sábado, 8 de junio de 2013

Daniela y yo (I)


Daniela y yo (I)




La primera vez que la vi, simplemente quedé impresionado.

A pesar de no haber superado el rencor que había crecido dentro de mi durante todos aquellos años, al verla comprendí un poco el porqué mi padre había abandonado a su familia y había ido a vivir a la otra parte del mundo.

Era una mujer espectacular. Metro ochenta sobre unos tacones de al menos cinco centímetros más dejando al descubierto las uñas pintadas de rojo sangre, unos muslos anchos y largos que apenas se intuían al andar cuando la falda del vestido se le pegaba a ellos marcando sus anchas caderas redondeadas y su cintura estrecha. Seguí admirándola mientras se acercaba a mi despacio, con movimientos felinos. Su sonrisa de labios carnosos y su mirada de ojos negros y profundos conferían a su rostro redondo una apariencia entre pícara e inocente que te dejaba desarmado. Llevaba ese día la larga melena lisa negra como la noche, con el flequillo recto ,como cortado con una regla,  recogida en una cola de caballo que se balanceaba sorprendentemente al ritmo que marcaban sus redondos y generosos pechos, que al momento y gracias al movimiento ,intuí, libres de la prisión del sujetador. El conjunto era sencillamente hipnótico.

Sin apenas darme cuenta la tuve a mi lado. Me tendió la mano, grande de dedos gruesos y largos rematados con unas uñas recortadas redondeadas y con manicura francesa. Se la estreché y pude sentir en mi mano la calidez de su piel al mismo tiempo que percibí el aroma floral de su perfume al inclinarse hacia mi para besarme en las mejillas.

-          Hola David, soy Daniela, tu padre no dejaba de hablar de ti.

Os aseguro que toda la rabia que llevaba acumulada, todos los planes acerca de la fría indiferencia con que tenía pensado tratarla, se esfumaron al oír aquella voz dulce con un leve matiz ronco y con aquellos ojos profundos clavados en los míos.

-Encantado de conocerte por fin Daniela- apenas balbuceé sin dejar de admirarla

-El placer es mutuo, creo que tenemos que ponernos al día de muchas cosas, tendrás cientos de preguntas que hacerme y te prometo que las contestaré todas, se que te lo debo…….

-Eres muy amable Daniela, la realidad es que en estos momentos me encuentro bastante confuso,- me sinceré. – Acabo de enterarme que mi padre ha muerto, y la verdad, lo que menos me apetecía en la vida era cruzarme medio mundo para recoger su legado y menos aun conocer a la mujer que……..- Callé en seco consciente de mi grosería- Lo siento……… no quería……

-Tranquilo, te comprendo, no pasa nada, me dijo mientras acariciaba mi mejilla con su mano. Volví a sentir un ligero estremecimiento al sentir el contacto de aquellos dedos en mi piel- Te pareces tanto a tu padre………- Dejó aquellas palabras en el aire y cambió el tono , aquel momento de intimidad pasó y con su natural alegría se levantó y me dijo:

- pero bien, ahora es hora de que te asees y descanses un poco, después cenaremos y hablaremos de todo lo que desees, te lo prometo. Llamó a la criada que me acompañó hasta mi habitación y allí me quedé sentado en la cama solo y pensando en todo lo que había pasado en tan corto tiempo.

No os aburriré contándoos  aquella semana en la que la mujer de mi padre y yo nos fuimos conociendo, nuestras largas caminatas por la playa hablando, las largas veladas frente a la chimenea en las que no solo Daniela me ayudó a conocer y comprender más a mi ausente padre, sino que hizo que nos conociésemos el uno al otro, sincerándonos y adquiriendo una complicidad que jamás hubiese imaginado.

Tan solo había transcurrido una semana y mi vida había dado un giro de 360 grados. Esa noche me sorprendí dando vueltas y más vueltas en la cama sin poder dormir y pensando en Daniela

Cerraba los ojos y podía ver sus labios carnosos y eternamente húmedos, el hoyuelo que se formaba en sus regordetas mejillas al sonreír, su largo cuello, aquellos pechos redondos, voluminosos y tan juntos que siempre solía  lucir en su escote, el misterio de sus larguísimas piernas  ocultas siempre bajo el vuelo de sus vestidos o ajustadas a los vaqueros  tan ceñidos que parecían una segunda piel y sus manos, no podía apartar de mi mente el tacto de aquellas grandes manos, el roce casual de sus uñas en mi piel, uñas de gata que eran la promesa de un doloroso placer. En ese momento, solo en mi cama, por fin comprendí a mi padre. Entendí que hubiese perdido totalmente la cabeza por aquella mujer, del mismo modo que yo la había perdido. Jamás había deseado tanto a alguien como a Daniela en aquel instante.

Pasé todo el día siguiente nervioso, medio ausente y sin embargo buscando a Daniela en cada rincón a cada momento. Ella, lo notó, claro.

-¿Qué te ocurre David? ¿Estás molesto por algo?.........me tienes preocupada.

No pensé, simplemente me dejé caer en la profundidad de sus ojos negros y me sinceré.

-Daniela, me he enamorado de ti….

Ella se me quedó mirando, en silencio giró la cara y simplemente escapó corriendo hacia la casa.

Fui tras ella y la atrapé en el salón , junto a la ventana mirando hacia el mar. Su voluptuoso cuerpo estaba allí pero su deliciosa mente estaba muy lejos.

-Tan raro te parece lo que te he dicho? Tan mal te parece?-Tardó unos segundos eternos en contestarme.

-David, me halaga que tengas esos sentimientos por mi, pero en realidad no me conoces, no sabes nada de mi, tan solo lo que te he contado estos días, que puede parecerte mucho, pero créeme, no lo es.

-Daniela cariño, solo se lo que siento por ti, no me importa nada más. Créeme tú también cuando te digo, que nada de lo que puedas contarme sobre ti , hará cambiar mis sentimientos ni mis deseos hacia ti.

Me acerqué a ella, dos lagrimones silenciosos corrían por sus mejillas. Agarré con suavidad su bello rostro entre mis manos , levanté su cara para que me mirase a los ojos.

-Eres una muñeca, tan bonita…..

Junté mis labios a los suyos, por primera vez sentí la humedad carnosa de su boca, mis manos se deslizaron por sus brazos hasta posarse en las rotunda redondez de sus caderas, el fino vestido de algodón prácticamente no era obstáculo para sentir la calidez de su piel. Mi lengua presionó ligeramente sus labios que para mi sorpresa y felicidad se entreabrieron poco a poco ofreciéndome de forma tímida la dulzura de su lengua. Daniela estaba correspondiendo a mi beso, no quería pensar, no quería hacer nada que rompiese la magia de ese momento, sentí que el corazón iba a salir de mi pecho cuando noté la mano de Daniela posada en mi pecho y de repente……. Todo se rompió.

-          No David, no puede ser…..así no

-          Pero Daniela, cariño , sientes algo por mi, no me lo niegues

-          No te lo niego, pero hasta que no me conozcas , no puede haber nada entre nosotros. Vuelvo a estar en deuda contigo y sabes que cumplo con mis deudas. Esta noche sabrás la verdad y entonces podrás decidir sobre tus sentimientos ,pero conociéndolo todo.

Me besó en los labios muy tiernamente y marchó a su dormitorio, dejándome solo con mis pensamientos más extraños y sumido en un mar de dudas.

Cenamos solos y prácticamente en un incómodo silencio. Daniela estaba espectacular. Su larga melena negra caía brillante y suave por su espalda, sus labios rojos como cerezas, un vestido corto justo por encima de las rodillas, blanco como la nieve, con escote recto que realzaba el canalillo y el volumen de sus pechos. No podía apartar la vista de sus preciosas manos con las uñas largas esmaltadas de rojo oscuro, la gracilidad con que las movía al igual que todo su cuerpo. Para que negar, me tenía loco.

Por fin, acabó la cena de la que apenas probamos bocado y nos servimos unas generosas copas de licor para acomodarnos en el sofá y comenzar esa conversación pendiente.

Nos mirábamos en silencio, ella se levantó y se puso justo delante de mí. Yo iba a decir algo pero Daniela simplemente me hizo callar.

Se giró de espaldas a mí y sus manos hicieron bajar la cremallera del vestido que cayó al suelo deslizándose por su suave piel bronceada. La melena negra tapaba el cierre de un sujetador de encaje negro y dejó ante mis ojos sus dos espléndidas e increíblemente redondas nalgas que ocultaban el hilo del tanguita a juego .Con la misma delicadeza que había usado con el vestido, se desabrochó el sujetador que dejó caer al suelo. Así de espaldas a mi podía intuir el volumen de sus pechos sobresalir un poco por los lados. 

Yo estaba alucinado, no sabía que hacer ni que decir, desde luego no me esperaba nada de todo aquello y entonces se giró.  Daniela se tapaba su pubis con las manos púdicamente al tiempo que me ofrecía la visión de sus dos maravillosos pechos , con grandes areolas de tono marrón oscuro que aun destacaban más sobre la blanca piel que los rodeaba .Unos pechos redondos que caían de forma natural anunciando la pesada dulzura de una fruta madura lista para ser saboreada. Mis ojos viajaban de su cara a su cuerpo deleitándome con su perfecto ombligo, con la redondez de sus caderas sus largas piernas de muslos largos, estaba extasiado ante aquella belleza y entonces……. Separó por in sus manos ofreciéndome su más secreta intimidad.

Una enorme polla mas cercana a los 20 que a los 10 centímetros, desde luego más grande que la mía colgaba fláccida entre sus piernas.

Me gustaría decir que en ese instante reaccioné bien, que dije alguna frase  ingeniosa para hacerla sentir bien y tranquila, pero no fue así. Simplemente me quedé callado y supongo que Daniela debió interpretar algo en mi mirada, en mi silencio pétreo que le hizo comprender que allí acababa mi enamoramiento.

Su voz me hizo volver a la realidad:

-Bien, David ahora ya me conoces, ya ves porque no puede ser – y dicho esto recogió su ropa del suelo y se marchó dejándome solo otra vez.

Me faltaba el aire, me sentía ardiendo y salí a pasear por la playa acompañado de la botella de whisky.

El amanecer me sorprendió sentado en la arena pensando e intentando recomponer una vida y unas creencias que en un solo instante habían saltado por los aires en mil pedazos.

Volví a la casa y subí las escaleras casi corriendo hasta plantarme frente a la puerta de su dormitorio. Allí empecé a aporrear la puerta mientras la llamaba a gritos.

-Daniela, Danielaaaa!!!! Abre la puerta –seguía golpeándola fuera de mí.

Finalmente, ella abrió. Su cara reflejaba enfado- Deja de gritar y aporrear, estás dando un espectáculo y no tienes derecho, tú……

No la dejé terminar. La agarré por la cintura y mis labios buscaron los suyos, mi lengua buscó la suya y entonces sentí sus manos agarrando mi cara y me devolvió el beso entre jadeos.

Entre risas nerviosas entrecortadas y besos húmedos nos fuimos acercando a su lecho.

-Daniela, te amo y te deseo, nunca más vuelvas a dudarlo tonta.

Ella no dijo nada, simplemente nos tendimos en la cama, abrazados, comiéndonos la boca y recorriendo nuestros cuerpos con caricias llenas de curiosidad y pasión.

Era la primera vez que estaba con una mujer así pero mi amor era mayor  que cualquier reparo que pudiese tener en ese momento, la quería toda para mi y eso incluía su polla.

Estábamos con los cuerpos pegados echados de lado el uno cara al otro e instintivamente mi mano bajó hasta su entrepierna.

No dudé , agarré suavemente su miembro. Lo primero que sentí fue el grosor y el peso y la suavidad de la polla de Daniela cuando empecé a mover mi mano arriba y abajo muy despacio.

Daniela , soltó un suspiro profundo mientras sentía sus uñas clavándose en mi hombro.

-Tienes una verga preciosa amor mío

-Te gusta cariño?

-Es la primera a excepción de la mía que he tocado nunca y me encanta.

Sentía como se iba endureciendo y al mismo tiempo crecía a lo largo y lo ancho. Me extasié viendo como el prepucio bajaba y subía mostrando y ocultando aquel rosado capullo tan delicado. Recorrí con la punta de mis dedos cada arruga de sus huevos hinchados mientras besaba su vientre plano y sus pezones gorditos como garbanzos .Daniela arqueaba la espalda , las manos apoyadas en el cabezal de la cama mientras yo la masturbaba lentamente.

-ayayay David mira que dura me la estás poniendo…..

No podía dejar de tocar su cuerpo, de admirar la perfección de aquel conjunto de pechos tan femeninos y aquel pollón tan masculino , en aquel momento me convencí de que así debían ser los ángeles.

Se giró como una gata ronroneando y  comenzamos otra vez a comernos la boca con pasión. De repente la tenía sentada a horcajadas sobre mí.

Sentí  sus largas uñas jugueteando con mis pezones rascándolos suavemente, pellizcándolos mientras se mordía el labio inferior con cara de lujuria y mis manos volaron a sus maravillosas tetas para darle el m ismo placer que ella me estaba dando a mi

Solo se oían nuestro pequeños grititos mezcla de dolor y placer mientras nuestras pollas erectas que parecían tener vida propia , se movían al compás como buscándose mutuamente.

-Que cachonda me pones………. Así, así dale placer a mis pezones………

-Daniela que buenas eres……… aprieta mas estíramelos

-te gusta verdad? Te gusta como te lo hace tu gatita………

Mis manos abandonaron un segundo sus pechazos para buscar sus nalgas y darle un par de fuertes palmadas que resonaron en el ambiente.

Zas ,zas- Hummm me vas a dejar las nalgas rojas , cariño mío- Me dijo con aquella voz ronca que aun me puso más caliente.

Daniela se dejó caer sobre mi cuerpo y sus largos brazos recorrían mi cuerpo mientras su boca bajaba y bajaba buscando mi miembro duro hasta que por fin sentí  la áspera humedad de su lengua jugueteando con ella al tiempo que sus manos agarraba mis huevos masajeándolos con la palma de la mano combinando suavidad y dureza de manera experta, me hizo aullar de gusto. Daniela me estaba haciendo la mejor mamada de mi vida. Llevó su dedo índice hasta mis labios y lo rodee y lo chupé, ella metía y sacaba su dedo de mi boca que yo llenaba de saliva y en ese mismo instante tuve claro que no era el dedo de Daniela lo que deseaba en mi boca, deseaba con locura sentir su polla , lamerla, mordisquearla, saborearla , sentir la suavidad de su capullo en la punta de mi lengua. No lo dudé. De forma firme y no sin dificultades conseguí separar su boca de mi verga. Ella hacía pucheros como una niña pequeña reclamando más:

-          Noooo, quiero mi chupete no me quites mi caramelo que estoy golosa………

No le dije nada, simplemente le pellizqué un pezón, mientras la sentaba al borde de la cama. Su cara reflejaba sorpresa y aun más cuando me vió arrodíllame entre sus piernas mirándola a los ojos mientras mi mano movía su enorme polla y mi cabeza bajó hasta besarla. Mis labios se abrieron para recibirla dentro de mi. Os juro que si un día antes me hubiesen dicho la emoción y el placer que sentí al notar su palpitante miembro en mi lengua , os hubiese tildado de locos, pero la realidad es que fue la experiencia más excitante de mi vida hasta ese momento. Mi única preocupación era hacerlo bien y darle satisfacción a mi mujer.  Daniela me aceptó con naturalidad, no cuestionó mi decisión, no me indujo ni me forzó a nada, simplemente era lo correcto. Comencé a comérsela tímidamente como quien saborea un postre muy dulce que ha ansiado mucho durante toda la comida y llegado el momento no quiere que se acabe rápidamente, solo que aquel manjar me gustó tanto que el ansia pudo más que la prudencia y enseguida comencé a comerme aquella polla con verdadera gula.

Podía oír claramente sus jadeos profundos, sus gemidos , como poco a poco Daniela iba dejándose ir , soltando sus últimas tensiones para entregarse al placer que le daba su hombre.

Ni me di cuenta de en que momento Daniela se había puesto de pie. Yo simplemente seguía deleitándome con aquel palo duro y vivo que por nada del mundo quería soltar. Noté una de sus enormes manos en mi nuca acariciándome entre el pelo al principio y apretándome contra su miembro moviendo mi cabeza ,levantando la vista pude ver como con la otra mano se estaba tocando las tetas ,apretándoselas ,pellizcándose un pezón , e instintivamente llevé las mías para que fuesen mis deos ansiosos de su cuerpo los que la tocaran. Eso liberó su otra mano que entrelazó tras mi cabeza para empujármela con más fuerza acompañando con el movimiento adelante y atrás de sus caderas y el rotatorio de su estrecha cintura

-Chupa , chupa , así, así mi mamón no pares………. Dime cuanto te gusta la polla de tu mujer ,dímelo……

-Me encanta tu pollón de mujer , no quiero dejar de comérmelo

Aprovechaba esos instantes para pasarme su verga por la cara , golpeándome las mejillas con su dura verga mientras midedos viajaban de sus tetazas a sus nalgas que de vez en cuando no olvidaba de palmear fuertemente. Pude contemplar aquella escena reflejada en el espejo de cuerpo entero del armario y lo único que pensé fue que era una imagen preciosa.

Me apliqué de nuevo a darle gusto a Daniela, había empezado y ni siquiera pensaba en que ese placer descubierto pudiese acabar

Yo chupaba y chupaba mi nuevo tesoro, el juguetito de Daniela , sentía en mi lengua cada una de las venas de su grueso tronco, retiraba u prepucio con cada movimiento de mi boca presionando con mis labios mientras mi lengua jugueteaba con su capullo rosado cada vez que lo descubría. Oía cada vez más profundos sus jadeos , sentía como los músculos de sus muslos y de sus nalgas se tensaban de placer con cada embestida a mi boca y entre mis dedos sentía la dureza de sus pezones que yo alargaba con fuertes y presionantes tirones hasta hacerla gritar.

De repente la oí:

-Para , para que vas a hacer que me corra, que bien me la chupas amor mío………. No aguanto más placer……..

Cuando oí  su voz, aquellas palabras…………… me excité hasta límites insospechados .Ya no podía pensar en otra cosa que en ver acabar a Daniela , sentir como su polla explotaba en chorros de semen caliente y ver  su cara en ese instante.

Fue un gran esfuerzo dejar de degustar la verga de mi mujer , pero no estaba dispuesto a desprenderme de ella asi que mirándola a los ojos desde mi posición arrodillada a sus pies le dije:

-Córrete mi amor, es lo que quiero, deseo ver como explotas de placer- mientras comencé a masturbarla con fuerza. Agarré su verga con la mano y me empleé a fondo a meneársela cada vez más y más rápido.

Solo oía el sonido de la mi mano contra su piel en movimiento- chas chas chas- cada vez más y más rápido al mismo tiempo que podía sentir la creciente tensión en el cuerpo de diosa de Daniela, notaba sus largos dedos aferrándose a mi hombro, sus uñas clavándose más y más fuerte y cuanto más la sentía más rápido meneaba su  polla hasta que de repente, soltó un enorme gemido :

-ahhhhhhhhhhh me corro me corro me corrooooooooooo – gritó bien alto , y justo en ese instante sentí un chorro caliente que golpeaba mi pecho como un disparo y le siguió otro y otro y otro más al tiempo que yo sentía palpitar su verga entre mis dedos y masajeaba sus huevos para vaciarla hasta la última gota y dejar que poco a poco el cuerpo de Daniela recuperara su ritmo normal y se relajase.

Me puse en pie. Nos abrazamos y nos besamos con mucha más ternura que lujuria . yo acariciaba su cara apartando su sedosa melena pasando mis dedos entre su pelo hasta llegar a su nuca mientras ella pasaba suavemente la punta de sus uñas justo entre el final de mi espalda y el comienzo de mis nalgas. Podía sentir el calor del semen de Daniela en mi pecho y en los de ella por el abrazo. Sin separarme de mi amada, la miré a los ojos y le dije:

-          Te amo y te deseo, ahora me crees?

-          Sí, mi amor, te creo . Hacía tanto ,tanto tiempo que no gozaba así….

-          Esto Daniela, ha sido solo el principio , vamos a conocernos del todo cariño

-          Sí ,amor creo que esto es solo el comienzo de algo maravilloso

Y uniendo nuestras manos y nuestros labios fuimos a unirnos de nuevo en aquella ancha cama que nunca más volvería a estar fría.


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