sábado, 29 de marzo de 2014

JUEGO DE GEMELAS ll

Casi sin darme cuenta nuestra dieta había cambiado, ya no había mas pastas, ni cenas copiosas, el vino y la cerveza definitivamente desaparecieron de la casa. Ahora, los desayunos ricos en fibra, lácteos bajos en grasa, granos y algunas frutas, la comida era rica en vegetales y ensaladas que en caso de no estar en casa era elegantemente empacada y con algún detalle como un pétalos o alguna flor, era la regla para llevar al trabajo. También, comíamos con paciencia y con la mesa arreglada. Siempre con detalles de flores. Finalmente, la cena era una delicia con algún té, pan de frutas y nada más. Con este régimen perdí algunos kilos, mi piel se limpio y casi sin darme cuenta se suavizaba, gracias a los baños de sales que tomábamos los fines de semana. Con lo que ella solía llamar días de belleza, en los que nos cortábamos las unas, un tratamiento para el pelo, le ayudaba a depilarse y en algún momento ella me depilo las axilas y el poco bello que crece en la aureolas de mis pezones. Continuando con una exfoliacion con arcillas tratadas, para bañarnos con agua tibia y recubrir el cuerpo con aceites esenciales, incluida una cera que caliente se adsorbía dejando el cuerpo muy suave y perfumado. Al final de todo esto terminábamos solo con unas batas de color satín y nos untábamos unas esencias relajantes en las sienes mientras escuchábamos una música suave y relajante con inciensos que llenaban la habitación. Esto fue así por unas semanas en las que gradualmente hacia esta rutina de manera natural, y ya sabía pintarle la unas perfectamente y con rapidez, entonces me tomo las manos y me pinto las unas a mí en un color melón justo como las batas de belleza, también me puso un par de anillos muy sexys y una pulsera delgada y femenina con que me que admirando mis manos y moviéndolas sutilmente mientras continuo pintando mis uñas de los pies. -Veo que te gusta, afirmo ella, no dije nada pero seguí absorto en observando lo bien que lucían mis manos. -Definitivamente te gusta, desperté del sueño y comente, -No puedo negar que se ve bien. -¿Quieres más? Pregunto con mirada casi lasciva. -¿Más de qué? Me hice un poco el loco. -Me refiero a explorar tu lado femenino, sabes no creí lo que me dijiste, aquel día que encontramos la falda en la cama, pensé que solo era una salida para no descubrir tus amoríos con otra, pero ahora me doy cuenta que es verdad y quiero ayudarte a cumplir tu fantasía. -Me dejas sin palabras, dije avergonzado, -Ahora harás lo que te diga, solo déjate caer. -Pero... Me cayó y continuo, -Sin peros, ve a la habitación, encontraras tu nueva ropa en la cama. Obedecí.. Por cierto, ahora en casa siempre serás JESSICA y te portaras como toda una mujer... Entre al cuarto y vi un precioso vestido negro con un estampado a rayas, una panty de encaje con un bra a juego y unas medias de liga muy sexys. También, había unos aretes largos con broche de presión y un collar con un pendiente que cae a la altura del escote. Me tome un tiempo para admirar la escena y dude por un instante proseguir con esto, pero no habia vuelta atras. así que me vesti con aquellas ropas y había unos zapatos de tacón de aguja con cinta al tobillo que me volvieron loco, o más bien LOCA. Al ponerme la panty, el bulto que se me notaba al frente era evidente, así que probé esconderlo como lo había visto en algún video de internet y para ser sincera como tantas veces lo había hecho antes, con esto y gracias a la depilación de mi pubis conseguí un vientre plano y mi cintura se denotaba definida y femenina. El bra me lo puse y me encanto ver el encaje sobre mi piel, sin embargo, tuve que buscar algo con que rellenar las copas y con un par de calcetines lo logre. Al ponerme el vestido la sensación fue increíble y la silueta que se mostraba en el espejo me lleno de orgullo junto con las manos perfectamente arregladas que se deslizaban sobre mi cuerpo, reconociendo a Jessica por primera vez. De pronto ella me llamo y me apresure a ponerme las medias y los tacones, mi figura se resalto aun mas, pero no tuve tiempo de observar más detalles. Me apresure a ir a la sala donde una muchacha con atuendo de maquillista y todo un atavió de instrumentos, cosméticos y accesorios estaba ahí. Me sorprendí, pero ella me la presento, Jessica, ella es Mónica y ha venido a darte unas clases de maquillaje y mostrarte algunos trucos. Mi esposa ya estaba vestida con un vestido igual al mío y dijo que tenía que salir, que volvería mas tarde y que debía estar lista para una noche especial. Mónica le tomo una foto y le dijo estará lista a tiempo no te preocupes, déjala en mis manos. El que hablará de mí en femenino me empezó a excitar. -Bien Jessica, creo que quedaras hermosa, aunque debemos ayudarte, empezando por estas amigas, dijo esto mientras presionaba mis postizos inertes. Ericka me advirtió de esto y tengo algo para tí, saco un par de senos con forma natural una aureola rosada y pezón erecto un poco más obscuro. ¿Te gustan? -Sí. Apenas pude articular. -Primero debemos quitarte ese vestido sin estropearlo, y el bra también asintió. Así lo hice y al quedar mi pecho desnudo lo cubrí abrazándolo. -Lista. -Vaya que eres una nenita, ahora recuéstate y cierra los ojos. Acomodo mis brazos y limpio mi pecho con una especie de algodón, después puso uno de los postizos en su lugar y luego cuidadosamente el otro, sentí algo de frio pero al poco tiempo se igualaron con mi temperatura corporal, me pido que me sentará. -Sin abrir los ojos, no seas tramposa. Sentí el peso de los postizos y el pequeño brincoteo de los mismos entonces me puso el bra y sentí el soporte y los tirantes jalando en los hombros. -Puedes abrirlos. Note esas perfectas formas y un extraordinario escote que se formaba con mi propia piel. Me puse el collar y el pendiente caía justo entre mis nuevos senos, que no quisiera perder jamás. Al parecer mi entrepierna empezó a mostrar un despertar y ella volteo a ver diciendo: -Parece que tenemos un pequeño problema, recuéstate. Me quito el panty y saco mi sexo untándolo con algo extraño que se sentía frio y caliente a la vez, mientras me daba un masaje que me hizo explotar en unos cuantos segundos, con lo que ella sonrió y procedió a limpiarme sin mas preámbulo, como si de una curación se tratase, de pronto perdí toda sensación de dureza y mi excitación fue diferente. Tomo mi sexo con destreza y lo escondió en mi entrepierna, utilizando un hisopo al final, subió el panty y mi vientre lucio mucho mas plano que antes. Me pidió que me sentara en una silla puso una diadema en mi cabello y empezó a maquillarme, solo podía sentir los trazos de los pinceles y sus dedos dejando el maquillaje, mientras me comentaba paso a paso el procedimiento y los productos que iba utilizando. Al terminar abrió una maleta y saco una peluca que acomodo firmemente en mi cabeza, me pidió que me pusiera el vestido y caminara un poco, no puede verme en el espejo, pero sentí las telas, la forma que los tacones daban a mi cuerpo, el peso y bamboleo de mi senos, y el pelo que caía sobre mis hombros. De pronto, alguien toco la puerta y la maquillista me hizo abrir la puerta. Era mi esposa junto con un hombre alto y apuesto. Me quede impactada y de primera no pude más que ver su musculoso cuerpo e incontrolablemente mi mirada se quedo fija por unos segundos en su entrepierna que denotaba algo más grande que el promedio. -Jessica, este es Marco. Antes que pudiera decir algo, el comento. -Dos gotas de agua, justo como lo dijiste, mucho gusto. -Mucho gusto. Apenas pude decir, adelgazando la voz y al tomar mi mano me jalo para darme un beso en la mejilla, como lo haría con cualquier mujer. Sin embargo, para mí era el primero como Jessica y no sabía qué hacer. Mi esposa, le dio las gracias por llevarla a casa y el coquetamente le dijo que era un placer, me metí rápidamente a la casa, pero pude escuchar, cuando él le dio una nalgada mi mujer ( ahora mi “amiga") y entramos las dos. -Excelente trabajo, felicito a la maquillista, mientras me llevo al espejo, no lo podía creer nos veíamos tan iguales que era difícil distinguir la una de la otra, de no ser porque ella lucia algo despeinada como si se hubiese recostado un rato. Sin darme tiempo a más, la maquillista se despidió y me dejo todo lo que había utilizado y mi esposa y yo nos quedamos solas. -Pero que guapa, dijo ella, mientras daba una vuelta a mí alrededor. Veo que se han divertido, y apenas comienza la diversión, vamos a preparar los bolsos que vamos a salir, te encantara. Casi lo olvido, tomo un vaso de agua y me hizo tomar una pequeña pastilla rosa. El bolso era pequeño y coqueto con una cadena plateada que daba el verdadero toque de elegancia al vestido y se fusionaba con el estilo de lo accesorio. De entre el montón de cosas que tenia para belleza, tome la máscara de pestanas, el delineador de labios rojo fuego, un labial rosado y dos gloss uno rojo cereza y otro café rojizo, incluí un pequeño cepillo y un polvo compacto con espejo. Erika me llamo al cuarto, me dio una bolsa más pequeña que se sentía algo esponjada y me guiño un ojo mientras me dijo en voz baja: -Por si acaso. Me hizo seleccionar uno de sus perfumes y escogí uno floral que me puse en el cuello, la nuca, el pecho e instintivamente en el vientre. Dado que el vestido no tenia mangas fácilmente me apique un desodorante de 48 horas, de esos que anuncian no dejar mancha alguna. Después de todo no podía permitir que el vestido se manchara. -Ya vamos, que desesperación, te sorprenderá, dijo en voz alta mientras contestaba su celular. Había un par de abrigos iguales que tomamos a la carrera y salimos tomadas de la mano. Solo alcance a voltear al espejo y parecía como si un par de gemelas se fueran de fiesta. En la puerta se encontraba Marco, o al menos eso creí. -Jessica, Antonio, nos presento Erika. -Pero, no eras Marco? Rieron los dos, y en el especial el me miro con complicidad. -Un gusto preciosa, ciertamente Antonio, pronto lo entenderás, dijo esto mientras tomaba mi mano y se acerco para darme un beso sensual en la mejilla, que ahora tome con más naturalidad, pero que me dejo percibir su olor y calor del cuerpo, que desencadenaron un escalofrió en mi cuerpo y una extraña excitación, que seguramente provocaría un bulto en mi entre pierna, pero que solo dejo salir un chorro de liquido preseminal mojando mi panty. Erika se adelanto hacia el mismo auto que la había traído anteriormente, Antonio me ofreció su brazo y me tome de él y sentí la fuerza de su musculatura, muy superior a la esbelta figura que ahora denotaba mi cuerpo. Para llegar al auto había una pequeña escalera, me ayudo y me tomo firmemente de la cintura, así nos fuimos hasta el auto. Ahí fue cuando todo cobro sentido. -Marco y tu... -Erika y tu... -GEMELOS, dijimos simultáneamente, con una tremenda carcajada, eso rompió el hielo, mientras Marco y Erika se daban el más apasionado de los besos. Antonio y yo nos miramos con complicidad. Arrancó el auto y nos dirigimos a una zona apartada de la ciudad famosa por sus centros nocturnos y una espléndida luna brillaba a más no poder. Me percaté que Erika puso su mano sobre el muslo de Marco muy cerca de la entrepierna que a juzgar por la confianza, conocía muy bien. Marco no soltaba mi mano y empezó a comentar acerca de lo bien que era conocer un par de gemelas como ellos y que a pesar de ello había varias diferencias, claro algunas más grandes que otras, dijo riendo y Marco levanto los hombros concediendo. -Como este pequeño lunar en tu cuello, que señale con la una deslizándola suavemente, sin querer baje la mirada y vi su abultado caramelo que prometía mucho más de lo que me creía capaz de acoger en mis entrañas. Al ver mi mirada clavada aprovecho para besarme suavemente y dejando algo de humedad, un pequeño lunar justo del lado contrario al suyo pero con la misma forma. Me acomode en su pecho y observe a detalle su paquete que se dejaba ver bien delineado, lo hice detenidamente pensando que nadie lo notaria. Disfrute su calor y su mano que acaricio mi muslo bajando a la rodilla y buscando discretamente bajo mi falda, mientras separaba mis piernas incitándolo a ir mas adentro. Mientras, todos estos pensamientos de mujer llenaban mi mente y no entendía bien de donde venían pero estaba dispuesta a dejarme caer. -Guaauuu, exclamo, me susurro al oído, los encajes me enloquecen. -Y a mi tus manos fuertes sobre mi piel. -Guaauuu, exclamo nuevamente, al sentir la humedad de mi sexo, veo que te emociona tanto como a mí. Me tomo de la barbilla y me beso en suavemente los labios, para proseguir con una batalla entre nuestras lenguas y la de el entrando casi hasta mi garganta mientras yo la succionaba y acariciaba, tímidamente puse mi mano en su muslo y la subí hasta tocar la punta de su delicioso caramelo. Marco interrumpió, con la noticia de que habíamos llegado al lugar, nos separamos ante las miradas cómplices de Erika y Marco. Bajamos del auto y él me ayudo tomándome nuevamente del brazo, tomo el bolso y el abrigo, el valet parking se llevo el auto y los de seguridad abrieron paso, se notaban sorprendidos de ver dos parejas idénticas, pero ciertamente Erika y Marco eran asiduos clientes. Nos asignaron una mesa a nivel de pista en un sillón lounge. -Algo de tomar para las señoritas?, que por cierto no acabo de decidir cuál es la más bella de ellas, con el perdón de ustedes. Comento el mesero. -Les parece vodka con jugo de arándanos? -Muy bien, asentimos los demás. Me percate que me había acomodado la falda al sentarme con las piernas juntas, ligeramente inclinadas y el bolso justo en la región del triangulo que se formaba en mi plano vientre. Al ver Erika tenía la misma pose. -Acompáñame, me dijo Erika. -¿A dónde? Pregunto Antonio. -Una escala técnica, le dijo guiñando un ojo. Con tantas cosas en mente y cambios, apenas me había percatado de que tenía ganas de orinar, seguí a Erika hasta el baño de damas y me detuve. -Vamos, que esperabas entrar vestida así a hombres. No tengas miedo, ni tu madre sabría lo que realmente eras. Dentro del baño, había unas tres chicas mas que se limitaron a barrernos con miradas de envidia, pero que volvieron a retocar su maquillaje y continuar diciendo que esta vez no dejaran que se las cojan, "tan fácilmente", enfatizo una de ellas y soltaron la carcajada. -Jessica, como habrás notado todo esto es para que cumplas tu fantasía de ser toda una mujercita, la dieta, los días de belleza, la maquillista y sus arreglos. Tengo que decirte algunas cosas. -Te lo agradeceré, pues tengo miles de dudas, empezando por como lo escondieron? -Te explico, la maquillista uso un pegamento quirúrgico que mantendrá tu secreto en su lugar por unos días, cosa que has de agradecer por la forma natural del vientre. La pastilla rosa, es un antiviagra, lo que evitara cualquier erección por un par de días, dejando a nuestro amiguito en su escondite y evitándote algún desgarre prematuro y doloroso del adhesivo, así podrás orinar sentada como cualquier mujer y como efecto secundario, debido a la relajación de tu aparato reproductor, el liquido seminal, saldrá de ti casi como los jugos naturales de cualquiera de nosotras. -Te lo agradezco, dije a punto de llorar. -No, no, no nada de lágrimas que el maquillaje se va a estropear. Una cosa más, ¿recuerdas nuestro juego de las mentas intensas y el sexo por detrás?, busca en tu bolso y encontraras todo lo necesario. Se dio la vuelta y se metió a uno de los apartados, pude ver sus pies mirando a la puerta y el típico sonido de una mujer al orinar. Hice lo mismo, sólo que de primera intensión me pare frente al servicio, buscando instintivamente mi pequeña parte, sin embargo encontré solo esa pequeña mata de vello en forma de triangulo que protegía unos pequeños labios que aparentaban mostrar el camino a una inexistente, pero añorada, cueva de placer. Me volteo y viendo a la puerta levante le vestido hasta mi cintura baje la panty a mitad de mis muslos y me senté con las piernas cerradas y pujado ligeramente, entonces ahí estaba ese sonido de una mujer orinando, y esa mujer era yo. Parte de la orina mojo mi sexo e instintivamente tome papel para limpiarme y aproveche para secar un poco la panty. En eso me llego el mensaje, no olvides la bolsa, me lo agradecerás. Abrí la pequeña bolsa que me dio y encontré tres pantiprotectores, una panty extra idéntica a la que traía, un lubricante de larga duración, dos cajas de pastillas con extra menta y una par de micro enemas. Entonces, entendí lo que quería decir con nuestro juego de las mentas. Me aplique el enema y salí de nuevo a los lavabos, ella estaba ahí, y pregunto: -Y, ¿Qué tal? ¿Cómo te sentiste? -Toda una mujer. Seguramente no pude esconder la excitación y satisfacción que la situación me generaba. -¿Te lo pusiste? -Sí. -Esperemos un poco, el mío aun no hace efecto. Dijo esto mientras se veía al espejo, se retocaba con polvo compacto y aplicaba una nueva capa de labial, pues al igual que el mío había sido removido por los besos de los gemelos. Hice lo mismo, aunque con algo de torpeza, pero me quedo casi también como a la maquillista. -Creo que ya. Dije mientras me dirigía al privado. -No, espera, debes de estar bien limpia, créemelo. -Está bien. Así nos observamos las dos juntas al espejo y efectivamente el parecido era innegable. Me admire al espejo disfrutando de mi pelo moviéndose sobre mis hombros de la caída del vestido que revelaba al mundo mi nueva figura, mis caderas, la cintura y estos pechos que se bamboleaban en cada movimiento de mi cuerpo e incluso con mi respiración, veía mi escote con el pendiente que incitaba perderse en él y los erecto de mis pezones que se escapaba por entre las costuras del bra de copa entera que sujetaba con firmeza mis nuevos senos. Nuevamente, me dirigí al privado, al igual que Erika, esta vez me levante el vestido y baje el panty con algo de urgencia pero con sutileza, me senté con las piernas cerradas y todo salió sin mayor complicación. Me limpie de adelante para atrás, como tantas veces escuche a mi madre instruir a mi hermana. Me acomode la panty el vestido y las medias. Estaba lista para regresar a los brazos de Antonio. Salimos juntas del baño y nos dirigimos a la mesa donde ellos se notaban algo aburridos por nuestra ausencia. Camine lo más sexy que pude rumbo a mi hombre y ella hizo lo propio. -Hermosas, como siempre, ha valido la espera. Comento Antonio y me recibió de pie para ayudarme a sentarme de nuevo. -Propongo un brindis, comento Marco, por estas dos lindas mujeres. -¡Salud! Respondimos tomando los vasos, un poco mas cargados de lo normal. Erika tomo a Marco y lo llevo a la pista. Antonio aprovecho la obscuridad y acerco su boca a mi oído y comento que algún día quisiera saber que tanto hacen las mujeres en el tocador. Solo te puedo decir que algunas veces los hombres son los principales beneficiados. Me beso de nuevo y su mano se perdió buscando nuevamente mi humedad. -Chica mala, susurro, al notar que mi panty estaba seca. Me encargaré de que vuelvas a mojarte. -Aghh, exclame, seguro que sí. Quito su mano de ahí y me tomo de la cabeza besándome con mucha pasión, mi corazón y mi respiración se agitaban sin control. -¿Bailamos?, pregunte. -Adelante, me tomo del brazo y llegamos a la pista con una tanda de música grupera. Trastabille algunas veces por la falta de habilidad con los tacones, sin embargo salí exitosa y algo mareada. Como normalmente ocurre, pusieron una música romántica para bailar muy juntos y así lo hicimos. Me jalo hacia el y quedamos frente a frente me tomo de la cintura y me sujete a sus hombros y me recargue en su pecho, su corazón latía con fuerza y aceleradamente. Movía mis caderas al ritmo de la música y su excitación era evidente, voltee a verlo a los ojos y me encontré con sus carnosos labios que bese, así permanecimos toda la pieza y la siguiente canción fue mucho más aterciopelada provocando que me contoneara cada vez con más sensualidad, motivada por su creciente entrepierna que se rozaba con mi vientre. Pasaron no sé cuantas canciones y quedamos solos en la pista, al percatarnos volvimos las sillas, donde él me volvió a meter la mano en mi entrepierna, que ahora escurría mucho más que antes. -Te dije que lo lograría, comento. -Creo que yo lo logre también. Dije coqueta mientras recorría su sexo con mis unas de la base a la punta, un camino que parecía no tener fin. Él aprovecho para magrear mis caderas y nalgas, cambiándome de posición, ahora le daba la espalda y sus manos pasaban de mis caderas a la cintura y de ahí formando una copa a mis senos, para cruzarlos y después apretándome fuertemente, gire mi cara torciendo el cuello y volví a encontrar sus labios. De pronto me percate que Erika y Marco ya no estaban, ni en la mesa ni en la pista. Me llego un mensaje al celular: “Los esperamos en el auto, besitos Erika”. Le mostré el mensaje. -Démosles tiempo, dijo él, mientras se afianzaba nuevamente a mis labios. Esto aumento mi excitación de saber que mi esposa estaba igual que yo, cachondeando con otro hombre, vestida igual y más aun que yo tenía a su gemelo casi idéntico todo para mí. En ese largo beso me empecé a contonear imaginándome sobre su entrepierna, formando círculos e imponiendo ese mismo bamboleo a mi mano que con soltura recorría todo su sexo. En eso se escucho el teléfono, sacándonos de ese sueño. -Debemos irnos, me dijo al oído con una sonrisa que mostraba un plan más sofisticado. Salimos del lugar, al caminar podía sentir esa humedad en mi entrepierna que me hacía sentir mis muslos resbalando uno sobre el otro y esa palpitación en mi interior que me urgía a ser acariciada mas íntimamente. Entrando en el carro un olor a semen invadía el ambiente y note que se intensifico cuando Erika, comento que seguro nos estábamos divirtiendo, y por el olor a menta supe que ellos también. Nos dirigimos de regreso a la casa, o al menos eso parecía por que de pronto entramos en uno de esos hoteles con anuncios luminosos, el encargado comento que no podía haber más de dos personas por habitación. Antonio y yo tuvimos que entrar a pie. Entramos en el área de hotel y nos dieron una habitación en el tercer piso. Había un espejo en la cabecera de la cama, otro que cubría una pared completa y uno más en techo sobre la cama. Las luces eran tenues y una musica ambiental aumentaba el confort del lugar. Apenas cerramos la puerta. Él se abalanzo sobre mí y me beso repegándome contra la puerta, magreando todo mi cuerpo y emparejando su entrepierna a la mía, respondí acompañando sus movimientos dejándome hacer. Me desabrocho el vestido, acto seguido se aparto un poco para contemplar mi cuerpo cubierto por el bra de encaje, la panty, las medias y con esos tacones de pulsera y 10 cm de alto. Me sentí algo insegura, pero su sonrisa me tranquilizo y cuando comento que era hermosa mientras un dedo se deslizaba por mi cuerpo. Caí de rodillas frente a él, acomode mi pelo y con las manos me apreste a desabrocharle el pantalón como lo había deseado toda la noche y por fin ver a mi dulce invasor frente a frente. Para mi sorpresa no traía calzoncillos, así que salto frente a mi orgulloso y erguido con unas gotas de liquido preseminal que me invitaron a tomarlas con la punta de mi lengua, un hilillo se formo y mire con agrado que esto aumento el grado de excitación. Sorprendida por la dimensión de aquel instrumento, lo tome en la palma de mi mano y solo podría cubrir escasamente la mitad, con la otra mano lo tome de la base y era definitivamente imposible cerrar mis dedos sobre él. Sujetándolo así aproxime mis labios y succione la punta de su glande, como si de un helado se tratase, así seguí engullendo cada vez un poco más. Podía ver la escena en el espejo y era la de una hembra contoneando sus caderas y disfrutando del sexo de su macho, eso hizo que moviera mi pelvis de adelante atrás como si su pene estuviera ahí para embriagarme. Se fue desnudando y luego me levanto de un solo impulso, y me beso nuevamente mientras lo rodeaba con mis piernas. Empecé a subir y bajar, como si lo cabalgara, el me desabrocho el sostén e instintivamente cubrí mi senos con una mano mientras me sujetaba con la otra, tomo mi mano y pensé que se desprenderían. ¡Estaban pegados! Otra agradable sorpresa de Erika, además el maquillaje cubría a la perfección la unión entre la piel y lo sintético. Volví a saborear aquel trozo de placer y mis senos se bamboleaban firmemente, justo como siempre lo desee. Me tumbo sobre la cómoda, que para variar tenía un enorme espejo. Me empezó a besar el cuello y bajar por pecho jugando con mis pezones, que para mi psique transmitían un placer más que real. Bajo por mi ombligo y llego a mi vulnerable entrepierna protegida solo por el delicado encaje de mi húmeda panty, me olfateo y empezó a despojarme de la mencionada prenda, hasta mis simulados pero bien formados labios vaginales que quedaron a su merced y los succiono suavemente buscando la entrada de mi vagina que era solo una muy pequeña cavidad por donde manaban mis jugos. Esto me hizo gemir de placer. Lo tuve que detener cuando intento penetrarme por ahí. -Lo siento, solo tenía curiosidad. Erika me advirtió. Me espere lo peor, al sentirme descubierta, pero me calmo, al decir: -Ya había escuchado antes de microvaginas, además estoy seguro que tendrás otras sorpresas para mí. Solté una carcajada de alivio y nos besamos tiernamente. Tome su sexo en mi mano. Y comente -Pues sí, pero no creo que sea tan hábil para ajustarme al extra grande... -Veras que sí, yo te ayudo. Sonrió con lujuria. Bajo nuevamente, para seguir el trabajo en mi entrada vaginal y uno de sus dedos empezó a tocar la entrada de mi otra cueva que palpitaba con deseos de muchoooo más. Siguió con pequeños movimientos circulares, volviéndome loca. Como pude busque atrapar su dedo con mi cuevita, cuando tuve justo en el centro puje y engullí una tercera parte. -Vaya que si eres fogosa, definitivamente suples las carencias. Entonces, el metió el resto del dedo con gran facilidad, pues estaba sumamente excitada. Bombeo un par de veces, note que prefirió no dilatarme para disfrutar más la presión de mi sexo. Además, venia preparada... Jejejeje. Subió besando mi vientre y tomando mis muslos entre sus manos acomodándome y dejando mi sexo expuesto. Llego a mi boca y nos besamos. Baje mi mano para dirigir su sexo al mío, pero él me tomo ambas manos y me dijo al oído: -Búscalo, como a mi dedo, murmuro haciéndome estremecer. Lo mire con lujuria y moví mi vientre hasta que la punta de su sexo choco con mi muslo, así supe donde estaba y me acomode lo necesario para poner la punta justo en la entrada de mi húmeda cueva, al sentirlo ahí puje y la punta suave entro con facilidad. El me beso ahora con mas pasión e instintivamente movió su pelvis para penetrarme toda, pero se contuvo y me dejo que fuera yo quien lo metiera un poco mas, así lo hice, por el tamaño me costó algo de trabajo pero logre acomodar una cuarta parte de su longitud. Entonces, empezó un mete y saca muy lento pero sin meterlo más, ayudaba con mi pelvis y caderas disfrutando pero deseando un poco más, lo jale con mis piernas para tratar que me metiera otro poco, pero no cedía. -Que quieres preciosa? -Otro poquito si? -Otro poquito de ¿qué? Pídemelo. -Métemela toda no me hagas esperar más. Por favor papi ¿s?í. Me metió un poco más pero se detuvo, yo pujaba para ayudar, pero él lo hacía muy lentamente. -Aghhh, gemí de placer. -¿Te dolió? -No, mételo masssss. -¿Así? Dijo mientras me se abría paso solo un centímetro mas. -Otro poquito... Llego como a la mitad y empezó con mete y saca más acelerado, sentía todo eso justo en mi punto g y casi explotaba, acelero mas y de pronto me lo metió por completo y se quedo ahí, sus bolas chocaban con mis nalgas. Me dolió un poco, relajando mi respiración empecé a disfrutar cada centímetro. -Ves que si podías, con el Extra Grande... -Sí, pero me duele, así que ve con calma, eh! -Lo mismo digo, rio con sarcasmo. En este momento de calma mire a nuestros sexos, vi mi plano vientre y mis senos que contrastaban con sus fuertes pectorales y esa mata de vellos que salía de su vientre. Lo noto y me contemplo también. Salió de mi, parecía que nunca iba a terminar, pero pude ver la punta amoratada asomarse, cuando justo ahí se detuvo. Me sentía toda una mujer entregada a su hombre, en ese instante que me pareció eterno, me penetro de un solo golpe y grite de placer, dolor y emoción. Me sentía toda una mujer. Por si fuera poca la excitación se escucharon gritos y gemidos de la habitación contigua, al instante supe que era Erika. Su pene se puso más tieso y la velocidad de mi pulso delato el incremento de mi excitación, solo imaginarla en la misma posición que yo disfrutando de casi el mismo hombre. -Ese Marco, le encanta hacerla desesperar de placer y que grite y gima, ¿les competimos? Pregunto. -Nunca he sido tan escandalosa, pero ya me mostraste que tú me puedes llevar más allá de donde esperaba. En lo que dije lo anterior me la saco muy lentamente y me la volvió a clavar, dejándome sentirlo, con firmeza y profundidad. Evidentemente, gemí como gata. Y con seguridad podía escucharse al otro lado de la pared. Me bombeo un poco, jugando conmigo, se incorporo y quedo sujetando mis piernas en el aire y tirando de ellas para metérmela a su placer, diría que era como si se masturbara con mi cuerpo entero, así lo sentía por la gran diferencia de fuerza entre los dos. Sentirme su muñeca me excitaba, de hecho era una de mis fantasías favoritas, pero esa es otra historia. Después, me tomo de los hombros y me levanto en el aire me abrace a él. Caí completamente sobre su sexo, que no salió de mí ni un instante. Me recargo sobre la pared y empezó a bombear dándome mas placer, por supuesto grite de emoción y mas excitación al ver mis piernas sacudirse al ritmo que me imponía. Fue ahí donde salió el primer orgasmo anal de mi vida, tan diferente a mis anteriores orgasmos. Salió como un rayo de luz que nació en la punta de su sexo que se perdía en mis entrañas y golpeaba mi columna vertebral para recorrer todo mi cuerpo en oleadas. Mis jugos salieron, no a borbotones, sino más bien escurrían libremente. El supo prolongar mis orgasmos deteniéndose y penetrándome muy lentamente hasta hacerme sentir la punta de su sexo en lo más profundo de mí ser, desencadenado nuevas oleadas de placer. Evidentemente, gemí con desesperación, esto lo complació y me tumbo en la cama, quedando entre mis muslos y besándome. Rodee su cintura con mis piernas y me abrace a él. El espejo del techo me devolvía una imagen que por un momento me hizo olvidar mi verdadero, aunque seguramente equivocado, genero e incluso desee quedar preñada por el macho que ahora disfrutaba de mi cuerpo. Detuvo el bombeo suave que parecía no terminar, para levantar mis piernas contra su pecho y aumentar así la fricción, lo sentía mucho más grande, y de no ser por la lubricación de mis primeros orgasmos, seguramente me habría desgarrado. Podía sentir cada vena y cada parte de su dureza entrar y salir de mí. Después, me giro y quede dándole la espalda con las nalgas en alto y su pelvis chocando con ellas, me fui levantando y quede en cuatro. Mis senos se bamboleaban con la aceleración de sus movimientos y su sexo empezó a dar unos brinquitos, por lo que me moví en ochos al ritmo de sus embestidas, se apreso de mis senos y clavándomela muy adentro brincando y desencadenado una nueva ola de placer al depositar su semen en mis interior, chorro tras chorro, ahora seria suya para siempre. Desfallecí y se recostó sobre mí sin salirse. Unos minutos después reaccione, estábamos acosados, yo dándole la espalda y el ceñido a mi cintura. Llego un texto a mi cel. Se acabo la diversión, PUTITA, debemos volver a casa. Por cierto, tu escándalo se escucho en todo el hotel... Supe que había superado el reto. Me moví un poco constatando que el seguía dentro de mí, con algo menos de firmeza, un par de apretones y un poco de contoneo resolvieron este problema. Tocaron la puerta con el clásico: “Les quedan diez minutos para desocupar la habitación”. Me levante zafándome de sus brazos y su sexo para vestirme e irnos, pero él me detuvo diciendo: -¡No me puedes dejar así! Imaginar esa escena me calienta nuevamente. Él boca arriba tomando su sexo de la base y agitándolo como bandera, erguido, pidiendo atención a gritos. -¿Qué puedo hacer para remediarlo? Conteste con cara de inocencia, quería que me lo pidiera. -¡Ven y cabálgame! Dijo entre suplica y demanda. Me di la vuelta y camine para subirme a la cama por sus pies, besándolos, luego los muslos, seguí subiendo hasta besar su pezón y entonces, ya lo tenía ahí entre mis piernas, todo para mí, me levante, pase una mano por detrás de mis nalgas para tomarlo y llevar la punta a mi cueva de placer, al sentirlo ahí, puje y me fui dejando caer. Lleve mis manos a mis senos, acariciándolos, y comencé un sube y baja que me excito aun mas, pues podía ver ese trozo de carne desapareciendo en mi interior a la vez que el placer era indescriptible. Me encantaba hacer movimientos circulares y luego en ochos, justo como si batiera un rico chocolate, aumentando la velocidad y siempre chocando mis nalgas con sus muslos. Disfrutaba como loca mientras uno que otro quejido salía de manera natural, con esas oleadas de electricidad que empezaban en su sexo y terminaban golpeando fuertemente mi cerebro enviciándome de una manera que cada vez me reafirmaba como toda una hembra. Acelere mis movimientos y me apoye en su pecho, la sensación de mi senos, saltando de aquí para allá era mucho más de lo que había imaginado y verme en el espejo montando a mi macho era una fantasía cumplida. El se dejo llevar y un primer chorro de semen fue el indicio para zafarme y tomarlo entre mis labios, estaba sedienta de él. Pude recuperar cuatro o cinco más de sus chorros, la cantidad hizo que un hilillo escurriera por las comisuras de los labios, seguí engulléndolo de arriba abajo, prolongando su placer y su mano en mi cabeza daba cuenta del placer que le provocaba. Devoré sus jugos y lamí hasta la última gota de su sexo para dejarlo limpio y listo para vestirse. Quedo extasiado y rendido, lo admire por unos instantes, orgullosa de complacerlo. Me levante en busca de mi ropa, no encontraba la panty por ningún lado, así que saque la de repuesto que traía en el bolso y use uno de los pantyprotectores, pues un hilillo de semen manaba de mi cueva, me arregle el pelo como pude, por fortuna el maquillaje conservo parte del glamour. Me puse el bra con toda naturalidad y me enfunde en el vestido que había permanecido esa noche a los pies de la cama. Salimos al estacionamiento tomados de la mano. Ya en el carro me dio un beso en la mejilla y sonrió. Me abrace a él mientras nos dirigíamos a la casa. En el trayecto el saco mi panty perdida y la olio. -Fue exquisito, ¿te molesta si me quedo con un recuerdo? Tome su mano y la lleve a mi vagina. Mostro sorpresa. Seguro sintió la panty seca y el panti protector semilleno. -Venia prepara, no querrías que se manche mi vestido. -Aparte de cachonda prevenida. Ahora el puso mi mano sobre su vibrante sexo. Pasamos así el resto del trayecto. Nos dejaron en la casa, no sin antes despedirse con un largo beso. Al entrar nos dirigimos directo al baño, me senté para orinar con los calzones en los tobillos. -Vaya la nena esta en sus días, dijo Erika al ver mi panti protector lleno con semen y algo de sangre. -Es que Antonio es muy fogoso, ni te lo imaginas. -Y lo que te falta chulis. Tome un panti protector nuevo con toda naturalidad cambiándome, me seque con papel y me reacomode la ropa. Ella no paso al baño, más bien puso cara de traviesa. Me acompaño al sillón donde me siente, ella se trepo poniendo su sexo en mi cara, siempre me había gustado hacerle sexo oral. -Tengo una sorpresa para ti, putita. Se levanto el vestido y ya no traía el mismo calzón, sino una tanga muy justa que apretaba sus labios vaginales fuertemente. Olía a sexo de otro hombre combinado con sus propios jugos. Movió la tanga de lado y acerco su sexo a mi boca. -¡Límpiame putita viciosa! Marco te manda una sorpresita. Su vagina se veía húmeda pero con el característico color turbio del semen. Todavía tenía el sabor de Antonio en mi boca, acerque mi lengua a su sexo y con la punta tomo poco, justo en ese momento ella pujo y dejo caer un chorro que me apure a succionar. El olor era algo mas fuerte que el de mi Antonio. -Enséñamelo, ¡putita!, saboréalo y trágalo, ordeno. Así lo hice, mostrándole mi lengua llena de semen y deglutiéndolo poco a poco para después mostrarle mi boca vacía. Volví a su vagina para lamer y limpiar el resto del néctar, pero al terminar pujo de nuevo y me regalo otro poco, así paso un par de veces más, hasta que quedo limpia. Nos besamos y detecto el olor a Antonio. -Pero si ya habías tenido tu ración, que golosa me saliste. Se fue al baño y orino. Nos fuimos a la recamara y había un par de babydolls color salmón, naturalmente me quite el vestido, el bra, la medias y la panty. Tome la tanga del babydoll y me puse la parte arriba que tenía un lazo para amarrarse al frente, mis senos se transparentaban y dormimos como un par de amigas. Mañana hablaríamos de lo acontecido y de los planes para Jessica.

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