viernes, 20 de julio de 2012

nataly 1

Natalie / 1ra parte

Mi historia empieza como la de todos nosotros, de repente un día se empiezan a utilizar prendas intimas femeninas y se continua hasta transformarse en una mujer. No recuerdo bien cuando fue la primera vez, pero era muy pequeño, creo que tendría muy pocos años. Una chica de servicio que había en mi casa tenía unas preciosas prendas intimas, que me llamaban la atención cuando las veía tendidas.
Un día hurgando en su maleta, saque unas braguitas, después de mirarlas un buen rato, empecé a desnudarme y lentamente me las puse para sentir su suavidad. La sensación que experimente, fue muy rara y a la vez excitante.
Poco a poco fui repitiendo estas experiencias, y cada vez utilizando alguna otra prenda, siempre a escondidas sin que nadie de mi casa se enterara.

Cuando estaba solo en casa, pensaba en esos momentos en los que colocaba esas prendas tan suaves y bonitas sobre mi cuerpo, dirigiéndome inmediatamente a la maleta a buscarlas.
Era bastante alto para mi edad, me vestía completamente con la ropa de la chica de servicio que teníamos en casa, colocándome un pañuelo en la cabeza, para ocultar mi pelo corto. Cada vez intentaba una nueva experiencia, la ultima había sido pintarme los labios.

Jugaba con mis amigos y vecinos en mi casa a los maestros, eran todos más pequeños que yo y les explicaba en una pequeña pizarra que tenía como si fuera su profesor del colegio.
Un día les dije que la clase se la daría una maestra, se extrañaron bastante y cuando me vieron aparecer no se lo podían creer. Esa fue la primera vez que aparecía delante de otras personas como una chica.
Cada día que podía utilizar el maquillaje y la ropa femenina, probaba una nueva manera de hacerlo experimentando nuevas formas de aplicar el maquillaje. Ya había comenzado a maquillarme completamente toda la cara y cada día estaba mas contento con el resultado de mi nueva imagen.


En mi casa, nadie sospechaba lo que me estaba sucediendo y sin embargo yo mismo me encontraba cada vez mas cambiado. Procuraba utilizar la ropa cuando en mi casa no había nadie, o bien me encerraba en el baño, pintándome los labios, colocándome unas braguitas, un sujetador y algún jersey. Cada vez intentaba realizar y probar nuevas formas de maquillaje, empezaba a fijarme en las demás chicas, en su forma de moverse, de arreglarse tanto en el peinado como en el maquillaje.
De joven mi cuerpo no tenía ningún cambio significativo, el vello no había aparecido en ninguna parte de mi cuerpo a excepción de mi zona testicular.
Empecé desde un principio a afeitármelo dejando solamente una pequeña zona sobre mi pequeño pene, lo había visto en una revista y me parecía muy femenino. Intentaba dejarme el pelo lo más largo posible para poder peinármelo como estaba aprendiendo ha hacerlo, pero mis padres no les gustaba y continuamente me decían que me lo cortara porque parecía una chica. En mi interior me repetía que eso era lo que quería ser pero no me atrevía a decírselo.
En los momentos en que podía quedarme totalmente solo en casa, mi única obsesión era vestirme y comportarme como una chica el mayor tiempo posible.
Seguía con mis estudios en el colegio con muy buenas calificaciones, mi relación con mis compañeros era inmejorable, en ningún momento nadie podía imaginarse los momentos que en solitario pasaba en mi casa como una chica.
Había conseguido tener controlado donde se encontraban cada una de las prendas que utilizaba y así poder en muy poco tiempo vestirme y disfrutar de ello el mayor tiempo posible. En lo referente al maquillaje había aprendido mucho, sabía como ocultar pequeños defectos en la cara como granitos, disminuir la nariz y la barbilla. Cada día mejoraba la forma de maquillarme y me encontraba cada vez más guapa en mi personalidad femenina. Me encantaba leer las revistas femeninas que había en mi casa aprendiendo de ellas lo referente a moda y maquillaje.
Un día que mi madre había salido y no volvería hasta la tarde y además la muchacha estaba en su pueblo, decidí probar si realmente alguien podría reconocerme vestido como una chica.
Eran las nueve de la mañana y tenia por delante todo un día para mi solo, mejor dicho “para mi sola”. Al levantarme por la mañana me había duchado y había rociado mi cuerpo con una crema hidratante que había en el cuarto de baño de mi madre.
Empecé por hacerme una coleta estirándome cuanto pude el pelo hacía detrás.
Tenía las cejas poco pobladas porque procuraba depilármelas, sobre todo el entrecejo y el inicio de las mismas, pero no eran nada femeninas, para conseguir arquearlas utilizaba un poco de simulador mezclado con el maquillaje y jabón. Lo aplicaba al principio de la ceja, para que esta comenzara mas o menos en la vertical de las aletas de la nariz. Luego por la parte de atrás, lo aplicaba por debajo de la ceja para poder arquearla lo más posible. Estas pequeñas cosas son las que había practicado y experimentado varias veces hasta conseguir el mejor resultado.
Una vez conseguido el resultado apetecible, empezaba aplicando el maquillaje sobre toda la cara, utilizaba sombras de color marrón para disimular la barbilla y en ambos lados de la nariz para estrecharla. Una vez aplicado el maquillaje, y con la cara bastante cambiada, maquillaba los ojos con una sombras de tonos terrosos, acabando por delinearme los ojos con un lápiz de color oscuro, para posteriormente difuminarlo con un pincel, esto se lo había visto hacer a mi madre cuando se arreglaba.

A continuación me aplique la mascara de pestañas aumentando, alargando y curvando las pestañas que en aquella época eran bastante largas para ser las de un chico. Mis ojos y pestañas siempre han llamado la atención desde muy pequeño eran muy grandes y las pestañas largas y pobladas.
Comencé a vestirme despacio, cuidando cada uno de los detalles. Al ponerme la braguita me coloque el pene hacía detrás como había aprendido a hacerlo, mis testículos que eran muy pequeños se ocultaban al realizar esta operación. Los pantis fue la segunda prenda que me ajuste, se deslizaban por mis piernas suavemente. Me colocaba unas hombreras en la zona de las caderas para aumentarlas, a continuación, un sujetador con corsé que se ajusto a mi cuerpo. Solo faltaba colocarme le vestido que había seleccionado. Lo coloque sobre el suelo, y poco a poco lo fui subiendo desde mis pies hasta introducir mis brazos por las mangas para a continuación subir la cremallera. El vestido se ajusto a mi cuerpo como si estuviera echo a mi medida, había conseguido que mi cuerpo aumentara y disminuyera en las zonas necesarias para la creación de un cuerpo muy parecido al femenino.
Me solté el pelo, empezando a peinarlo lo mejor que sabia, dándole forma y volumen, dejando caer sobre mi frente un hermoso flequillo. A continuación me puse el pañuelo sobre la cabeza consiguiendo así un aspecto femenino.

Había tardado dos horas en arreglarme y el resultado era maravilloso.
Pretendía comprobar si alguien podía conocerme en mi identidad femenina y para ello iba a llamar a uno de mis amigos de la casa que vivía dos pisos mas abajo del de mis padres.
Saque unos zapatos de tacón y después de colocármelos tome un bolso a juego.
Pasee unos minutos por el pasillo para acostumbrarme a los zapatos aunque no me resultaba extraño andar con zapatos de tacón, me los solía poner en todo momento en que me encontraba solo.
Estaba muy nervioso, descolgué y marque el teléfono de mi amigo, le pedí que subiera a mi casa, porque quería enseñarle una cosa. Abrí la puerta de mi casa y comencé a bajar las escaleras muy despacio cuando oí abrir la puerta a mi amigo, encontrándome con él entre los dos pisos, le salude intentando poner una voz lo mas femenina posible y pase a su lado sin que se diera cuenta que era su amigo el que se acababa de cruzar con el.
Me di la vuelta y le llame por su nombre, se volvió extrañado y me pregunto que es lo que quería, seguía sin conocerme.

Le dije que era su amigo con mi voz y su sorpresa fue mayúscula. Le pedí que subiera a mi casa para hablar un rato. Le adelante, subiendo los peldaños que había bajado moviéndome lo mas sensual que pude.

Ya en mi casa, pasamos al salón y le pedí que se sentara. Saque unos refrescos y me senté frente a el, cruzando las piernas como había aprendido.
A mi amigo no le salían las palabras de su boca y no hacía mas que decir “no me lo puedo creer”, como puedes ser una chica si ayer eras un chico.Comente, lo bien que me encontraba siendo una chica, que pretendía serlo todo el día, pero que no me atrevía a decírselo a mis padres.
Poco a poco fue preguntando cosas, como donde tenía el pene, como es que tenía pecho, etc. Le fui contestando a cada una de sus preguntas intentando ser lo más coqueta que podía, poco a poco fui comprobando que mi forma de ser empezaba a ser muy femenina y mi amigo empezaba a ponerse nervioso al comprobar que lo que tenía enfrente era una chica. Note como empezaba a aumentar el volumen de su pene, a través de su pantalón, aunque pretendía disimularlo.
Me gusto la experiencia al comprobar que podía atraer a un chico. Me levante muy despacio para retirar las bebidas que habíamos consumido, llevando los vasos a la cocina, mientras mi amigo se quedaba sentado en el salón.
Al volver al salón me senté junto a él, preguntándole muy cadenciosamente que le parecía mi imagen. Me contesto inmediatamente que era una chica preciosa que le gustaba mucho. Esta contestación me dio pie para preguntarle si se atrevía a salir conmigo a la calle. Se quedo parado y sin voz, y esta vez tardo en contestarme. Me dijo que no se atrevía porque parecía una chica mayor que él y bastante mas alta, eso llamaría la atención a toda la personas con las que nos cruzásemos.
Cada vez le veía mas excitado y armándome de valor le pregunte acercándome si le apetecía besarme, porque me gustaría experimentar la sensación de un beso con un chico. Se levanto y me dijo que tenía que irse a estudiar, asentí diciéndole que lo comprendía, que había sido una gran sorpresa para él.


Le acompañe a la puerta y antes de despedirnos, le pedí que no hablara con nadie de lo que había pasado, me prometió no decirlo. Le bese en la cara como agradecimiento, y note que se sentía incomodo con ello. Eran ya las dos de la tarde, y me encontraba muy excitado con la experiencia que había tenido con mi amigo, mi mente daba vueltas y no sabía como podría ser mi vida a partir de ese momento.


Pasaron los días, y el fin de semana siguiente salimos todos mis amigos al cine. Me daba miedo que mi vecino y amigo dijera alguna cosa sobre la experiencia que había tenido conmigo en mi casa. La verdad es que se comporto como un buen amigo, guardando mi secreto.
Pasaba el tiempo, y seguía utilizando la ropa de la chica que se encontraba trabajando en mi casa, cada vez que tenía una oportunidad, mejorando cada vez mas la forma de mi cuerpo y en el maquillaje de mi rostro.
Cada vez me apetecía mas poder salir a la calle como una chica fuera de mi casa, y por eso empecé a programar mi primera salida como una chica a la calle, quería saber como seria esa nueva experiencia.
El día lo tenía ya programado, había conseguido una peluca media melena de color castaño rojiza, que me había probado en distintas ocasiones.
Eran las once de la noche y mi familia estaba ya acostada porque el día siguiente iban a primera hora al medico. Tenía preparada toda la ropa que me pondría, así como el maquillaje que utilizaría. Las uñas postizas con las que había estado practicando los días anteriores fueron lo primero que me coloque en mi habitación.


Entre en el baño y empecé a maquillarme cuidadosamente, obteniendo un excelente resultado. Seguidamente fui vistiéndome poco a poco, ajustándome cada una de las prendas que me colocaba. La peluca y los pendientes, fueron los últimos detalles de mi trasformación.
Me puse los zapatos, tome el bolso guardando una barra de labios, el maquillaje, un pañuelo y las llaves de la puerta de mi casa y del portal.
Abrí la puerta para realizar mi primera salida a la calle como una chica, mi corazón palpitaba muy deprisa. Lentamente cerré la puerta tras de mí, procurando no hacer ningún ruido.
Comencé a bajar lentamente las escaleras intentando no hacer mucho ruido con los tacones, las escaleras parecían interminables, pero al fin llegue a la planta de salida a la calle, solo me separaba un largo pasillo en el que practique durante unos minutos mi forma de andar.
Decidida comencé lentamente a recorrer el pasillo que me separaba de las escaleras del portal, despacio fui bajando los peldaños encontrándome ante el portal que daba a la calle, introduje la llave y avance traspasando el umbral de la puerta.
El aire acariciaba mi cara, y mi cuerpo empezó a moverse lenta y armoniosamente. A cada paso mi personalidad femenina iba aumentando. Pase por delante de una tienda de reparación de neumáticos que se encontraba abierta toda la noche, y uno de los mecánicos que en ella trabajaba, salió de la misma a dedicarme un piropo que no entendí por lo nerviosa que me encontraba. La poca gente que se encontraba en la calle en ese momento, no me miraba como algo raro, sino como una chica normal y corriente.
Paso aproximadamente una hora desde mi salida por el portal, había estado paseando por la calle sin que ninguna persona se extrañara de mi aspecto, me encontraba muy feliz y decidí darme la vuelta y regresar a mi casa.

Volví a pasar por la tienda de repuestos y el mismo muchacho volvió a salir caminando a mi lado y dedicándome lindos piropos. Entre en el portal y como seguía mirando, empecé a subir las escaleras lentamente contoneándome lo mejor que sabia.
Eran las dos y media de la noche y cuidadosamente introduje la llave en la cerradura para entrar en mi casa, la experiencia había sido maravillosa.
Pase al cuarto de baño, para quitarme la ropa, guardarla, desmaquillarme y acostarme silenciosamente en mi habitación.
Continuara......

nataliemujer@hotmail.com

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