jueves, 17 de abril de 2014

PISO COMPARTIDO

Dicen que la etapa universitaria es de las mejores en la vida, sinceramente siempre he pensado que eso lo decían gente que se tomaba su carrera a broma, o que cursaban estudios sencillos, … en mi caso fue una sucesión de esfuerzo, sacrificios, … tenía que estudiar mucho para poder mantener la beca que me permitía seguir adelante, en mi carrera la gente que disfrutaba la vida universitaria tal como la venden las películas duraba un cuatrimestre antes de cambiar a otra. Mi vida se centraba en los estudios, tenía poco tiempo para diversión, juergas, … de tanto decirles a mis amigos de toda la vida el consabido “este finde no salgo que tengo que estudiar” ya no contaban casi conmigo y los días que salía con ellos me veía hasta fuera de lugar, no creía encajar en las que hasta hace poco eran también mis conversaciones, no entendía su despreocupación por la vida, …. me estaba convirtiendo en un muermo. Por suerte el esfuerzo da sus frutos y casi al acabar la carrera fui propuesto por uno de los profesores para disfrutar de una beca de investigación pagada por una empresa, la única “pega” era que me tenía que desplazar a otra universidad para poder hacerlo. Después de aprobar todas las asignaturas inicié mi nueva etapa como becario. El cambio fue notable, ciudad nueva, universidad nueva, estatus nuevo, compañeros de “trabajo” nuevo, un pequeño sueldo pagado por la empresa y por encima de todo ausencia de exámenes u otras obligaciones. Dentro de la beca además de la remuneración venía incluido bonos para comer en la universidad y el alojamiento, en mi caso un estudio compartido a tiro de piedra de la universidad. Mi compañero era un estudiante de intercambio, venía de Costa Rica y se le veía un tío majete pero algo reservado, éramos de la misma edad aunque al primer golpe de vista no lo pareciera ya que era un poco más bajo que yo con pelo largo y bastante delgado. El apartamento era realmente pequeño, con dos habitaciones un baño una cocina/salón que usábamos raramente para ver la tele, … cuando yo llegue el ya llevaba unos meses en el piso así que me sentí los primero días como un intruso. Con los días fuimos adaptándonos, horarios, uso de la ducha, horas en las que respetábamos la hora de dormir para no molestarnos con música, … no es fácil compartir piso con quien al principio es un desconocido, mi compañero como ya digo era bastante tímido y pudoroso hasta el punto que me coartaba algo pero vamos cosas superfluas, por ejemplo por la mañana yo solía ducharme antes que él por lo que los primeros días contrataba que yo salía medio en pelotas de la ducha mientras él lo hacía con albornoz, … lo achacaba a costumbres de uno y otro, siempre había pensado Latinoamérica era menos pudorosa. Me propuse disfrutar esa vida que hasta entonces había medio olvidado por los estudios, aprovechaba a salir todo lo que podía, fiesta cuando se terciaba, ir a tomar cervezas posttrabajo con mis compañeros, … , al ir ganando confianza alguna vez incluso salí con mi compañero de piso a tomar algo, estaba disfrutando la vida. Lo mejor los fines de semana, salía todos religiosamente, cuando pescaba algo me llevaba mi ligue a mi habitación donde daba rienda suelta a mis ganas de tanto tiempo, eso sí, siempre después de pasarlo bien la amiga de turno se marchaba a su casa, no quería jorobar a mi compañero y que se encontrara una tía dando vueltas por la mañana en el piso. Una d esas noches, al salir del piso para llevar a la chica a su casa vi por el pasillo a una chiquita morenita entrar en la habitación de mi compañero ¡y yo que le veía paradito!, al volver al piso mi compañero debía haber largado a su amiga porque no oí jaleo. Los fines de semana pasaban y la situación se repitió varias veces, lo suficiente como para que pudiera fijarme más en la amiguita de mi compañero, me pareció que siempre era la misma, aunque no podría asegurarlo ya que siempre la pillaba de espaldas, delgada y con culo respingón … un domingo de resaca al coincidir con mi compañero en la cocina le felicite por su amiguita … él se sorprendió muchísimo, le vi enrojecer … al rato me preguntó si realmente me había gustado, joder esa parecía una pregunta trampa, no podía decirle mentirle si decía que estaba como un queso se ofendería si decía que era normalita se podría ofender, así que término medio, contesté que parecía mucho más mona que la chica que ocupó mi cama la noche anterior, debí dar en el clavo con la respuesta porque se fue contento a su habitación. Había sido sincero, esa chica me estaba minando la moral, ese culo se aparecía hasta en mis sueños. El fin de semana siguiente rompió la racha y volví a casa sin acompañante y con alguna cerveza de más, para no molestar con ruidos abrí la puerta cuidadosamente, entré con cuidado y me encontré por primera vez frente a frente con la amiga de mi compañero a la que el sigilo le había impedido ir al cuarto de esté tan rápido como de costumbre, la verdad es que fue un poco incómodo ya que nos sorprendimos los dos, yo intenté excusarme, ella más o menos igual intentando pasar a la habitación que quedaba a mi espalda, ¡putos nervios! ¡qué situación tan embarazosa!, nos pasó lo típico de dos personas que intentan esquivarse, pero siempre elige el mismo sitio para pasar que el otro, en eso estábamos cuando me fije más detenidamente en la chica de mi compañero … me quedé helado … ¡que hacía mi compañero vestido de mujer! él se dio cuenta de que le había identificado y se fue a su habitación casi a la carrera. Esa noche entre mi fracaso para ligar, las copas, el encuentro con mi compañero, el recuerdo del culo de lo que creía su amiga, pase la noche dando vueltas. Al día siguiente intenté facilitarle la vida a mi compañero quise hacer las cosas como cualquier día para que no se sintiera mal pero no hubo manera, no salió de su habitación hasta bien pasado el medio día, le vi avergonzado, sin saber que hacer que decir … empezó a balbucear una respuesta intento explicarme algo, pero estaba tan nervioso que poco se le entendía. Pese a que yo estaba tan sorprendido como él me armé de tranquilidad, le tome del brazo y le dije que no se preocupara pero él seguía muerto de vergüenza, para romper un poco la tensión traté de soltar un chascarrillo, “tranquilo, si te llego a ver desde un metro más lejos no te habría reconocido y habría vuelto a pensar que eras tu amiga” … pareció surtir efecto y después de la hora de la siesta, benditos domingos, ya estaba la cosa más relajada aunque el seguía cortado. Finalmente se sinceró, aprovechando que yo veía la tele se sentó frente a mi y me empezó a explicar “sus cosas”, me contó que desde hacía años le encantaba la ropa femenina y travestirse, me dijo que en su país de origen, Costa Rica, le había costado más de un disgusto su afición primero con su familia ya que sus padres no aceptaban el hecho de que su hijo no fuera como ellos esperaban y después con quienes le rodeaban, por eso al venir becado a España y tener a su disposición un apartamento para el solo había encontrado lo que para él era el paraíso, cuando salía a la calle se vestía como la sociedad esperaba pero nada más cruzar la puerta se maquillaba, vestía de mujer, … y hacía vida en femenino … hasta que llegué yo al piso y le fastidie su paraíso, ya que él solo veía la oportunidad de vivir a su manera los sábados cuando yo salía y sabía que tenía la casa para el solo, sabía que su momento se acababa cuando la puerta se abriera para entrar yo de vuelta de fiesta, momento que aprovechaba para él volver a su cuarto hasta la siguiente semana y razón por la que siempre le veía de espaldas. La verdad es que aquello me dejó bastante perplejo, no sabía que responder y en parte me sentía culpable por haber roto su paraíso así que lo primero que se me ocurrió fue intentar devolvérselo, al menos en parte. Como siempre me he considerado liberal le dije que no había inconveniente en que hiciera su vida anterior, por mi no habría ningún problema ¿absurdo? Si, mucho pero me sentía en la obligación de compensarle. ¿Cómo puede alguien cambiar tanto? A partir de ese día empezó a vestir por el apartamento ropa femenina, usar voz femenina y a andar maquillado, los primeros días mentiría si dijera que lo veía normal pero con el paso de los días lo empecé a ver menos pintoresco, tanto que acabé tratándole por su nombre de guerra “carla”. Ell@ por su parte lo fue haciendo de manera muy progresiva, primero ropa unisex, algo de maquillaje, …. Al final era una auténtica fémina, el cambio fue tan sutil que directamente no me enteré de en que momento deje de verle como hombre El chico reservado paso a ser Carla, una chica alegre, que vestía de manera normalmente desenfadada, otras con ropa más sexy… ¿pero que coño me estaba pasando? ¿Qué hacía yo fijándome en el tipo de ropa que llevaba? Muchos días me sorprendía a mi mismo tratando de ver si se notaba algún bulto en su entrepierna si llevaba alguna falda ajustada, otros días me sentía como un niño pillado en falta cuando ell@ me pillaba mirándole el culo, ese culo respingón ¿cómo podía estar obsesionado por un culo de hombre?, … y sacando su lado femenino cada día llevaba ropa más sexy. El morbo de lo ambiguo se iba instalando en mí, cuando l@ veía recoger la colada plagada de tanguitas diminutos no podía dejar de imaginar como se colocaría el pene para que no se le notara, cuando l@ veía andar con taconazos me quedaba pensando en lo bonito que le hacía el culo, …. ¡joder, en que coño pensaba! … la verdad es que no pensaba en ningún coño, en mis sueños no paraba de aparecer carla, me despertaba con la polla tiesa y empapado en sudor. Intentaba que ese estado de agitación e interés no se notara, trataba de hacer vida normal, intentaba que todo pareciera lo más normal del mundo, .. Carla desde luego lo notaba y cuanto mayor era mi empeño en mostrarme como antes más sexy vestía, más sonreía, más… Me estaba volviendo loco, para intentar tranquilizar mi espíritu traté de combatirlo de la manera más sencilla posible saliendo un Sábado, tomando un par de copas y tirándome a la primera que me cruzara, casi lo cumplo, salí tome las copas pero fracasé en lo de tirarme a alguna, mi mente no estaba centrada así que con los pies frios y la cabeza caliente volví a casa. Para colmo de disgustos, Carla estaba en casa, ¿Cómo se puede ser tan cabron@? Estaba viendo la tele vestida como un auténtico zorrón, al verme entrar saludo sorprendida y maliciosa al ver que volvía tan pronto y sin compañía femenina. Pese a que siempre iba vestida de mujer en casa y nunca fuera de las cuatro paredes, se reservaba los sábados como su día especial, reservaba sus conjuntos más sexy, se maquillaba casi de fiesta, … ese día llevaba zapatos de tacón altísimos, falda muy suelta y vaporosa y una blusa atada a la cintura. Como por encima de todo le gustaba su aspecto pero no se arriesgaba a salir así a la calle aprovechaba esos sábados para tomarse algo así que nos encontramos los dos vestidos de “guerra” sin pareja y con alguna copa. Me senté en el sillón, comenzamos a charlar y poco a poco fui cayendo en su red, me hablaba suave, sensualmente, me preguntaba si lo que le dije de Ell@ cuando pensaba que era una chica, “que estaba como un queso” era cierto, y así entre bromas y veras se fue acercando. Sin darme cuenta de como lo había hecho estábamos los dos en el sillón pegados, hablando muy quedamente, acercándonos para oírnos y yo con una erección que se notaba demasiado. Carla aprovechó el momento, y mirando para ver mi reacción colocó su mano sobre mi polla, no sé que vería en mis ojos pero ella no se detuvo y comenzó a desabrochar mi pantalón al tiempo que se acercaba a besarme, como un animalito asustado simplemente me deje hacer, respondí con timidez a sus besos, correspondí cohibido con mi lengua a su lengua, …, saco mi polla y comenzó a acariciarla lentamente, los besos comenzaron a ser cada vez más calientes. Nos miramos sorprendidos de lo que estábamos haciendo aunque sinceramente desde hacía días ninguno de los dos pensaba en otra cosa. Ell@ agradecida me tumbó hacia atrás en el sillón, se inclinó sobre mi y comenzó a practicarme sexo oral, estupefacto y feliz miraba para ver a Carla chupar con avidez, veía entrar mi polla en su boca y salir brillante por su saliva, ella la tomaba con su mano al mismo tiempo y la masturbaba, su mirada lasciva añadía más leña al fuego, mi polla es de un largo standard pero más notablemente más ancha de la media lo que siempre ha hecho que esté orgulloso de ella, eso no suponía ningún problema para Carla que lamía, chupaba, mamaba como si no hubiera mañana, me gustaría decir que me comporté de manera impecable pero la verdad es que tanta excitación y tan buen hacer trajeron como consecuencia que mi aguante se viera muy menguado, mi polla comenzó a convulsionar anunciando una eyaculación inminente, ella haciendo gala de vicio mayúsculo recibió los primeros chorros de mi corrida en su boca, para continuar sacándosela y recibir el resto sobre su carita, ante mi sorpresa cuando acabe se relamió, chupó los dedos, …. Y sonriendo me dijo lo malo que había sido que le había dejado caliente … De algún lado de mi mente que yo desconozco salió una reacción que nunca habría esperado, traté de agradecer lo que me había hecho aunque si soy sincero me estrelle con mi inoperancia, no sabía muy bien que hacer, Ell@ se vio tan sorprendida como yo y por primera vez la vi con el paso cambiado, a pesar de llevar tiempo fantaseando uno con el otro cuando llega el momento ¿Cómo satisfacer a una chic@ especial? Trate de hacer como con cualquier otra chica, besos, abrazos, … poco a poco la cosa empezó a ser fluida, empecé a tocar por encima de la blusa su pecho, notaba el sujetador escasamente relleno pero no me importaba, era mucho más femenina que la inmensa mayoría de las mujeres con las que había estado. Tratando de canalizar mis deseos baje mi mano por su espalda hasta sus nalgas …. Que placer, que respingonas, … las amasé, las sobe, .. ante cada iniciativa mía tenía como respuesta los gemidos de placer de Carla que cada vez más caliente se desabrochó la blusa dejando a la vista su cuerpecito, morboso, ambiguo, con un sujetador relleno que hacía que su pecho pareciera el de una chica jovencita, …. Dejando al mente en blanco solté su culo y lleve la mano a la parte delantera para ofrecerla caricias, a pesar de saber que encontraría su pene, no se porque esperaba encontrar algo acorde a su feminidad, un pene pequeño, suave, blandito, me sorprendí y me retiré de su boca y su sexo, Carla comprendió mi sorpresa y se quedó quieta, casi con temor a mi respuesta pero al ver de nuevo su cara, su mirada, su feminidad vencí la barrera con la que había chocado, volví a tocar su sexo, esta vez de manera consciente, su pene estaba completamente erecto y lejos de lo que había imaginado su tamaño distaba mucho de ser pequeño, era mucho más largo que el mío y aun más grueso, no había visto nada parecido ni siquiera en las películas porno. Era más grueso en la base que en la punta y estaba recorrido por gruesas venas, era la antítesis de su cuerpo menudo y lleno de feminidad. Ella se levantó, dejó caer su falda y se mostró ante mi adornada únicamente por su sujetador, su melena suelta, sus zapatos y su tanga, este se veía ridículo ante semejante polla, era incapaz de contener mínimamente el único símbolo de masculinidad de su cuerpo, esa ambigüedad era lo más morboso que había vivido, ante mis ojos tenía una chica guapa, delgada, con curvas de mujer joven, casi de adolescente, vestida con un tanga en la que se adivinaban unos gruesos testículos y asomaba por un lado y por la parte superior una absurda polla, larga, erecta, venosa, palpitante, enorme … La imagen pudo más que yo y ante la sorpresa de Carla me arrodille ante ella, saqué su polla de su pequeña cárcel, me acerque a su polla y la tomé con mis manos, sorprendido de lo que estaba haciendo, nunca había tocado una polla ajena y esto me estaba produciendo sensaciones extrañas, la notaba viva, respondía a mis caricias, al mirar hacia arriba veía a Carla con los ojos cerrados, disfrutando de algo con lo que llevaba fantaseando desde que nos vimos por primera vez. Mi cuerpo tomaba decisiones por mi y casi de manera inconsciente acerqué mi boca a la punta, comencé a chupar tímidamente para ir abarcando cada vez más, con cada chupada intentaba ir profundizando las mamadas tanto como pudiera, en cada ocasión acababa casi casi fuera de su polla, con mi boca abrazando su capullo para nuevamente metérmela tan profundo como mi garganta permitía, aun así era incapaz de comérmela entera como si había hecho Carla con mi polla, me quedaba un buen trozo sin poder chupar, ante esa incapacidad mí poco a poco fui pajeando para ayudar, sinceramente me había abandonado a dar placer y supongo que lo estaba haciendo bien ya que ella cada vez ell@ participaba más, acompañaba con movimientos de su cadera mis chupadas, casi casi me estaba follando la boca, dejando traslucir su condición masculina, me estaba follando la boca de una manera enérgica, más de lo que yo lo hubiera hecho nunca con ninguna chica, aquello era una locura, una locura deliciosa … Dentro de la ambigüedad esto era aun ambiguo ya que parecería más lógico que la parte viril tanto en polla como en comportamiento la aportara yo, pero todo lo contrario, en el espejo se podía ver a Carla con su cuerpo menudo, delgad@, con su sujetador ligeramente relleno, con su diminuto tanga prácticamente dado de sí, apartado y dejando sitio para que saliera su polla, varonil, grande, con una forma preciosa y de un tamaño casi grosero, agarrándome la cabeza para impedir que mi boca escapara y follándome la boca con desesperación, si me hubiera fijado habría visto algún deje varonil, pero no estaba en situación de fijarme en esas cosas, allí estaba yo, desnudo, de rodillas mamando la polla de mi diosa, por otro lado mi polla … podríamos decir que allí estaba casi haciendo el ridículo, colgando flácida y chorreante entre mis piernas después de haber soltado su carga de leche en la boca de Carla, mis testículos eran eso, testículos que no soportaban virilmente la comparación con los cojones de Carla, … y estaba disfrutando con ello… y ella más aun, de repente, comenzó a gemir, note como su polla se tensaba, su cuerpo se arqueaba, su cojones se retraían y finalmente explotó, Con su polla aun en mi boca recibí sus primeros disparos, los notaba llegar caudalosos, con mucha fuerza, traté de aguatar toda la descarga pero me fue imposible, con la boca llena de semen saque su polla que sin inmutarse continuo lanzando copiosos disparos, mi cara, mi pecho, el suelo de alrededor, … me parecía increíble que alguien pudiera soltar tal cantidad de leche, con tanta fuerza, .. cuando terminó quedó extenuada y yo satisfecho, su semen comenzaba a escurrir de mi boca, de mi cara y de mi pecho, bajando por mi abdomen y resbalando por mi polla hasta caer al suelo haciendo un pequeño charco. Quietos permanecimos así por unos momentos, ambos parecíamos vacíos, no sabíamos muy bien como reaccionar, supongo que la lógica se impuso y fuimos hacia la ducha, se había establecido entre nosotros un curioso vínculo, no hacía falta decirnos nada para sentirnos como pareja. El camino hasta la ducha lo hicimos en silencio, de la mano. Me sentía en la gloria. Al llegar a la ducha aproveche mientras Carla se hacía una coleta para limpiarme la absurda cantidad de leche que aún tenían encima. Cuando ella entró lo hizo completamente desnuda y pude ver por primera vez sus pequeños pechos, al ver como los miraba me confesó que llevaba poco tiempo tomando hormonas, se veían preciosos, como los de esas novias que hemos tenido todos cuando éramos adolescentes. Tampoco traía el tanga, su única vestimenta era la goma de la coleta, ahora con calma pude disfrutar con serenidad de su desnudez, su ambigüedad, .. su imagen era el de una joven, con su pecho pequeño, su cadera estrecha pero con el culo respingón, lo único que chocaba era su pene, …, lo más raro es que no se veía extraño en su cuerpo, simplemente era diferente, se veía ahora flácido, digo flácido y no pequeño porque el tamaño seguía siendo absurdo, le colgaba, flanqueado por dos imponentes cojones, con la piel ya blanda, lleno de pliegues de piel una vez perdida la erección, completamente depilada, con las venas claramente visibles … dudo que mi polla erecta tenga el mismo volumen que la de Carla flácida. Comenzamos a ducharnos y por vez primera pudimos disfrutarnos con calma, volvieron los besos, las caricias, al acercarnos y apoyarnos uno junto al otro nuestros penes se tocaron ante nuestras curiosas miradas, ambos flácidos mi polla de la que tan orgulloso estaba se veía casi infantil al lado de la suya, reimos, … los besos como los de toda pareja recién nacida no tenían límite, nuestras manos eran imparables. Yo pese a haber eyaculado apenas media hora antes comencé a sentir viva de nuevo a mi polla, empecé a notar los primeros compases de mi erección y esperaba con ello aunque fuera por amor propio dar muestras de un poco de virilidad, de poco sirvió, al bajar mi vista me encontré nuevamente a la polla de Carla erecta, insultantemente grande, insultantemente dura, increíblemente viril, ¿Cómo podía estar de nuevo empalmada si hacía menos de 5 minutos que me había regado con su leche?, ¿Cómo podía alguien tan aparentemente frágil tener dos erecciones tan seguidas? Y sobre todo ¿Cómo puede alguien que está tomando hormonas tener una virilidad tan exagerada? Cuando finalmente mi polla alcanzo la erección la comparación era insultante, aunque realmente estábamos gozando con ello, al ser más bajit@ que yo su polla quedó por un momento bajo mis testículos, quedando estos apoyados en esa barra, mi polla parecía estar haciendo equilibrios, entre risas tratamos de cambiar los papeles pero al meter mi pene entre sus cojones este se perdía, estos en lugar de apoyarse como habían hecho los míos simplemente arroparon a mi polla, notaba su calor … , el jabón, los juegos, … dejamos la ducha a medias, entre magreos conseguimos llegar hasta los pies de su cama, de espaldas simplemente me deje caer, ella volvió a inclinarse sobre mi para repetir la mamada que me había regalado antes pero de nuevo mi cuerpo pensaba por su cuenta, sin darme cuenta mientras ell@ chupaba mi polla subí los pies a la cama dejando mis piernas flexionadas. Ese movimiento mío facilitó que carla incluyera en su mamada a mis testículos para ir pasando poco a poco a mi virgen agujero, al principio despacio, casi pidiendo permiso fue dando furtivos lengüetazos, ante mi nula reacción negativa fue poco a poco subiendo la apuesta, a la mamada se sumo un dedo travieso dentro de mi culo, a punto estuve de acabar allí mismo, ¿Cómo podía haber pasado mi vida sin explorar esa parte de mi cuerpo? A ese dedo pronto se sumó un segundo ambos movidos con maestría en suaves círculos, de haber seguido así me habría corrido en segundos, mi excitación era máxima, conseguí sacar sus dedos de mi culo y atrayéndola hacia mí puse su boca sobre la mía. En la cama, besándonos, con las pollas erectas, con mi culo dilatado y al borde del colchón y mis piernas abiertas la batalla estaba perdida, notaba como su polla se apoyaba sobre la mía y la sobrepasaba por la parte de arriba, notaba como sus cojones se apoyaba sobre los míos, al tomarla con mi mano la sentí palpitante, caliente, sudorosa, muy dura, … no me sentí mal mientras la llevaba hasta mi culo y me sentí feliz mientras me penetraba mirándome fijamente a los ojos, lo hizo con una dulzura máxima, muy despacio, sin prisa, ella sabía que su potencia vencería todas mis durezas, esa calma y mucha saliva que ella iba poniendo con su mano hicieron casi llevadero el intenso dolor que me provocaba, notaba como me partía por dentro, no se como consiguió llegar a la mitad, allí se quedó un buen rato esperando a que mi culo se amoldase momento en que empezó a retirarse muy despacio dejando en mi interior un vacío que yo podía notar, sacó solo un poco la polla hacía atrás para nuevamente volver a penetrar muy despacio, lo fue repitiendo hasta que el dolor cesó completamente, ya la penetraciones empezaron a ser más profundas, muuucho más profundas hasta que finalmente note que la tenía completamente dentro. Bajé la mano y pude notar como su cadera estaba tocando en mis nalgas y sus cojones apoyados en mis testículos, estaban bañados en sudor del esfuerzo que había significado penetrarme. Miré su gesto y era el de la persona más satisfecha del mundo, comenzó a retirarse para volver a entrar en mi, poco a poco esos movimientos fueron cada vez más amplios, hasta alcanzar una amplitud imposible para una polla que no tuviera una dimensiones semejantes, el ritmo se fue haciendo cada vez mayor y el placer … no encuentro palabras. El ritmo era frenético, para dar más potencia ella apoyo mis piernas en sus aparentemente débiles brazos controlando aun más la follada, cada embestida empezaba con su polla casi fuera de mi culo para a continuación tirando de mis piernas penetrarme vigorosamente en toda su longitud, yo no podía evitar que se me cerraran los ojos cuando sus cojones me golpeaban, parecía un animal, no se cuanto estuvo follándome, sé que fue mucho y sé que me pareció poco. Mi cadera había cobrado vida propia y se movía acompasada con sus embestidas, para ayudarme abrace su espalda con mis piernas y su cuello con mis manos, ¿Cuánta mujeres me habían hecho eso a mí antes? Todo era desenfreno, como pude me alcé lo suficiente como para alcanzar su pequeño pecho, sus pezones de un color moreno aparecían erectos y reclamando mi atención, ambos agradecimos las lamidas que les propiné, se pusieron aun más duros y consiguieron que Carla bombeara aun con más potencia. Me gustaría decir que en esta ocasión mostré algo más de hombría y aguante pero mentiría, no es que me corriera, es que lo hice sin que mediara la más mínima atención a mi polla, pese a estar durísima ni Carla ni yo la hicimos el más mínimo caso, allí había una polla importante pero no era la mía. La corrida fue copiosa, cosa que me dio algo de orgullo, sobretodo teniendo en cuenta que era la segunda, manche mi abdomen, el suyo, las gotas llegaron hasta a su pecho, lamí todo lo que quedó al alcance de mi boca. Carla volvió a mostrar una virilidad impropia de su aspecto, su bombeo seguía siendo intenso, siguió algunos minutos penetrando con fuerza hasta que al final viéndome vencido decidió acabar. Lo hizo después de unas cuantas penetraciones especialmente tensas, noté como los chorros de semen inundaban mi interior, no se cuantos soltó dentro solo sé que al sacar sin prisas su polla y dejar mi interior hueco estos siguieron fuera, fueron muchos, su corrida ocultó por completo lo que quedaba de la mía, algunos alcanzaban mi cara, otros mi pecho, algunos caían sobre la cama, finalmente tomándola con la mano dirigió los chorros sobre mi polla que ya empezaba a ablandarse y huevos cubriéndolos generosamente. Allí quedamos los dos, completamente reventados, allí mismo le confesé que era la primera vez que me follaban y que había sido la mejor experiencia de mi vida, ella casi con lágrimas de emoción me dijo que esa noche había follado por primera vez. De eso hace unos cuantos meses, … han cambiado algunas cosas en nuestra vida la primera es que nuestra relación fluye y disfrutamos juntos cada momento. De cara al exterior somos dos becarios que comparten piso pero una vez se cierra la puerta y sin que falle un solo día ella se traviste para convertirse en mi chica y me folla como si no lo hubiera hecho nunca. No he vuelto a tocar a ninguna mujer ni he sentido ganas de hacerlo y cuando pienso en ellas es para sentir un orgullo interno al saber que las folladas que ellas van a recibir serán mediocres al lado de las que yo recibo, que la potencia de sus parejas será un chiste al lado de las de mi “novia”. Carla por su parte sigue con su tratamiento de hormonas por lo que sus pechos cada vez nos cuesta más disimularlos cuando viste como hombre en la calle, otro efecto secundario es que de vez en cuando le sale algo de leche de sus tetas que yo disfruto como manjar de dioses, por otro lado el endocrino nos advirtió como casi seguro efecto secundario la perdida de capacidad para alcanzar erecciones funcionales, el pobre hombre nos miro extrañado al ver como sonreíamos y es que cada día desde aquel primer día Carla necesita poco más que uno de mis besos para que su polla se ponga dura y se escape de sus braguitas transformándose en el animal que me penetra varias veces a diario. Su ropa ha tenido que adaptarse, primero por el aumento de pecho y después por sus frecuentes erecciones, los tangas los da de si en poco tiempo y cuando no me está follando y la tiene flácida son incapaces de sujetársela completamente y le asoma bajo los camisones Mi cuerpo poco a poco se va acostumbrando, los dolores son historia y mis erecciones casi casi también, mi polla blandita se limita a eyacular discretamente varias veces en cada follada a la espera de que mi dueña la empape varias veces diarias

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