martes, 28 de mayo de 2013

Un hecho que cambió mi vida (capítulo3)


Un hecho que cambió mi vida (capítulo3)


Cuando Renata me dejo sola en la sala de su departamente me vinieron a mi mente muchas ideas, además de que ella sería mi maestra, pensé todo lo que mi vida iba a cambiar: no más amigos, no más fútbol, no más salida con chicas y lo más importante el cambio con mi familia. Cuando estaba en éstos pensamientos, de repente; me dije a mi mismo: creo que voy demasiado rápido y pudiera ser demasiado tarde para arrepentirme, debería tomar las cosas con más calma, pensarlo mejor y no decidir tan rápido.

En eso estaba cuando Renata regresa, sin darme cuenta el tiempo había corrido muy aprisa, con las ropas de mi madre secas y bien dobladas; además, me traía un conjunto deportivo para que pudiera regresar a mi casa sin utilizar las ropas de mi madre. Aparte del conjunto deportivo traía una tanguita muy coqueta con un triángulo, adelante, de tela con encaje y con dos cintas en se unían al hilo dental en un coqueto corazón con pedrería de fantasía. Me dijo pontee primero la tanguita y esta pantimedia de red y después te pones el conjunto deportivo. Y para completar mi vestimenta me dio unas sandalias con una suela tan delgada que parecía que iba descalza. Me vestí como ella me dijo y cuando le iba a decir que pensaría su ofrecimiento, ella acallo mis palabras y me dijo que me esperaba durante la semana para iniciar mi transformación.

Salí de su casa, ya tarde, tenía miedo de que mi familia hubiera llegado y como les explicaría, primero que llevara esa vestimenta y después la ropa de mi madre en la mano. Mi miedo fue infundado ya que llegué a la casa y tuve tiempo de dejar la ropa de mi madre e ir a mi cuarto para quitarme esa ropa que traía puesto. Ya en mi cuarto, pude ver por la ventana que Renata me saludaba y me hacía una seña para recordarme que tenía que ir después a su casa. Apague la luz de mi cuarto y en la obscuridad me puse a darle vueltas al asunto y no podía llegar a ningún lado. Lo que quitó de mi mente esos pensamientos fueron los dolores que empecé a sentir en mi culito recién desflorado. Así que fui a la cocina y tome una bolsa de plástico a la que le puse unos cúbitos de hielo y los puse en el área dolorida. Eso me refrescó y me disminuyó el dolor. Me fui a acostar y me quede dormida hasta el siguiente día sin saber a que hora habían llegado mis familiares.

Al siguiente día hice toda mi rutina que hacía antes de acudir al colegio. Durante el camino me encontré a mis amigos, quienes estaban preocupados por mí y me invitaron ir con ellos al cine, después de clases, decliné la invitación sin más explicación.

Durante las horas en la escuela no salí en los intermedios entre clase y clase. Debido a que me sentía culpable y a que aun me dolía mi fundillito. Al termino de las clases me fui inmediatamente a mi casa evitando toparme con gente conocida. Cuando llegué a la casa le dije a mi madre que tenía que ayudarle en algunos arreglos a la vecina Renata que me iba ocupar toda la tarde y parte de la noche. Entré a mi cuarto y me puse la ropa que me había prestado Renata: la tanguita y la pantimedia de red, únicamente las sandalias las puse en una bolsa de plástico. En lugar de las sandalias me puse unos zapatos deportivos, pero sin calcetas. Así vestida salí de la casa.

Cuando llegué a la casa de Renata me quite los zapatos tenis y me puse las sandalias. Antes de tocar ya Renata me estaba abriendo la puerta como si me estuviera esperando. Me dijo que antes de entrar me quitara la ropa deportiva. Así lo hice, con gran temor de que algún vecino, que me conociera, me viera. Al entrar a su departamente me dió un fuerte abrazo y me dió un beso en la boca. Este beso fue especial porque nadie me lo había dado así antes, me metió su lengua como un taladro y  jugó con ella con mi lengua. A decir verdad, eso me gustó y me calentó. Sentí como se iniciaba una erección en mi pene, pero que no llego a observarse debido a que estaba atrapado en la pantimedia.

Fuimos a la recámara de Jessica, que para ese momento tenía las cortinas corridas, así que no se podía ver nada desde mi ventana de mi cuarto. Sacó una prótesis mamarías con grandes pezones y areolas y me las puso. Tenían un pegamento especial y se quedaron fija en mi tórax ocultando mis pequeños pezones. Pero primero puso su mano cerca de mi axila y jalo músculos y grasa hacia el centro de mi tórax y luego colocó la prótesis. Me puso delante de un espejo y se me veían fenomenales. Luego me puso un corpiño de encajes que me quedó a la medida. Me puso una especie de redecilla para contener mi cabello y poderme poner una peluca. Hasta entonces no habíamos cruzado palabra alguna. Habló únicamente para que recomendarme que me dejara crecer mi pelo, que lo mejor era trabajar con el pelo propio. Me sentó delante de un espejo y me empezó a dar una clase de como me debería maquillar. Me maquillaba la mitad de la cara y la otra la tenía que maquillarme yo. Me puso base, polvo para tapar imperfecciones (no se preocupó por la barba y bigote ya que era lampiño), y luego más maquillaje con una brocha. Después me maquillo un ojo y yo me maquillé el otro. Me enseñó a colocarme las pestañas postizas y aplicar el rimel. Debo decir que en ésto, de maquillarme, nos tardamos varias horas, porque no me salía bien hasta después de probar en muchas ocasiones. Luego me puso una peluca rubia con el cabello largo que caía hasta mis pechos.

Luego me mostró mi imagen en el espejo, me gusto lo que veía. Me día la vuelta y ví mis preciosas nalgas con esas caderas, que ahora,se veían enormes. Me puso una minifalda y una blusa blanca de colegiala. Me volví a ver en el espejo y estaba preciosas. Lo que más resaltaba era mi cola grande y parada.

Entonces me colocó unas sandalias con plataforma transparente y tacón de 15 centímetros. Y me dijo:- ahora si empezaron las verdaderas clases-. Porque caminar con esos zapatos es todo un arte. Y luego contonearme para que se hicieron más notorias mis caderas. Pues pasó más tiempo. Mi madre me llamó para preguntarme si estaba bien y que ya era hora de cenar. Me quitó el teléfono Renata contestó ella, le dijo: -Sra. aun esta ocupado su hijo, y como estamos pegando unas partes de una mesa pues no puede soltar las partes sin que se eche a perder todo, así que disculpelo pero yo le daré de cenar y luego se ira a su casa-. Mi madre contesto que no había problema y que se podía quedar todo el tiempo que quisiera ya que le habían avisado de la escuela que por unas practicas de los maestros se suspenderían las clases.

Entonces seguimos practicando: de como sentarme, como caminar, de como comportarme en la mesas, como comportarme con los hombres. Todo iba de maravilla. Entonces sacó un dildo de aspecto real, pero más pequeño del que me había desflorado. Me enseñó a colocarle el condón con la boca, después de como debería de mamarlo, donde darle pequeñas mordiditas, de como pasar la lengua en todas su extensión, como como tomar la cabeza con los labios y donde debería centrar la succionada. No me había fijado que mientras me daba toda esta explicación y yo la llevaba a la práctica ella se había sacado un garrote, de tamaño muy regular, con tremendo cabezón y se estaba tejiendo una muy buena paja. Lo que me hizo voltear y ver esa escena fue que a medida que me daba las indicaciones su voz se iba haciendo más ronca y con algunos jadeos.

Timidamente le dije que si podía practicar con su verga. Ella asintió con la cabeza. Esa fue una orden para mi y le empecé a mamar desde los huevos hasta la punta de la cabeza. Le pasé la lengua por esa superficie surcada de gruesas venas. Le di pequeñas mordidas en su cabezota y le pase la lengua por el surco que forma la cabeza con el tronco. Cada vez se iba poniendo más grande, esa verga, y empezó a salir líquido preseminal; le pregunto que hago con ese líquido y me dice con voz ronca: Tragatelo, chupalo para que salga más y tragatelo. Lo hice con mucho gusto ya que ese sabor me encantó desde la primera vez que lo probé.

Luego me dice que nada más abra la boca, porque ella me va a coger por la boca. Entonces empieza a moverse, sus caderas, para adelante y para atrás:metiendo y sacando su cabeza de mi boca, lo hacía tan rápido que apenas me daba tiempo de chuparsela. Después, continuado con ese movimiento, empezó a meterme no nada más la cabeza, sino parte del tronco. Llegó un momento que empecé a sentir, en el labio superior, que me golpeaba con su pubis, bien rasurado; cuando hacía ésto presentaba nauseas, pues sentía la verga hasta mi esófago. Pero aun así me aguantaba. Voltee hacia arriba y vi su cara de gozo intenso, con los ojos cerrados y con la boca entreabierta y gimiendo, con una respiración oral ruidosa. Esto me dieron ánimos y controlar mis nauseas para seguir con esa labor tan gratificante para ambas. Llegó un momento en que ella, parecía convulsionar, se arqueó hacia adelanta, gimió más y soltó sonidos guturales: señal inequívoca de su inminente venida. Me preparé para tragarmela toda y no desperdiciar ni una gota. Luego empezó a lanzar chorros, entre cortados, de leche en mi garganta, que casi me ahogan y a pesar de lo que había pensado se escaparon chorros de leche caliente por las comisuras de mis labios y cayeron en grandes gotas al piso. Después de haberse venido con un torrente de leche, continuó con su verga en mi boca y con esos movimientos rítmicos de caderas, que tenía, y yo continué mamando hasta que su verga quedo como desinflada, arrugada y colgando. Después me hizo que me comiera el esperma que había caído al suelo.

Con su boca me limpió el resto de su esperma que había en mis labios y comisura de los labios pasando su lengua en forma experta. Después me beso metiéndome su lengua casi tan adentro como me había metido su verga. Jugueteó con ella dentro de mi boca, lo que hizo que se me formara un bulto en la entrepierna. Con cuidado me bajo la pantimedía y la tanga y mi verga, no tan grande y gruesa como la de ella, salió como un mastil. Me dijo: bueno no es tan grande pero se ve muy bien, terminando de decir esto lo toma entre su labios y se la zampa completamente en la boca y me empieza a dar una mamada de una verdadera maestra; por lo que me vine casi inmediatamente y ella en forma, por demás, experta se come todo mi derrame de esperma hasta la última gota y me la sigue mamando hasta que queda flácida en su boca.

Me dijo: No te puedes ir así. Así que voy a pedirle permiso a tu madre de que te deje dormir en mi casa. Llamó a mi madre y le dijo, no se que mentira: Mi madre acepto que me quedara en la casa de Renata. Asi que me quedé esa noche, que no sería ni la primera ni la última, pero esta si sería inolvidable por todo lo que me hizo, no ella sino Jessica.

Continuaré la historia para que sepan que me hizo Jessica, esa primera noche que me quedé en la casa de Renata.....


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