domingo, 30 de marzo de 2014

JUEGO DE GEMELAS lV

Al siguiente día por la mañana desperté con los primeros rayos de sol y Erika me observaba. -Desnúdate, ordeno. Así lo hice, las marcas del corpiño y las medias daban a mi cuerpo un toque más femenino. -Perfecta, no lo puedo creer, me dio un beso y me recorrió de pies a cabeza. Nos paramos y metimos a bañar cada una por separado, mi maquillaje era un desastre y el pelo era casi lo mismo, al caminar desnuda y sentir mis senos y nalgas rebotar coquetamente, me sentía muy mujer, el agua rodeaba mi cuerpo terso y completamente libre de vello. La inflamación de los procedimientos había desaparecido, pero el volumen seguía ahí. En la regadera teníamos una ducha de teléfono que ahora use sobre mi cuerpo y aplique especialmente en mi entrepierna y sensibles pezones, fue delicioso y me hizo sospechar de la insistencia de Erika para que la instaláramos. Salí del baño y me seque el pelo dejando la toalla enredada y otra más envolviendo mi torso, que sujete tramando la toalla a la altura de mis senos. Al salir del baño Erika estaba ahí. -Muy bien nena, más que sorprendida estoy complacida, pero aun con miles de cosas que asimilar y algunas más que explicar, por los hechos creo que tu verdadero yo se ha apoderado de ti y la mujer que llevas dentro brilla con toda su luz. En cuanto a mí, me has ensenado mucho, sé que soy caliente, más de lo que lo he sido con tu otro yo, y menos de la lesbiana que sacaste de mí la noche de ayer. Como has notado todo empezó por tu falda y por Marco a quien mentí diciéndole que tenía una hermana gemela, a falta de una verdadera estas tu, como podrás haberlo notado y quizás Antonio te haya comentado, invente lo de la micro vagina, como pretexto para tu timidez y tratar de evitar la insistencia de ambos para conocerte, pero eso incremento su curiosidad y deseo, y luego tu con tus ganas de sentirte mujer, me orillaste a ponerte en esa situación, que por cierto, no me cabe duda disfrutaste al máximo. La deje hablar, confirmando mis sospechas y curiosa de lo que estaba a punto de proponerme. -No te quedes así mujer, ¿tienes alguna duda? ¿Quieres seguir con esto? -Seguir, adelante, me has hecho cumplir muchas de mis fantasías y mucho mas. ¿Dudas? Muchas, pero en particular, ¿cómo hemos pagado todo esto? -Esa es una historia un poco larga e incluso inverosímil, aunque he de decirte que más bien es por parte de un trabajo que sólo nosotras podemos hacer. -¿Cómo es eso? ¿Nosotras? ¿Podré trabajar como Jessica? Escucho. -Para empezar estar reportada como enferma en tu antiguo trabajo, entregue los comprobantes de la clínica y tienes quince días para volver, después de tu supuesta recuperación, por si quieres dar marcha atrás, sólo tienes que dejar la dieta, los días de belleza, la ropa, los tratamientos y algunas cositas más, y listo volverá tu otro yo, aunque algunas cosas como las perforaciones de los oídos y los pezones agrandados se conservarán, pero después de un tiempo nadie lo notará. -De ninguna manera, he empezado y ahora me siento más feliz que nunca. Respondí rápidamente. -Bien, entonces. Podemos seguir con el plan. -Soy toda oídos. Sin darme cuenta ya pensaba en femenino. Había respondido como tal y las piernas cruzadas y la forma de llevar las toallas lo confirmaban. -Lo ves eres toda una nena, mírate nada más. A lo que íbamos. Primero como conocí a Marco. Gracias a tu olvido, mi seguridad como mujer se habían deteriorado, sentía que no era capaz de tener a un hombre real a mi lado y que por eso lo habías hecho, entonces, en una de las idas a “casa de mi madre”, en las que por cierto creías que no me daba cuenta, pero era evidente que usabas mi ropa y todos mis cosméticos y además un día encontré tu juguetito que al parecer tiraste a la basura para evitar más daño, lo bueno que ya tenemos otro. Se carcajeo y yo con ella. -Y muy sabroso por cierto. Pero dime más ¿qué onda con Marco? -Para empezar lo conocí en el camión, iba a una junta de negocios a la misma ciudad donde vive mi madre. Hubo un accidente en la carretera, justo como te lo conté, y tardamos cuatro horas más de lo programado. Él perdió su reunión e hizo los arreglos por teléfono, se notaba que se dedicaba a los negocios. He de confesar que ya tenía planeado irme a un hotel y salir a tomar una copa por ahí. Como pasa en estos casos empezamos a platicar para mitigar el tiempo, más que nada hablamos de los tiempos de la escuela y las cosas chuscas que hacen las mamas, recuerdas mi foto en tamaño natural donde me retrataron desnuda a los tres años. -Como olvidarla, si cada reunión concurrida tu madre no puede evitar mostrarla al público en general. JAJJAJA -Pues tenía una parecida y poco faltaba para que sus papas la proyectaran en el zócalo el día de la independencia. Reímos con locas imaginando la escena. -Imagino su tilincito meneándose por ahí, jejeje. -¿Quién dijera que ha crecido tanto? -Por lo que ví el otro no día, no tanto como el de Antonio. O ¿Sí? -En que te fijas mujer, eres toda una putita, no me cansaré de decirlo. -Al menos eso entendí cuando hablamos de ello en el coche. De cualquier forma que rico, ¿no crees? -Ya habrá tiempo de resolver tus dudas, dijo con sonrisa de complicidad. Volviendo a la historia, empezamos a tener cosas en común y pasamos un buen tiempo juntos. Al llegar a la estación me dijo que si deseaba compartir el taxi, pues no le parece bien que me fuera sola a esas horas de la noche, eran alrededor de las dos de la mañana. Acepte y por coincidencia íbamos al mismo hotel, así que no hubo problema. -Toda una película, a que sino hubiera sido tan guapo no te reías tanto, seguro ya estabas bien mojada, nada mas de tenerlo sentado a tu lado. Cuéntame más, dije con entusiasmo. Parecíamos dos amigas platicando de hombres y de hecho sentía ese picor en el culo, de cuando tienes ganas de tu vitamina “P”. -Putita, te dijo. El caso es que llegando al hotel, la recepcionista se disculpo por no tener mas habitaciones disponibles, diciendo que así son los días de fiesta. Él menciono que tenía reservación a nombre de Marco, esto me extraño, pues se había presentado como Antonio. En ese caso no es problema. Me puede dar el nombre de su esposa, pregunto la chica y respondió, Erika. Cuando la señorita se volteo para ir por las llaves, el me dijo que no habría problema, que podía dormir en el sillón, acepte. Era lógico que no encontraría ninguna habitación disponible en la ciudad, por lo que acepte. -Pues que sufrida te viste, o ¿debería decir putita? Sigue, sigue ándale y escribamos una novela. -No habíamos comido nada y por la hora el restaurante estaba cerrado pero tenían servicio a la habitación, así que pedimos unas carnes asadas con pasta y vino tinto, con pretexto de probar pidió dos botellas, no sea que una no fuera de nuestro agrado. La habitación tenía una cama King size y propuse poner algunas almohada como división, y el acepto. -Fue el día que ibas hecha toda una reina, con tus botas negras, mallas, un blusón que parecía minifalda que se abrochaba con botones y que dejaba ven tu lindo escote enmarcado por tu pelo suelto, y recuerdo que también te estilizaste el pelo con la secadora para darle volumen. Tu chaqueta negra de espía y un cinturón de cadenas plateado completaba el atuendo. Creo que llevabas por tu coordinado de encaje negro con bra a media copa. Supongo que con los lentes parecías toda una supermodelo. Comenté casi son respirar, hablando muy rápidamente, note que también había adquirido o más bien ya tenía algunas habilidades de mis congéneres. -Mirala, fijadita ¿eh? Efectivamente, pero que memoria. Me metí al baño, un poco indecisa por estar ahí con un desconocido a solas. Pase al baño, tal como lo dijiste mi tanga estaba empapada y la seque con papel igual que mi intimidad. Mientras, estaba en el baño lo escuche responder una llamada, en la que parecía que alguien le preguntaba si estaba bien y seguro, el respondió que sí y que tenía controlado todo. Salí haciéndome, la disimulada y por alguna razón no salí corriendo cuando el entro al baño a hacer lo propio. -Pues por p…taaa, dije, soltando otra carcajada. -¿Cómo tu comprenderás? ¿Verdad? Entre tanto tocaron la puerta y abrí para recibir la charola con alimentos, el mesero la acomodo en la mesa, traía unos platones muy elegantes, copas para agua, copas para vino, velas y hasta una flor. Me pregunto que vino destapar y señale el primero que se me ocurrió. Cuando el mesero salió, apague las luces y me senté a la mesa a esperar a Antonio. -¡Qué romántico! Ni planeándolo. Sigue, no pares. -El salió del baño, y me miro con cara de sorpresa. Pregunto, que es todo esto. Le respondí que si el universo confabula quien somos nosotros para negarnos. Se sentó en la silla que quedaba de frente y sirvió, el vino. Brindamos por la serie de inverosímiles pero felices coincidencias y pasamos la cena más o menos en silencio, un poco por el hambre y otro tanto por la atmósfera romántica, como tú lo has dicho. Evidentemente, cruzábamos miradas y más de una vez me sorprendí observándolo mientras bebía de su copa, admirándole, se veía tan… -Putita. Siempre lo supe, dije con tono juguetón. -¿Es reclamo? -Simplemente, siempre supe que necesitabas un hombre de verdad para que explotara esa hembra que al menos con mi antiguo yo permanecía dormida. Incluso me da gusto, no solo por ti, sino por mí. Sigue, sigue. -Se veía muy varonil, con la sombra de una barba de todo el día. Y efectivamente, de cuando en cuando era él quien me observaba detalle. Al terminar de comer, brindamos nuevamente, por los retratos de tamaño natural. Esto rompió el hielo con risas y un trago largo que termino con nuestras copas, que el lleno nuevamente. Volví a brindar, por todos aquellos que vieron nuestras cositas, reímos de nuevo, pero ahora cruzamos los brazos y nos vimos a los ojos, según la usanza europea, como el comento. El siguiente brindis fue por todos los que quisieran ver nuestras cositas de nuevo. Y luego brinde por la sorpresa que se llevarían, volvimos a cruzar el brindis y esta vez nuestros cuerpos se acercaron un poco y podía sentir su calor. -¿Y se vieron sus cositas? Pregunte. -Esa fue la dirección que tomo el resto de la plática. Le dije que recordaba los tilines de los niños pequeños y que parecían muy inocentes, no que de grandes. El pregunto, de grandes ¿cómo son? Hasta dan miedo, al principio, una piensa que como te va a caber todo eso en esta rayita. Jaja se rió, y me comento que él pensaba que la vagina estaba por el ombligo o algo así. Caímos en la plática de que a qué edad salieron los primeros vellos y demás. Y luego me sorprendió observando su entrepierna que mostraba un buen tamaño. Solo me dijo, te dije que creció. Jajajaja soltamos la carcajada. -Y, ¿Había crecido mucho? Le volvía preguntar. -Mucho más de lo que estaba acostumbrada, definitivamente. Entonces, me pregunto que si aún me seguían dando miedo. A lo que respondí que sólo los muy grandes! Así que te vas a espantar, dijo él. Me reí y tendríamos que comprobarlo. Fue entonces que acerque mi mano a su sexo que estaba completamente duro y se acomodaba sobre su muslo, sentí que un río salía de mi interior y que no solo mi tanga estaba mojada, sino que parte mi muslo también. Y tú has cambiado mucho, me pregunto mientras acercaba su mano a mi entrepierna. Pues, solo se volvió peludita y juguetona. ¿Y a que le gusta jugar? -A las escondidas, ¿adivine? -Te de las sabes de todas, todas ¿verdad? Eso mismo le dije. Las velas y el vino se consumieron, y en completa obscuridad enmudecimos para empezar a besarnos tiernamente, abrazándonos y sus manos me empezaron a explorar recorriendo mi cuerpo, casi provocándome orgasmos con sus hábiles dedos que se deslizaban sobre mi piel. A la vez fui recorriendo sus pectorales y de cuando en cuando recorriendo su sexo que pacientemente se preparaba debajo de la ropa que lo aprisionaba, pero no por mucho tiempo. No supe cómo, pero de pronto ya estaba desnuda, con mis senos a punto de explotar, mis jugos escurriendo por entre mis nalgas y mi respiración agitada. El se detuvo a ver mi sexo, lo contemplo y me dijo al oído, vaya que ya no es el de una niña. Me volvió a besar en los labios para ir bajando por todo mi cuerpo deteniéndose en mis senos y llegando de nuevo a mi cuevita, que pensé atacaría sin piedad, para lo que levante las caderas, pero solo la olfateo y su cara parecía embelesada, mientras besaba el interior de mis muslos me percate de que se había desnudado también y fue cuando a empezó a subir trepándome, con lo que nuestras pieles se tocaron con emoción, eso libero un pequeño orgasmo, se recostó boca arriba y me enseño su sexo perfectamente erecto e imponente. ¿Y ha crecido? Pregunto. Con la tenue luz que entraba por la ventana se veía una sombra sobre su torso. Le respondí que tenía miedo. Tapo mi boca con sus besos y me tomo de las caderas. Me guio a montarlo, sin que nuestros labios se separaran, baje mi mano para buscar su sexo y guiarlo a mi cueva, pero él lo evito y me susurro al oído que lo busca, estaba tan firme que me fue muy fácil sentir la punta golpeando mi pubis y con movimientos de cadera lo encontré poniéndolo entre mis labios vaginales, me dispuse a sentarme para sentirlo de una vez, pero lo evito con sus muslos y movió mis caderas en formo circular con lo que solo la punta abocardaba la entrada a mi húmeda y desesperada intimidad. -Como lo dijo Antonio, te quería hacer gritar. -Efectivamente, me tenía a punto de suplicarle que me penetrará y entonces me la saco y grite de desesperación, volví inmediatamente a buscarlo con los labios de mi vagina y lo encontré, esta vez sus piernas descansaban sobre la cama y pude sentarme sobre él de un solo golpe, y de nuevo grite como loca de placer. Me sujeto con fuerza para que me quedara así un instante, mientras me dijo al oído, ahora ya no tienes miedo, ¿verdad? Solo respondí con un quejido y moviendo mi cadera para invitarlo a iniciar la fricción, me saco casi la mitad y la clavo poco a poco en pequeñas embestidas que me entregaron un orgasmo que me hizo gritar tanto que incluso puso su mano sobre mi boca, pues con seguridad despertaríamos a todo el hotel, pero no me importo. Me toco el clítoris y controlo mi placer con maestría. Una vez que pasaron los espasmos, fui yo quien lo cabalgue alocadamente por unos minutos. Sin zafarnos me levanto y puso mis nalgas sobre la división que habíamos puesto en la cama, con lo que quede más expuesta a sus embestidas que acelero por unos minutos, para luego tomar mis piernas y ponerlas sobre su pecho, con lo que aumento la fricción y al sentir que explotaba en placer y me llenaba de ese néctar que quemaba mi interior, me regalo otra serie de orgasmos que terminaron por hacernos desfallecer, justo cuando los primeros rayos de sol se anunciaron por entre las cortinas de la habitación. Quedamos abrazados. -Guauuu, ¿Sabes? -¿Qué? -Así como lo narras se antoja. Volvimos a reír y nos empezamos a acercar, quite sus toallas y ellas las mías, solo para descubrir nuestros erectos pezones y su húmeda intimidad, nos besamos y en de alguna manera acabamos buscando el dildo doble y repitiendo la escena, donde era ella la que cabalgada el dildo que se perdía en mi entrañas, mientras permanecía acostada boca arriba. Después de un orgasmo simultáneo, nos levantamos, nos vestimos con ropa casual, solo un bra de algodón con panty coordinada, una blusa naranja y el pantalón con que salí del spa. Con un par de jugos y dos sándwich de pavo con lechuga, continuamos la plática. -Y, ¿luego? Pregunte, curiosa. -Paso algo muy extraño, sonó el celular, al parecer un mensaje, se levanto sin decir nada y se dirigió al baño, pero escuche la puerta de la entrada de la habitación, no le di más importancia, en ese momento. Y me tendí unos minutos más en la cama. Salió del baño, vestido con la misma ropa del día anterior, pero algo en su mirada era diferente, parecía como si el amanecer hubiera acabado con el amante que tenia por la noche. Me invito a comer y me llevo a la central de autobuses, se despidió con un beso en la mejilla y me pidió mi número. -¿Qué raro? Así son los hombres. -No, era eso, era algo más. Pero ahora debemos de hablar de algo más. ¿Tomaste las pastillas? -¿Cuáles? -¿No has leído, el mensaje que se quedo en tu bolso? -Es verdad, voy por él. Había una serie de instrucciones y cuidados para mi “microvagina” con alguna crema para la limpieza y correcta cicatrización, que por cierto ya no sangraba mas, junto con una serie de pastillas rosas, montadas en un empaque que indicaba el día de cada una, como si fuesen anticonceptivos. Además, había un par de ampolletas con hormonas femeninas, que según la nota, harían mi experiencia más vivida y ayudarían con la sensibilidad de mis senos, pero que podrían no dejar efectos irreversibles, por lo que dejaban la decisión de tomarlas a mi criterio. Había también unas cremas antiestrías, que debía frotar en mis senos y cadera cada día. -¿Me inyectas? Dije al terminar de leer. -Esa es mi chica, respondió Erika. En la siguiente entrega les contare mas de los planes para Jessica y descubriremos un poco mas de Antonio… Les dejo mi correo para quien desee contactarme o cualquier comentario respecto a la historia, besos (moniquedt at live.com.mx)

sábado, 29 de marzo de 2014

JUEGO DE GEMELAS lll

Después de ese encuentro con los gemelos. Erika me propuso ir a un SPA para que me realizaran algunos tratamientos de belleza y profundizar un poco más en el mundo de ser mujer. Al entrar al lugar, todo era de tonos melón, las paredes, las luces etc. Me recibió Mónica la chica que había ido a maquillarme a casa. -Jessica que gusto verte de nuevo. Me saludo de beso en la mejilla. -A mi también me da gusto, que guapa te ves y por cierto gracias por tu trabajo del otro día, fue fenomenal. -Espero que este paquete de belleza te guste, y que lo disfrutes tanto o más que el otro. -Me pongo en tus manos, aunque me gustaría que me ensenaras algunos truquitos. -Con mucho gusto, acompáñame. Caminamos por un pasillo con varias puertas, parecía mas un hotel. Nos detuvimos ante una habitación pequeña, pero muy confortable, donde tenía una serie de botellas con todo tipo de cremas y algunos equipos electrónicos. -Tu paquete es lo que llamamos "Vacaciones perfectas", la idea es ayudarte a lucir esos bikinis que tanto te gustan, que siempre estés guapa aun en la alberca y que tu figura sea excepcional. -Me parece bien, ¿qué debo de hacer? -Solo relájate y deja que me encargue. Empezaremos con una exfoliación de todo el cuerpo. Dijo mientras abría una puerta que aparentaba un closet y que en realidad se dirigía a un jacuzzi adornado con velas, pétalos e incienso. Antes de entrar al agua me lleno de un aceite muy ligero y termino con un spray. También, cubrió mi pelo con una gorra de baño. -Muy bien, recuerda no mojar tu cabeza, ni cara. Ahora relájate y disfruta vuelvo en 45 minutos. El agua estaba tibia y las burbujas me hacían sentir caricias por toda la piel. Mi entrepierna estaba libre y podía sentir esta parte moviéndose con el agua, aunque en realidad no le daba tanta importancia. Venían a mi mente las escenas que tuve con Antonio y como hizo sentir tan mujer, por lo que decidí acomodar mi sexo como lo habían hecho con anterioridad, sin mucho éxito pues volvía a escapar de su escondite por el agua y los aceites. Pasado el tiempo volvió Mónica y se sentó al pie del jacuzzi para tallarme el cuerpo con unos guantes que tenían arcilla en su interior. Luego pase a la ducha para enjuagarme el exceso de sales y arcilla, mi piel se sentía muy tersa al tacto y todo el bello de mi cuerpo había desaparecido. Me seque y termine con una toalla enredada en el pelo y otra en mi torso cubriendo mis senos. Ya en el cuarto, Mónica me pidió que me recostara, totalmente desnuda, para pasarme el láser depilatorio, dolía un poco, en especial en los dedos de los pies y en la parte interna de los muslos. Mientras hacia este procedimiento comento que todos los cambios realizados serán reversibles y que tenían opciones más permanentes, si es que así lo deseaba. Una vez que termino con el laser me depilo la cara con cera, lo que a pesar de no sé muy velluda dolió bastante, puso una loción refrescante y paso el laser nuevamente, entro otra chica con un juego completo de accesorios estéticos y lo que parecían ser extensiones. -En lo que se recupera tu piel te dejo con Karla, te pondrá algunas extensiones de pelo natural. -Qué guapa vas quedando! por favor ladea tu cabeza un poco empezaremos de la base de la oreja a la nuca, de ida y regreso. Cierra los ojos y relájate, tardare un poco. -Está bien, muchas gracias. Media hora más tarde Karla había terminado, me dejo una cabellera larga hasta la altura de los hombros y sin mucha forma. -Después, pasaras a la estética para el cambio de imagen, confía, quedaras preciosa. -Puedo verme en el espejo. -No, preferimos que te sorprendas con el resultado final, ¿Te parece?. -Está bien, pero no creo poder esperar mucho. -Me voy, dijo, despidiéndose con un beso en la mejilla. A un par de minutos regreso Mónica. -Muy bien, ahora debemos de hacer algunas cosas más. Volteo a mi entrepierna. -¿Lo mismo de la otra vez? Pregunté. -Sí, pero mejor. Tomo sexo en su lubricada mano y sin mas preámbulo hizo que me corriera. Listo, ahora pasaremos al quirófano. -¿Quirofáno? Dije entre duda y miedo. -No te asustes, solo será para hacer unos detalles temporales. -¿Podrías decirme que detalles? -Existe una técnica de inyección de agua salina que se pone debajo de la piel y te permite dar volumen donde se necesita. Dijo mientras señalaba mis planos pectorales. Removeremos un poco de grasa de tu bajo vientre y de la parte baja de los brazos y finalmente acomodaremos a nuestro amiguito donde nadie podrá encontrarlo, al menos por unas tres semanas, en las que podrás orinar como mujercita todos los días. ¿Aceptas? -No parece tan temporal. -La disolución salina se absorbe en un mes y la grasa se volverá, con pizzas y cerveza. -Está bien, me pongo en tus manos. -Podemos hacer el procedimiento con anestesia local o general. ¿Qué prefieres? Por un lado quería estar al tanto de todo, pero por otro era como un sueño despertar y ser una nenita, y así fue. -Anestesia general. Respondí. -Buena elección, así te veras totalmente cambiada, sin los traumas del procedimiento. Ponte la bata que está en la silla y súbete a la camilla, por favor. Así, lo hice y me recosté podía ver las luces del pasillo pasar frente a mí, como ocurre en las películas de doctores y hospitales. A unos cuantos metros se encontraba el quirófano, donde nos esperaban tres doctores, dos de ellos hombres y una mujer, la anestesista. -Hola Chica, soy Madeleine y seré la encargada de tu corazón durante tu estancia aquí. ¿Alguna duda? -¿Dolerá? -Sólo cuando despiertes, pero recuerda, la belleza cuesta. Valdrá la pena créeme. Ahora sentirás un pequeño pinchazo en la pierna. -¿Por qué en la pierna? No es en le brazo. -No queremos dejar marcas en tu piel o sí. Necesitas verte radiante. Me canalizo y puso el suero. ¿Sabes contar?, pregunto. -Claro. -Empieza del diez al 0 y respira profundamente entre número y número. Dijo, mientras inyectaba un líquido amarillo a mis venas. -Diez, hmmmmm, nueve, hmmmmm, ocho, hmmmmm, siete, hmmmm…. Fue lo último que recuerdo, hasta que desperté en una sala con varias camas y con luces muy tenues. Sentía mucho frio y sed, y la luz me lastimaba. Hice un esfuerzo para enfocar la vista y reconocer el lugar. Lo primero que sentí fue un bulto helado en mi pecho y una especie de pescador que cubría mis caderas y vientre, helado también, por cierto. En eso llego Mónica. -Tranquila Jessica, el mareo se te pasará es unos minutos. Tomo mi mano y la acaricio. Debo pasarte a la camilla, ayudame. Así lo hice y me llevo al mismo cuarto donde me empezaron el tratamiento y me recosoto para que me recuperará. -Gracias, balbucee… -No digas más, debemos dejarte el frio un poco más, estarás bien. Ví la luz de la mañana por la ventana. -¿Qué día es? -El tratamiento se hizo ayer por la tarde, así que dormiste toda la noche para que te recuperes más pronto. Vuelvo en una hora, tú tranquila. Esa hora pareció eterna para mí, pero al fin volvió con un par de bolsas, una bolsa de tienda y una pequeña maleta. -¿Ya te puedes parar? Pregunto. Me sentía mareada pero me sente en la cama y no creía tener problemas para hacerlo. -Si está bien, dijo. Ahora déjame quitarte todo eso. La verdad me estaba congelando. Comenzó por la parte de arriba y fue increíble. -Guaaa, muchas gracias! Exclamé con asombro y pensé que Antonio estaría muy complacido con esto. Podía ver un par de hermosos senos copa C pegados a mi pecho y con unos pezones casi del doble de tamaño de los mis partes originales y como mi pelo desaliñado los cubría parcialmente. -Ahora la parte abajo, me quito la especie de pescador. Estaba tan absorta en mis nuevos senos que no me fije en más detalles. Toma esta bolsa y ponte lo que está aquí, vuelvo enseguida. Dijo Mónica. Busque en la bolsa y encontré ropa muy casual, un pantalón de tela holgada en color melón, a marca de la casa, una blusa con cuello en V negra y de ropa interior unos calzones de algodón en color nude y un bra deportivo en el mismo color. Por fin me detuve a ver mi vientre que lucía algo inflamado pero mucho más plano que antes, supongo que me retiraron algo de grasa y también de los costados, mi cintura se sentía más pequeña y sobretodo resaltaba por mis caderas que se habían ensanchado, dándome unas curvas como nunca imagine, también sentía mi trasero inflamado y noté que mis nalgas estaban algo mas redondas que lo usual. De pronto me espante al ver una gota de sangre escurriendo por mi muslo, pero note que escapa por entre mi nueva “vagina” y por la falta de dolor, sólo tome un poco de papel y me limpie, mí ahora plana entrepierna, con el frio las ganas de orinar eran incontrolables, fui al baño pero no podía orinar. En eso vino Mónica. -Olvidé retirarte una cosa. Mira para simular tu nuevo sexo hemos realizado unas pequeñas costuras que sangraran por un tiempo y debo decirte que durante el procedimiento te canalizamos, pero ahora mismo debo retirarte la sonda que permanece oculta entre tus nuevos labios vaginales. Por favor, levanta tu pie. Así lo hice y ella metió su dedo en mi nueva cueva entonces saco una pequeña manguera y con una jeringa extrajo un líquido y de pronto esa manguera salió de mí causándome dolor. -Ahggg! Exclame. -Lo siento es sólo una pequeña molestia. Pero ya pasará. Ahora puedes orinar, sin problema. Me senté en el inodoro, y con las piernas cerradas comencé a orinar, la sensación era extraña, al sentir ese líquido caliente escurriendo en mi sexo que inevitablemente me obligaba a secarme con papel al terminar, fue entonces cuando vi ese pequeño triangulo de vello que habían dejado ahí y los labios que parecían resguardar la entrada a un lugar misterioso y placentero. -Encontrarás toallas femeninas detrás del espejo. Abrí el espejo y encontré una variedad de paquetes de los que seleccione uno que decía ultradelgadas con alas y extra absorción. Tome el calzón, coloque la toalla y me lo puse con toda naturalidad. Tome el bra y fue una experiencia, mis senos se acomodaron en las copas del mismo y al cerrar los broches esa sensación de soporte y el control el pequeño rebote que se sentía l brincar fue sumamente placentero, me decía que era toda una mujercita. Me puse le pantalón y la blusa, arreglé mi pelo con las manos y con una liga lo sujete en una cola. Unas zapatillas con tacón del 5 o 6 completaron el atuendo. -Bien, veo que estas lista. ¿Cómo te sientes? -Sorprendida por el cambio y deseosa de verme al espejo. -Me complace que te agrade, en cuanto espejo, ten paciencia, falto sólo un poco, ahora vamos a la estética. Ese pelo necesita que te arregles. Puedes llevar tu bolso. Fuimos por un pasillo que daba al fondo del edificio y de ahí a un corredor que daba a un centro comercial. Como era temprano no había mucha gente, de cualquier forma, caminar así vestida y coquetamente con los tacones que me hacían bambolear mi cuerpo de un lado a otro y el pelo amarrado, era lo más parecido a mi sueño de ser toda una chica que había vivido. Note las miradas de algunos hombres que invariablemente se posaban en mis pechos para después clavarse lascivamente en mi trasero, a lo que respondía incrementando mi contoneo. Llegamos a una estética donde ya se encontraban varias clientas haciéndose peinados y demás, se preparaban como para una fiesta. Entre temerosa de ser descubierta, pero simplemente era una más. -Por favor con Estefano, dijo Mónica a la recepcionista. Pero él no tardo mucho en aparecer. -Mónica, pero ¿qué te has hecho mujer? Mira nada más, supongo que esta es la amiguita que necesita un trabajo completo. -Sí, Jessica. -Mucho gusto. Dije. -Jessy, no te preocupes tardaremos pero quedarás como una reina. Déjala en mis manos Mony. -Sabes donde llamar cuando terminen. -Nos vemos en un rato Jessica. -Sí, gracias. Dije. Estefano me tomo del brazo y me llevo al segundo piso del salón. -Lo primero que necesitamos es darle más luz a este precioso cabello tuyo. Por el tono de tus cejas, nos conviene una cortina de luz, pero conservando parte del tono natural. Dijo, mientras empezaba a mezclar una serie de aditivos, me aplico esto en el pelo. Ahora a esperar unos 40 minutos, mientras vendrá Andrea a encargase de tu manicura y pedicura. Vuelvo chica. Vino una chica con el cabello rizado y se presento. Puso mis pies y manos en unos recipientes con agua tibia y me pidió que me relajará, después de unos minutos comenzó a limar la piel y remover todo el exceso de cutícula, sentía mis manos y pies mucho más sensibles con una suavidad al tacto. Me puso unas uñas postizas de porcelana y me pinto las pinto con un barniz en color melón para no variar. Se despidió una vez que termino. Al poco tiempo vino Estefano. -Jessy, necesito aplicarte un poco más de tinte, pasa la sillón y por favor checa los muestrarios que tenemos aquí, quizás quieras quedar como alguna de las modelos, aunque te recomiendo que te quedes en mis manos. -En esta aventura me he puesto en las manos de todos, así que no veo por no arriesgarme. Toda tuya. -Eso me agrada. Listo. 10 minutos y vuelvo. Dijo. Me lavo y seco el pelo y empezó a cortar haciendo capas y dándole forma con volumen. Me puso un poco de polvo, mascara de pestanas, algo de sombra rubor, delineador de labios, un labial en color coral y unos aretes de coral con forma de corazón que puso en mis recién perforados oídos, esto no lo había notado, fue parte del tratamiento. Entonces, fue que volteo la silla y me puso frente a un espejo de cuerpo completo. Tarde en reconocerme a mí misma, pues el espejo devolvía la imagen de una mujer con un poco menos de treinta con un cuerpo sensual y un maquillaje que recordaba el de una dulce novia. Atónita observe a detalle e incluso me toque la cara para comprobar que era yo la del espejo. -Y, ¿bien? Jessy. -Increíble, jamás pensé. -No pienses y disfruta, tontita. Te ves hermosa. Lista. Ahora llamo a Mónica, mientras arréglate en el vestidor. -Sí. Pero, me puedes decir ¿dónde está el baño? -Claro, es la puerta del fondo. Pase, aunque dude un momento, pues tenía el letrero de "damas", el vio mi titubeo y señalo la puerta de nuevo indicándome que era lo correcto. Entre e hice lo que tenía que hacer, seguía sangrando un poco, pero no fue necesario cambiarme. Ya en el vestidor estaba la pequeña maleta junto con un par de botas a media pierna con tacón del 10 y un vestido negro, en tela elástica con un patrón de círculos en un color negro brillante, de una sola pieza sin mangas y un escote en forma de triangulo. Dentro de la maleta, estaba un corsé de encaje muy fino con los tirantes del liguero integrados y un par de medias lisas en color negro también y una panty de corte francés en encaje también. El atuendo parecía excelente para estas tardes lluviosas de verano y que se completaba con una chaqueta más bien deportiva, que recordaba a las utilizadas en las películas de espías. Me empecé a desvestir y por fin me pude ver en el espejo de cuerpo completo, el bra sujetaba mis senos resaltando ese hermoso escote que ahora, al bajar mí mirada la cintura resaltaba por el incremento de mis caderas y mi vientre plano eran el justo complemento para mis piernas larga y completamente libres de vello. Al quitarme el bra, instintivamente puse mis manos sobre los senos como tan sensualmente había visto hacer a tantas y tantas mujeres, desde muy pequeña, tímidamente quite mis manos y pude notar esa forma de gota que habían tomado y como caían un poco por efecto de la gravedad, aun sentía algo de dolor e inflamación por la intervención, pero era más la maravilla de verme así. Luego cruce mis manos sobre ellos y los pude tapar casi completo, lo que me conforto mucho, pues el espejo me reafirmaba la imagen de una mujer protegiéndose de las miradas indiscretas con el adorno adicional de la uñas y manos perfectamente arregladas. Me contemple por un rato para luego quitarme el calzón y regresar a la misma pose, ahora mirando ese pequeño triangulo de vellos que innegablemente mostraba mi reacomodada feminidad y volteando un poco se vislumbraba mi trasero redondeado que con las piernas semicruzadas adquiría la forma de corazón que le daba la bien marcada división entre mis nalgas, en eso estaba, cuando Estefano toco la puerta. -¿Listo Jess?, dijo disminuyendo mas mis nombre, vendrán por ti en una hora, te aconsejo que te apures y te des una vuelta por la plaza comercial. Puedes encontrar cosas divinas por ahí. -Ok, gracias, dije despertando de esa sesión de autoreconocimiento. Tome el corpiño y me lo puse empezando por la piernas, enfundando mi cuerpo, sintiendo la fina tela acariciarme y acomodando mis senos, ¡sí mis senos! que dejaban ver unos pezones de tamaño mediano por entre el encaje, no era la primera vez que lo hacía, pero si la primera vez que verdaderamente el atuendo correspondía a mi cuerpo. Me puse la panty, asegurándome de no olvidar la toalla protectora con alas en color negro que se perdía con la prenda y que encontré en una bolsa en la maleta, junto con más implementos y una caja con medicinas. Me tomo algunos minutos ponerme las medias, sobre todo por los broches del liguero, pero lo logre y como ya estaba maquillada y peinada rápidamente complete mi atuendo con las botas y le vestido que se adaptaba perfectamente a mis curvas y moldeaba mi senos de manera espectacular, la chaqueta me daba un toque de elegancia y misterio. Me vi al espejo y guaauu! Ahí estaba lista para conquistar al mundo. Modele frente al espejo para encontrar las poses que resaltaran mi figura, que de por si se había feminizado mas con la ayuda de los tacones que ahora mostraban un perfil más ondulado y sobre todo unas piernas estilizadas y firmes. Tomo el bolso, guardando las pastillas, el celular y la cartera y me dispuse a salir. -¡Pero qué guapa!, expreso Estefano, se acerco a mí y se despidió de beso en la mejilla. Mi tarjeta, se que volverás. -Seguramente sí, muchas gracias. Salí del salón y me dirigí a caminar por las tiendas, mezclándome entre las demás, mirando los zapatos y de cuando entrando a una tienda, donde las dependientas me ofrecían ayuda con la talla del vestido o cualquier otra prenda, recomendándome algunas ofertas o los nuevos modelos. Donde me perdí fue en la tienda de lencería, aunque los modelos me gustaban, pensaba mas en cual le agradaría a Antonio, y terminaba siempre con los encajes y unos badydolls en corte imperial para dormir con una delicada tanga, en particular compré uno en color ostión, con una tela satinada que, aunque me ofrecieron, preferí no probármelo, pues me dijeron que hacían cambios siempre y cuando la panty no tuviera signos de uso, dentro de la tienda sonó el celular, era Mónica, que se disculpaba por no poder ir a recogerme, pero que había enviado a alguien para llevarme a casa. En unos segundos volvió a sonar el celular y una voz varonil se escucho del otro lado. -¡Hola preciosa! Era Antonio, -¿Cómo estás?, ¡que agradable sorpresa! -No también, como tú, según me han dicho fuiste al salón de belleza y necesitas un transporte ¿Puedo ayudarte? -Perfecto, ¿dónde nos vemos? Sentí unas manos que rodeaban mi cintura. -Te encontré, alcance a escuchar por el teléfono y su voz en vivo. Te ves realmente hermosa, vaya que ese Estefano es bueno, aunque no tanto como la madre naturaleza. Lo tomé como un piropo. -Y tú, ¡que elegante! Venía vestido con un traje negro muy elegante con una corbata lisa y una loción liguera con olor a maderas que me recordaba la esencia que dejo impregnada en mi cuerpo esa noche. Todo esto pasaba en mi mente, mientras lo volteaba a ver. -Tuve una reunión y ya sabes, se tiene uno que disfrazar. Por cierto me pidió Erika que viniera por ti, porque tenía una “reunión importante”. Dijo con cara de suspicacia, supuse que estaría con Marco. Espero no te importe el atrevimiento. -Claro que no, por el contrario es una grata sorpresa. Me alagaba ver que sus ojos se deleitaban con mi cuerpo y en respuesta me contonee un poco al dar la vuelta para verlo de frente y saludarlo con un beso en la mejilla. Que finalmente, fue a media boca y sus manos nunca dejaron de sujetar mi cintura. -Estoy hambriento, ¿puedo invitarte a cenar? No me había percatado que mi estomago estaba prácticamente vació y que había olvidado el hambre con todas las emociones de mi nueva imagen. -Yo también, me parece excelente. Sólo pago aquí y lista. Pague en la caja, mientras él se dio una vuelta por la tienda y le comentó algo a la dependienta, sin más me ayudo con la bolsa y la maleta y salimos de la tienda mientras me sujete de sus brazo. Me sentía como una novia que va del brazo de su amado, luciendo como pareja y moviéndome lo más sensualmente posible para que mi hombre presumiera a los demás lo que no podrían más que admirar por unos segundos. Me llevo al estacionamiento, donde guardamos las cosas en el auto y sin avisar me tomo de la cintura, me atrajo a él y me dio un beso profundo como el de un enamorado que ha pasado mucho tiempo sin su amada, correspondí y lo bese también sujetándome a su espalda acariciándolo y sintiendo la fuerza de sus brazos. Mis senos se repegaron con su pecho y la sensación fue devastadora sentía ganas de que me poseyera en ese instante como lo había hecho aquella noche, su aroma me embriagaba nuevamente y todo mi interior parecía lleno de mariposas. Este beso se prolongo por unos minutos, en los que sus manos se encargaron de volver a explorar cada milímetro de mi cuerpo y el calor de los cuerpos volvía a intermezclarse para formar ese lazo de complicidad que los amantes muestran a kilómetros de distancia. Mis deseos eran entregarme a él, ahí mismo, sin embargo conserve la calma, un poco por el maquillaje y otro tanto por prolongar este beso que nos llevaba más allá de una simple atracción sexual. Desperté del letargo cuando empezamos a caminar de vuelta al centro comercial, nos dirigimos entre besos y caricias a un restaurante de comida italiana. Nos recibieron a la entrada de una manera muy amable y las miradas que se perdían en mi silueta o en mi escote eran difíciles de disimular y para mí se convertían en un continuo halago que aumentaba mi confianza en mí recién adquirida femineidad, a todas luces pasaba como una mujer atractiva mas. Nos guiaron a la mesa en un rincón algo apartado, el mesero me ayudo con la chaqueta y sentí su mirada perdida en mi trasero que por fin quedaba libre y que incluso Antonio volteo a ver con agrado. Me acomodaron la silla y pusieron la servilleta en mis piernas, al tiempo que servían agua en una copa y nos entregaban las cartas, tales atenciones me hicieron pensar que podría acostumbrarme a la caballerosidad. -¿Te gusta el lugar? Dijo Antonio. -Es muy elegante. -No faltaba más, con el honor que me haces de acompañarme. -¿Sabes? Todo esto es como un sueño hecho realidad. Y le di un beso de picorete. -No lo había pensado así, pero es como estar un cuento de amores que se encuentran después de estar perdidos mucho tiempo. Que cursi. -Que romántico diría yo. -¿Listos para ordenar? Interrumpió el mesero. Me hizo recordar lo dicho por Mónica de que la pancita regresa con pizzas y cerveza, así que pedí una ensalada con salmón en costra de sal a las hierbas finas, él pidió unos ravioles rellenos de camarón y un vino blanco. Volvimos a lo nuestro y nos besamos apasionadamente, mordiéndonos los labios y con la mano su mano que se perdía entre mi falda, mostrando un incremento en su excitación al sentir el liguero y mis acariciar mis muslos desnudos. La cena transcurrió entre risas y platicas de todo tipo, en particular hablando de viajes y lugares que siempre quisimos visitar y en general coincidimos. Saliendo del restaurante me llevo sujeta a la cintura hasta el carro, donde amablemente me abrió la puerta, en cuanto subió busco mi boca y nos besa apasionadamente de nuevo, ahora me dirigí directo a su sexo que estaba por estallar acariciándolo de arriba abajo, recordando su forma que tanto me había hecho gozar, el volvió a meter la mano entre mi falda, para encontrarse con mi sexo cubierto por la toalla intima, a lo que le respondí que estaba en mis días, y siguió besándome disfrutando de esa pasión y de la calentura de estar juntos, seguramente, solo se avivaría el deseo, busque sacar su objeto de placer para consolarlo con mis labios, pero el me dijo que quería disfrutarme así y me beso el cuello, volteándome un poco, excitándome con su aliento en mis oídos y su calor en mi espalda, sus manos sobre mis costados y que luego magreaban mis senos con sensualidad fueron los que me hicieron tener una especie de orgasmo no genital, que hasta ahora no había siquiera imaginado. El se encontraba duro como una piedra pero no quiso que le hiciera nada, me dio un beso tierno y tuvo que encender el auto, pues un vigilante se acerco a decirnos que no podíamos permanecer más tiempo dentro del auto. Durante el camino fuimos en silencio y solo de vez en vez acariciaba mis piernas y yo sus manos y fuertes brazos. Ya era noche y me dejo en la puerta donde nos despedimos con un largo y tierno beso. Se fue y me envió un mensaje “Lo he disfrutado mucho, espero verte pronto Princesa”. La casa tenía un olor peculiar que hace tiempo no percibía, me dirigí a la habitación y ahí estaba Erika, casi desnuda y tendida en la cama con el pelo revuelto y el maquillaje maltratado, definitivamente alguien había tenido sexo y no era yo. -Y, ¿Cómo te sientes? Por lo que veo muy bien, tu nuevo género te asienta de maravilla aseveró. -¿Tú dirás? Dije mientras me di un a vuelta presumiéndome. -Toda una hembrita eh! Ahora lo comprendo. -Comprender ¿qué? -Que esto se te da mejor, que la naturaleza se equivoco. Se levanto y empezó a acariciar mi pelo sutilmente y desabrochar mi vestido, me dejo solo en la lencería y admiro dando una vuelta alrededor, para agacharse a mi puchita y besarla por encima del encaje, desabrocho mis botas y así me tendió en la cama. -Mira nada más que mujercita, dijo mientras metió un dedo por debajo de mi panty y al ver la sangre exclamo: “Y en tus días” ¿quién lo diría? Me puso boca y volvió con su mano, ahora llena de lubricante, a buscar mi cuevita para penetrarme lentamente, a lo que yo respondía moviendo la cadera y pujando para ayudar en la penetración, entonces movió de lado la panty y saco algo de debajo de las sabanas, y de pronto sentí una cabecita firme abriéndose paso por mi cueva y entrando con gran facilidad, ella empezó un bombeo y yo misma levantaba las caderas quedando en posición de a perrito. -Y además toda una putita golosa. -Ahggg, ¡no pares! Reclamé. Me dejo el falso falo clavado y se volteo, note que el dildo era doble, la otra punta entro con facilidad en su goloso culito, tanto como el mío, hasta que nuestras nalgas chocaron, de no ser por mi lencería, podría decirse que una de nosotras se divertía con un dildo pegado al espejo, pues nuestros movimientos se acompasaban a la perfección. Ella metió su mano por mi entrepierna buscando mi botón de placer y justo en ese lugar empezó a frotarme, hice lo mismo copiando sus movimientos y empezamos a gemir con ese doble placer, hábilmente paso una pierna de un lado y se pego mas a mí, volteándonos boca arriba, pero sin soltar nuestro juguete que permanecía oculto mientras nuestras cuevitas se besaban. En esta nueva posición ella tenía más libertad de mover las caderas y el accesos a nuestros clítoris era más sencillo. Empezó a lamer mis pies y a succionar mis dedos delicadamente, fue una sensación totalmente avasalladora y desencadeno oleadas de placer que recorrían toda mi piel. Así, llegamos a un orgasmo simultáneo que termino con un rio de jugos que escurrían de mi puchita, mezclados con algo más de sangre. En eso se volteo sobre mi poniendo su mojada vagina al alcance de mis labios y empeche a lamer, cuando ella pujo y me entrego un regalo de Marco, que bebí con gusto y me hizo comprender que estuvo haciendo durante mi estancia en la clínica. Terminamos con un tierno beso y abrazadas. Quede agradecida de haber saciado la calentura que Antonio había dejado en mí y que seguramente no me habría dejado dormir hasta no encontrar consuelo. En el siguiente capítulo Erika tiene más planes para Jessica. No olviden escribirme. moniquetd at live.com.mx

JUEGO DE GEMELAS ll

Casi sin darme cuenta nuestra dieta había cambiado, ya no había mas pastas, ni cenas copiosas, el vino y la cerveza definitivamente desaparecieron de la casa. Ahora, los desayunos ricos en fibra, lácteos bajos en grasa, granos y algunas frutas, la comida era rica en vegetales y ensaladas que en caso de no estar en casa era elegantemente empacada y con algún detalle como un pétalos o alguna flor, era la regla para llevar al trabajo. También, comíamos con paciencia y con la mesa arreglada. Siempre con detalles de flores. Finalmente, la cena era una delicia con algún té, pan de frutas y nada más. Con este régimen perdí algunos kilos, mi piel se limpio y casi sin darme cuenta se suavizaba, gracias a los baños de sales que tomábamos los fines de semana. Con lo que ella solía llamar días de belleza, en los que nos cortábamos las unas, un tratamiento para el pelo, le ayudaba a depilarse y en algún momento ella me depilo las axilas y el poco bello que crece en la aureolas de mis pezones. Continuando con una exfoliacion con arcillas tratadas, para bañarnos con agua tibia y recubrir el cuerpo con aceites esenciales, incluida una cera que caliente se adsorbía dejando el cuerpo muy suave y perfumado. Al final de todo esto terminábamos solo con unas batas de color satín y nos untábamos unas esencias relajantes en las sienes mientras escuchábamos una música suave y relajante con inciensos que llenaban la habitación. Esto fue así por unas semanas en las que gradualmente hacia esta rutina de manera natural, y ya sabía pintarle la unas perfectamente y con rapidez, entonces me tomo las manos y me pinto las unas a mí en un color melón justo como las batas de belleza, también me puso un par de anillos muy sexys y una pulsera delgada y femenina con que me que admirando mis manos y moviéndolas sutilmente mientras continuo pintando mis uñas de los pies. -Veo que te gusta, afirmo ella, no dije nada pero seguí absorto en observando lo bien que lucían mis manos. -Definitivamente te gusta, desperté del sueño y comente, -No puedo negar que se ve bien. -¿Quieres más? Pregunto con mirada casi lasciva. -¿Más de qué? Me hice un poco el loco. -Me refiero a explorar tu lado femenino, sabes no creí lo que me dijiste, aquel día que encontramos la falda en la cama, pensé que solo era una salida para no descubrir tus amoríos con otra, pero ahora me doy cuenta que es verdad y quiero ayudarte a cumplir tu fantasía. -Me dejas sin palabras, dije avergonzado, -Ahora harás lo que te diga, solo déjate caer. -Pero... Me cayó y continuo, -Sin peros, ve a la habitación, encontraras tu nueva ropa en la cama. Obedecí.. Por cierto, ahora en casa siempre serás JESSICA y te portaras como toda una mujer... Entre al cuarto y vi un precioso vestido negro con un estampado a rayas, una panty de encaje con un bra a juego y unas medias de liga muy sexys. También, había unos aretes largos con broche de presión y un collar con un pendiente que cae a la altura del escote. Me tome un tiempo para admirar la escena y dude por un instante proseguir con esto, pero no habia vuelta atras. así que me vesti con aquellas ropas y había unos zapatos de tacón de aguja con cinta al tobillo que me volvieron loco, o más bien LOCA. Al ponerme la panty, el bulto que se me notaba al frente era evidente, así que probé esconderlo como lo había visto en algún video de internet y para ser sincera como tantas veces lo había hecho antes, con esto y gracias a la depilación de mi pubis conseguí un vientre plano y mi cintura se denotaba definida y femenina. El bra me lo puse y me encanto ver el encaje sobre mi piel, sin embargo, tuve que buscar algo con que rellenar las copas y con un par de calcetines lo logre. Al ponerme el vestido la sensación fue increíble y la silueta que se mostraba en el espejo me lleno de orgullo junto con las manos perfectamente arregladas que se deslizaban sobre mi cuerpo, reconociendo a Jessica por primera vez. De pronto ella me llamo y me apresure a ponerme las medias y los tacones, mi figura se resalto aun mas, pero no tuve tiempo de observar más detalles. Me apresure a ir a la sala donde una muchacha con atuendo de maquillista y todo un atavió de instrumentos, cosméticos y accesorios estaba ahí. Me sorprendí, pero ella me la presento, Jessica, ella es Mónica y ha venido a darte unas clases de maquillaje y mostrarte algunos trucos. Mi esposa ya estaba vestida con un vestido igual al mío y dijo que tenía que salir, que volvería mas tarde y que debía estar lista para una noche especial. Mónica le tomo una foto y le dijo estará lista a tiempo no te preocupes, déjala en mis manos. El que hablará de mí en femenino me empezó a excitar. -Bien Jessica, creo que quedaras hermosa, aunque debemos ayudarte, empezando por estas amigas, dijo esto mientras presionaba mis postizos inertes. Ericka me advirtió de esto y tengo algo para tí, saco un par de senos con forma natural una aureola rosada y pezón erecto un poco más obscuro. ¿Te gustan? -Sí. Apenas pude articular. -Primero debemos quitarte ese vestido sin estropearlo, y el bra también asintió. Así lo hice y al quedar mi pecho desnudo lo cubrí abrazándolo. -Lista. -Vaya que eres una nenita, ahora recuéstate y cierra los ojos. Acomodo mis brazos y limpio mi pecho con una especie de algodón, después puso uno de los postizos en su lugar y luego cuidadosamente el otro, sentí algo de frio pero al poco tiempo se igualaron con mi temperatura corporal, me pido que me sentará. -Sin abrir los ojos, no seas tramposa. Sentí el peso de los postizos y el pequeño brincoteo de los mismos entonces me puso el bra y sentí el soporte y los tirantes jalando en los hombros. -Puedes abrirlos. Note esas perfectas formas y un extraordinario escote que se formaba con mi propia piel. Me puse el collar y el pendiente caía justo entre mis nuevos senos, que no quisiera perder jamás. Al parecer mi entrepierna empezó a mostrar un despertar y ella volteo a ver diciendo: -Parece que tenemos un pequeño problema, recuéstate. Me quito el panty y saco mi sexo untándolo con algo extraño que se sentía frio y caliente a la vez, mientras me daba un masaje que me hizo explotar en unos cuantos segundos, con lo que ella sonrió y procedió a limpiarme sin mas preámbulo, como si de una curación se tratase, de pronto perdí toda sensación de dureza y mi excitación fue diferente. Tomo mi sexo con destreza y lo escondió en mi entrepierna, utilizando un hisopo al final, subió el panty y mi vientre lucio mucho mas plano que antes. Me pidió que me sentara en una silla puso una diadema en mi cabello y empezó a maquillarme, solo podía sentir los trazos de los pinceles y sus dedos dejando el maquillaje, mientras me comentaba paso a paso el procedimiento y los productos que iba utilizando. Al terminar abrió una maleta y saco una peluca que acomodo firmemente en mi cabeza, me pidió que me pusiera el vestido y caminara un poco, no puede verme en el espejo, pero sentí las telas, la forma que los tacones daban a mi cuerpo, el peso y bamboleo de mi senos, y el pelo que caía sobre mis hombros. De pronto, alguien toco la puerta y la maquillista me hizo abrir la puerta. Era mi esposa junto con un hombre alto y apuesto. Me quede impactada y de primera no pude más que ver su musculoso cuerpo e incontrolablemente mi mirada se quedo fija por unos segundos en su entrepierna que denotaba algo más grande que el promedio. -Jessica, este es Marco. Antes que pudiera decir algo, el comento. -Dos gotas de agua, justo como lo dijiste, mucho gusto. -Mucho gusto. Apenas pude decir, adelgazando la voz y al tomar mi mano me jalo para darme un beso en la mejilla, como lo haría con cualquier mujer. Sin embargo, para mí era el primero como Jessica y no sabía qué hacer. Mi esposa, le dio las gracias por llevarla a casa y el coquetamente le dijo que era un placer, me metí rápidamente a la casa, pero pude escuchar, cuando él le dio una nalgada mi mujer ( ahora mi “amiga") y entramos las dos. -Excelente trabajo, felicito a la maquillista, mientras me llevo al espejo, no lo podía creer nos veíamos tan iguales que era difícil distinguir la una de la otra, de no ser porque ella lucia algo despeinada como si se hubiese recostado un rato. Sin darme tiempo a más, la maquillista se despidió y me dejo todo lo que había utilizado y mi esposa y yo nos quedamos solas. -Pero que guapa, dijo ella, mientras daba una vuelta a mí alrededor. Veo que se han divertido, y apenas comienza la diversión, vamos a preparar los bolsos que vamos a salir, te encantara. Casi lo olvido, tomo un vaso de agua y me hizo tomar una pequeña pastilla rosa. El bolso era pequeño y coqueto con una cadena plateada que daba el verdadero toque de elegancia al vestido y se fusionaba con el estilo de lo accesorio. De entre el montón de cosas que tenia para belleza, tome la máscara de pestanas, el delineador de labios rojo fuego, un labial rosado y dos gloss uno rojo cereza y otro café rojizo, incluí un pequeño cepillo y un polvo compacto con espejo. Erika me llamo al cuarto, me dio una bolsa más pequeña que se sentía algo esponjada y me guiño un ojo mientras me dijo en voz baja: -Por si acaso. Me hizo seleccionar uno de sus perfumes y escogí uno floral que me puse en el cuello, la nuca, el pecho e instintivamente en el vientre. Dado que el vestido no tenia mangas fácilmente me apique un desodorante de 48 horas, de esos que anuncian no dejar mancha alguna. Después de todo no podía permitir que el vestido se manchara. -Ya vamos, que desesperación, te sorprenderá, dijo en voz alta mientras contestaba su celular. Había un par de abrigos iguales que tomamos a la carrera y salimos tomadas de la mano. Solo alcance a voltear al espejo y parecía como si un par de gemelas se fueran de fiesta. En la puerta se encontraba Marco, o al menos eso creí. -Jessica, Antonio, nos presento Erika. -Pero, no eras Marco? Rieron los dos, y en el especial el me miro con complicidad. -Un gusto preciosa, ciertamente Antonio, pronto lo entenderás, dijo esto mientras tomaba mi mano y se acerco para darme un beso sensual en la mejilla, que ahora tome con más naturalidad, pero que me dejo percibir su olor y calor del cuerpo, que desencadenaron un escalofrió en mi cuerpo y una extraña excitación, que seguramente provocaría un bulto en mi entre pierna, pero que solo dejo salir un chorro de liquido preseminal mojando mi panty. Erika se adelanto hacia el mismo auto que la había traído anteriormente, Antonio me ofreció su brazo y me tome de él y sentí la fuerza de su musculatura, muy superior a la esbelta figura que ahora denotaba mi cuerpo. Para llegar al auto había una pequeña escalera, me ayudo y me tomo firmemente de la cintura, así nos fuimos hasta el auto. Ahí fue cuando todo cobro sentido. -Marco y tu... -Erika y tu... -GEMELOS, dijimos simultáneamente, con una tremenda carcajada, eso rompió el hielo, mientras Marco y Erika se daban el más apasionado de los besos. Antonio y yo nos miramos con complicidad. Arrancó el auto y nos dirigimos a una zona apartada de la ciudad famosa por sus centros nocturnos y una espléndida luna brillaba a más no poder. Me percaté que Erika puso su mano sobre el muslo de Marco muy cerca de la entrepierna que a juzgar por la confianza, conocía muy bien. Marco no soltaba mi mano y empezó a comentar acerca de lo bien que era conocer un par de gemelas como ellos y que a pesar de ello había varias diferencias, claro algunas más grandes que otras, dijo riendo y Marco levanto los hombros concediendo. -Como este pequeño lunar en tu cuello, que señale con la una deslizándola suavemente, sin querer baje la mirada y vi su abultado caramelo que prometía mucho más de lo que me creía capaz de acoger en mis entrañas. Al ver mi mirada clavada aprovecho para besarme suavemente y dejando algo de humedad, un pequeño lunar justo del lado contrario al suyo pero con la misma forma. Me acomode en su pecho y observe a detalle su paquete que se dejaba ver bien delineado, lo hice detenidamente pensando que nadie lo notaria. Disfrute su calor y su mano que acaricio mi muslo bajando a la rodilla y buscando discretamente bajo mi falda, mientras separaba mis piernas incitándolo a ir mas adentro. Mientras, todos estos pensamientos de mujer llenaban mi mente y no entendía bien de donde venían pero estaba dispuesta a dejarme caer. -Guaauuu, exclamo, me susurro al oído, los encajes me enloquecen. -Y a mi tus manos fuertes sobre mi piel. -Guaauuu, exclamo nuevamente, al sentir la humedad de mi sexo, veo que te emociona tanto como a mí. Me tomo de la barbilla y me beso en suavemente los labios, para proseguir con una batalla entre nuestras lenguas y la de el entrando casi hasta mi garganta mientras yo la succionaba y acariciaba, tímidamente puse mi mano en su muslo y la subí hasta tocar la punta de su delicioso caramelo. Marco interrumpió, con la noticia de que habíamos llegado al lugar, nos separamos ante las miradas cómplices de Erika y Marco. Bajamos del auto y él me ayudo tomándome nuevamente del brazo, tomo el bolso y el abrigo, el valet parking se llevo el auto y los de seguridad abrieron paso, se notaban sorprendidos de ver dos parejas idénticas, pero ciertamente Erika y Marco eran asiduos clientes. Nos asignaron una mesa a nivel de pista en un sillón lounge. -Algo de tomar para las señoritas?, que por cierto no acabo de decidir cuál es la más bella de ellas, con el perdón de ustedes. Comento el mesero. -Les parece vodka con jugo de arándanos? -Muy bien, asentimos los demás. Me percate que me había acomodado la falda al sentarme con las piernas juntas, ligeramente inclinadas y el bolso justo en la región del triangulo que se formaba en mi plano vientre. Al ver Erika tenía la misma pose. -Acompáñame, me dijo Erika. -¿A dónde? Pregunto Antonio. -Una escala técnica, le dijo guiñando un ojo. Con tantas cosas en mente y cambios, apenas me había percatado de que tenía ganas de orinar, seguí a Erika hasta el baño de damas y me detuve. -Vamos, que esperabas entrar vestida así a hombres. No tengas miedo, ni tu madre sabría lo que realmente eras. Dentro del baño, había unas tres chicas mas que se limitaron a barrernos con miradas de envidia, pero que volvieron a retocar su maquillaje y continuar diciendo que esta vez no dejaran que se las cojan, "tan fácilmente", enfatizo una de ellas y soltaron la carcajada. -Jessica, como habrás notado todo esto es para que cumplas tu fantasía de ser toda una mujercita, la dieta, los días de belleza, la maquillista y sus arreglos. Tengo que decirte algunas cosas. -Te lo agradeceré, pues tengo miles de dudas, empezando por como lo escondieron? -Te explico, la maquillista uso un pegamento quirúrgico que mantendrá tu secreto en su lugar por unos días, cosa que has de agradecer por la forma natural del vientre. La pastilla rosa, es un antiviagra, lo que evitara cualquier erección por un par de días, dejando a nuestro amiguito en su escondite y evitándote algún desgarre prematuro y doloroso del adhesivo, así podrás orinar sentada como cualquier mujer y como efecto secundario, debido a la relajación de tu aparato reproductor, el liquido seminal, saldrá de ti casi como los jugos naturales de cualquiera de nosotras. -Te lo agradezco, dije a punto de llorar. -No, no, no nada de lágrimas que el maquillaje se va a estropear. Una cosa más, ¿recuerdas nuestro juego de las mentas intensas y el sexo por detrás?, busca en tu bolso y encontraras todo lo necesario. Se dio la vuelta y se metió a uno de los apartados, pude ver sus pies mirando a la puerta y el típico sonido de una mujer al orinar. Hice lo mismo, sólo que de primera intensión me pare frente al servicio, buscando instintivamente mi pequeña parte, sin embargo encontré solo esa pequeña mata de vello en forma de triangulo que protegía unos pequeños labios que aparentaban mostrar el camino a una inexistente, pero añorada, cueva de placer. Me volteo y viendo a la puerta levante le vestido hasta mi cintura baje la panty a mitad de mis muslos y me senté con las piernas cerradas y pujado ligeramente, entonces ahí estaba ese sonido de una mujer orinando, y esa mujer era yo. Parte de la orina mojo mi sexo e instintivamente tome papel para limpiarme y aproveche para secar un poco la panty. En eso me llego el mensaje, no olvides la bolsa, me lo agradecerás. Abrí la pequeña bolsa que me dio y encontré tres pantiprotectores, una panty extra idéntica a la que traía, un lubricante de larga duración, dos cajas de pastillas con extra menta y una par de micro enemas. Entonces, entendí lo que quería decir con nuestro juego de las mentas. Me aplique el enema y salí de nuevo a los lavabos, ella estaba ahí, y pregunto: -Y, ¿Qué tal? ¿Cómo te sentiste? -Toda una mujer. Seguramente no pude esconder la excitación y satisfacción que la situación me generaba. -¿Te lo pusiste? -Sí. -Esperemos un poco, el mío aun no hace efecto. Dijo esto mientras se veía al espejo, se retocaba con polvo compacto y aplicaba una nueva capa de labial, pues al igual que el mío había sido removido por los besos de los gemelos. Hice lo mismo, aunque con algo de torpeza, pero me quedo casi también como a la maquillista. -Creo que ya. Dije mientras me dirigía al privado. -No, espera, debes de estar bien limpia, créemelo. -Está bien. Así nos observamos las dos juntas al espejo y efectivamente el parecido era innegable. Me admire al espejo disfrutando de mi pelo moviéndose sobre mis hombros de la caída del vestido que revelaba al mundo mi nueva figura, mis caderas, la cintura y estos pechos que se bamboleaban en cada movimiento de mi cuerpo e incluso con mi respiración, veía mi escote con el pendiente que incitaba perderse en él y los erecto de mis pezones que se escapaba por entre las costuras del bra de copa entera que sujetaba con firmeza mis nuevos senos. Nuevamente, me dirigí al privado, al igual que Erika, esta vez me levante el vestido y baje el panty con algo de urgencia pero con sutileza, me senté con las piernas cerradas y todo salió sin mayor complicación. Me limpie de adelante para atrás, como tantas veces escuche a mi madre instruir a mi hermana. Me acomode la panty el vestido y las medias. Estaba lista para regresar a los brazos de Antonio. Salimos juntas del baño y nos dirigimos a la mesa donde ellos se notaban algo aburridos por nuestra ausencia. Camine lo más sexy que pude rumbo a mi hombre y ella hizo lo propio. -Hermosas, como siempre, ha valido la espera. Comento Antonio y me recibió de pie para ayudarme a sentarme de nuevo. -Propongo un brindis, comento Marco, por estas dos lindas mujeres. -¡Salud! Respondimos tomando los vasos, un poco mas cargados de lo normal. Erika tomo a Marco y lo llevo a la pista. Antonio aprovecho la obscuridad y acerco su boca a mi oído y comento que algún día quisiera saber que tanto hacen las mujeres en el tocador. Solo te puedo decir que algunas veces los hombres son los principales beneficiados. Me beso de nuevo y su mano se perdió buscando nuevamente mi humedad. -Chica mala, susurro, al notar que mi panty estaba seca. Me encargaré de que vuelvas a mojarte. -Aghh, exclame, seguro que sí. Quito su mano de ahí y me tomo de la cabeza besándome con mucha pasión, mi corazón y mi respiración se agitaban sin control. -¿Bailamos?, pregunte. -Adelante, me tomo del brazo y llegamos a la pista con una tanda de música grupera. Trastabille algunas veces por la falta de habilidad con los tacones, sin embargo salí exitosa y algo mareada. Como normalmente ocurre, pusieron una música romántica para bailar muy juntos y así lo hicimos. Me jalo hacia el y quedamos frente a frente me tomo de la cintura y me sujete a sus hombros y me recargue en su pecho, su corazón latía con fuerza y aceleradamente. Movía mis caderas al ritmo de la música y su excitación era evidente, voltee a verlo a los ojos y me encontré con sus carnosos labios que bese, así permanecimos toda la pieza y la siguiente canción fue mucho más aterciopelada provocando que me contoneara cada vez con más sensualidad, motivada por su creciente entrepierna que se rozaba con mi vientre. Pasaron no sé cuantas canciones y quedamos solos en la pista, al percatarnos volvimos las sillas, donde él me volvió a meter la mano en mi entrepierna, que ahora escurría mucho más que antes. -Te dije que lo lograría, comento. -Creo que yo lo logre también. Dije coqueta mientras recorría su sexo con mis unas de la base a la punta, un camino que parecía no tener fin. Él aprovecho para magrear mis caderas y nalgas, cambiándome de posición, ahora le daba la espalda y sus manos pasaban de mis caderas a la cintura y de ahí formando una copa a mis senos, para cruzarlos y después apretándome fuertemente, gire mi cara torciendo el cuello y volví a encontrar sus labios. De pronto me percate que Erika y Marco ya no estaban, ni en la mesa ni en la pista. Me llego un mensaje al celular: “Los esperamos en el auto, besitos Erika”. Le mostré el mensaje. -Démosles tiempo, dijo él, mientras se afianzaba nuevamente a mis labios. Esto aumento mi excitación de saber que mi esposa estaba igual que yo, cachondeando con otro hombre, vestida igual y más aun que yo tenía a su gemelo casi idéntico todo para mí. En ese largo beso me empecé a contonear imaginándome sobre su entrepierna, formando círculos e imponiendo ese mismo bamboleo a mi mano que con soltura recorría todo su sexo. En eso se escucho el teléfono, sacándonos de ese sueño. -Debemos irnos, me dijo al oído con una sonrisa que mostraba un plan más sofisticado. Salimos del lugar, al caminar podía sentir esa humedad en mi entrepierna que me hacía sentir mis muslos resbalando uno sobre el otro y esa palpitación en mi interior que me urgía a ser acariciada mas íntimamente. Entrando en el carro un olor a semen invadía el ambiente y note que se intensifico cuando Erika, comento que seguro nos estábamos divirtiendo, y por el olor a menta supe que ellos también. Nos dirigimos de regreso a la casa, o al menos eso parecía por que de pronto entramos en uno de esos hoteles con anuncios luminosos, el encargado comento que no podía haber más de dos personas por habitación. Antonio y yo tuvimos que entrar a pie. Entramos en el área de hotel y nos dieron una habitación en el tercer piso. Había un espejo en la cabecera de la cama, otro que cubría una pared completa y uno más en techo sobre la cama. Las luces eran tenues y una musica ambiental aumentaba el confort del lugar. Apenas cerramos la puerta. Él se abalanzo sobre mí y me beso repegándome contra la puerta, magreando todo mi cuerpo y emparejando su entrepierna a la mía, respondí acompañando sus movimientos dejándome hacer. Me desabrocho el vestido, acto seguido se aparto un poco para contemplar mi cuerpo cubierto por el bra de encaje, la panty, las medias y con esos tacones de pulsera y 10 cm de alto. Me sentí algo insegura, pero su sonrisa me tranquilizo y cuando comento que era hermosa mientras un dedo se deslizaba por mi cuerpo. Caí de rodillas frente a él, acomode mi pelo y con las manos me apreste a desabrocharle el pantalón como lo había deseado toda la noche y por fin ver a mi dulce invasor frente a frente. Para mi sorpresa no traía calzoncillos, así que salto frente a mi orgulloso y erguido con unas gotas de liquido preseminal que me invitaron a tomarlas con la punta de mi lengua, un hilillo se formo y mire con agrado que esto aumento el grado de excitación. Sorprendida por la dimensión de aquel instrumento, lo tome en la palma de mi mano y solo podría cubrir escasamente la mitad, con la otra mano lo tome de la base y era definitivamente imposible cerrar mis dedos sobre él. Sujetándolo así aproxime mis labios y succione la punta de su glande, como si de un helado se tratase, así seguí engullendo cada vez un poco más. Podía ver la escena en el espejo y era la de una hembra contoneando sus caderas y disfrutando del sexo de su macho, eso hizo que moviera mi pelvis de adelante atrás como si su pene estuviera ahí para embriagarme. Se fue desnudando y luego me levanto de un solo impulso, y me beso nuevamente mientras lo rodeaba con mis piernas. Empecé a subir y bajar, como si lo cabalgara, el me desabrocho el sostén e instintivamente cubrí mi senos con una mano mientras me sujetaba con la otra, tomo mi mano y pensé que se desprenderían. ¡Estaban pegados! Otra agradable sorpresa de Erika, además el maquillaje cubría a la perfección la unión entre la piel y lo sintético. Volví a saborear aquel trozo de placer y mis senos se bamboleaban firmemente, justo como siempre lo desee. Me tumbo sobre la cómoda, que para variar tenía un enorme espejo. Me empezó a besar el cuello y bajar por pecho jugando con mis pezones, que para mi psique transmitían un placer más que real. Bajo por mi ombligo y llego a mi vulnerable entrepierna protegida solo por el delicado encaje de mi húmeda panty, me olfateo y empezó a despojarme de la mencionada prenda, hasta mis simulados pero bien formados labios vaginales que quedaron a su merced y los succiono suavemente buscando la entrada de mi vagina que era solo una muy pequeña cavidad por donde manaban mis jugos. Esto me hizo gemir de placer. Lo tuve que detener cuando intento penetrarme por ahí. -Lo siento, solo tenía curiosidad. Erika me advirtió. Me espere lo peor, al sentirme descubierta, pero me calmo, al decir: -Ya había escuchado antes de microvaginas, además estoy seguro que tendrás otras sorpresas para mí. Solté una carcajada de alivio y nos besamos tiernamente. Tome su sexo en mi mano. Y comente -Pues sí, pero no creo que sea tan hábil para ajustarme al extra grande... -Veras que sí, yo te ayudo. Sonrió con lujuria. Bajo nuevamente, para seguir el trabajo en mi entrada vaginal y uno de sus dedos empezó a tocar la entrada de mi otra cueva que palpitaba con deseos de muchoooo más. Siguió con pequeños movimientos circulares, volviéndome loca. Como pude busque atrapar su dedo con mi cuevita, cuando tuve justo en el centro puje y engullí una tercera parte. -Vaya que si eres fogosa, definitivamente suples las carencias. Entonces, el metió el resto del dedo con gran facilidad, pues estaba sumamente excitada. Bombeo un par de veces, note que prefirió no dilatarme para disfrutar más la presión de mi sexo. Además, venia preparada... Jejejeje. Subió besando mi vientre y tomando mis muslos entre sus manos acomodándome y dejando mi sexo expuesto. Llego a mi boca y nos besamos. Baje mi mano para dirigir su sexo al mío, pero él me tomo ambas manos y me dijo al oído: -Búscalo, como a mi dedo, murmuro haciéndome estremecer. Lo mire con lujuria y moví mi vientre hasta que la punta de su sexo choco con mi muslo, así supe donde estaba y me acomode lo necesario para poner la punta justo en la entrada de mi húmeda cueva, al sentirlo ahí puje y la punta suave entro con facilidad. El me beso ahora con mas pasión e instintivamente movió su pelvis para penetrarme toda, pero se contuvo y me dejo que fuera yo quien lo metiera un poco mas, así lo hice, por el tamaño me costó algo de trabajo pero logre acomodar una cuarta parte de su longitud. Entonces, empezó un mete y saca muy lento pero sin meterlo más, ayudaba con mi pelvis y caderas disfrutando pero deseando un poco más, lo jale con mis piernas para tratar que me metiera otro poco, pero no cedía. -Que quieres preciosa? -Otro poquito si? -Otro poquito de ¿qué? Pídemelo. -Métemela toda no me hagas esperar más. Por favor papi ¿s?í. Me metió un poco más pero se detuvo, yo pujaba para ayudar, pero él lo hacía muy lentamente. -Aghhh, gemí de placer. -¿Te dolió? -No, mételo masssss. -¿Así? Dijo mientras me se abría paso solo un centímetro mas. -Otro poquito... Llego como a la mitad y empezó con mete y saca más acelerado, sentía todo eso justo en mi punto g y casi explotaba, acelero mas y de pronto me lo metió por completo y se quedo ahí, sus bolas chocaban con mis nalgas. Me dolió un poco, relajando mi respiración empecé a disfrutar cada centímetro. -Ves que si podías, con el Extra Grande... -Sí, pero me duele, así que ve con calma, eh! -Lo mismo digo, rio con sarcasmo. En este momento de calma mire a nuestros sexos, vi mi plano vientre y mis senos que contrastaban con sus fuertes pectorales y esa mata de vellos que salía de su vientre. Lo noto y me contemplo también. Salió de mi, parecía que nunca iba a terminar, pero pude ver la punta amoratada asomarse, cuando justo ahí se detuvo. Me sentía toda una mujer entregada a su hombre, en ese instante que me pareció eterno, me penetro de un solo golpe y grite de placer, dolor y emoción. Me sentía toda una mujer. Por si fuera poca la excitación se escucharon gritos y gemidos de la habitación contigua, al instante supe que era Erika. Su pene se puso más tieso y la velocidad de mi pulso delato el incremento de mi excitación, solo imaginarla en la misma posición que yo disfrutando de casi el mismo hombre. -Ese Marco, le encanta hacerla desesperar de placer y que grite y gima, ¿les competimos? Pregunto. -Nunca he sido tan escandalosa, pero ya me mostraste que tú me puedes llevar más allá de donde esperaba. En lo que dije lo anterior me la saco muy lentamente y me la volvió a clavar, dejándome sentirlo, con firmeza y profundidad. Evidentemente, gemí como gata. Y con seguridad podía escucharse al otro lado de la pared. Me bombeo un poco, jugando conmigo, se incorporo y quedo sujetando mis piernas en el aire y tirando de ellas para metérmela a su placer, diría que era como si se masturbara con mi cuerpo entero, así lo sentía por la gran diferencia de fuerza entre los dos. Sentirme su muñeca me excitaba, de hecho era una de mis fantasías favoritas, pero esa es otra historia. Después, me tomo de los hombros y me levanto en el aire me abrace a él. Caí completamente sobre su sexo, que no salió de mí ni un instante. Me recargo sobre la pared y empezó a bombear dándome mas placer, por supuesto grite de emoción y mas excitación al ver mis piernas sacudirse al ritmo que me imponía. Fue ahí donde salió el primer orgasmo anal de mi vida, tan diferente a mis anteriores orgasmos. Salió como un rayo de luz que nació en la punta de su sexo que se perdía en mis entrañas y golpeaba mi columna vertebral para recorrer todo mi cuerpo en oleadas. Mis jugos salieron, no a borbotones, sino más bien escurrían libremente. El supo prolongar mis orgasmos deteniéndose y penetrándome muy lentamente hasta hacerme sentir la punta de su sexo en lo más profundo de mí ser, desencadenado nuevas oleadas de placer. Evidentemente, gemí con desesperación, esto lo complació y me tumbo en la cama, quedando entre mis muslos y besándome. Rodee su cintura con mis piernas y me abrace a él. El espejo del techo me devolvía una imagen que por un momento me hizo olvidar mi verdadero, aunque seguramente equivocado, genero e incluso desee quedar preñada por el macho que ahora disfrutaba de mi cuerpo. Detuvo el bombeo suave que parecía no terminar, para levantar mis piernas contra su pecho y aumentar así la fricción, lo sentía mucho más grande, y de no ser por la lubricación de mis primeros orgasmos, seguramente me habría desgarrado. Podía sentir cada vena y cada parte de su dureza entrar y salir de mí. Después, me giro y quede dándole la espalda con las nalgas en alto y su pelvis chocando con ellas, me fui levantando y quede en cuatro. Mis senos se bamboleaban con la aceleración de sus movimientos y su sexo empezó a dar unos brinquitos, por lo que me moví en ochos al ritmo de sus embestidas, se apreso de mis senos y clavándomela muy adentro brincando y desencadenado una nueva ola de placer al depositar su semen en mis interior, chorro tras chorro, ahora seria suya para siempre. Desfallecí y se recostó sobre mí sin salirse. Unos minutos después reaccione, estábamos acosados, yo dándole la espalda y el ceñido a mi cintura. Llego un texto a mi cel. Se acabo la diversión, PUTITA, debemos volver a casa. Por cierto, tu escándalo se escucho en todo el hotel... Supe que había superado el reto. Me moví un poco constatando que el seguía dentro de mí, con algo menos de firmeza, un par de apretones y un poco de contoneo resolvieron este problema. Tocaron la puerta con el clásico: “Les quedan diez minutos para desocupar la habitación”. Me levante zafándome de sus brazos y su sexo para vestirme e irnos, pero él me detuvo diciendo: -¡No me puedes dejar así! Imaginar esa escena me calienta nuevamente. Él boca arriba tomando su sexo de la base y agitándolo como bandera, erguido, pidiendo atención a gritos. -¿Qué puedo hacer para remediarlo? Conteste con cara de inocencia, quería que me lo pidiera. -¡Ven y cabálgame! Dijo entre suplica y demanda. Me di la vuelta y camine para subirme a la cama por sus pies, besándolos, luego los muslos, seguí subiendo hasta besar su pezón y entonces, ya lo tenía ahí entre mis piernas, todo para mí, me levante, pase una mano por detrás de mis nalgas para tomarlo y llevar la punta a mi cueva de placer, al sentirlo ahí, puje y me fui dejando caer. Lleve mis manos a mis senos, acariciándolos, y comencé un sube y baja que me excito aun mas, pues podía ver ese trozo de carne desapareciendo en mi interior a la vez que el placer era indescriptible. Me encantaba hacer movimientos circulares y luego en ochos, justo como si batiera un rico chocolate, aumentando la velocidad y siempre chocando mis nalgas con sus muslos. Disfrutaba como loca mientras uno que otro quejido salía de manera natural, con esas oleadas de electricidad que empezaban en su sexo y terminaban golpeando fuertemente mi cerebro enviciándome de una manera que cada vez me reafirmaba como toda una hembra. Acelere mis movimientos y me apoye en su pecho, la sensación de mi senos, saltando de aquí para allá era mucho más de lo que había imaginado y verme en el espejo montando a mi macho era una fantasía cumplida. El se dejo llevar y un primer chorro de semen fue el indicio para zafarme y tomarlo entre mis labios, estaba sedienta de él. Pude recuperar cuatro o cinco más de sus chorros, la cantidad hizo que un hilillo escurriera por las comisuras de los labios, seguí engulléndolo de arriba abajo, prolongando su placer y su mano en mi cabeza daba cuenta del placer que le provocaba. Devoré sus jugos y lamí hasta la última gota de su sexo para dejarlo limpio y listo para vestirse. Quedo extasiado y rendido, lo admire por unos instantes, orgullosa de complacerlo. Me levante en busca de mi ropa, no encontraba la panty por ningún lado, así que saque la de repuesto que traía en el bolso y use uno de los pantyprotectores, pues un hilillo de semen manaba de mi cueva, me arregle el pelo como pude, por fortuna el maquillaje conservo parte del glamour. Me puse el bra con toda naturalidad y me enfunde en el vestido que había permanecido esa noche a los pies de la cama. Salimos al estacionamiento tomados de la mano. Ya en el carro me dio un beso en la mejilla y sonrió. Me abrace a él mientras nos dirigíamos a la casa. En el trayecto el saco mi panty perdida y la olio. -Fue exquisito, ¿te molesta si me quedo con un recuerdo? Tome su mano y la lleve a mi vagina. Mostro sorpresa. Seguro sintió la panty seca y el panti protector semilleno. -Venia prepara, no querrías que se manche mi vestido. -Aparte de cachonda prevenida. Ahora el puso mi mano sobre su vibrante sexo. Pasamos así el resto del trayecto. Nos dejaron en la casa, no sin antes despedirse con un largo beso. Al entrar nos dirigimos directo al baño, me senté para orinar con los calzones en los tobillos. -Vaya la nena esta en sus días, dijo Erika al ver mi panti protector lleno con semen y algo de sangre. -Es que Antonio es muy fogoso, ni te lo imaginas. -Y lo que te falta chulis. Tome un panti protector nuevo con toda naturalidad cambiándome, me seque con papel y me reacomode la ropa. Ella no paso al baño, más bien puso cara de traviesa. Me acompaño al sillón donde me siente, ella se trepo poniendo su sexo en mi cara, siempre me había gustado hacerle sexo oral. -Tengo una sorpresa para ti, putita. Se levanto el vestido y ya no traía el mismo calzón, sino una tanga muy justa que apretaba sus labios vaginales fuertemente. Olía a sexo de otro hombre combinado con sus propios jugos. Movió la tanga de lado y acerco su sexo a mi boca. -¡Límpiame putita viciosa! Marco te manda una sorpresita. Su vagina se veía húmeda pero con el característico color turbio del semen. Todavía tenía el sabor de Antonio en mi boca, acerque mi lengua a su sexo y con la punta tomo poco, justo en ese momento ella pujo y dejo caer un chorro que me apure a succionar. El olor era algo mas fuerte que el de mi Antonio. -Enséñamelo, ¡putita!, saboréalo y trágalo, ordeno. Así lo hice, mostrándole mi lengua llena de semen y deglutiéndolo poco a poco para después mostrarle mi boca vacía. Volví a su vagina para lamer y limpiar el resto del néctar, pero al terminar pujo de nuevo y me regalo otro poco, así paso un par de veces más, hasta que quedo limpia. Nos besamos y detecto el olor a Antonio. -Pero si ya habías tenido tu ración, que golosa me saliste. Se fue al baño y orino. Nos fuimos a la recamara y había un par de babydolls color salmón, naturalmente me quite el vestido, el bra, la medias y la panty. Tome la tanga del babydoll y me puse la parte arriba que tenía un lazo para amarrarse al frente, mis senos se transparentaban y dormimos como un par de amigas. Mañana hablaríamos de lo acontecido y de los planes para Jessica.

viernes, 28 de marzo de 2014

IVON

Hola mi nombre es Ivonne, y les contare como inicie en este delicioso mundo del travestismo. Ahora tengo 25 años y a pesar de que sigo siendo de closet estoy locamente perdida en el vicio de ser penetrada por un hombre. Todo comenzó a los 18 años, muy diferente a como la mayoría empiezan. Siempre había tenido definida mi sexualidad, me gustaba las chicas, mas sin embargo siempre había sido burla de mis compañeros diciendo que tenia mejor culo que algunas chicas de la clase, la verdad a mi me parecía una broma. Había terminado de estudiar el bachillerato en mi país Guatemala y soñaba con estudiar en la Universidad, pero la situación económica de mi familia no me lo permitió por lo cual me vi obligado a conseguir un trabajo. Trabaja todos los días en un pequeño camión repartidor de productos en centros comercial, por lo cual me tocaba manejar largas noches hasta llegar a casi todos lados en el Pais. Un día me toco ir a un lugar llamado Cobán, Alta Verapaz como a 4 horas de la ciudad. Todo parecía normal en el día pero de repente empezó a caer una lluvia la cual en momentos se convirtió en una gran tormenta. Decididi seguir manejando esperando que el clima mejorara, cuando de repente escucho un gran ruido en mi carro, rapido pensé que había atropellado a alguien pero lo único que había pasado era que había golpeado una piedra y había pinchado mi llanta. ¡DIABLOS!, con rapidez me baje y me di cuenta que el problema era algo mas que eso. En ese momento me fruste y me enoje por lo cual me quede afuera del auto, mojandome y llorando amargamente por no poder hacer nada. En ese momento veo como a lo lejos se acerca una carro, de esos tipo agrícolas, y en el iba un señor de unos 50 años. -¿puedo ayudarlo en algo?, fue su pregunta. Rapidamente accedí y me dijo que lo mejor era que dejara mi carro ahí, muy amablemente me ofreció un lugar donde pasar la noche. En el camino iba relatando que viva solo, que su única hija se acababa de ir de la ciudad para la capital y que su esposa tenia 5 años de haber muerto. Estaba sorprendido de la confianza que el me tenia. Por fin luego de unos 20 minutos llegamos a su casa, el rápidamente me ofreció una toalla y me dijo: -no te preocupes, buscare algo de ropa para que te quites esa mojada-, le agradecí y espere unos minutos en la sala de la casa, que por cierto era una casa muy bonita. Miro los cuadros familiares y me di cuenta lo lindas que eran su esposa y su hija. Por fin apareció el, y me dijo -porque no subes al cuarto del fondo, deje algo de ropa para ti ahí, echa tu ropa mojada en ese canasto y yo la secare-. Me seguía sintiendo sorprendido, pero a la vez agradecido. Por fin entre a la habitación y me quede con la boca abierta al ver que era la habitación de su linda hija. Sigue caminando y cuando llegue a su cama vi una nota que decía: "Ya vi el lindo cuerpo que tienes, en el closet hay mucha ropa para ti, viste muy linda y te espero abajo". ¡QUEEEEEE! fue mi reacción al ver esto, que cree que soy este desgraciado, salí corriendo pero cuando intente abrir la puerta me di cuenta que esta con llave. ¡MALDICIÓN! dije dentro de mi. Para desgracia había dejado mi ropa afuera de la habitación ya que el se había ofrecido a lavarla, y ahora estaba ahí, desnudo, humillado y con miles de ropas de mujer a mi alrededor. Pasaron unos minutos y en mi mente me rehusaba a ser humillado de tal manera, pero después de algún tiempo el frio de mi cuerpo empezó a ser mas fuerte. Por mi mente pasaban miles de ideas, y en una de esas pensé que si talvez le seguía la corriente a ese tipo me dejaría en paz, quizá solo era un pervertido que le gustaba la ropa de mujer. En ese momento decidí buscar algo que ponerme y abrí el Closet, en ella encontré verdaderamente un mundo, (sin saber que ahora seria mi mundo), vi tangas, medias con portaligas, cacheteros, baby dolls, minifaldas, tops, blusas vestidos, y miles de zapatos en especial de tacón. La curiosidad me gano y empece a probarme la ropa, cuando sentí estaba con una tanga negra la cual estaba en medio de mi culo. Una extraña sensación pero agradable paso por mi cuerpo, ¿Que es esto? se sentía rico, así me empece a poner unas medias las cuales eran el conjunto de la tanga, las sensación de las medias eran aun mayores y eso me encantaba aun mas, esto me empezaba a excitar de una manera tremenda. Lo único que me puse luego fue un minivestido color negro (que aun lo conservo como regalo de esa primera vez). Al final solo me puso unos zapatos de tacón alto, color gris como de 13 cms. Recuerdo que esa primera vez fue algo insípido, sin maquillaje ni nada mas que las ganas de terminar con esto. Después de algunos minutos por fin baje a la sale y ahí estaba el. ¡WOW! fue su expresión al verme así. -Pense que nunca vendrías niña-, me dijo, -eres idéntica a las amigas de mi hija-, -sientate, solo te falta algo mas para que seas una linda señorita-, en esos mentos se fue y regreso con una peluca liza rubia y me la puso. ¡BRAVO! - estas echa toda una mujer-, en ese momento la pregunte ¿Que es lo que quiere de mi?. -Vamos relajarte dijo-, hace mucho que no salgo, platico con alguien y solo quiero pasar un rato agradable al lado de una joven como tu. Mis ideas seguían mas revueltas que nunca. ¿Sera que de verdad solo quiera platicar? ¿Que ni se le ocurra insinuarme algo sexual?. El me ofreció algo de tomar, era algo como agua ardiente, era muy fuerte, y la platica se fue extendiendo, parecía una persona muy agradable, y me empezo a gustar la idea de que me dijiera y me tratara "Nena". Luego de unos minutos platicando me dijo -Que te parece si te ponemos un nombre como la nena que eres-. desde ahora te llamaras Ivonne. ¡Geniaall! eso me seguía excitando mas y mas. Parecia ser que habíamos tomado demasiado, y el puso algo de música romántica. Su cuerpo empezó a acercarse al mío, y esa sensación rara pero agradable nuevamente invadía mi mente, el se acerco a mi, me tomo por la cintura y sus labios se acercaron a los míos. -De verdad eres una mujer hermosa- menciono, mi cuerpo y mente ya no aguantaba más, esto realmente me estaba gustando. Respondi a esos alagos con un beso en la boca, el cual fue verdaderamente delicioso. Sus manos me tocaban y acariciaban toda la cintura, y de repente fue bajando por todo mi culo, me levanto el vestido y empezó a acariciarme de una manera muy cariñosa mientas nos seguíamos besando. Esto de ser mujer realmente me estaba gustando demasiado. En ese momento me dijo: -¿Ivonne, te gustaría ser mi mujer hoy?, realmente mi mente tenia una respuesta pero la situación tenia otra. Lo único que pudo decir es ¡SI! algo sonrojada. El se quito la camisa y veía su pecho desnudo, lo empece a besar y el con mucha habiliada me corría la tanga masejeando mi ano. Mientras nos seguíamos besando el se quito el patalon y pudo ver su pene, de unos 20 cms de largo muy grueso y jugoso, en ese momento no sabia que eso seria mi delirio por los próximos años, tener un pene en mi boca o aun mejor en mi culo. El me quito el vestido y me dejo solo en tanga, medias y zapatos, en esos momentos con su dedo siguio acariciando mi culito, siguió haciendo con dos dedos y luego con tres hasta que mi culo se habrio un poco. En esos momentos puso un condón en su maravilloso miembro y puso su pene en mi culito, -tranquila nena-, y como todo un caballero me dijo -si no te sientes bien me dices-. En eso momento empezó a metermela despació, realmente me dolía demasiado pero la calentura que tenia me hacia olvidar eso. Luego empezó mas rápido, ¡Haaaa! mira como se excitaba y le encaraba. -¿Te gusta nena?- ¡SIIII! ¡ME GUSTAAA! le respondía mientras por fin todo su pene estaba dentro de mi culo.!!! Podia ver es su rostro el placer que sentía y me encanta poder complacer a un hombre, a pesar de el dolor. Luego de unos minutos pudo ver como saco su miembro y se corrió en todo mi culito. Nos besamos y nos quedamos abrazados luego de tan excelente cogida. A partir de ese día mi vida cambio, y los penes se volvieron mi vicio. Ya les contare mas de mis relatos. Ivonne

jueves, 27 de marzo de 2014

INFIEL

-¿Qué es esto? Carol apareció de repente asomada a la puerta del dormitorio, sosteniendo el móvil con el brazo extendido, mostrándome su pantalla iluminada. Con el gesto enojado, sostenía el aparato de forma inquisitiva, como la madre que muestra a su hijo un calcetín sucio olvidado debajo de la cama. Por la distancia que nos separaba, no podía distinguir las letras de la pantalla pero ya intuía de qué se trataba. Y apestaba. Como el calcetín. -Cari… No es lo que tú crees… Puedo… Puedo explicártelo…-Acerté a musitar. Pero rápido guarde silencio. Me sabía poco veraz y con el inconveniente de lo inesperado del hallazgo de la prueba que me incriminaba arrasó con cualquier abono para que floreciera una escusa en la que escudarme, ganar tiempo y hacerme fuerte. Pero Carol me había sorprendido con la guardia baja. Me sentí indefenso ante ella, acorralado en un rincón de aquella habitación que se hacía más pequeña mientras ella se hacía cada vez más grande. Note como sus ambiguos y bellos rasgos adoptaban una forma más severa, su cuerpo se tensaba, sus ojos se nublaban, sus mejillas enrojecían y la mano que blandía el teléfono parecía que lo iba a hacer añicos. Carol no era una mujer como las demás… -¿Cómo has podido hacerme esto? ¿Cómo te has atrevido? Mi corazón empezó a golpearme el pecho, mis miembros me pesaban y las rodillas vacilaban su ángulo, me sentí aturdido, confundido, desorientado, afligido por algo que me venía grande, una amenaza que me anulaba antes de hacerse material… Sentí miedo. Me limite a encogerme de hombros y después de titubear, con un hilo de voz alegue lo poco (o único) que podía añadir: Lo siento. A Carol no le pareció suficiente, nada lo hubiera sido. Se deshizo de móvil y avanzó unos pasos hacia mí. Era unos centímetros más alta que yo pero calzada en sus tacones, su presencia parecía una efigie que cortaba el horizonte. Lucía un vestido segunda piel que afirmaba su silueta, mostrando sus piernas, dos columnas de granito en movimiento y rematando en un escote palabra de honor que no podía disimular la poderosa voluptuosidad de su busto, que se reivindicaba bajo las telas y se reafirmaba en su parte no cubierta como dos rocas solidas, tersas, duras, aquellas que tanto le habían costado conseguir y ahora le daban un aura de seguridad y poderío. Todo esto se aproximaba a mí, como un furioso alud sobre un alpinista desamparado. Procuré evitar el enfrentamiento del que con toda seguridad tenia las de perder e intenté huir de allí, sorteando su rotunda figura, sus medidas procaces, sus atributos intimidantes que parecían abarcarlo todo. Con un movimiento cerró mi avance, bloqueándome. Traté de adelantarme pero fue imposible, intentaba apartar aquel cuerpo inamovible pero era incapaz de hacer mella en él, al contrario, era yo el que cedía ante aquella estatua esculpida en carne. Su cuerpo enfrentado al mío me aplastaba contra la pared, note sus duras tetas ahogándome el pecho, su abdomen contra el mío y sus piernas abiertas cerrándome el paso. En el bajo vientre también sentí una presión que cada vez se hacía más grande. Sus manos atenazaron como dos garras el cuello de mi camisa y, al tratar de zafarme, quedó hecha girones. A ella también se le había descolocado el atuendo y asomaba en su totalidad un generoso pecho, exuberante, rotundo. -¡Perro! A mí nadie me humilla como has hecho tú, ahora vas a pagar. Me soltó un bofetón que me giro la cara. Fue más doloroso descubrir como el pavor minaba mi pensamiento que el fenomenal manotazo recibido. Una tibia humedad resbalo por mis temblorosas piernas. No pude controlar mi vejiga. ¡Estaba muerto de miedo! -¡Cerdo! ¿Me regalas estos fluidos y a ella le reservas otros? ¡Cabrón de mierda¡ Quítate esas prendas sucias, no sigas faltándome al respeto. Otro bofetón como un relámpago pareció voltear mi cara trescientos sesenta grados. Preso de un temor paralizante, no sabía hasta cuando iba a durar esto. Así que me limité a desnudarme, quedando totalmente descubierto ante ella, sintiéndome expuesto, vulnerable y aunque el hecho de que exhibiera un pecho pareciera igualarnos, la visión de tamaño atributo la hacía más vigorosa. -Ya me tienes como querías, por favor te lo pido, ¡basta! -No, esto no ha hecho nada más que empezar… De un saltó, ataje sobre la cama el camino hacia la salida pero ella se abalanzo sobre mí, cayendo los dos al piso. Siendo un amasijo de brazos y piernas, empecemos a forcejear, me asía y me estrujaba, dominando mis movimientos y obligándome a permanecer inmóvil. Me dominaba, era más fuerte que yo. Porque Carol no era una mujer corriente… Su dura infancia había trascurrido en las favelas más sórdidas, donde no existía el mínimo atisbo de comprensión hacia su condición. En vez de hundirse, Carol capeo todas las adversidades, superó todos los obstáculos, endureciéndose en el proceso y convirtiéndose en lo que es hoy: una transexual orgullosa de sí misma. Mi resistencia era inane ante su potencia, era tan fuerte como un hombre o, en mi caso, más. Extenuado, me rendí ante su inagotable energía, muy superior a la mía. Me manipuló como un muñeco, poniéndome de cara al suelo. Sé que durante la pelea, su vestido había subido hasta la cintura. Me agarró de las muñecas y se sentó a horcajadas sobre mi espalda, empezó a deslizarse suavemente debido a que los dos estábamos sudados. Sus tobillos se aferraron a los míos y rodeándolos con sus pies, abrió sus piernas obligándome a hacer lo mismo. En ese momento noté su miembro resbalando sinuosamente entre los cachetes de mi culo como una serpiente. Intenté moverme pero fue inútil, me tenía completamente inmovilizado. Empecé a notar como la punta empezaba a encarar el orificio de mi ano y en un acto reflejo, empecé a apretarlo y cerrarlo. -¿Quieres luchar? No te va a servir de nada, es más, será más duro para ti. Apreté el culo con todas mis fuerzas y ella empezó a empujar. Su glande comenzaba a abrirse paso entre mis dos nalgas con el sudor como único lubricante. Empecé a gemir por los esfuerzos y ella también. Estábamos en plena lucha, ella por entrar y yo por impedírselo, yo con todas mis fuerzas aferradas a mi culo que se cerraba en espiral y ella con su polla. Su glande conseguía ceder mis paredes de carne introduciéndose poco a poco, milímetro a milímetro, arrasando a su paso con un urticante escozor que parecía quemar mi piel. Aunque cada vez, segundo a segundo, ganaba terreno, el pulso aun no había acabado. Tenía que impedir su avance escasos milímetros más, quería evitar que me penetrara. Poco a poco su polla reptaba por el contorno de mi ano, abriéndolo con su gran grosor, esquilmándolo con su roce, no pudiendo detener su ofensivo avance. Noté como la punta del glande besaba mi esfínter que no podía remediar ya abrirse un poco. La punta de su miembro empezaba a encajarse, tanteando la obertura del musculo que intentaba cerrar, ya conseguía asomarse al interior, pero aun no estaba dentro. Con todas mis fuerzas cerré mi esfínter asfixiando con una llave su capullo. Ella aceptó el envite, endureciendo su polla más si cabe, estremeciendo todas mis carnes que la rodeaban. Apreté lo más que pude, todo mi empeño se concentró en aquella minúscula zona circular de mi cuerpo. Conseguí detener su avance y tuve la fantasía de que ahora, era yo el que la tenía cogida, agarrada, impidiendo sus movimientos y forzándola a retroceder. Del fondo de la garganta de Carol empezó a brotar un gruñido, al principio imperceptible pero cada vez mas ronco e intenso, a la vez que la presión dentro de mi culo fue en aumento. Apreté, apreté y apreté pero ella también lo hacía. Nuestro esfuerzo alcanzó su punto álgido, no podíamos seguir así mucho tiempo, alguno tenía que ceder. En un último esfuerzo, eché los restos. Después no pude más y, agotado claudique. Su gruñido acabo en un grito triunfante. Su polla atravesó mi esfínter casi destrozándolo. Toda su longitud, que se me antojaron kilómetros entraron dentro de mí con el ímpetu de un tren sin control, abriéndose paso hasta el fondo, sin piedad, hasta que sus testículos chocaron contra los míos. Ahogue un gemido sintiéndola en mis entrañas, como esa dureza que me destrozaba por dentro, creí que mi culo iba a estallar. Ella se dejo llevar por el instante, sintiendo una ola de gozo y placer por haberme penetrado al fin, momento en que yo aproveche para escapar y como un latigazo, noté el recorrido inverso de su polla desalojando mi culo. Escapé a cuatro patas por el pasillo a toda prisa, pero por el rabillo del ojo vi su imponente figura: estaba desnuda, de pie, en jarras, una complaciente sonrisa dibujada en su rostro, su pechos erguidos, redondos, abundantes, con los pezones apuntándome como flechas, su vientre liso y fibrado y entre sus dos piernas, su polla erecta, solida, insolente, apuntando al cielo, como una cobra antes de su mortífero ataque, se estremecía en su propia dureza. Uno no puede huir de una diosa y me atrapó a cuatro patas como estaba, enculándome con fuerza. Arqueé la espalda y ella empezó a bombear, al principio despacio, entraba y salía de mi todo lo larga y gruesa que era su polla, destrozándome por dentro. Empezó a coger ritmo y sus envestidas ganaron en ímpetu y velocidad. Sus golpes eran tremendos, lo más que podía hacer era aguantar hecho un ovillo como estaba, derrotado. Ella victoriosa me castigaba penetrándome, violándome. -¿Es así como te follaste a esa puta? ¿Es así como lo hiciste? Las palmadas de su piel contra la mía eran cada vez más sonoras y repetidas. No tenía piedad, su ritmo parecía no menguar nunca, la única dirección era subir la intensidad. Me estaba taladrando profundo, no paraba, no se agotaba, era una diosa. Hasta que paró en seco. Creí que se había corrido, pero me equivocaba. Me agarró por los hombros y comenzó a incorporarme. La notaba dentro de mí, no la había sacado. Irguió mi cuerpo, como si estuviera de pie, pero no tocaba el suelo. Sus manos me soltaron y permanecí suspendido. La fuerza de la gravedad clavo más su polla en mi interior, me empaló. Me tenía cogido como un grafio. Toda la fuerza de su erección aguantaba mi peso. Su polla tenía más fuerza que mis dos brazos. No sé cuanto tiempo permanecí así, vencido, derrotado, exhibido como una presa muerta en las fauces de un depredador. Pero no sucumbí en las fauces de este animal, sucumbí ante su miembro, ante la alucinante fuerza de su polla que me sostenía dentro de mí. Ella se inclinó, liberándome de su puñalada de carne y caí de bruces contra el suelo. Tenía el culo destrozado, abierto como el impacto de un torpedo en al casco de un barco. Intentaba cerrar el esfínter pero parecía dado de si. Todo me daba vueltas, estaba roto por dentro. Comencé a incorporarme como pude y cuando estaba de rodillas sentí un chorro lechoso cubrió mi cabello, cabeza, cara, hombros y pecho. Su liquido barnizo todos mis poros, toda mi piel, desde la frente, pestañas, pasando por la comisura de mis labios, reptando desde mis pezones hasta mi ombligo. Después de esta jornada tan dura, cuando estuve empapado, sentí la paz. EPILOGO -Carol, lo de hoy ha sido estupendo. -¿Te ha gustado nene? -Si mucho, tendremos que repetir. -Cuando quieras. -Déjame ahorrar un poco. Cuando cobre el mes que viene, me tienes aquí. -Te estaré esperando.