jueves, 2 de agosto de 2012

FANTASIA DEL BAR

La Fantasía del bar

Queridos amigos de Sexycuentos: Ya era hora de contar de lo mío. Hace tanto tiempo disfruto de esta hermosa pagina, que necesita que algo mío este entre tantos bellos relatos.
Antes que nada me voy a presentar. Me llamo Marcelo y vivo en la Ciudad de Buenos Aires en Argentina. Tengo 28 años. La verdad, no soy todo lo que dicen todos que son (a veces me pregunto ¿cuanta gente bella y cogedora hay en el mundo?), no soy un modelo de Calvin Klein, aunque chicas nunca me faltaron, ni tampoco tengo una verga de 30 cm, apenas un modesto 17 cm. Y además estoy en pareja, aun ella nada tiene que ver con este relato. Lo que viene a continuación es solo una fantasía, bastante recurrente en mi en los últimos tiempos y que aun no he podido concretar.
Sexualmente soy un tipo que no ha hecho demasiadas cosas mas allá de lo tradicional, sexo oral, vaginal, anal y solo en una oportunidad participe de una “fiestita” con otro amigo y dos chicas mas. No se si decir que mi fantasía es homosexual, no me gustan esas etiquetas, pero sin duda a partir de esto se ha generado en mi un cambio en mi visión de las relaciones sexuales. Mi fantasía son las travestís o transexuales (no entiendo aun si la diferencia es real o solo semántica).
Fantaseo estar en un bar y verla entrar. Morocha, ojos profundamente oscuros pelo largo por su espalda que no termina mas solo hasta encontrarse uno con las mejores nalgas que pueden ser vistas por el hombre. Llevas un vestido rojo que solo llega al comienzo del final de sus piernas, no lleva sostén, se le nota, pero sus pechos se mantienen rígidos.
Se sienta en la barra y yo la miro desde mi mesa, obviamente ella ni me registro. Aunque eso me da mas valor a seguir mirándola ya que no soy notado hasta que, obvio, se dio cuenta.
Me siento intimidado, pues ahora es ella la que me mira. Pienso que solo lo hace para hacerme sentir incomodo, tremenda diosa no puede estar mirándome con otro sentido mas que ese.
Nunca hubo grandes atisbos de coraje en mi, soy mas bien tímido, pero algo me llevo a llamar al mozo y decirle:
- Dígale a la señorita que esta en la barra que todas sus consumiciones corren por mi cuenta.
El mozo giro la vista sobre su hombro y al verla volvió hacia mi y me guiño un ojo. Se acerco a la chica y le susurro en voz baja al oído. Ella ni se inmuto. Aunque a los pocos segundos que el mozo la dejo, ella se paró y vino hacia mi mesa. Su andar se me hizo eterno. Las infinitas piernas retumbaban en mi corazón ante cada paso y su cintura hacia que mi cerebro vaya de un lado al otro tal como lo hacían sus nalgas al caminar.
- Sos muy amable – me dijo – pero si vas a pagar mi cuenta al menos déjame compartir el momento con vos.
- Seria un placer para mi.
Y ahí estuvimos conversando un rato sobre diferentes cosas hasta que miro su reloj. Ahí pensé que todo se terminaba, que me iba a decir que se le hacia tarde, yo le iba a pedir su teléfono y ella me iba a decir que no tenia que mejor le diera el mío y nunca mas tendría noticias de ella, pero no.
- Yo vivo acá a dos cuadras, ¿Queres seguirla en mi casa?
Y me lo lanzo así no mas, con una sensualidad en su boca que, obviamente, nadie en el mundo se le hubiese negado.
Caminamos las dos cuadras y llegamos a un edificio bastante moderno. Entramos al ascensor, era de esos que cierran herméticos y marco un piso altísimo que no llegue a distinguir.
No mas cerrar las puertas giro sobre sus talones y me dice:
- ¿Me imagino que no querrás compartir solo un copa conmigo?
Para acto seguido darme el mas profundo beso de lengua que había recibido en mi vida. ¡Yo no lo podía creer!, en alguna vida pasada debí haber hecho algo bueno (en esta seguro que no).
Nos abrazamos, nos fundimos, nos franeleamos, justo hasta que se detuvo el ascensor. Bajamos como pudimos y ella saco las llaves, me miro y lentamente la metió en la cerradura mientras pasaba su lengua por los labios. ¡ay, Dios! Como me calentó eso.
No mas entrar al living y volver a abrazarnos y besarnos. Corro los breteles de su vestido para sacar a la luz sus hermosos pechos. Me lanzó sobre ellos y comienzo a lamer sus pezones a lo que ella responde con un gemido.
- Vamos a mi habitación - me dice.
Al llegar al cuarto se da vuelta dándome la espalda. Yo la miro alucinado. Se quita el vestido, lentamente, tan lentamente que mi cerebro capta sus movimientos como un cuadro por cuadro. Con una elasticidad inusitada sin flexionar las rodillas se lo baja hasta sus talones dejando delante mi cara su perfecto culo totalmente exhibido, para correr el vestido por delante de sus zapatos. Ahí miro sus zapatos y me doy cuenta que solo una finísima dama llevaría unos zapatos como los de ella. Se levanta y me dice:
Y ahora... una sorpresa.
Y gira, tan lentamente como se sacó su vestido y queda ante mi su maravilloso cuerpo, con su tanguita levemente corrida y una hermosa verga saliendo por un costado. Al ver mi cara de tranquilidad, se quedo pensativa un instante.
- Ya lo sabias ¿no?
- Si – contesto – porque que te crees que me fije en vos.
- Desde que te vi sabía que eras una putita divina. Ahora veni y ocúpate de “esto”.
No tuvo que pedir demasiado me arrodille delante de ella y comencé a lamer instintivamente.
- Es mi primera vez – le dije
- No te preocupes, yo te voy a enseñar.
Me acostó sobre la cama y se colocó en posición de 69 para comenzar a darme la mamada mas soberbia que recibí en mi vida. No pude resistirme a devolver el favor metiendo toda su verga en mi boca mientras la sentí crecer mas y mas. Escalofríos incontenible recorrían mi cuerpo, síntoma inequívoco del orgasmo por venir. Ella lo notó y con gran maestría supo pararlo.
Se puso en 4 con su culo en pompa y me dijo:
- ¿Querías este culito? Es tuyo, partimelo
No me lo pensé se la puse despacio sintiendo cada uno de los centímetros que metía en su interior y que tanto placer me estaba provocando. Cuando la vi entera adentro comencé un bombeo que se iba acelerando en cada embestida.
- Si, asi bebe, cojéme bien. Dale a mami toda esa verga.
- Te gusta sentirla en tu culito, te gusta mami
- Si bebe, abrime toda.... que bien se siente... mas... mas...
Y ahí estuvimos un rato entrando y saliendo, yo, de su hermoso culito y ella pidiéndome mas, hasta que no aguante mas.
Mami, te voy a acabar...
Hacelo en mi boquita bebe, por favor.
Saque mi verga de su culo e instantáneamente ella giro en la cara para tenerla frente a su rostro, en el preciso instante que el primer chorro salió dirigido con una fuerza que nunca había despedido mi cuerpo y cayo en medio su boca. Otro chorro mas a su pelo, otra a su mejilla para ir rodando a sus pechos y asi su cara quedo con toda mi esperma desparramada. No paró un segundo, al instante se volvió a meter mi verga en boca para dejarla limpia, mientras con sus uñas arrastraba el resto de mi leche hacia su boca de manera sensual.
Luego de tremenda acaba caí rendido boca abajo sobre la cama, cariñosamente ella se acostó sobre mi. Comenzó a besar mi nuca, y luego mi espalda para ir bajando lentamente.
- Ahora quiero jugar yo un ratito – me dijo
Acto seguido separó mis nalgas y metió su lengua que me hizo pegar un saltó por lo inesperado.
Quédate tranquilo, lo vas a disfrutar
- Si, ya lo sé – le respondí
Y ahí se dedicó infinitos minutos a lamer mi virginal orificio, lo lubricó bien para luego penetrarme con un dedo y luego dos. A esa altura me puse en 4 por la necesidad de sentir sus dedos mas adentro.
- Asi putita, vas aprendiendo – me dijo como respuesta a mi cambio de posición
Y con mas dureza me los metía, hasta que llego al tercer dedo. Jamás pensé que un culo se podía dilatar así, y era el mío!!
- La queres adentro ¿no? ¿Queres que mamita te rompa la colita?
- Si mami, cojeme, quiero sentirte
Y ahí comenzó a empujar levemente, y empecé a sentir la cabeza de su verga abriéndome. Que sensación indescriptible, que placer me estaba dando esta chica!. La metió lentamente hasta la mitad y la saco despacio también, siguió haciendo esto y con cada nuevo ingreso me la metía un poco más adentro, hasta que la puso toda.
- Ahhh mami, me estas matando!!!
- Seguro, pero también te gusta
- Si, me encanta, hace tuya mi cola, dame más.
Comencé a masturbarme mientras ella seguía penetrándome a mi pedido cada vez con más fuerza. Sentía mi interior totalmente invadido por su verga que tanto placer me daba.
Estuvo bombeándome hasta que me dijo:
- Acabo bebe, te voy a llenar
- Si mami, llename con tu lechita
Y acto seguido sentía un torrente liquido llenar mi culo, tal efecto provocó en mi cuerpo que instantáneamente me hizo correr en mi propia mano con la paja que me estaba haciendo.
- Bebe como disfrute de esa colita – me dijo cuando se reincorporó
- Y yo de tu pija
Y ahí quedamos dormidos y abrazados hasta que despertamos en medio de la noche y como ya era tarde y no tenía como volver a casa, comenzamos por el principio... otra vez.

ARGENLATINO
latinaje@ciudad.com.ar

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