor ni la sensación en sí le parecían desagradables. Además, Isabel estaba sujetando su cabeza, con lo que no le quedaba otra que resistir al pié del cañon, almacenando en su boca el semen, aunque algo si que tragaba. Una vez que Isabel le hubo soltado instintivamente se echó hacia atrás, abriendo su boca y mostrándola lo que aún atesoraba y aunque su intención era protestar por ni siquiera haber sido avisado de que se iba a correr quedó completamente confundido al ver que Isabel se arrodillaba torpemente para acto seguido fundirse en un beso y con su lengua tratar de recuperar su propio semen. Conforme el beso iba alargándose los restos de semen en la boca de Tomás iban desapareciendo, bien por que Isabel los había rescatado o por que el mismo lo había tragado. Contrariamente a lo que se imaginaba, en ningún momento se había sentido mal con ese juego, incluso se sorprendía de lo que una buena maestra le estaba llevando a experimentar. Las lenguas de ambos ya salían de las bocas y repasaban las mejillas ajenas buscando restos que limpiar. Cuando quisieron darse cuenta vieron que con el ajetreo una bandeja con comida se había caido dejando desperdigados restos de pizza. Menos mal que no había bebidas -pensó Tomás. Tomás se incorporó y ayudo a Isabel a levantarse para de nuevo sentarse. Recogío los restos que había por el suelo y los llevó a la cocina... así dejaba despejado el campo de batalla. A su vuelta pudo ver a Isabel sentada en el sofá con su cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, completamente desnuda, enseñando sus majestuosas y firmes tetas y con su pene ya flácido entre las piernas. Se quedó quieto contemplándola y viendo que realmente le gustaba e inclusó pensó que, de no ser por su pene, una mujer así sería el sueño de cualquiera de sus amigos. Pero todo su entorno era bastante conservador y nadie entendería que un hombre tan chapado a la antigua como Tomás tuviese alguna relación, por muy pasajera que fuese, con una transexual. Será mi secreto, se decía a sí mismo Tomás. Isabel abrió uno de sus ojos al percibir que Tomás estaba ahí mismo. - Que haces ahí parado? -le preguntó. - Mirándote -respodió Tomás con total tranquilidad. - Y bien? - Estas muy buena. - Tu crees? -pregunto Isabel con un tono de niña inocente. - Si, me gustas, estoy seguro. Isabel movió su mano y agarró su pene. - Y esto? -preguntó mirando a Tomás. - También -respondió Tomás completamente seguro de lo que decía. - Anda... quitate la ropa y sientate conmigo. Tomás ni se había dado cuenta de que estaba aun con toda su ropa, hecha un higo, eso si. Se desnudó rápido y fué a sentarse al lado de Isabel y sus labios de nuevo se juntaron. - Me apetece una cosa -dijo Isabel interrumpiendo el beso. - Que? - preguntó Tomás esperando cualquier otra cosa que se le hubiera ocurrido. - Quiero que me folles -respondió Isabel en un tono tranquilizante. - Era eso? - dijo sorprendido. - Siii, eso, quiero tu polla dentro de mi. - Mmmm, será un placer, creeme. Hasta ahora Tomás había actuado casi exclusivamente como pasivo, asi que el cambio de rol le atraía bastante, máxime sabedor de que su estreno como profanador de culos sería con un ano acostumbrado a tragar. La mano de Isabel se deslizó hacia la polla de Tomás, que tras la noticia de lo que la esperaba, estaba completamente tiesa. - Vaya! como la tienes, eh! -dijo Isabel. Tomás no supo que decir, se limitó a llevar sus manos a las tetas de Isabel y suavemente, casi cariñosamente, irlas sobando. Poco a poco Isabel fué agachándose para con su boca alcanzar la polla de Tomás. - Hummm... que gusto! -exclamo Tomás. - Pero no quiero que te corras en mi boca, por favor, déjalo todo para mi culo, vale? -dijo Isabel con el glande de Tomás entre sus labios. - Como tu quieras, pero y si no aguanto? - Recuerda quien es la profesional de esto -le contestó Isabel. Tomás quedó reconfortado sabedor de que estaba en buenas manos, sólo le quedaba disfrutar de lo que una profesional que algo de amiga si que tenía le iba a hacer. Supuso que se esmeraría con él... y acertó. Isabel lamía el pene de Tomás llevándolo de ver en cuando hasta justo el punto de no retorno para el orgasmo, y después lo dejaba enfriar unos segundos para volver a la carga y de nuevo deleitarle con su mamada. Así estuvieron cerca de un cuarto de hora y los últimos minutos Isabel fué dilatándose el ano a si misma con los dedos, de modo que la penetración fuera mas placentera para ambos. Sacando la polla de su boca, Isabel se levantó y dió instrucciones a Tomás de cómo colocarse. - Siéntate en el sofá y te recuestas hacia atrás -ordenó Isabel. Cuando Tomás estuvo sentado y colocado como Isabel le había dicho, se puso de rodillas en el sofá sobre él. Con su mano masajeó la polla de Tomás que no había perdido ni un ápice de su consistencia al tiempo que le ponía un condon y guiándola hacia su ano se dejó caer suevemente. Como ya estaba dilatada le fué entrando sin poblemas. Acercó su cara a la de Tomás y de nuevo sus labios se fundieron en un húmedo beso mientras poco a poco la polla de Tomás se iba hundiendo en el culo de Isabel. - Guau!!! Te estoy enculando! -exclamo Tomás casi incrédulo. - Si, cariño, y quiero toda tu polla dentro -le respondio Isabel. - Que gustazo! - Verás ahora Tras decir esto último Isabel empezo a contraer su esfinter aprisionando mas la polla de Tomás, que al sentirla tan apretada y tan caliente esbozaba en su cara un gesto de puro placer. Isabel, al tiempo que relajaba y apretaba su culito se movía de tal modo que el pene que la invadía salía y entraba, causando mas placer a Tomás que lo expresaba con gemidos cada vez mas fuertes. Entre la mamada que le habían proporcionado antes y los movimientos de esfínter de su compañera de polvo, Tomás estaba ya a punto de correrse. Se lo hizo saber a Isabel. - Creo que me voy a correr en tu culo! Dios! que gusto! - Aguanta un poco... quiero mas polla aún. Isabel, que en estas lides tenía bastante experiencia, relajo su ano todo lo que pudo y ralentizó su vaivén de manera que Tomás aguantase un poco mas, y tuvo que conseguirlo porque a pesar de que estaba deseando correrse, podía aguantar unos minutos mas. Cogió con su mano el pene de Isabel y comenzó a masturbarla al ritmo de su movimiento. Un rato después también Isabel daba aullidos de placer acompasados con los de Tomás. Sin previo aviso, Isabel estalló en una enorme corrida. Los primeros borbotones llegaron incluso a la cara de Tomás, que no puso ningún reparo en sacar su lengua y rebañarlos al tiempo que él mismo se corría dentro del culo de Isabel, que al notarlo aceleró sus movimientos y apretó su esfinter como queriendo ordeñar la polla que tenía en sus entrañas. Isabel se dejó caer sobre Tomás, apoyando su cabeza en el hombro de éste al tiempo que le daba pequeños besos en el cuello. - Te ha gustado mi culo? - Uff.. ha sido... maravilloso lo de poder follarme un culo! -respondió Tomás jubiloso. - Me ha encantado que hayas aguantado hasta el final... - Pues no se ni cómo lo he hecho porque desde el primer momento ha sido impresionante. - Puedes repetir cuando quieras -susurró Isabel al oido de Tomás. - Ahora estoy hecho polvo!!!! dame un rato! Isabel se echo a reir explicandole que no se refería a echar otro polvo a continuación. La cosa podría esperar a mas tarde o a otro día. - No tardando mucho -le replicó Tomás-. Esto hay que repetirlo cuanto antes! - Vamos, que te ha encantado esto. ¿Mas que follarte un coño? Tomas quedó de pronto paralizado. Era cierto que no recordaba un polvo tan satisfactorio, o al menos no sin rebuscar entre los recuerdos de juventud, pero tambien era cierto que era sexo anal y, quizás por similitud, eso le recordo al sexo entre homosexuales, condición que por otra parte rechazaba para sí. - Ya sé! -le dijo Isabel- Tus prejuicios otra vez, no? - Cómo lo has adivinado? - Cariño... se te ve en la cara. Pero no te preocupes. Lo principal es que has disfrutado, no? Además, crees que un gay estaría sobándome las tetas como estas haciendo tu ahora? Era cierto. Sin darse cuenta Tomás tenía entre sus manos los pechos de Isabel y los estaba acariciando detenidamente, deteniéndose de vez en cuando en sus pezones a los cuales propinaba un suave pellizco, casi cariñoso. Darse cuenta de esto hizo que cambiase no solo su cara sino parte de los prejuicios que tenía. En otras ocasiones le cabría la duda, pero tenía muy claro que ahora había follado con una mujer. Se quedaron casi adormecidos uno encima del otro hasta que el sonido del teléfono les sobresaltó. Se diría que a Tomás le había parecido como si les hubieran pillado porque saltó veloz al coger el teléfono al tiempo que se tapaba con una mano su entrepierna. - Si? quien es? -contestó al teléfono mas bien nervioso. - Soy yo -se oía al otro lado del teléfono. Tomás conoció la voz de su socio Ignacio. - He visto luz en tu casa y pasaba por aqui. Estoy abajo. Puedo subir? - Estooo -titubeaba Tomás- pues es que... - Solo es para dejarte unos papeles, nada mas. Venga, subo! -dijo Ignacio muy resuelto. Tomás de inmediato colgó el teléfono y dirigiéndose a Isabel, que estaba intrigada por la llamada, con cara de susto le dijo: - Vamos, vístete, que viene mi socio. - Pero... aqui a tu casa? - Si! aqui. Date prisa! Y metete en tu habitación, vale? Isabel comprendió que nadie sabía de su presencia en aquella casa y que Tomás quería que así siguiera siendo. Como pudo cogió sus ropas y andando torpemente se metió en su dormitorio, cerrando tras de si la puerta. Tomás por su parte se vistió como mejor pudo y aun no había terminado de hacerlo cuando el timbre de la casa estaba sonando. Por una parte, no era normal hacer esperar mucho a alguien de tanta confianza como Ignacio, pero por otra parte, si Tomás argumentaba que estaba en paños menores e Ignacio por un casual descubría la presencia de Isabel alli, habría que dar explicaciones que a Tomás le resultarían incómodas. Con el pantalon desabrochado y la camisa mal abotonada se dirigió a la puerta para abrir. Ignacio sin esperar a ser invitado a entrar, como por otra parte era lo normal, entro como un rayo a la casa y, como siempre, se dirigió al salón a sentarse en el sofá. © Pedr

lunes, 21 de abril de 2014

UN GOLPE DE SUERTE

- Que te digo que no, Ignacio, no podemos permitirnos eso. - Piénsalo! es una oportunidad -se oía al otro lado del teléfono. Tomás e Ignacio eran socios y ambos tenían un despacho de abogados. Si bien Ignacio era brillante, Tomás era el que desde siempre había asumido el control financiero. Las cosas les iban muy bien, y el despacho que tenían desde que juntos se licenciaron ya se les quedaba pequeño y no estaba situado lo suficientemente bien como para la clientela a la que aspiraban. Ignacio había visto una oficina en alquiler en un edificio muy céntrico y señorial. Pensaba que era su oportunidad para subir a otro nivel, aunque Tomás sabía que últimamente las cosas estaban para ser mas consevador. - Ya lo se que sería muy bueno, pero nos cuesta mucho dinero y si viene un mes malo no se si llegaremos. - Que si, hombre, ya verás como nos va a ir mejor, confía en mi. - Pero tienes que mirar... OSTIASSSSSSS!!!! Tomás se había despistado con la conversación y cuando quiso darse cuenta, en un paso de cebra, no había frenado lo suficiente y una mujer estaba pasando. El atropello no fué excesivamente grave, pero si dió con la mujer en el suelo tras el golpe del parachoques en su pierna. Tomás, consciente de las implicaciones legales que le podría suponer, salió raudo de su coche para auxiliar a la mujer que estaba lamentándose en el suelo. - Estás bien? Te puedo ayudar? - Joderrrr, me duele mucho! Creo que tengo la pierna rota. - Perdona... no te vi pasar. Pero si quieres te subo al coche y vamos de inmediato al hospital. - Ya podrías ir con mas cuidado! Esto me va a costar el trabajo!!! Tomás supuso que la mujer, de acento extranjero, estaría trabajando como ilegal ya que en caso contrario el accidente solo le supondría una baja. Como pudo cogió a la mujer para introducirla en su elegante BMW, mientras ésta seguía quejándose del dolor producido por el golpe. Sin quererlo, comenzó a fijarse en el cuerpo de la mujer que tenía en sus brazos, sus piernas eran firmes, de gimnasio, pensó, y su cintura fina. El pecho también parecía ser bonito. En ese momento le surgieron los reproches. ¿Como podía pensar en eso en una situación así? Por supuesto, ya había evaluado las consecuencias legales de aquello y estaba decidido en ayudar a la mujer en todo lo necesario, incluso económicamente, para que la cosa no fuese mas allá y evitar una denuncia. Después de sortear la nube de curiosos que se habían agolpado alrededor del coche y de sentar a la mujer dentro, Tomás entró cabizbajo al coche y buscando mentalmente la ruta mas corta al hospital mas cercano. Sin entretenerse demasiado, arrancó el coche dejando atrás los comentarios que, como poco, le tachaban de asesino. - Perdona, de verdad. Mira, me llamo Tomás y voy a ayudarte en todo lo necesario. Si tienes algún problema en tu trabajo por esto, no te preocupes porque tengo un despacho de abogados y te defenderé completamente gratis. - Gracias! -contestó la mujer-. Ahora lo que necesito es que cese el dolor en la pierna. - Claro, claro. En seguida llegamos a un hospital y alli te atenderán perfectamente. Pero el itinerario que Tomás había planificado resultó estar saturado de coches. Incluso tratar de salir del atasco parecía difícil y solo aseguraba meterse en otro. Pasado un rato, Tomás notó que las quejas de la mujer habían disminuido un poco y preguntó: - Que tal? Te duele menos? Antes de que la mujer pudiera responder, Tomás habló de nuevo. - Si fisicamente vas mejor es lo principal y ya te digo que por el tema del trabajo no tienes que preocuparte, te daré todo mi apoyo. Las noticias en la radio del coche hablaban de nuevo de la crísis. Tomás para si mismo seguía dandole vueltas al cambio de oficina. Las perspectivas económicas aconsejaban quedarse como estaban. En esto recordó que había dejado a Ignacio cortado. Le llamó por el móvil explicándole lo ocurrido sin dar muchos detalles y le dijo que asumiese él un compromiso que aún tenía ese día. Media hora mas tarde y pensando en el atasco que aún quedaba, al pasar frente a un centro de salud la mujer le dijo: - Mira, paramos aqui, si quieres, que me hagan una exploración. El dolor va cediendo algo y no estoy segura de tener rota la pierna. Por suerte un poco mas adelante salía un coche de un aparcamiento con lo que Tomás no se lo pensó y aparcó el coche ahí. Ayudó a la mujer a salir del coche y de su brazo la fué llevando hasta el centro de salud. Una vez dentro, la mujer contó lo acaecido y la hicieron pasar a un cuarto. Tomás, que se había quedado esperando aprovechó para hacer unas llamadas. Pasaba el tiempo y la mujer seguía dentro. Ya se temía lo peor, que hubiera fractura e importante. Estaba realmente preocupado y a la vez, algo en esa mujer le atraía. Su figura era esbelta y tenia un muy buen físico. Además, el acento extranjero y su tono de voz le daban cierta sensualidad. Cayó en que aún ni sabía su nombre ni otro dato, mas allá de que peligraba su trabajo. Por fin, un buen rato después salió la mujer con la pierna completamente vendada. La enfermera le dió unas recetas y le dijo algo que fué imperceptible para Tomás. La mujer, mirándole, hizo un gesto señalando su venda. - Cómo estas? Tienes rota la pierna? - No, menos mal. Pero no voy a poder casi andar en una semana mas o menos. - Por la baja no te preocupes -dijo Tomás seguro de sí mismo y de sus habilidades como abogado. - Baja? Soy... bueno, autónoma. - Ufff -suspiró Tomás preocupado por la posible indemnización-, y tendrás seguro, no? - No, esa es la putada, que voy a perder mucho dinero hasta que me recupere. A Tomás no le llegaba la camisa al cuello. Empezó a calcular cuanto podría ofrecerla, de modo que no pusiese una denuncia. Incluso, estaba dispuesto a pagar algo más que la posible indemnización con tal de no quedar marcado legalmente por eso. Instintivamente condujo el coche en dirección a su propia casa, hasta que cayó en que debería llevar a la mujer a la suya, y a ser posible, tratar el tema económico. - Por cierto, ¿a dónde te llevo? ¿A tu casa? - A mi casa? No se si... - Mira -continuó la mujer-, es que vivo en un piso bastante alto y sin ascensor. La verdad es que con el reposo que me han mandado no sé si podría estar ahí. Quizas a casa de... La mujer se quedo dudando en silencio y tras eso rompio a llorar. - ¿Que te pasa? ¿Te duele? -pregunto Tomás. - No, solo es que no se dónde ir. No tengo familia aqui y las amigas no creo que..., vamos, que prefiero no molestarlas. Tomás pensó por un momento que si la llevaba a su casa al menos esa noche hasta que se le pasase un poco el dolor se ganaría el favor de la chica y quizás la ablandase un poco de cara a una indemnización. Al fin y al cabo, en su casa habia dos habitaciones de sobra desde que se divorció y no había nada de especial valor que pudiese preocuparle, por si la chica fuera menos honrada de lo habitual. - No se que te parecerá -introdujo Tomás-. En mi casa hay una habitación libre y podrías pasar la noche. Así me quedo mas tranquilo por que si sucede cualquier cosa te puedo acercar inmediatamente a un hospital. ¿Aceptas? - ¿En tu casa? -preguntó muy sorprendida la mujer. - Bueno..., si no te importa a ti, claro. Los sollozos de la mujer cesaron. Tomás suspiró aliviado al ver que podría calmarla un poco. - A todo esto ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Tomás, creo que te lo dije antes. - Isabel -le contestó la mujer-, encantada. - Igualmente, aunque hubiera preferido conocerte en otra situación. - ¿Y dices que tienes una habitación libre? -preguntó Isabel cambiando de tercio. - Estooo, si, en realidad hay dos libres, puedes escoger si quieres, pero una de ellas te será mas cómoda, creo. Estaban llegando a la casa de Tomás, un edificio de ladrillo moderno y de aspecto acomodado. El coche entró en el garaje y tras aparcar Tomás, muy cerca del ascensor, ayudó a Isabel a llegar hasta el mismo. Subieron a su casa y Tomás abrió la puerta e hizo un gesto invitando a entrar a Isabel. - Vaya! menuda casa tienes! -dijo Isabel-. Es bonita. - Si, bueno, lo principal es que es cómoda, lo digo por tu pierna. Tomás hizo sentarse a la mujer en un sofá y percatándose de que eran casi las nueve de la noche la ofreció cenar. Isabel aceptó aunque pidió si era posible una ensalada, ya que cuidaba mucho su fisico. Fué a la cocina y alli estuvo un buen rato hasta que salió con el delantal aún puesto y con una bandeja en la que había varias cosas, entre ellas una ensalada. Isabel al ver a Tomás de esa guisa sonrió. Tomás era la primera vez que la veía sonreir y ciertamente le gustó. La cara de Isabel tenia un "no se qué" que le atraía. Raudo, se volvió a la cocina y de nuevo llegó con otra bandeja en la que iba su propia cena. Se sento en el sillón de al lado y pregunto a Isabel. - Quieres que ponga la televisión? Bueno, aqui tienes el mando para que pongas lo que te apetezca. Por cierto ¿de que te reías cuando te he traido la cena? - De tus pintas con ese delantal. Parece muy femenino. No me digas que tu eres de los que... - Nooo -la cortó en seco Tomás-, es, o mejor dicho, era de mi mujer. Me divorcie hace un año mas o menos. La conversación entre ambos empezó a ser mas fluida. Tomás notaba como Isabel iba dejando de estar tensa asi que decidió no preguntar nada respecto a su trabajo, para no volver al tema de la indemnización. Tiempo habría una vez descansase Isabel. Terminaron de cenar e Isabel bostezó. Tomás le ofreció levarla a la habitación por si quería dormir. Le contó que por la mañana el se tendría que ir temprano y le dió su telefono por si ella necesitaba algo durante la mañana siguiente. Isabel dijo que preferia de momento no acostarse, ya que tenía su pierna puesta de tal forma que en ese momento no la molestaba en absoluto e igual el moverse la haría daño. Pero como a la media hora Isabel se quedo dormida en el sofá. Tomás, que con sigilo había recogido las bandejas y las había llevado a la cocina, pudo observarla con tranquilidad. No es que Isabel fuese un bellezón, pero no podía dejar de mirarla. Tan absorto se quedó que en un momento que Isabel despertó dijo: - Perdona, pero que miras tanto? - Uy!! perdona tu, me habia quedado pensando en cosas mías y no me di cuenta de que despertabas. - Me voy a ir a dormir. Me acompañas, por favor? Tomás se levantó raudo a ayudar a Isabel. La cogió del brazo y la fué acompañando por el pasillo. Recordó que aun quedaba en la casa alguna ropa de su mujer y le ofreció buscar algo para dormir, pero Isabel lo rechazo diciendo que solía dormir desnuda. Oir esto le supuso a Tomás una erección repentina mientras vio como la cara de Isabel se giró mirandole de frente y fijamente, con un gesto de sorna. Lo primero que penso fué que se habría percatado de la erección, pero era casi imposible. Aún así, hizo un gesto tratándola de disimular, lo que acabo por delatarle. - Que te pasa? Te he pisado? -preguntó burlonamente Isabel. - No, es que... ufff... a ver como te lo explico. - Que te has puesto palote al saber que duermo desnuda? - Esto... si, perdoname -dijo Tomás avergonzado. - Vaya, o sea, que me atropellas y despues te empalmas pensando en una pobre chica lesionada? Tomás ya no sabía donde meterse. Tenía claro que era mas bien un jugueteo de Isabel, pero no sabía por dónde le podría salir. Prefirió esperar acontecimientos. Isabel se acerco mas a él, y cuando se quiso dar cuenta los labios de Isabel rozaban los suyos. - Esto es para darte las gracias por las atenciones -dijo con tono mimoso Isabel. Tomás no pudo aguantarse mas las ganas y trató de volver a besar a Isabel, pero con un gesto le echó atrás. - Para, para... No habras pensado que yo me voy a acostar contigo así como así, no? - Pues... perdoname, yo pense que tu querías -respondió Tomás muy cortado. - Yo no te he dicho que no quiera, solo que así, por la cara, no. - De que me hablas? -pregunto Tomás muy extrañado. Isabel le contó de su profesión. Trabajaba como scort, sin dar mas detalles. El estar asi con la pierna le impediría, pues, trabajar. - Si quieres rollo, vale, -continuó Isabel-, por mi perfecto, tenemos rollo todos los días que tenga la lesión y asunto arreglado, no perdería ni un duro. Tomás oía todo esto y estaba cada vez mas estupefacto. Por su cabeza nunca habia pasado el pagar por sexo, pero ahora frente a si tenia dos opciones: O pagaba una indemnizacion, juicio mediante, o pagaba por sexo con una mujer que le atraía. Dejando su racionalidad habitual y sin estimar cuanto le supondría, eligió la segunda opción. - Entonces, supongamos que yo te pago por acostarme contigo hasta que mejores... ¿después no reclamarías nada? - Nada, si no pierdo dinero, ¿por qué iba a reclamar? Además, estoy segura que después de unos días conmigo serás un cliente de los habituales. Que os conozco a los que sois como tu! - Vale, hagamos ese trato, pero me gustaría saber cuanto he de pagarte. Isabel le dijo sus tarifas y Tomás calculó que le saldría poco mas que la indemnización que en su momento había pensado. Ya que el atropello le iba a costar un dinero, mejor si al menos lo disfrutaba. Así pues, Tomás accedió al trato. Isabel le dijo que por anticipado querría un dinero, al menos por la primera noche y sacándoselo de la cartera se lo dió. - Y ahora que hacemos? -pregunto Tomás desconocedor del sexo de pago. - Lo que tu quieras, tu decides. Con estas negociaciones la erección de Tomás se había perdido por completo y se lo hizo saber a Isabel, que le tranquilizó diciéndole que la dejara hacer a ella, que le haría pasar una noche inolvidable, aunque eso sí, le pidió revisar las ropas de su mujer por que con lo que tenía aún puesto no estaba ni cómoda ni sexy. Tomás la indicó que en el armario de esa habitación estaba toda la ropa que aún quedaba. Isabel le hizo salir de la habitación, tiempo durante el cual Tomás comenzaba a dudar si sería buena idea alojarla en su casa unos días. Un rato mas tarde Isabel le llamó interrumpiendo sus pensamientos. - Joder! -exclamo Tomás-. No sabía que ese vestido pudiera quedar tan bien. Se trataba de un vestido de falda muy corta y muy ajustado, dejando los hombros al aire y marcando pecho. La cosa es que a la mujer de Tomás nunca le sentó bien el vestido ya que tenía los hombros algo caidos e igualmente el pecho y por contra, la cintura quedaba embutida. - Ahora.. a ver que me traes -dijo Isabel agarrando de golpe el paquete de Tomás. Tomás se echó atrás instintivamente, pero antes si quiera de que se diese cuenta, de nuevo estaba empalmado. - Mmmm, no esta nada mal! Seguro que sabe hacer mas cosas -dijo Isabel. - Siii, si que sabe. Pero... como me has puesto en poco rato -respondio Tomás entrecortadamente. - Cariño, tu serás muy buen abogado pero yo se muy bien hacer mi trabajo. - Ya veo, ya. La mano de Isabel se movía a lo largo de la polla de Tomás proporcionándole un masaje que por lo extraño de la situación a Tomás le estaba excitando bastante. Otra mano de Isabel fue a acariciar el pecho de Tomás para desabotonarle la camisa ya que seguía parado como una estatua. En ese momento Isabel hizo un gesto de dolor y Tomás le dijo que mejor que se fuesen a la cama, allí tendría la pierna mas relajada. Se tumbaron en la cama y ya Tomás echó sus manos a los pechos de Isabel. Le parecieron muy firmes, casi en exceso, sobre todo comparados con los de su ex-mujer que estaban mas bien caidos y flácidos. - Humm... que tetas mas ricas tienes. - Todo en mi esta rico, ya verás cuendo lo pruebes todo. La mano de Isabel seguía masajeando la polla de Tomás que daba signos de mucha excitación, con su camisa ya desabrochada y la otra mano sobando sus pezones. - Quiero comerte las tetas -dijo Tomás. Isabel se bajo el vestido y aparecieron sus tetas que desafiaban la gravedad. - Uf... como me voy a poner! Cuanto tiempo hace que no... - Si, cariño, cometelas todas. Sáciate! Tomás se aplicó a chupar los pechos de Isabel, primero pasando la lengua por los alrededores para, en una espiral, llegar a los pezones, los cuales lamía con verdadero gusto, al tiempo que, sobre el pantalón, la mano de Isabel seguía sobando su polla. - Para, que a este paso me voy a correr enseguida. - Tan poco me vas a aguantar? - Es que hace mucho que... ya sabes, y me estoy poniendo como un toro. - Prefieres que te coma la polla antes de correrte? -dijo Isabel con un tono muy sensual. - Siiii, claro... Isabel le indicó que se desnudase y se pusiera de rodillas en la cama mientras ella permanecía sentada. Cuando tuvo la polla de Tomás cerca la agarró con sus manos pasando una de ellas de ven en cuando por los testiculos e incluso algo mas atrás. Acercó sus labios al prepucio de Tomás ya inundado de liquido preseminal y fue recogiéndolo con la lengua, dando lametones cortos y muy seguidos. Tomás creía estar en el cielo ya que nunca una mamada había comenzado así de bien y cerró los ojos para sentir mejor el placer que le estaba dando Isabel. Por fin abrió mas los labios y comenzó a introducirse el pene de Tomás al tiempo que su lengua seguía jugueteando y masajeando los milimetros de pene que invadían su boca. Cuando la tuvo toda dentro, Tomás en un sonido casi gutural exclamo: - Uau! Dios! que gusto! Sigue! Isabel empezó a moverse paseando sus labios y lengua alrededor de la polla de Tomás y con cada vez que llegaba a lo mas profundo de su boca Tomás exclamaba un "si" profundo. Poco a poco fué el propio Tomás el que se movía follando la boca de Isabel, que recibia su polla apretando los labios. Mientras, una mano de Isabel sujetaba el tronco de la polla de Tomás para controlar sus empujones, pero la otra se aventuró a explorar el espacio entre los testículos de Tomás y su ano. A Tomás no debió importarle mucho ya que no sólo no se apartaba cuando el dedo de Isabel se posaba sobre su ano, sino que empujaba y gemía aún mas. Isabel pensó que Tomás había sacado fuerzas de flaqueza, porque llevaban ya así un buen rato y, aunque a priori parecía que Tomás se iba a correr pronto, ahora daba muestras de aguantar mucho, y ella empezaba a estar molesta con las embestidas que su macho daba en su boca. Se le ocurrió que una forma de pararlo sería metiéndole un dedo en el culo, y sin cortarse, tras mojarlo con la saliva que salia de la comisura de sus labios, a la vuelta de un empujón de Tomás la punta del dedo se introdujo sin mayor problema. No solo no le molestó sino que sus gemidos incrementaron el tono. - Joder!, a este le gusta que le den por el culo -pensó Isabel. En el vaivén de la mamada, unos segundos despues, el dedo de Isabel invadía por completo el ano de Tomás que contrariamente a lo que antes pensaba Isabel, lo disfrutaba enormemente. Se decidió a probar con un segundo dedo. La punta entró sin apenas oposición, pero al tratar de introducirlos un poco mas notó algo de resistencia, pero duró poco ya que fué el propio Tomás el que echándose hacia atrás casi se clavó los dos dedos enteros. Isabel ya estaba dudando que era lo que mas hacía disfrutar a Tomás, si la mamada, que habia bajado bastante la intensidad, o los dedos que le perforaban su ano. Por un momento ahuecó su boca que apenas hacia contacto con su pene e imprimió un movimiento mas veloz con los dedos. El efecto fué el esperado... Tomás estaba gozando mas de la intrusión anal que de la mamada. Isabel probó a aplicarse al 100% con el culo de Tomás y le dijo: - Vamos, échate que te podré dar mejor en tu culo. Tomás un poco sonrojado por la evidencia que eso le había gustado aceptó y se puso en cuatro patas sobre las piernas de Isabel, dejándola un acceso perfecto a su ano. Isabel se escupió la punta de dos dedos y sin dilación los introdujo de nuevo provocando a Tomás un gritito de placer. - Te gusta ? -pregunto Isabel. - Uff... si -dijo Tomás temeroso. - Mira corazón, no tienes que tener vergüenza de nada. He visto de todo, comprendes? - Ya, imagino -dijo Tomás jadeando. - Si te gusta, no te cortes y pide lo que quieras. - Si... nunca me habían hecho estoy pero no veas como me gusta! Isabel dispuso su mano para poder introducirle un tercer dedo. - Prepárate, te va otro dedo mas. - Dale, dale! La punta entraba con dificultad, pero Isabel comenzó a hacer movimientos para dilatar mas su esfinter y un rato después entró sin problemas. Los gestos y gemidos de Tomás eran de evidente placer y pedía mas, con la respiración cada vez mas agitada. - Y que tal una polla? -dijo Isabel. - Una polla? que dices? -contestó Tomás muy seco. - Créeme, es mucho mejor que esto. Lo sé por experiencia. Tomás, tras el sobresalto había recuperado la excitación, pero le picaba la curiosidad: - De verdad que te han dado por detras? - jajaja -rió Isabel-,qué pregunta! muchas veces. Y me encanta. - Me vas a dejar que te dé yo? -preguntó incrédulo Tomás, que nunca había probado el sexo anal. - Claro, si es lo que quieres. - Siiii, pero ahora sigue, sigue. -Tomás pedía mas caña. - Seguro que si lo pruebas te va a gustar -volvía Isabel a la carga-. Es muuucho mejor que esto. Hazme caso. - Que no, que no meto un tío aquí ni loco. Isabel sabía que a Tomás lo que mas le preocupaba eran las posibles consecuencias del accidente y que en ningún caso trataría de enfadarla, asi pues, segura de sí misma, llevo entonces una mano de Tomás hacia su entrepierna. De pronto, Tomás quedo completamente paralizado, como congelado. Cuando volvió en si, exclamo: - Eso que he tocado es... - Si -dijo Isabel con cara felina-, es una polla. Ya ya has visto como haces que la tenga. - Pero coño! que es mas grande que la mia!!! Y esta empalmada! Isabel dejó la mano de Tomás, quien inmediatamente la retiró aunque al tiempo comenzo a mover sus dedos que aún seguían en el ano de Tomás. Por su parte, Tomás, tal y como había previsto Isabel antepuso su miedo a una denuncia a cualquier otra cosa. No podía echar inmediatamente a Isabel como en cualquier otra ocasión hubiera hecho sin dudar y si bien el estar con una travesti le avergonzaba, lo que estaba sintiendo en su ano era sin duda placentero. Ante lo inevitable, decidió dejarse llevar por las sensaciones... total, nunca nadie sabría de eso. Unos segundos mas tarde, Tomás volvía a gemir de nuevo e Isabel pensaba que se habría olvidado de su secreto, pero un poco mas tarde fué Tomás el que preguntó: - Y crees que me dolería? - Si haces lo que yo diga no te dolerá -le respondió muy dulcemente Isabel-, al contrario, disfrutarás como nunca lo has hecho en tu vida. Tomás seguía gimiendo con cada embestida de la mano de Isabel, que notaba como su esfinter, ya muy dilatado, por veces se contraía. Un rato mas tarde dijo Tomás, con voz muy baja: - Vale - Vale, que? -contesto burlonamente Isabel. - Que... ya sabes, lo de probar... Isabel, sin sacar sus dedos para que no perdiese Tomás su dilatación le explicó como ponerse. Le dijo que se pusiese en cuclillas dandola la espalda. Él mismo se sujetaría y controlaría la penetración y ella le guiaría. Sacó después los dedos y Tomás, muerto de vergüenza se colocó como Isabel le había dicho mientras ella se subió el vestido dejando al aire su pene. Le agarró de la cintura para que apoyase su ano sobre la punta de su pene pero Tomás estaba excesivamente rígido. - Déjate llevar. Déjame a mi, no te preocupes. Tomás aflojó un poco y la punta de la polla de Isabel contactó con su ano. Isabel tiró un poco hacia abajo, lo justo para abrirse paso solo unos milimetros y oyó el suspiro de Tomás, que se relajaba mas. Así, siguió tirando muy despacio hacia abajo mientras su polla se abría paso en el culo de Tomás, que no notaba ningun dolor. - Mmmm, ya esta el capullo dentro, cariño... sé fuerte! - Uau! No me ha dolido... sigue. Isabel tiró un poco mas de Tomás que sin problemas iba bajando. Cuando notó que parte del pene de Isabel estaba dentro de el se quedó quieto, como pensandose qué estaba pasando. - Te duele? -le preguntó Isabel. - No, no es eso. - Te gusta? - Si, ufff, mucho, pero... Sin dejarle decir mas, Isabel tiró fuerte de Tomás hacia si, terminando de clavarle su polla por completo. - Diosssss!! - grito Tomás. - Te he hecho daño? -pregunto temerosa Isabel. - Daño??? Nooo, que gussstoooo!!! - Asi me gusta, tienes toda mi polla dentro de tu culo! Tomás estuvo un rato quieto e Isabel le dijo: - Ahora, al ritmo que tu quieras... vamos, cabálgame. Tímidamente comenzo a subir y bajar, pero al rato los movimientos de Tomás eran ya frenéticos. Isabel estaba realmente sorprendida de lo tragón del culo de Tomás, y con cada gemido de éste le respondía con un: - Toma polla! - Si, dame mas -respondía a veces Tomás. De pronto Tomás se vió reflejado en un espejo que había en la habitación. La primera impresión fué de un ridículo total. Él, un tio heterosexual, con un fisico envidiable para su edad y sin problemas con las mujeres estaba sentado sobre una polla que se le hundía por momentos en su culo y lo mas desconcertante de todo era su propia cara de placer. Sólo unos segundos duró la preocupación ya que poco después seguía gozando de la barra de carne que le penetraba e incluso le parecía excitante su postura y lo único que le preocupaba era cómo colocarse para que se adentrase mas en sus entrañas. - Joder! que bueno es esto! - exclamó Tomás. - Verdad que si? -respondía Isabel jadeando- ya te dije que te iba a gustar. Tomás se sentía algo cansado así que se colocó de rodillas dejando entre sus piernas el cuerpo de Isabel, que incorporándose un poco tenía un mejor acceso. Sin pausa se clavó de nuevo la polla de Isabel y de este modo la penetración era algo mas profunda. Los gemidos de Tomás iban "in crescendo" igual que los jadeos de Isabel. De vez en cuando Isabel daba un cachete en la nalga de Tomás, a lo que éste respondía con un gemido. Isabel echo su mano a la polla de Tomás que estaba casi en estado de erección, pero inmediatamente recobró toda la dureza que le era posible gracias a los cuidados que la daba Isabel. Con esto, Tomás, al sentirse aún mas excitado, comenzó a moverse cada vez mas rápido al tiempo que su esfinter trataba de aprisionar con mas fuerza el pene de Isabel. - Dios!!! me voy a correr! -dijo Tomás. - Espérame y hazlo al tiempo que te inundo de leche! -respondió Isabel. - No se si podré aguantar... Isabel hizo un leve movimiento que la colocaba en una posición algo mas placentera para ella y que la haría llegar antes al orgasmo. Un par de minutos después, Isabel decía: - Córrete cuando quieras... - Tu ya estas? -preguntó Tomás. El caso es que Tomás aunque estaba a punto podría aguantar aún un rato, pero el notar la corrida de Isabel en su interior le disparó la líbido y no se pudo retener, estallando en una corrida como no recordaba. Sus gemidos, mas bien aullidos, con toda seguridad habrían sido oidos por el vecindario, pero en ese momento a Tomás nada le importaba. Estaba en el cielo y querría prolongar para siempre esa sensación. Culeaba cada vez con mas fuerza sobre Isabel que tuvo que sujetarle. - Ufff... como has disfrutado, eh??? -le pregunto. - Joder, como nunca, tenías razón. Que bueno es esto! Tomás se levanto y aun notando como de su ano brotaban restos del semen de Isabel fué a abrazarse a ella. - Gracias! - dijo Tomás apoyando la cabeza en su hombro. - Ahora descansa -decía Isabel con un tono casi maternal mientras acariciaba el pelo de Tomás-, te esperan mas sorpresas. - Tan bueno como esto? No creo! -replico Tomás. - Puede, pero muy satisfactorias... y adictivas -dijo Isabel en un tono que pretendía dejar intrigado a Tomás. En ese momento sólo le apetecía descansar y recrearse en el momento recién vivido, así que Tomás ni siquiera pensó a que se refería Isabel, que maquinaba mentalmente como intrigar a Tomás con lo que tenía pensado para el. Unos minutos mas tarde, durante los cuales el silencio fué el dueño de la habitación, Tomás parecía volver en sí e Isabel le dijo: - Has visto como hemos puesto la cama? Tomás consciente de que de su ano aún seguían saliendo restos de la corrida de Isabel cayó en la cuenta de que había tenido sexo con una profesional y sin preservativo. Por un momento se asustó y en un tono muy serio dijo: - Oye! lo hemos hecho sin condón! - Cariño, -dijo Isabel tratando de tranquilizarle- conmigo, te aseguro, puedes estar muy seguro. Solo lo hago sin condón en situaciones muy excepcionales y me hago examenes periódicos. Con cualquiera que hubieras conocido por ahi correrías mas riesgo, creeme. Aunque Tomás se sintió algo mas tranquilo, esa preocupación rompió el momento mágico en el que estaba. Se levantó y tapándose con la mano el trasero se dirigió en silencio al baño para asearse un poco. Isabel, no obstante, quedó preocupada, no por un posible contagio, ya que estaba muy segura de que ella no tenia nada, sino por la repercusión que tendría eso mismo en Tomás. Al fin y al cabo, parecía un buena persona que la había acogido en su casa. Se levantó de la cama para ir tras él, pero un pinchazo en su pierna la recordó que debía meverse lo menos posible. No se oía el ruido de la ducha ni nada. A voces llamó a Tomas: - ¿Estás bien?, Tomás. Tuvo el silencio por respuesta. Hizo un esfuerzo y se levantó de la cama para buscarlo. Cuando entró al baño vió a Tomás sentado en la taza del inodoro con la cabeza entre sus manos. - ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? Tomás levantó la cabeza e Isabel pudo contemplar los ojos llorosos. - De verdad, házme caso. Estoy sana. Siempre lo hago con condon. Siempre -remarcó Isabel-. Y desde la última vez que lo hice a pelo he pasado varios análisis y en todos he salido bien. - No es eso -dijo Tomás casi sollozando-. Te das cuenta? Hace un par de horas era un tio, ahora no sé qué soy. Tomás estaba teniendo serias dudas sobre su virilidad, estaba claro. De nuevo, como casi siempre, Isabel tenia la respuesta. - Cariño -dijo en un tono muy dulce-, sólo has descubierto una parte de tu sexualidad que desconocías. No puedes negar que has disfrutado y no por ello dejas de ser un hombre... - Pero.. -interrumpio Tomás. - Los clientes que tengo -interrumpió Isabel- , todos, o casi todos, vienen a mi buscando una mujer, una mujer que les pueda satisfacer por detrás. No son homosexuales, son hombres normales, como tú, y muchos felizmente casados, que han descubierto que su ano sirve para otras cosas. - Ya pero... -de nuevo Tomás trataba de meter baza. - Si en vez de una polla de verdad te hubiera metido un consolador tendrías esas dudas? -pregunto Isabel. - No sé... no creo. - Entonces? -preguntó tajante Isabel al tiempo que clavaba su mirada en los ojos de Tomás. Tomás quedó callado. No sabía que decir. Realmente Isabel tenía razón. Nunca se había imaginado con nada dentro de su culo pero el caso es que tras probarlo le había gustado, y sus remordimientos únicamente eran por el hecho de la transexualiad de Isabel, pero no quería decirlo por no ofenderla, y ya no estaba pensando en absoluto en el acidente. - Ya sé -dijo Isabel-. Se trata de que no soy una mujer biológica, verdad? Tomás agachó la cabeza y de su boca salió un timido y casi inaudible si. - Si es por eso, no te preocupes. Mañana mismo me voy. Por lo del accidente no te preocupes. Si que te pediría que me prestes un dinero para mientras esté asi poder pagarme un sitio donde estar con ascensor. No te preocupes que te lo devolveré. Soy mucho mas honrada de lo que imaginas. Dió la vuelta y fué hacia la habitación. Con rabia quitó las sábanas que estaban manchadas con los restos de ambos y se echó en la cama, apagando la luz y quedándose en silencio. Unos minutos mas tarde, oyó como Tomás golpeaba la puerta abierta del dormitorio. - Que quieres? -dijo con desgana Isabel. - Que te quedes -dijo Tomas arrepentido. - Que me quede? Por que? Para que cada vez que me mires recuerde que no me ves como lo que soy? ¿En que momento se me ocurrio pensar en acostarme contigo y descubrir lo que ni habías intuido?, Joder! -dijo con rabia. - Isabel, no es eso -trataba de disculparse Tomas-. Soy yo. Yo te he jodido con el accidente y no puedo dejarte tirada, eso en primer lugar. Pero ten por seguro que no te voy a mirar mal, en absoluto. Ese es el problema. Sí he disfrutado, y mucho, y querria repetirlo, pero mi educación ha sido chapada a la antigua y eso pesa, entiéndelo. Isabel cambió su gesto aunque seguía de espaldas sin mirar a Tomas. - ¿Entonces, que soy para ti, un hombre o una mujer? Me jode que me traten con pena ¿sabes? Tomas se acercó lentamente a la cama y sentándose acarició el pelo de Isabel. - No hago esto por pena, eso te lo puedo asegurar. Sigo pensando que eres una mujer, con sorpresa, pero una mujer. Y por mi parte, el trato que teníamos sigue en pié. Isabel se giró mirando fíjamente a Tomás. - Pero no voy a poder evitar -dijo Tomás- que a veces mis prejuicios me jueguen malas pasadas como hace un rato, debes comprenderlo. - Estás seguro, de verdad, que quieres que este aquí unos días? -preguntó Isabel. - Ya te he dicho que sí -replico Tomás. Esto no fué mas que el comienzo de una intensa semana que comenzo con un golpe... de suerte.