miércoles, 23 de abril de 2014

UN GOLPE DE SUERTE ULTIMA PARTE

Joder, Tomasito, como tienes esto. Menudo lío! - Ufff, ya ves, he llegado cansado y despues de comer algo me quedé dormido. - Bueno... y cuéntame! Que es lo que te paso ayer con el coche? - Joder... si. No me di cuenta y pille a una tia. - Y está bien? - Si, si... parece recuperada. De hecho esta tarde he salido del despacho para llevarla a un traumatólogo. Sabes? quiero evitar una denuncia a toda costa. - Ya bueno... pero tendra que faltar a su trabajo y eso, no? Vamos, que aunque quieras taparlo esto puede saltarnos tarde o temprano. Tomás trataba de explicarse cuando Ignacio de nuevo le interrumpió. - Y lo que es peor... costarnos una pasta! - Por eso no te preocupes, ya he acordado darle un dinerillo para evitar denuncias. - Mejor así, tio. Ahora no podemos tener lios, y menos con el crédito que vamos a pedir para el despacho nuevo. - Eso tenemos que hablarlo, Ignacio -dijo Tomás muy serio-. No nos lo podemos permitir. - Justo de eso venía a hablarte. Hoy mismo he estado hablando con un antiguo cliente que quiere contratar nuestros servicios para su empresa. Una empresa grande! Y no veas los términos del contrato! De pronto y en medio de la conversación de la habitación que ocupaba Isabel se oyo un tremendo estornudo. Isabel no había podido contenerse y solo esperaba que no se hubiera oído, pero a Ignacio no se le escapó. - Que tienes ahí dentro, pillin??? -dijo a Tomás. - En fin... bueno, ya sabes... - Tu con una tía después de lo de Marta (la ex de Tomás). ¿Quién lo diría? - Hombre -trataba Tomas de excusarse-.. todos tenemos derecho de vez en cuando a... ya sabes. - Si me parece fenomenal, hombre! Oye! dila que se vista, que se va a constipar, y me la presentas. - No, mira... mejor otro día, tío -trató de eludir Tomás la proposición de Ignacio. - Pero coño! No me jodas, Tomás! que entre nosotros hay confianza, que somos como hermanos. - No es eso, Ignacio, es que, a ver, como te lo explico... - ¿Que? ¿no es nada serio? ¿es un rollete? A Tomás eso le parecía una buena salida para dejar zanjado el tema, así que asintió, pero Ignacio no se dió por vencido y quería satisfacer su curiosidad y echar un vistazo a la mujer que se estaba cepillando su socio. - Bueno, que mas dá que sea un rollo? Debes quedar como un caballero y hacerla pensar que lo de esta noche va a durar mucho. Y para eso nada mejor que presentarla a tu socio, no crees? Después mañana la pones un SMS y la mandas a tomar vientos. Tomás consideró las palablas de Ignacio y un poco por deferencia a Isabel, para no hacerla sentirse como algo clandestino, titubeó y dudó si presentársela. - Venga, hombre -insistía Ignacio-. No seas tímido. Verás como la gusta que me presentes. Y oye! Que aunque no haya comparación entre uno y otro, prometo que no te la quito! jeje. Por fin cedió Tomás y se levantó para ir a buscar a Isabel. Ignacio se quedó con una sonrisa de total satisfacción, sabiéndose ganador, como casi siempre, del pulso que había mantenido con su socio. Tomás llamó a la habitación que ocupaba Isabel y a continuación entró. Isabel ya estaba vestida y totalmente presentable. Incluso se había arreglado el maquillaje y el pelo un poco. - Mira... -dijo Tomás algo cortado- puedes salir para que te presente a un amigo? Está insistiendo en verte. - Si no te importa -continuó-, sales, charlamos cinco minutos y te aseguro que le largo. - No te preocupes por eso, vas a ver lo bien que se comportarme en todos los ambientes. Ah, y perdona por lo del estornudo, no lo he podido evitar. - Bueno... no pasa nada, yo ahora salgo y en unos minutos sal tu, vale? Tomás salió para el salón y se encontró a Ignacio expectante: - Bueno, que? Sale o no tu conquista? - Ahora... ha dicho que esperemos a que se arregle un poco. - Ves? Ya te decía. A que le ha parecido bien? - No me ha dicho que no, pero tampoco ha dado saltos de alegría, eh! - Buah! Eso es lo que te ha hecho creer. Tu créeme, Tomasito, raro sería que no estuviera ahora mismo llamando a una amiga para contárselo. Si sabré yo de esto... Se oyó la puerta de un dormitorio y a continuación unos pasos. Los dos socios giraron la cabeza a la puerta por la que unos segundos después entró Isabel. - Uau! Que buen gusto, Tomás! - Ignacio, te presento a Isabel, una amiga -dijo Tomás- y este es mi socio Ignacio. Isabel se acercó a Ignacio y se dieron dos besos en las mejillas. - Encantada/o - dijeron al unísono. La verdad es que estaba impresionante. Había aprovechado los minutos de demora para cambiarse y eligió un vestido de negro de satén, bastante ajustado sin llegar a apretar su talle. Los hombros quedaban al descubierto aunque no dejaba ver mucho su escote. Sus piernas, que el vestido dejaba ver de rodilla para abajo, iban cubiertas por unas medias negras y sus pies por unos zapatos con un tacón de un minimo de 12 cm. Su maquillaje, aún siendo bastante natural, le daba un aspecto mas joven a su cara. En definitiva, Isabel parecía toda una dama muy elegante. Pero algo en lo que no habían caido ni Tomás ni Isabel era en que Ignacio naturalmente conocía a Marta, la ex de Tomás y era probable que algunos de esos vestidos los hubiera lucido Marta en alguna fiesta a la que Ignacio también hubiera acudido, y sobre todo, que Ignacio era una persona bastante observadora, y el broche que hacía las veces de cinturón en el vestido hizo que le saltasen todas las alarmas. Tras las presentaciones y los saludos iniciales, Isabel pudo ver que Ignacio la observaba detenidamente. Ésto comenzó a inquietarla. Quizás había visto algún catálogo de scorts y la reconocía? Tomás, al notar los nervios ya evidentes de Isabel se contagió de su nerviosismo. Para calmarse, Isabel decidió ir al baño por si asi se relajaba un poco, y de paso por ver si en ese rato Tomás conseguía echar a su socio. - Oyeeee... Esto va mas en serio de lo que creía -dijo en voz baja Ignacio-. Si hasta lleva un vestido de Marta!. Tomás de pronto comprendió el motivo de por qué Ignacio habia puesto nerviosa a Isabel. Al menos, pensó, no es que la haya reconocido como scort. Claro que el problema ahora era que al imaginar Ignacio que la relación era mas que un rollo de una noche sería mas dificil echarle. - Bueno, Ignacio... ya va siendo tarde, no? -dijo Tomás para ver si se iba ya. - Tarde? No hombre... Me apetece conocer mejor a la novia de mi socio. Y tranquilo, que no la tiraré los tejos. Entre nosotros hay respeto, no? Isabel llamó desde el baño a Tomás para interesarse por la marcha de Ignacio y Tomás la contó lo que habían hablado. A Isabel la tranquilizo el motivo por el cual la observaba Ignacio, pero Tomás la dijo que se le había ocurrido una forma de echarle. Le contarían que ella era una prostituta que Tomás había contratado y le había hecho verstirse con ropas de su ex por añoranza. Los dos estuvieron de acuerdo que igual así Ignacio no tendría mas remedio que marcharse. Salió Tomás y eso mismo le dijo a Ignacio tratando de sincerarse y le pidió que los dejase solos. - Anda con Tomás!! Coño! pues si es una puta a mi también me apetece echar un polvete. No creo que la importe tener un cliente mas, no? La cosa iba de mal en peor. Era totalmente imposible echarlo, así que el único recurso que le quedó a Tomás fué que Ignacio se topase con la polla de Isabel. Eso seguro que le ahuyentaba... aunque, ya vería Tomás como explicar que estaba con una transexual. Llamó a Isabel y para que Ignacio lo oyera dijo: - Puedes salir? Mi amigo también está interesado en tus servicios y me gustaría saber si quieres atenderlo. Para Isabel esto fué como un jarro de agua fría. No supo que hacer en un primer momento ya que lo que Tomás decía no era lo planeado, pero al fin y al cabo, se trataba de un cliente. Salió y entró al salón. Con la voz mas seca que pudo atinó a decir: - Son 200 euros mas. Es un servicio especial. - Hecho! -exclamo Ignacio mientras se llevaba la mano a la cartera y sacaba dos billetes de 100. Isabel recogió el dinero y les dijo que esperasen mientras iba a su cuarto a guardar el dinero. De vuelta al salón dijo: - Podeis poneros cómodos. Los dos amigos se desnudaron y al terminar se fueron acercando a Isabel. Tomás fué el primero y se dirigió a besar su cuello al tiempo que con una voz muy baja le dijo un "lo siento" que a Isabel reconfortó un poco. Rápidamente Ignacio se añadió a la fiesta, mas ansioso de sexo y por tanto mas brusco en sus caricias. Sus manos fueron directas a los pechos de Isabel para manosearlos de forma bastante brusca. Isabel, que sabía perfectamente manejar estas situaciones llevó su mano directa al paquete de Ignacio y pudo comprobar como su polla, algo mayor que la de Tomás estaba lista para la acción. Al sentir la mano en su paquete, Ignacio trató de dirigir la suya al coño de Isabel pero ésta lo esquivó agachándose en dirección a su bragueta. Ya de rodillas, desabrochó el cinturón y el pantalón de Ignacio de inmediato, le bajó el calzoncillo y el pene ansioso saltó con su punta humedecida de líquido preseminal. Isabel sin preámbulos se metió la polla en la boca y comenzaba a mamársela de forma casi mecánica. Tomás, mientras, se había alejado de los dos y recostado en un sillón contemplaba la escena. Ignacio, con la vista casi perdida le miró diciendo: - Joder como me la está comiendo!!! Tomás sabía que Ignacio y su mujer eran excesivamente recatados en la cama, por lo que supuso que hacía años que nadie le hacía eso, de ahí ese entusiasmo con una mamada que no estaba siendo gran cosa, vista la pericia de Isabel, a juicio de Tomás. Pasados solo unos pocos minutos a Ignacio parecía que se le iba la vida por la boca y estalló en una corrida escandalosa, follando violentamente la boca de Isabel, que como podía, le sujetaba con una mano en su vientre. Rápidamente Ignacio sacó su polla y fué a tirarse contra un sillon, jurando que era la mejor mamada que le habían hecho -Tomás, visto lo visto, pensaba que era la única- e Isabel quedó de rodillas en medio de la estancia. Con un gesto de la cara Tomás la llamó hacia sí para que hiciera lo mismo con el. A cuatro patas y como una felina, Isabel se acercó a Tomás y le bajo su calzón. La polla de Tomás de nuevo estaba empinada, asi que Isabel llevó directamente sus labios y abriéndolo solo un poco comenzó a engullir el pene, y tratando de no abrirlos para ofrecer resistencia. - No he podido evitarlo -dijo Tomás de modo casi imperceptible de modo que solo Isabel pudiera oirle. Pareció entonces comprender que Tomás no había podido hacer nada para echar a Ignacio. Se tranquilizó internamente ya que la propuesta de compartirla con Ignacio la había hecho sentirse mas prostituta que nunca, pero al entender que no había sido así, aflojó sus labios que casi con pasión abrazaron la polla de Tomás. Su lengua recorría todo el tronco desde la punta hasta donde llegaban sus labios e hizo un esfuerzo para tragar mas. Ignacio, algo mas recuperado ya veía la escena casi incrédulo. No suponía que una boca pudiera tragar tanto y babeaba por haber sido el protagonista de esta recreación de garganta profunda. Algo mas incorporado en su sillón jaleaba la escena animando a ambos mientras que comenzaba a pajearse ya que su pene de nuevo había vuelto a la vida. Tras unos minutos de intensa mamada, Tomás comenzó a notar como se aproximaba un orgasmo y en consecuencia, buscando mayor penetración movía su pelvis para clavar su polla mas profundo en la garganta de Isabel, que gustosa se dejaba follar la boca. Pasaron pocos segundos hasta que por fin Tomás se corrió dentro de la boca de Isabel, que se preocupaba por que nada de la corrida se escapase. Cuando terminaron los espasmos, Isabel se incorporó y fué directa a besar la boca de Tomás, ofreciéndole su propio semen, a lo cual éste accedió de buen agrado. Viendo esto, Ignacio sintió cierto asco. - Tomás, tio! Cómo haces eso? Te acabas de correr en su boca! -preguntaba incrédulo de lo que veía. - Hay varias cosas que no sabes de mi -respondió Tomas seguro de si mismo. Acto seguido, fué Tomás el que agachándose echó mano a las caderas de Isabel y levanto su vestido. Ignacio, que veía la escena desde atrás, pudo comprobar el bien formado trasero de Isabel completamente visible ya que llevaba un tanga, que hizo que su erección, perdida tras la escena del beso, se recuperase. Siguió Tomás bajando el tanga y por fin el pene de Isabel, casi en erección, pudo salir. Este detalle le debió pasar inadvertido a Ignacio ya que cuando Tomás lo cogio para besarlo Ignacio exclamó: - Anda! la vas a comer el coño??? Era tal la excitación que Tomás venció las dudas que tenía sobre mostrar sus gustos nuevos a Ignacio y lamiendo cada centimetro de la polla de Isabel comenzó a tragarla. Su cabeza se movía alante y atrás conforme el pene de Isabel iba tomando forma. Esto mosqueó un poco a Ignacio y empezo a pensar que algo raro pasaba cuando era Isabel la que movía su cadera. En las peliculas porno que había visto Ignacio eso no era muy corriente que digamos y por su propia experiencia poco sabía del tema, por no decir nada. Se levantó del sillón en el que aún estaba recostado para poder ver la escena desde otro ángulo y con solo dos pasos pudo ver lo que allí, delante de él estaba pasando. - Joder!!! -exclamó Ignacio- Que haces? Tomas!!!! Isabel agarró la cabeza de Tomás, no pudiendo éste responder. Ignacio mientras se aproximaba con los ojos completamente abiertos, no creyéndose lo que estaba viendo. Tomás, con la mirada, trataba de decirle lo delicioso de esa polla. Un rato después, cuando Isabel soltó la cabeza de Tomás, Ignacio seguía embobado mirando la escena sin percatarse de su propia erección. Tomás por fin pudo liberarse pero sin despegar sus labios del capullo de Isabel le dijo: - Tienes que probar esto, tio! es una delicia. Y además, estas empalmado. ¿Por qué no te animas? Ignacio llevó inmediatamente sus manos a su entrepierna tratando de tapar su erección al tiempo que, temeroso, preguntaba a Tomás: - Pero... ¿de verdad te gusta? - Ufff, y no sabes cuanto - respondió Tomas justo antes de zamparse de nuevo la polla de Isabel con cara de total satisfacción. - Perdona que te lo pregunte - insistía Ignacio - pero, ¿eres marica? La pregunta quedó en el aire el tiempo que Tomás siguió degustando el trozo de carne que le invadía la boca. Los temores de Ignacio se acrecentaban, temiéndose que esa mamada significaba un sí. Mentalmente repasó los ultimos años ya que lo que se temía le había parecido increible. Por fin Tomás, previa mirada de disculpa a Isabel, que había permanecido en silencio todo este tiempo, saco el pene de su boca y se incorporó para hablar con Ignacio, y en lo posible, despejar las posibles dudas. - Pues verás -dijo Tomás muy tranquilo a Ignacio-, no, no soy homosexual. No me gustan los tios, si es eso lo que has pensado. Conocí hace poco a Isabel y yo mismo me lleve la misma sorpresa que te has llevado tu, pero.. -titubea buscando la mejor manera de decir las cosas- no me detuve en reparos, simplemente probé. Y ya ves, me gusta. Me gusta mucho. Y estoy seguro que si tu lo pruebas te va a gustar tanto o mas que a mi. - Para, para! -dijo Ignacio- ¿Me estas diciendo que me coma esa polla? - Estoy diciendo que si en vez de quedarte como un pasmarote ahi empalmado te decides a probar lo vas a pasar mejor. Ignacio cayó en que seguía empalmado. En su fuero interno había pensado que de verdad su socio y amigo estaba disfrutando de lo que hacía y a pesar de que ver a un tio comiéndose un polla iba contra sus prejuicios, le había excitado algo lo que veía. Dando unos pasos atrás se sentó en un sillón escondiendo su cara entre sus manos. Isabel, por respeto a la conversación entre amigos, salió del salón discretamente. - Joder! Te he visto comiendote una polla y me he empalmado. Dios! me he vuelto maricón??? Y es mas, eso me ha comido mi polla!! - Nada de eso. Créeme, yo he pasado por lo mismo. Me puse a tirarme a Isabel y en un punto ya sin retorno me di cuenta de que tenia polla, pero joder, no podía dejar de verla como una mujer y bueno, venciendo los reparos, le comí la polla -Tomás ocultó a propósito que el primer contacto con la polla de Isabel había sido en su ano-. Además, cuando te ha hecho la mamada has tenido alguna duda de lo que era? Solo te puedo decir que disfruté de lo que hacía y te aseguro que los remordimientos posteriores fueron peores que los que tienes tu ahora. - Si? -pregunto Ignacio intrigado. - Mucho peores. Pero llegue a la conclusión de que si algo te hace sentirte bien, ¡que demonios! ¿por qué vas a prohibirtelo tú mismo? - Y de verdad que no te van los tíos? - Que no! Tranquilo, Ignacio, me van las mujeres. Jamás, desnudo, estaría mas cerca de un tio de lo que estoy de ti ahora. - Pero -seguía interrogando Ignacio-, que es lo que te gusta de mamarla la polla? Es que no lo entiendo, tio. - Bueno, no sé, creo que eso tendrías que probarlo tu. - Ni de coña! -dijo Ignacio, aunque a Tomás le sonó poco convincente. - Tu mismo... Si no quieres, ya sabes donde esta la puerta. Yo sé que en mi habitación hay un pedazo de mujer que me puede llevar al cielo. Y tengo claro que iré en un rato. - Joder, joder, Tomasito, tio. Me aseguras que me va a gustar? Que no me va a dar asco? - Pues no sé decirte. A mi no me lo da, al contrario, me gusta. Si vences el reparo inicial, que sé que tienes, estoy seguro que a ti te gustará también. - Que cabrón eres! -dijo Ignacio contrariado- te vas a enterar como me conviertas en maricón!. - Eso quiere decir que te quedas? - Que remedio!. Los dos amigos se levantaron y se dirigieron al dormitorio en el que estaba Isabel y la encontraron tumbada en la cama pero con el vestido puesto. - Quiero que le trates con mucho cariño, y que le hagas disfrutar al máximo -dijo Tomás a Isabel al tiempo que empujaba dentro de la habitacion a Ignacio. - Tiene muchas dudas -proseguía Tomás-, asi que todo debe ser muy natural, vale? Estoy seguro de que nadie mejor que tú para iniciarle. - No lo dudes -respondió Isabel con una amplia sonrisa. - Ven, cariño, no me tengas miedo -dijo a Ignacio-. Mi intención es que lo pases como nunca. - Vale -dijo temeroso Ignacio mientras se acercaba a la cama. Tomás prefirió salir de la habitación para que, llegado el caso, Ignacio actuase por si mismo y no se cortase por la presencia de él. Ignacio se sentó en el borde de la cama y quedó sin saber que hacer. Isabel cogió su mano y la llevo a una de sus tetas, pasándola al otro pecho tras un repaso del primero. La mano de Ignacio que en un primer momento estaba algo rígida pasó a dejarse llevar. Así, en silencio, estuvieron un rato, masajeando los pechos hasta el punto que la mano ya se movía sola. Ignacio se sentó en la cama volviéndose un poco mas hacia Isabel y llevó una segunda mano. El contacto con los pechos aún vestidos de Isabel estaba haciendo que de nuevo su polla cobrase vida. Sin darse cuenta, el propio Ignacio fué el que acerco su boca a la de Isabel, que le recibío dejándose hacer. La lengua de Ignacio entraba en la boca de Isabel jugueteando con su lengua y una de sus manos se situó en su cuello sujetándola para afianzar mas el beso. Isabel de pronto notó como la presión de la mano en su cuello cesó y la lengua de Ignacio se paró. En ese momento Ignacio estaba siendo consciente de a quien estaba besando. Antes de que tomase la decisión de retirarse, Isabel llevo su mano a la polla de Ignacio cogiéndola suavemente y acariciándola de arriab a abajo. Sintió como de la garganta de Ignacio se exhalaba un suspiro y de nuevo su mano volvía a presionar su cuello. Primera prueba superada! Ignacio estaba disfrutando con una travesti. Un buen rato mas estuvieron besándose hasta que Isabel cogió la mano que Ignacio aún tenía sobre su pecho y la llevo mas abajo. Ahora era ella la que con su lengua embestía a Ignacio y éste no rechazaba esa lucha de lenguas. La mano de Isabel que estaba en la polla de Ignacio imprimía un movimiento cada vez mas parecido a una masturbación, y eso a Ignacio le tenía excitadísimo. Por fin, en ese momento a Isabel le pareció oportuno posar la mano de Ignacio sobre su polla. Un par de segundos Ignacio permaneció parado, como congelado, pero acto seguido, quizás llevado por la curiosidad, comenzó a masajear torpemente la polla de Isabel, que estaba ya bastante empalmada. - Vamos, sin miedo, tócala. Es para ti -susurró Isabel a Ignacio. - Es la primera vez que toco una polla, sabes? -dijo casi tartamudeando Ignacio. - Lo sé -contesto Isabel con voz muy relajada- y lo estas haciendo fenomenal. La mano que magreaba la polla de Isabel ya tenía vida propia, así que Isabel la dejó hacer al tiempo que se levantaba el vestido. Ignacio puso su mano sobre el tanga que a duras penas lograba ocultar el pene de Isabel y continuó con el masaje. - Así se nota mas -dijo Ignacio con un voz que a Isabel le pareció de cierta excitación. - Quítame el tanga si quieres. Ignacio, torpemente, trató de bajar el tanga a Isabel pero la pellizco y ésta hizo un leve gesto de dolor. - Perdona! -dijo dulcemente Ignacio- ¿Te he hecho daño? - No te preocupes, espera -contestó Isabel mientras ella misma se echaba a un lado el tanga. La polla de Isabel saltó como un resorte de su cautiverio e Ignacio estuvo un rato embobado con la vision de la polla que tenía delante. Hasta ahora lo que habia tocado era un bulto, de un polla, si, pero un bulto al fin y al cabo. Ahora si ponía su mano sobre aquello estaría cogiendo una polla de verdad. Dudo un instante hasta que la mano de Isabel, cogiendo la suya, hizo que por fin agarrase el mastil de carne. - Que calentita y que dura esta -dijo al tiempo que pasaba su mano por todo lo largo. - Si, cariño, tócamela, que me esta encantando. Verás como a ti tambien te gusta. Por fin Ignacio agarró la polla y comenzo a pajear a Isabel, que soltó la polla de Ignacio y se recostó al tiempo que se desabrochaba parte de su vestido dejando sus pechos a la vista de su compañero, que seguía masturbándola. - Te apetece probar a darme un beso en la punta? - Uff, no sé -contesto Ignacio. Ante las dudas, Isabel dijo a Ignacio que se tumbase en la cama a su lado pero en posición opuesta. Cuando estuvo asi colocado le dijo que continuara tocandola la polla y ella se metió la de Ignacio en la boca. Eso no se lo esperaba ya que de pronto a Ignacio se le puso durísima y comenzo a mover la de Isabel con mas ánimo. - Vamos, porfa -dijo con voz muy melosa Isabel- dame un besito. Esta vez Ignacio no podía decir que no. Su propia polla estaba en la boca de Isabel. Lentamente se acerco y puso sus labios sobre el prepucio de Isabel, que notándolo, se esmeró especialmente en la mamada que le estaba haciendo. Que Ignacio hubiera recibido pocas mamadas en su vida hizo que se excitase hasta tal punto que si darse cuenta, unos minutos mas tarde tenía dentro de su boca una buena porción del pene de Isabel. Aunque se la estaba comiendo de forma muy inexperta y torpe, Isabel no paraba de elogiar la mamada que Ignacio hacía, con lo que cada vez se animaba mas. Mientras, un dedo de Isabel fue reptando por la piel del trasero de Ignacio hasta llegar a posarse sobre su ano. O Ignacio no se había dado cuenta o le estaba gustando, ya que Isabel no percibió ninguna reacción. Poco a poco, muy despacio, fué haciendo circulos alrededor y presionando hasta que la punta del dedo se abría paso, y la única reacción que pudo notar fué que Ignacio le agarraba sus huevos mientras trataba de meterse mas adentro su polla. - A este también le va la marcha -pensó Isabel. El dedo poco a poco fué introduciéndose y masajeando el interior del ano de Ignacio que parecía disfrutar de la sensación. Isabel se dabatía entre meter otro dedo mas o abandonarse a la mamada que le estaba dando Ignacio, ya que en muy poco tiempo había aprendido y se la estaba mamando francamente bien. Optó por explorar el ano de Ignacio... al fin y al cabo se trataba de que obtuviera el maximo placer y con una polla en el culo seguro que alcanzaba placeres nunca sentidos. Un nuevo dedo trató de hacer compañía al primero pero Ignacio dió un respingo. Isabel sacó el dedo que estaba dentro y lubricando los dos a la vez con el propio liquido preseminal de Ignacio probó a meterlos. Cuando de nuevo las puntas de los dedos estuvieron dentro oyó un gruñido de placer de Ignacio. Siguió despacio invadiendo el trasero hasta que por fin los dos dedos estaban dentro. Ahora si que respondía Ignacio con suspiros cada movimiento de los dedos de Isabel. Tanto movimiento consiguió que por fin el ano se le dilatase como para que un tercer dedo entrara. A pesar de tener en su boca el pene de Isabel, los gemidos de Ignacio eran perfectamente audibles. Isabel se dedicó a dilatar mas aún el ano de Ignacio que con autentica pasión mamaba la polla de Isabel. - La quieres dentro de tu culo, cariño? - Ufff... si, quiero sentirla dentro! Isabel se dió la vuelta y volteó a Ignacio. Agarró el pene de Ignacio completamente erecto y con la otra mano le colocó las piernas de modo que dejaba el ano completamente expuesto. Se puso un preservativo y puso su capullo sobre el ano ya dilatado y apenas comenzó a empujar la polla iba enterrándose en ese culo tragón. Ignacio recibía cada centímetro de polla con suspiros de satisfacción hasta que llegó un momento que noto cierto dolor y expresó una leve queja. Isabel se detuvo y tapando la boca a Ignacio espero a que su polla se acomodase, no sin dar de vez en cuando algun empujón que la iba metiendo mas aún. Estas maniobras duraron unos minutos hasta que por fin Isabel liberó la boca de Ignacio. - Ya esta toda dentro, cariño. Ahora relajate y disfruta de una buena polla en tu culo. - Siii, Dios, que gustazo! -exclamaba Ignacio. Isabel comenzó un leve vaivén que por momentos fué incrementándose. Ignacio, como loco, movía su trasero pidiendo mas polla. Isabel paró de moverse: - Vamos, putita, encúlate tu solito. Ignacio, despojado de toda vergüenza, movía sus nalgas con avidez buscando mas profundidad en la enculada. Al tiempo Isabel agarró de nuevo la polla de Ignacio masturbándole rápidamente. Un par de minutos mas tarde Ignacio exclamo: - Me voy a correr!! Dios mio! que gustazo! - Si cariño! Córrete. Dame tu leche de putita!. - Ufffff. Me corro!!! -gritó Ignacio mientras varios chorros de semen salian disparados de su pene. - Vamos, quiero mas lechita! mi amor! Ignacio, tras correrse, redujo la velocidad de las enculadas hasta un punto que era Isabel la que empujaba, ya muy suavemente. - Quiero que ahora me comas la polla -le ordenó Isabel. Obedientemente, Ignacio se levantó y se arrodilló en el suelo al tiempo que Isabel se sentaba en el borde de la cama. Se quitó el condón y le ofreció la polla que Ignacio rápidamente engulló. Isabel puso las manos hacia atrás y se recostó para disfrutar de la mamada que le daban. Tres minutos mas tarde su respiración ya era mas agitada y con una de las manos aseguró la cabeza de Ignacio para que no soltara su polla. - Ahora quiero que te tragues todo mi néctar, putita! Ignacio asintió sin pensar realmente de que se trataba, pero un instante después se sorprendió cuando en su paladar recibió una abundante ración de semen. Tuvo la intención de echarse hacia atrás, pero las dos manos de Isabel impidieron la huida. Un par de segundos mas tarde, las intenciones de Ignacio se habían esfumado. Ahora con la lengua paladeaba el semen que hubiera podido quedar alrededor de la polla de Isabel. - Joder! Ha sido tremendo! -dijo Ignacio una vez saco de su boca la polla. - Te ha gustado, cariño? - le contesto muy dulcemente Isabel. - Ufff... ha sido increible. Jamas he disrutado tanto en una cama! - Bueno -dijo Isabel jocosa- pues me alegra saber que te he estrenado asi de bien! - Y es verdad lo de que cobras por esto? O solo estas con Tomás? Isabel puso el semblante mas serio. - Si, bueno, pero lo de hoy ha sido por placer, no por dinero. - Yo lo decía por... En ese momento, Tomás entró por la puerta. - ¿Qué tal lo habéis pasado? - Que te responda él -dijo Isabel. - Joder, tio, de P.M. - contestó Ignacio. - Pero... -siguió diciendo- ¿esto no saldrá de aqui, verdad? - Por mi no te preocupes. Yo soy una tumba -dijo Tomás. Ignacio fué a darse una ducha ya que debería volver a casa. Al día siguiente le contó a Tomás que fué a su casa por que había tenido una discusión muy fuerte con su mujer, de ahí que bajo ningun concepto quisiera irse y hubiera accedido a estar con otra mujer... o lo que fuera. No obstante, había disfrutado como nunca ya que sus relaciones con su mujer eran mas bien monótonas y demasiado pacatas. Tomás le tranquilizó. Le hizo saber que de su boca no saldría nada. Le contó la historia de él con Isabel. Después de esta charla distendida, acordaron por fín cambiarse a un nuevo despacho. Necesitarían una recepcionista... los dos pensaron ofrecer el puesto a la misma persona.

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