viernes, 20 de julio de 2012

NATALY 2

Natalie / 2da parte

Mi primera salida como una chica había sido en mi juventud, estaba emocionada y durante casi toda la noche, estuve recordando cada uno de los minutos que habían trascurrido desde el inicio de mi trasformación.

La rutina diaria del instituto y de mis clases de idiomas, se rompía las noches que podía trasformarme en Natalie, ese era el nombre con que me había bautizado. Las noches que salía, procuraba hacerlo siempre un poco mas de tiempo y cada vez mejoraba en mi aspecto y forma de moverme.

Un día quise dar una sorpresa a mi mejor amigo. Con él había tenido alguna conversación sobre el tema de la transexualidad pero sin decirle que mi intención era en un futuro poder convertirme en una chica. En las conversaciones le llegue a decir que no podría reconocer a un chico conocido transformado en una chica.
Quede en un bar cercano a mi casa, que cerraba bastante tarde, a las diez de la noche, mis padres se encontraban fuera de casa en nuestra casa de campo y no volverían hasta la mañana siguiente.
La chica que trabajaba en casa le propuse que saliera esa tarde con su novio y que no volviera hasta la mañana siguiente antes de la llegada de mis padres que estaba prevista para las once de la mañana.
A las siete de la tarde comencé a arreglarme, lentamente me depile el poco vello que tenía en el cuerpo, axilas y zona testicular, dejando la zona que desde muy pequeño me dejaba sin depilar sobre el pene. A continuación después de ducharme, prepare un baño relajante de espuma perfumado, al salir mi cuerpo rezumaba un perfume muy agradable que excitaba a cualquiera.
Me esmere en el maquillaje, con tonos algo más fuertes que en otras ocasiones. Había comprado unas lentillas de colores que cambiaban el color y la expresión de los ojos, utilice las que mas me gustaban y mejor me sentaban, unas de color gris.
El maquillaje iba cambiando la forma de mi rostro transformándolo en el de una preciosa adolescente, había destacado los ojos con tonos bastante atrevidos, pero muy combinados y nada exagerados. La mascara de las pestañas aumento su volumen y forma.


Las braguitas que había escogido para la ocasión eran tipo tanga, sujetaban perfectamente mi pene, pero en esta ocasión como me encontraba bastante excitado opte por masturbarme para que no se notara el mismo a través del vestido que me iba a poner que era muy ajustado.
Los pantis se deslizaron por mis piernas perfectamente depiladas como un guante, dándolas forma. Utilice un corsé que me había comprado para disminuir mi cintura y levantar el poco pecho que tenia. El sujetador se amoldo al contorno de mi pecho y tomo forma al introducir en su interior dos prótesis de silicona que también había comprado últimamente discretamente a través de Internet.
Al ponerme el vestido sentí una rara sensación, fue como el principio de una nueva forma de vivir, iba a mi primera cita con un chico.
El vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, los finos tirantes dejaban al descubierto mis hombros y mi silueta era la de una bella adolescente. Me coloque la peluca ajustándola a mi cabeza comenzándola a darle forma y volumen. El color castaño rojizo que tenía destacaba mi rostro perfectamente maquillado, al acabar de peinarme, rocié con un poco de laca el peinado.

Sentada en la mesa, comencé a colocarme las uñas postizas que había comprado para este momento, después de limarlas con mucho cuidado, aplique la laca de uñas del mismo color que la barra de labios.

Me miraba una y otra vez en el espejo de la habitación de mis padres y no podía dar crédito a lo que en el se reflejaba, una preciosa chica como la que a mí me gustaría ser.

Eran ya las nueve cuarenta y cinco y me encontraba totalmente decidida a dar el paso de contar a un gran amigo mis intenciones futuras.

Perfile mis labios y los rellene con la barra de labios que también había comprado para esta ocasión, aplique un poco de rubor en mis mejillas y finalice el mejor maquillaje que había hecho hasta la fecha.

Metí en el bolso la barra de labios, el maquillaje en polvo, el perfume, un paquete de pañuelos de papel, un monedero, las llaves de casa y mi documentación. Tome del armario una chaqueta, me calce unos preciosos zapatos de tacón que hacían juego con el bolso y después de volver a mirarme de nuevo en el espejo inicie una nueva experiencia como una chica.

Baje las escaleras procurando no hacer mucho ruido con los tacones, hasta llegar al descansillo del portal, tome aire y decididamente me dirigí al portal bajando las escaleras que lo separaban de la calle. Cuando me encontraba a la mitad, una persona entraba desde la calle, era uno e los vecinos de la casa, amigo de mis padres. Estaba tan seguro que no me reconocería que me dirigí resueltamente hacía la puerta, me dejo pasar sujetando la puerta y saludándome. Le sonreí contestándole pausadamente con una voz que ni yo mismo podía entender de donde salió.
Ya en la calle pase por la casa de repuestos, sonreí al muchacho que siempre salía cuando pasaba por delante de la tienda, me siguió durante un buen rato regalándome los oídos con bonitas palabras sobre mi cuerpo.
Llegue al bar, mi amigo se encontraba en una de las esquinas del mismo, había además otra persona y una pareja sentada en una de las mesas. Abrí la puerta y decidido me senté entre mi amigo y la otra persona que se encontraba también en la barra, sin ningún miedo pedí al camarero un refresco, la voz volvió a salirme como la de una chica.
Al sentarme en el taburete, la falda se subió mas de la cuenta bajándomela como había practicado tantas veces en mi casa.
Mi amigo no hacía mas que mirarme, parecía que le gustaba y no me había reconocido, el otro hombre que se encontraba también en la barra le sucedía lo mismo. Por fin mi amigo se decidió a entablar una conversación. Al principio no le hice caso, pero poco a poco fue acercándose y entablamos una conversación. No podía entender como había cambiado mi voz tan rápidamente, era seguramente fruto de la entonación que pretendía fuera lo mas pausada posible y de las practicas que realizaba en casa.
Eran las once de la noche y mi amigo no hacia mas que mirar su reloj, ante esa insistencia le pregunte si esperaba a alguien, me dijo que a un amigo, pero que había pasado ya una hora y seguramente no vendría.
Intente que me contara sus intenciones sobre su cita, pero solo me dijo que era su mejor amigo y que quería decirle esa noche un secreto que no sabia nadie sobre él. Seguí intentando sonsacarle mas información, cada vez me contaba alguna cosa mas, hasta que en un momento, me miro a los ojos y exclamo, “no me lo puedo creer”, eres tú, mi amigo Carlos, le mire y le indique que no lo dijera muy alto.

Me miraba una y otra vez y repetía la frase “no me lo puedo creer”, eres una preciosa chica con un precioso cuerpo.
Me levante de la silla y le pregunte si le apetecía dar una vuelta, pago las consumiciones y nos fuimos del bar, me abrió la puerta y en ese momento me considere toda una mujer como me estaba considerando mi amigo Luis.
Ya en la calle le agarre del brazo paseando por la calle como una pareja más. Me confeso que intento ligarme para irse conmigo y dejar a su amigo que tardaba en llegar, cuales eran en ese momento tus intenciones pregunte. Medijo que llevarme a su casa a tomar una copa y lo que se terciase. Me arme de valor y le dije que porque no íbamos a su casa como pretendía, me miro y acepto. Subimos en su coche y nos dirigimos a su casa, era un pequeño apartamento, muy bien decorado.

No sabía lo que iba a pasar pero estaba decidida a todo. Nos sentamos en el salón, me preparo una copa y puso una música muy melodiosa, colocándose en un sillón frente a mi. Su curiosidad era cada vez mayor, quería saber como había llegado a convertirme en la chica que era en ese momento. Todas las preguntas las respondía con la sinceridad de un amigo que ha contado su secreto a otro. Cada vez le veía mas excitado, mi presencia mi olor y mi forma de hablar y expresarme le gustaba.
A una de sus preguntas sobre mis manos, le dije que se sentara junto a mí para poder verlas mas de cerca y tocarlas. Tenia unos anillos en dos de los dedos de la mano derecha y otro en la izquierda. Al sentarse a mi lado, me tomo la mano e instintivamente la beso, un escalofrió recorrió mi cuerpo.

Hice intención de retirar la mano, pero me la sujeto muy amablemente pidiéndome perdón. En ese momento hice lo que me estaba pidiendo el cuerpo, besarle. Se quedo unos instantes paralizado, pero se acerco un poco mas y me respondió con otro beso, abrí mi boca y su lengua se introdujo en el interior recorriéndola completamente buscando la mía con la que se entrelazo.
Al soltarme mi mano se deslizó hacía su bragueta, notando su miembro muy excitado. Con mucha tranquilidad comencé a desabrocharle el pantalón y sin saber como me encontré acariciando el miembro de mi amigo Luis. No creía lo que estaba pasando, como había llegado a ese extremo, pero también sin darme cuenta estaba introduciendo ese hermoso miembro dentro de mi boca. Notaba como latía en mi interior y como la lengua se deslizaba por todo él, sin dejar ningún lugar sin lamer.
Era la primera vez que lo hacía pero parecía que lo había hecho en innumerables ocasiones. Cada vez era mayor el ritmo con el que entraba y salía de mi boca, hasta que note que algo iba a pasar, un chorro de semen choco contra mi garganta. Su sabor era algo dulce y viscoso, nada desagradable. El ritmo era cada vez mayor, notaba como disfrutaba y yo me sentía feliz haciendo feliz a mi amigo como una chica.

Poco a poco fui pasando mi lengua por cada parte de su pene, limpiándolo totalmente, se encontraba destrozado y no sabia que decir, quería que yo disfrutara como él lo había hecho.

Mire el reloj y le dije que otro día volveríamos a hacerlo mas tranquilos y durante mas tiempo, que tenia que irme a mi casa porque eran ya casi las tres de la madrugada. Pase al baño para retocarme el maquillaje, pintarme los labios y arreglarme un poco el pelo.
Me acompaño hasta mi casa en su coche, despidiéndonos con un beso en el portal de mi casa, ante la mirada del muchacho del taller de ruedas.

Subí las escaleras moviéndome sensualmente y muy feliz por la noche que había pasado, tome el ascensor, pulse el piso de mis padres y espere a que llegara a su destino, mirándome coquetamente en el espejo del ascensor.

Sin ningún miedo introduje la llave en la cerradura y de repente se abrió la puerta y me encontré delante de mi madre que me preguntaba quien era yo y que hacía entrando a esas horas en su casa.

El mundo se me vino encima y comencé a llorar, y dije que era su hijo, mi madre me metió en el cuarto de baño y me hizo quitarme toda la ropa que llevaba y entrar en la bañera. No hacía mas que decirme que no lo entendía, que era un chico y lo que tenía delante era una chica.

Me calme y empecé a contarla que yo quería ser una chica, que así es como mejor me sentía y que mi mejor regalo sería poder tener un precioso pecho y una vagina como cualquier chica. Esas palabras la enfurecieron y empezó a pegarme, pero sus golpes no llegaron a impactar en mi.
No fue posible ningún dialogo, aunque mis intentos fueron en esa dirección.
Pedí que habláramos el día siguiente sobre el tema y que no se lo contara a mi padre, que fuéramos a algún medico que pudiera ayudarme a realizar mi sueño.
Mis palabras no tuvieron respuesta, los días siguientes fueron muy duros, ni mi padre ni mi madre me dirigieron la palabra. Por fin al cabo de una semana mi madre me dijo que iría al medico, creí ver en esas palabras la solución al problema, pero no fue así.
El medico no tenia ninguna intención de solucionar mi problema sino mas bien lo contrario, no hacía mas que decirme que mis pretensiones eran imposibles y que debería acudir a un psiquiatra para que me tratara de mi rara enfermedad. Así fue y durante seis meses acudí tres días en semana a un psiquiatra que intento convencerme que estaba enfermo mentalmente. Al principio pretendí que lo que había leído sobre la transexualidad lo aplicara en mi caso concreto dándole datos de personas que habían cambiado su aspecto exterior.
Al final no tuve mas remedio que seguirle la corriente y conseguir que esas sesiones acabaran, pero sin conseguir ninguna solución. A mis padres sin embargo les hice creer que el psiquiatra había conseguido su propósito.

La vida en mi casa comenzaba a ser bastante normal, mis padres empezaban nuevamente a relacionarse conmigo como el chico que era, pero me tenían bastante controlado en cuanto a mis salidas y relaciones.

Era totalmente imposible poder acceder a ninguna prenda femenina y mucho menos a cualquier producto de maquillaje. Mi madre controlaba mis pertenencias cada día y hurgaba en mi armario en busca de algo que pudiera delatar mis tendencias.

Empecé a estudiar en la universidad la carrera de diseño, me relacionaba con todos mis compañeros normalmente pero en mi cabeza recordaba una y otra vez mi última salida como Natalie, la despedida de mi amigo Luis en el portal de casa de mis padres, nuestro emplazamiento para volver a disfrutar el uno del otro. No había hablado con el sobre el encuentro con mi madre, me entere que a los dos días tuvo que irse al pueblo de sus padres por un problema familiar. Todo esto pasaba por mi cabeza casi todos los días, recordando esos maravillosos recuerdos.

Empecé a pensar la manera de independizarme para poder realizar mis sueños, pero mi intención principal era terminar mi carrera para poder en un futuro trabajar en lo que me gustaba y posteriormente desarrollar mis tendencias sexuales con seguridad.
Los veranos los pasaba en casa de mi abuela, mis padres no me dejaban solo en casa bajo ningún concepto.

El segundo verano, intente poder controlar mi verano lo más posible, para ello conseguí unas llaves de casa de mis padres para poder realizar mis deseos tranquilamente. La chica que trabajaba en casa de mis padres era el ultimo año que estaría con nosotros pues se casaría el otoño siguiente, tenia que aprovechar ese vestuario que tan bien me sentaba.

La segunda semana en casa de mi abuela, invente una salida con mis amigos de acampada. La chica de mis padres se encontraba con ellos de vacaciones, por lo que la casa se encontraba totalmente sola.

Unos amigos me dejaron todo lo necesario para un fin de semana de acampada y el viernes por la mañana salía de casa de mi abuela presuntamente para pasar el fin de semana en la sierra.

La semana anterior había comprado varios productos que sabía no tenía en casa de mis padres.
Eran las doce de la mañana cuando entraba en la casa para pasar un fin de semana como Natalie. Prepare un baño para empezar a relajarme antes de comenzar a trasformarme en la chica que siempre había querido ser. La depilación fue el primer trabajo que realicé. Las piernas y las axilas tenían algo de pelo ya que llevaba mas de año y medio sin depilarme, lo mismo que la zona de mi pene. Poco a poco fui pasando la maquinilla sobre las zonas a depilar. La bañera estaba preparada para acogerme con el agua bastante caliente, al salir me aplique después de pasar un buen rato en la bañera, una crema hidratante perfumada. Delante del espejo depile algo la zona de las cejas para no tener que utilizar tanto emplaste para cubrirlas.
Tome una maquinilla de las utilizadas para depilar para afeitarme algo de barba que tenía que se había ablandado por el baño y los paños de agua mucho mas caliente que me aplicaba antes de pasar la maquinilla, a continuación aplique una crema hidratante de día en cara y cuello.
Recogí el pelo hacía detrás sujetándomelo con una goma en una pequeña coleta, una cinta definió mi cara.
Busque las prendas que antes había utilizado en mis anteriores trasformaciones, había bastante ropa interior nueva, escogí la que mejor me sentaba. Los tangas eran siempre las primeras prendas que me colocaba e iniciaban mis primeras sensaciones femeninas antes de trasformarme en la mujer que llevaba dentro. Estaba muy excitado y necesite masturbarme para poder colocar mi pene escondido en el tanga.
Me costo bastante tiempo encontrar el corsé que tenía mi madre, al ajustármelo mi cintura tomo el tamaño deseado. Tenía algo de grasa en el pecho y caderas, por lo que el corsé subió mi pequeño pecho. Las nuevas prótesis que había comprado eran algo mas grandes que las que había utilizado anteriormente, al introducirlas en el sujetador y estirar de mi pecho hacía arriba, la sensación era como si este sobresaliera del sujetador, creando una pequeña hendidura entre ambos.
Con estas sensaciones me coloque una bata y lentamente saque las uñas postizas que había comprado, realizando anteriormente la manicura y ajustándolas posteriormente en cada dedo. Con una lima las di forma procurando que no existiera ninguna que raspara ni se enganchara, de la misma manera lime las uñas de los pies.
Una vez acabada la manicura, aplique dos manos de esmalte en cada uña, esperando entre una y otra aplicación a que se secaran. Mis pies que no eran nada grandes, quedaron preciosos con el esmalte y comprobé como destacarían con los zapatos de tiras que había comprado con un tacón de nueve centímetros que me hacían altísima.
Empecé a peinar la peluca desenredando y cardándola, colocándola en el soporte de la misma. Comprobé también cuanta gente había en el bloque de viviendas, para que no existiera ningún problema en mi nueva salida. Prepare algo de comida y me puse después de recoger a ver la tele tranquilamente en casa. Las prendas que llevaba en ese momento se habían ajustado perfectamente a mi cuerpo y parecía que formaban parte del mismo.
A eso de las seis de la tarde, empecé a pensar en comenzar a arreglarme, saque la ropa y poniendo encima de la cama el pantalón y la blusa que iba a utilizar. Como no llevaría medias necesitaba algo que sujetara las hombreras que siempre había utilizado para aumentar las caderas. Una faja pantalón muy fina que encontré en el armario de mi madre me ayudo a ello y aproveche también a rellenar algo más mi trasero.
Las formas de mi cuerpo eran ya totalmente las de una chica, solo faltaba comenzar a maquillarme. Llevaba año y medio sin haberlo hecho, pero no se me había olvidado nada.
La forma de las cejas, fue la primera operación que realice, después de chocarme las lentillas, poco a poco fui achicándolas y dándolas forma. El maquillaje se extendió sobre mi cara y cuello, disimulando los pequeños defectos de la piel, los polvos trasparentes se fueron aplicando sobre toda la cara, retirando el exceso con una pequeña esponja humedecida. La sensación de terciopelo de mi cara la hacía totalmente femenina.
Las sombras de los ojos comenzaron a agrandarlos y definirlos, perfilándolos en su contorno, con un pincel difumine ese contorno hacía el exterior del ojo. El maquillaje definía la cara de la chica en que me estaba transformando. La mascara de las pestañas se encargo de alargarlas y curvarlas. Recordaba perfectamente cada zona de mi cara y como podía sacar el mejor partido y los ojos eran una de ellas.
Busque entre las joyas de mi madre un collar, unas sortijas unas pulseras y un reloj que fui colocándome después de esparcirme una crema de manos. Al ver mis manos veía las de una chica, con unos dedos delgados acabados en unas preciosas uñas arregladas y pintadas, las sortijas daban elegancia y vestían esas manos.
Continuara.......

nataliemujer@hotmail.com

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