miércoles, 19 de marzo de 2014

DIAS DE SECUANDARIA 7

Al llegar al salón de clases, el profesor de matemáticas, me pidió que pasara al frente, y anunció a todo el salón “Como ya se habrán dado cuenta, tenemos a una nueva compañerita. Es un poco tímida, así que les pido a todos que la ayuden a sentirse cómoda en la escuela” y volteando a verme a mí, me pidió que me presentara “Hola, me llamo Cami, y estoy… muy contenta de estar aquí y espero hacer muchos amigos…” empezaron los chiflidos y los piropos, todo lo que a Javier le producía risa. Antes de poder irme a mi lugar, el profesor me indicó “Cami, toda señorita como tú tiene que hacer una reverencia cuando se despide…” lo cual hice, el profesor continuó diciendo “Les pido que vigilen que Cami siempre haga una reverencia cuando se despida de ustedes”. Todos incluyendo el profesor empezaron a reírse, yo agaché mi cara y comencé a llorar. Así pasó aquel día, yo haciendo reverencia ante todos, en especial ante los amigos de Javier, los que me ordenaban hacerla bajando la cabeza cada vez más, hasta que quedara a la altura del paquete de sus entrepiernas, y recibiendo en cada reverencia algún pinchazo en mis pompis, lo que provocaba la risa de todos. A pesar de ello, de que los chicos se burlaran de mí, y me trataran como una diversión erótica, arrimándose a veces a mi trasero y frotando sus penes contra mi trasero, lo peor lo recibí de las chicas, las cuales, capitaneadas por Jessy y Pily, se burlaban de mí de forma más cruel, haciéndome saber que no era hombre, a pesar de mi, y que nunca sería tampoco una mujer, que sólo sería un jotito, un putito, lo cual regresaría a mi vida muchos años después, lo que es parte de otra historia. Al terminar el día de clases, Javier me indicó que iríamos a su casa a hacer tarea, señalándome que mis padres ya estaban al tanto de ello. Así pues al salir nos esperaba el chofer de Javier, quien al verme me entregó unas zapatillas de tacón alto, las cuales me coloqué de forma rápida, tratando de que nadie me viera, acto seguido abrió la cajuela del carro, haciéndome señas de que debía de subirme ahí. Ante la mirada de todos, y de sus risas y comentarios, subí a la cajuela, para irme así hasta casa de Javier. Pasaron muchos minutos, más de los que calculaba que quedaría la casa de Javier, obvio también el tiempo parece eterno cuando vas encajuelada, hasta que el auto se estacionó y la luz entró cuando abrieron la cajuela. El chofer de Javier me ayudó a salir y me tope de frente con Javier quien me dijo “Hola putita, ¿qué tal el paseo?” no pude hacer más que sonreír. Javier continuó preguntándome “¿Te gusta ser una putita?, te ves preciosa y me encantaría cogerte” y fue en ese momento que me rompí a llorar, el trató de consolarme “Ya sé putita, sé que te resistes a ser una nena, y veras… vamos a hacer una cosa…” mi mirada era de expectación “… si te portas bien ahorita, haré lo que sea para ayudarte a que todo vuelva a la normalidad. Lo juro.” Con esas palabras me devolvió la esperanza, no era tan mala persona. Además ya lo había hecho con un hombre, y volver a hacerlo, podría sacarme de esa situación, si sabía comportarme. Así que seguí a Javier por un pasillo, que pensé era de su casa, y llegamos a un cuarto, el cual supuse que era su cuarto. Tras entrar se cerró la puerta y me vi en un cuartito feo, con una cama vieja, con un espejo roto. Entonces entendí que no estaba en casa de Javier, pero de igual forma estaba dispuesta a escapar de aquella situación, hasta que de pronto entraron cinco hombres maduros, de aspecto rudo, de complexión obesa, velludos, y junto con ellos Javier, quien tomo la voz cantante “Bueno Cami, ya sabes, pórtate bien y te ayudaré” no sabía que responder más que mi tímido y afeminado “sí”, Javier sonrió complacido y me dijo “Pero antes tienes que tomar estos cartones y ver muy sensual a la cámara. No puedes leerlos antes. Entiendes”. Haría lo que fuera por escapar de esa situación y le obedecí. Tomé los carteles que me entregó y deje que me grabara y me tomara fotos con cada uno de ellos. Acto seguido Javier se retiró del cuarto y me recordó el portarme bien, entonces decidí actuar como la putita sumisa que se esperaba de mí. Los cinco hombres se desnudaron enfrente de mí, dejando a la vista sus enormes vergas erectas, ya babeando líquido preseminal. Empezaron a manosearme y a restregar sus sudorosos cuerpos en contra mío. Me insultaron y dijeron miles de obscenidades, me decían lo puto que era, lo rica que me veía, que me iban a romper toda y que me iban a convertir en una putita hambrienta de verga. Tres me tomaron de piernas y brazos, me alzaron en vilo y me colocaron boca abajo sobre una mesa, en donde me sostuvieron con fuerza, otro penetró mi boca y empezó a obligarme a mamarle su enorme pene hasta el fondo, sentía como si me ahogara, mientras que el otro jugueteaba con su lengua en mi culito, provocándome mucha excitación. De pronto sentí al invasor en mi culito, lo que me provocó un severo dolor que hasta la fecha recuerdo, era mucho más grande que los juguetes que hasta la fecha me habían obligado a usar, empezando a bombearme violentamente, ignorando mis gemidos ahogados por la verga en mi boca, la cual también me violaba a su merced. Uno a uno, fueron turnándose para violarme en esa posición, llenando mi boca y mi culo con su semen, el cual comenzaba a correr por mis piernas, y por las comisuras de mis labios. Yo ya tan sólo me dejaba hacer, ya inconsciente de lo que ocurría. Todos me violaron en más de una ocasión y yo sólo pensaba en volver a mi vida normal mientras todo aquello ocurría. Trataba de complacerlos y de poner cara de estar gozando, incluso ofreciéndome ante aquel ritual, esperando que Javier cumpliera su promesa, no se porqué pero al final terminé yo tambien,involutariamente, y sentí un algo de placer, lo que me hacía sentirme peor con respecto a mi misma. He de decirles que acabe con el culo destrozado, chorreando semen y sangre por las piernas, y con la boca adolorida, también chorreando esperma en mi cara al momento en que Javier volvió y me rescató de aquel encierro. Cuando aquellos hombres salieron del cuarto, me ordenó asearme y colocarme el uniforme de niño, con el que debía regresar a casa, me desnudé enfrente de él, quien reía por cómo me veía y me metí a bañar. Al terminar de asearme subí en el asiento del copiloto, a lado del chofer de Javier, quien me sonreía lascivamente, con Javier atrás, hasta que llegamos a casa. Bajé del auto y no acabé de cerrar la puerta, cuando el auto de Javier arrancó, dejándome ante la puerta de mi casa. Caminé un par de pasos hasta la puerta de mi casa, abrí la puerta y me encontré con Julia, la chica que nos ayudaba en el aseo, quien me recibió con un beso suave en los labios y me dijo “Ay Cami, que bueno que llegaste con bien. Apúrate que todavía hay que lavar los baños”. Comprendí entonces que Julia estaba al tanto de mi destino, entonces me resultó obvio, Carmen trabajaba para la mamá de Orinda, quien era muy amiga de Jessy. Entonces volví con Julia, quien al verme me dijo “Sí Cami, se toda tu historia, igual que todas las sirvientas del edificio, así que más te conviene obedecernos, si no quieres que tus padres, en especial tu papí, se entere de tu secretito. Ahora vete a lavar los baños, y espero que queden limpios antes de que lleguen tus padres”. A partir de aquel momento me volví en la sirvienta de todas las sirvientas del edificio, aunque eso es parte de otra historia también. A la mañana siguiente ocurrió el mismo ritual del día anterior, tras el que esperé en la calle a que llegaran todos mis compañeros y en especial Javier. En esta ocasión todos los chicos me veían con miradas morbosas, mientras que las chicas me miraban con cierto desprecio. Llego finalmente Javier, y como el día anterior, ahora de una forma más voluntaria, me acerqué a tratar de darle un beso, cuando me sorprendió con una fuerte bofetada y comenzó a insultarme “Eres una puta!!! He visto el video que has subido a la red y me das asco!!! Hemos terminado maldita puta de mierda!!!”, dejándome sorprendida a media calle, en medio de las miradas de los demás, caminó hacia la escuela con sus amigos. En aquella esquina rompí a llorar, Javier había grabado lo del día anterior y lo había subido a la red, y con los carteles que no sabía lo que decían. Sin poder hacer otra cosa, entré al cole, para no provocarme mayores problemas. Al entrar me topé de frente con Jessy y Pily, quienes mostraban un rostro molesto. “Muy mal Cami, has hecho enojar a Javier con tus puterías” me dijo Pily, y Jessy continuó “Ya vimos tu video promocional que subiste ayer, e incluso tuviste el coraje de musicalizarlo???” Yo estaba más que sorprendida, ya incluso pensaba en mí en femenino. Jessy continuó “Pero bueno, ya todos saben que vas en serio con esto de ser una nena…” y las dos soltaron a reír. No pensé en otra cosa que en volver a casa, así que salí y tomé un taxi para llegar a casa. Resultara obvio el decirles que el taxista me miró y me llevó, antes de llevarme a mi casa, a un lote baldío, en donde me violó de forma brutal, dejándome rastros de semen en toda mi ropa, para después llevarme a mi casa, en esas ropas, y con el maquillaje corrido sobre mi cara, entregándome unos cuantos billetes por mi “servicio”… Al llegar a mi casa, subí corriendo la escalera, esperandoque ningún vecino me viera. Llegué finalmente a la puerta del apartamento, y la puerta se abrió ante mí, dejándome ver a mi madre, quien con lágrimas en los ojos me dijo “Entra Cami…”, yo asombrada, entré en la casa, mientras mi madre me decía llorando “Perdóname bebé… sé que esto debe de ser difícil… eres muy valiente al hacerlo… Sé que no te gusta, pero también sé que lo haces por tu padre… El papá de Javier ha tenido el descaro de llamarme para decirme del video… Perdóname Cami…” más o menos iba hilando las cosas en mi cabeza, pero el porqué seguía diciéndome Cami todavía no lo encontraba. En ese momento la interrumpí “Mamá, de qué hablas???”, mi madre se secó las lágrimas y entonces me dijo “Cami, desde un principio he sabido lo que has pasado. Lo del paseo al campo con Jessy y Pily, lo de Javier, y todo lo demás… pero jamás pensé que llegaran a este grado contigo… Amenazaron con llevar a tu papá a la ruina, y en ese momento no supe qué hacer… Lo peor hijita, es que tendremos que seguir sin que tu papá lo sepa… Verdad que serás valiente y aguantarás mas???” Ver a mi madre así me hizo, a pesar del dolor físico que sentía, tratar de consolarla y murmurar a su oído un afeminado sí, mi madre me abrazo y beso y llevo a asear y cambiar mis ropas, ahora poniéndome un uniforme de sirvienta, lo cual me sorprendió. Mi madre para ayudarme a entender me dijo “Como sabes, Julia está al tanto de esto, así que por las tardes, llegando del colegio, deberás ser una sirvienta más, y por órdenes del papá de Javier, trabajaras en el departamento de la mamá de Pily, hijita". No pude más que aceptar la situación, así que bajé a casa de la mamá de Pily, para mi sorpresa abrió la puerta la mamá de Pily, quien al verme, me dijo “Hola Cami, no sabía que iniciarías desde hoy, pero que bien, la casa está hecha un lío. Tú ya debes saber lo que hay que hacer, ¿verdad niña?”, “Sí señora” contesté, tras lo que me llevo a mostrarme donde estaban todas las cosas y lo que se esperaba de mí. Comencé pues a hacer las labores domésticas, limpiando, lavando y subiendo a la azotea a colgar la ropa, cuando en uno de esos viajes me interceptó Julia “Hola Cami… ¿cómo estás?...” sin dejarme pronunciar palabra continuó diciendo “ya veo que tu mamí te ha explicado que de ahora en adelante, por las tardes, serás una más de nosotras… qué bien, no sé si te habrá dicho que también ya te hemos ayudado a conseguirte galán mientras estés así…” lo que me sorprendió, lo cual Julia anticipaba que iba a ocurrir y más al ver mi cara de asombro “Sí querida, a partir de ésta noche tu cuarto para dormir, será el de Don Julián. Al fin de cada día irás a tu casa a cambiarte para cenar con tu papí, para después subir aquí arriba, donde te vestiremos para Don Julián, con quien “dormirás”, todas las noches, para en la mañana venir de vuelta a cambiarte, para amanecer en tu camita y que tu papí no se entere” Así, más o menos, pasé mis años de secundaria. En las mañanas iba como una putita colegiala a la escuela, en las tardes antes de llegar a mi casa, atendía a los clientes de mi video, donde se leía que era una mariquita de closet en busca de macho, para llegar a casa, cambiarme, servir como sirvienta en casa de Pily, con sus humillaciones y las de Jessy también, para en las noches ser la mujer de un hombre grotesco, morboso, gordo, velludo, quien me violaba brutalmente, para luego regresar a la cama en casa de mis padres, para que mi papá no se enterará. Años después descubrí que él lo supo y lo sufrió desde el principio. Después de todo ello, nos mudamos, entre a la prepa, estudié la universidad y regresé a mi ciudad, donde el destino me alcanzó, pero eso es parte de otra historia.

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