viernes, 3 de mayo de 2013

La historia de Natalia de las cinco amigas (3)



La historia de Natalia de las cinco amigas (3)





La consulta de el psicólogo, era luminosa. El sol de la mañana se colaba por la ventana. Por el camino me había concientizado para no dejarle que me saque ninguna verdad llevaría un listado mental de todos y cada una de las mentiras que le diría.  Mi mente funcionaba con la precisión de una calculadora. Había hablado con Laura y Dalia me habían dicho lo que le habían dicho a este tipo.

-Exactamente, ¿qué es lo que soy? - Le pregunté en cuanto me ofreció asiento delante de su mesa.

-¿Qué es lo que piensas que eres? - Respondió haciendo una pregunta, Cosa que yo odiaba, típica estrategia de los psicólogos.

- Me ha dicho que podría saciar todas mis dudas. Pero en vez de eso me contesta con una pregunta.  Quiero saber qué me hicieron.

-Eres una mujer, está claro, ¿no, Natalia?

- No. Mis órganos sexuales no son los de una mujer.

- Cierto.Pero es lo único que te diferencia de cualquier otra. Todo tu cuerpo es femenino. Incluso tu producción hormonal es la de cualquier mujer... bueno, con la ventaja de no estar sujeta a alteraciones de ciclo mensual, como ellas.

 Yo estaba extrañado porque yo no comía nada así que en los alimentos no podía ser que me dieran hormonas.

- La medicina no es nunca una ciencia exacta. Siempre puede haber algún efecto secundario. No obstante, creo que no va a ser tu caso. Eres una obra maestra.

-Es por que el cinturón de castidad me proporciona hormonas femeninas. ¿No es cierto?

El medico me miro sorprendido y luego se echo a reír negando con la cabeza. Yo supe que había acertado.

-Podría decir todo el sufrimiento que me habéis hecho pasar aquí.

- En breve si te portas bien estarás fuera de aquí y no hay forma de controlar lo que puedes o no puedes decir. ¿Por qué crees que nadie hasta ahora, y ya llevamos años funcionando, lo ha hecho? - Esperó un tiempo - Aquellas que sois libres tenéis más que perder que lo que podéis ganar si lo hacéis. Creo que no te has dado cuenta del todo de tu situación: nadie de ninguna manera puede relacionarte con tu antigua personalidad. Ni te pareces físicamente siquiera.

- ¡Pero tengo sexo de varón!  Lo tienes si. Pero esta encerrado en un cinturón de castidad masculino que ni tu ni nadie puede retirar. Solo nosotros. Además a estas alturas no recuerdas ni tu nombre anterior Créeme, si hicieras algo así, te tomarían por loca. Nadie te haría ningún caso, porque no es posible.¿Cómo podrías demostrar nada?

Claro que recordaba mi nombre anterior. Nicolás Torres.  Lo había repetido hasta el cansancio. Me sentí furioso. Tenía razón.

No había nada que yo pudiera hacer para demostrar lo que estaba pasando.

- Y no será que las personas que se han negado a que les roben  la vida y trataron de hacer algo y denunciarlos son aquellas que según sus propias palabras han sufrido modificaciones tan  extensas que jamás son mostradas en público. Muchas de ellas ni siquiera conservan gran parte de su capacidad cerebral.

Yo tenia muy buena memoria y el sicólogo me miro sorprendido.

- Puede ser que sea así.

Yo me sorprendí. No sabia si lo decía para intimidarme o eso era cierto. Lo mire con desprecio.

-¿Y cuales son los límites Doctor? Doctor si se lo puede llamar así. – Dije con ironía.

- Claro que si. Soy doctor.

- Y las clases de ética en la universidad se las olvido o no le importan. – Le grite -  Es mas importante ganar dinero que el daño que le hacen a alguien.

- Pero Natalia a ti te parece que sufres pero en el futuro serás muy feliz.

“Sin poder sonreír. Así voy a poder ser feliz”

- No lo creo.

- Claro que si. Natalia, según veo, tienes un gran potencial, sólo tuvimos que redirigir ligeramente tus intereses.

Reconocía que a mi mente, le habían hecho algo. Pero trataría de no perturbarlo. No quería que me hicieran nada mas al menos en la mente. Si me podían sacar el cinturón de castidad estaría agradecido. Quería volver a ser quien había sido. Nicolas Torres. Mi mente era lo unico que tenia. Era lo unico que me iba a salvar.

- Entonces. Yo  soy lo que habéis hecho de mí.

- En absoluto. Te hemos modelado, sí, pero la materia prima era excelente.

- Osea que soy una mercaderia.

 -Mira cada una viene con unas especificaciones. Nosotros nos limitamos a cumplirlas.

Sólo tenia que preocuparme de cumplir con lo que esperaban de mí, asi podia ser libre. Pense en el comprador cuando lo viera me casaria con el si pero cuando averiguara donde quedaba esa clinica lo mataria por el daño que me habian echo y me quedaria con su dinero.

Con ese dinero buscaria a cada uno de estos tipos y los mataria uno a uno.

-Natalia– El psicologo me llamo casi preocupado y me toco la mano – ¿Estas bien?.

- Perfectamente. – Yo retire la mano como si me hubiera mordido.

- ¿Quieres tomar agua?

-No. No quiero nada. - “Al menos de usted y esta basura de gente” Pense. - Pero, voy a ser libre...

- Si te adaptas y aceptas el tratamiento si. Lo unico que me preocupa son tus bloqueos mentales.

- Ah.  Eso. – Dije sin sorprenderme – Es algo neuronal supongo.

- No. No lo es te hemos hecho escaner en el cerebro y estas bien. ¿Cuándo te empezo?

- No lo recuerdo bien. Supongo que cuando era niño.

Lo mire después de un tiempo simulando angustia.

- ¿Y que te paso cuando eras niño?

- No lo se. - Menee la cabeza. - No tengo recuerdos de mi infancia.

- ¿Porque?.

Negue con la cabeza.

- Esta bien. No te preocupes. No te quiero atormentar.

“No me queres atormentar hijo de puta”. Baje la vista para que no me vea los ojos.

- Esos bloqueos me pasan cuando estoy muy nerviosa – Dije después de un tiempo de pensar para que vea que me consideraba mujer– Cuando me tocan me angustio mas. Tienen que hacer como que no pasara nada. Yo vuelvo en mi sola.

El psicologo se acomodo sus lentes.

- Pero en la escuela te iba bien.

Era una afirmación mas que una pregunta. Claro capaz que habian investigado mi vida.  Yo recorde que cuando habian examenes  era el ultimo en irme y que algunos profesores me esperaban.

- Si. Pero me ha pasado durante los examenes. Si estoy bien y feliz no me pasa nunca pero cuando me pasa algo feo si.

- ¿Y que sientes en esos momentos?

- Nada. Como si no estuviera aquí. Un vacio negro. Muy feo.

El psicologo parecia conforme porque yo me habia abierto a el y le habia confiado algo. Yo baje la vista como atormentado ocultandole mis ojos para que no vea que me sentia  triunfador.                                                    

Le habia mentido en su propia cara. Si el era manipulador yo tambien.

- ¿Me puedo ir?.

- ¿No queres hacerme alguna pregunta de sexo?

-Doctor yo soy una persona que va lentamente cuando llegue ese momento buscare un psicologo o un sexologo y preguntare.

Este psicologo era parte de lo que me había pasado, del equipo que me transformó. Era parte del enemigo. No podia confiar en el.

- Pero yo estoy aquí para ayudarte.

Yo antes de irme lo mire como diciendo “Usted no podria ayudar a nadie”.

- Adios Doctor – Le dije burlon – Gracias por su ayuda.


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