jueves, 25 de abril de 2013

Angélica desnuda en el espejo








Angélica desnuda en el espejo Hola, mi nombre es Angélica, soy una tv sumisa, muy sumisa, y pasiva; y complaciente, me encanta encender la excitación de los machos prominentes, hombres fuertes, entre más feos,…mejor, mmmmm, me excito solo de pensar a un hombre hermoso y fortachón, y moreno, porque yo soy blanquita, me gustan con barba para que mi piel rosadita y blanca se cimbre de placer al sentir su lija en ella, mis pompis de beba, y sentir como me mordisquea quedito y rico mis pompas, o mi cuello. Yo soy muy blanca, y tengo el cabello largo hasta los hombros, me lo pinto de rubia desde adolescente, actualmente tengo casi tengo 21 años de edad, me fascinan como ya les platique, aquellos hombres divinos que les gusta ser activos, en este tipo de relación y penetrar travestis como yo, bueno ¿a quién no? ¿verdad amigas?. Desde hace mucho tiempo he tenido la fantasía de convertirme en un hermosa princesita de cuento de hadas, más o menos desde la adolescencia, que fue cuando me empezaron a gustar los hombres. De chica me ponía la ropa de mi mami, y me encantaba verme en el espejo con su lencería, sobre todo los baby dolls de color negro, siempre me ha gustado dejar mis nalgas y piernas al descubierto porque estoy muy nalgona y piernuda, es por eso que siempre he preferido las tangas y los culottes, pero sin medias, me gusta ver como se ven mis hermosas piernas blancas completamente depiladas y muy bien torneadas, vestida de nenaza, y con ropita con encajes que rozaba mi cuerpecito desnudo y completamente depilado. Mi mama casi nunca estaba en casa, porque trabajaba mucho, ya saben… y a veces tenía que hacer horas extras con su Jefe, aunque no sé porque casi siempre llegaba al día siguiente, ya saben… para poder mantenerme a mí y a mi hermana. Precisamente con la lencería que sus amantes le compraban yo me vestía de chica frente a su tocador, y me sentaba en su silla como toda una mujercita a cepillarme el cabello, y empecé a aprender como maquillarme, a veces cuando no había ropita limpia disponible en su tocador, no podía resistir la tentación de buscar ropita en su recamara, donde fuera; hasta que en una ocasión encontré ropita sucia en el piso. Al principio me dio un poquito de cosa, pero termine cayendo ante la irresistible tentación de sentirla calientita con aroma de cigarro de hombre y sudor, seguramente de su jefe, Don Enrique. La levante, era un baby doll blanco de encajes, precioso, con un moñito en el centro del busto y muy cortito, arriba de mis nalgas; mi mami mide lo mismo que yo 1,69 de estatura. Al parecer era un baby doll que mi mami había usado precisamente la noche anterior con Enrique su Jefe, era de color blanco y estaba todo arañado como si se lo hubieran querido arrancar de un solo tirón, tenía un fuerte olor a no sé qué, pero era un olor muy masculino y voraz, que de inmediato abrazo mis venas, y sentí ganas de masturbarme allí mismo, pero aun no, tenía que sentirlo en mi piel desnuda, así que me desnude por completita y me metí a bañar con agua hirviendo, repase mi perfecto cuerpo depilado, soy delgada pero con prominente culo que se lo herede a mi mami y unas piernas de putita, me puse una cremita para mujeres y algunas partes las termine delineando mi depilado con rastrillo, en la parte de mi cli como yo lo llamo, pues solo mide cerca de 1 cm, y menos cuando me están penetrando, no sé porque pero se forma un botoncito de carne nada más. En fin, arriba de mi cli me deje una rayita vertical, muy chiquita, como he visto que se dejan las mujeres en las pelis XXX que desde hace tiempo cuando estoy sola, veo a escondidas en mi cuarto. Al salir de la ducha, estaba yo lista, antes que nada , me cerciore de que no hubiera nadie en casa, eran casi las 8 de la noche y necesitaba sentirme mujer otra vez, mi cuerpo ya estaba ardiente, no sé porque cuando hago estas cosas de vestirme de mujer o incluso cuando las escribo me entra una ansiedad por abrazar a un hombre, a mi hombre; y dejar que me haga lo que él quiera en su cama, o en la mía, en el sofá, en la cocina, o en cualquier parte de la casa; tímidamente,… pasivamente, como loca, como toda una mujercita en lencería lista para ser hecha mujer una vez más, siendo nalgueada, y enculada con el rigor que solo un verdadero hombre sabe proporcionar a una mujer como yo, es decir toda una hembra regia, dominada y guiada hacia el matadero, en la cama con la cabeza baja entre las sabanas, las manitas agarrando la sabanas como apretujándolas con los brazos completamente abiertos buscando un alivio que nunca llega, mi boca gimoteando y gimiendo como toda una mujer, la espalda arqueada al máximo, y las nalgotas blancas hacia arriba con el culo en pompa levantado solo para ser usado, y las nalgas abiertas tiernamente por mi macho solo para ver mi ano lamerlo, mancillarlo, escupirlo y luego derrotarlo firmemente por horas en una batalla desigual, sin pensar en otra cosa. Por fin, me puse el baby doll solo eso y me senté en la orilla de la cama sintiendo el roce de la sobrecama en mis hermosa nalgas desnudas y aun húmedas, estaba yo en el cuarto de mi mami frente al espejo al tiempo que acariciaba mi cabello con mis manitas arregladas perfectamente y viéndome al espejo, de forma insinuante. No pude resistirme y fui por la tanga que mi mami había usado la noche anterior, también de color blanco, y sin querer me di cuenta de que aún estaba llena de algo duro y espeso que la manchaba, imagine lo que era, y me puse sumisa dispuesta a olerla, olía a semen y voltee al espejo, y sentí una delicia con tan solo verme así vestidita de hembra con la ropita que mi mami acababa de usar con su macho y comencé a imaginarme las de cosas que le habrían hecho con ella puesta o sin ella. Pensé en algo mucho más excitante y saque la lengüita y la chupe justo donde estaba la mancha, viendo mi mirada en el espejo mientras lo hacía. En ese momento tuve epifanía, una revelación; y me imagine que yo era mi mami, y que mi hombre me estaba cogiendo en cuatro patas indefensa sumisa en la propia cama de mi mami, mientras la cama rechinaba al compás de la recia cogida, mientras ella no estaba, me tomaba por la cintura, y me jalaba de los cabellos forzando mi cabeza hacia atrás, cual potra blanca cabalgando como loca sin parar gritando de placer mientras mi macho me dispensaba sonoras nalgadas que acompañaban a mis gemidos femeninos de un sensual placer inundando la habitación a un olor y un ambiente a sexo que atiborraba el cuarto, a sudor, a deseo a pasión extrema. Durante más de una hora su gran y potente verga me estuvo bombeando con fuerza, como se coge a toda una puta, al final se venía a chorros, a borbotones de semen blanco, en mi escultural cuerpo de nena, perfectamente depilado,… y cuando yo pensaba que todo había acabado, se masturbaba viendo mis nalgas, Y Me gritaba: -Ven acá Puta y abre la boca. Jalándome de los cabellos como un salvaje y yo, como toda una mujer al servicio del hombre en la cama. Y me entregaba toda una carga de leche espesa y calientita, directamente en mi boca sumisa y completamente abierta. Mientras mis ojos veían en sus ojos la lujuria y el frenesí de la pasión viva, y en su rostro una expresión despiadada y un gruñido feroz. Mi boca era inundada de su semen escurriendo por la comisura de mis labios carnosos, de color rosa intenso. Y él me decía: -Trágatelo todo PUTA, o debo decir ¿putito?.

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