lunes, 6 de mayo de 2013

La historia de Natalia de las cinco amigas (6)




La historia de Natalia de las cinco amigas (6)





Agustín, el psicólogo, estaba con su sonrisa falsa sentado detrás de su mesa cuando entre al consultorio. Había pasado una semana desde nuestra ultima charla en mi habitación.

-Hola Natalia. ¿Quieres hacerme alguna pregunta sobre el sexo? – Me dijo cuando me senté.

- Hacerlo por ahí – Le dije ¿Duele mucho?

- Hacerlo por la cola, Natalia.

- Bueno. Eso. Hacerlo por la cola.

- No lo se. No soy homosexual.

- Mi yo del pasado tampoco lo era pero – Le dije acusándolo – Ahora me convirtieron en esto. Me obligan a ser homosexual aunque no quiera.

- Pero te gustara.

- ¿Y si no?

- Porque eres tan negativa.

- Porque se me da la gana. - Le conteste mal - ¿Y que tengo que hacer?

- Es fácil - dijo, sin dejar de sonreír - No tienes más que encontrar a un hombre y llevártelo a la cama.

- Eres muy gracioso - Respondí con ironía.

- Tendrás que vivir con ello y utilizar las técnicas que te parezcan más adecuadas. Natalia  vas a necesitar - y recalcó esa palabra - acostarte con gente.

  Necesitas satisfacer tus necesidades sexuales porque si no te volverás loca.

- En una de esas capaz prefiero volverme loca. Los locos son inimputables.

- Tu no quieres eso.

A mi me dolían mucho los pechos. Tenia ganas de masturbarme pero no me podía tocar el pene y sufría mucho.

- De todas formas, no me ha dado ninguna respuesta...

-¿Pero qué quieres saber exactamente?

- Tener relaciones sexuales implica que un pene va a entrar dentro de mí y eso supongo que me va a doler mucho entonces que hago.

- ¿Que haces con respecto a que?

- Quiero masturbarme y no puedo ya se que mi única fuente de placer es teniendo sexo con alguien pero que hago, como lo hago, que tengo que usar para que no me duela. Quiero saber todo y si va a andar con sus estupideces mejor me voy -Le grite - Franqueza necesito no estupideces.

El psicólogo había dejado de sonreír y me escuchaba medio enojado.

- Necesitaras que el hombre que este contigo te tenga paciencia y que te lo haga de manera suave usando por supuesto lubricante.

 El psicólogo volvió a sonreír seductor.

-Bueno, te aseguro que te va a gustar. Te acostumbrarás.

- Como a todo. ¿y ustedes son los únicos que pueden sacarme este cinturón de castidad?

- Si.

- Pero y si yo trato de sacármelo.

- Te lastimaras y no conseguirás nada. La única forma de sacártelo es cortándote a la mitad y eso tu no lo quieres.

-¿Pero y si decido operarme los pechos cuando este libre ustedes me lo impedirán como si decido sacarme el nombre y apellido que me pongan?

- Eso es cierto. El  único que puede disponer es tu dueño. Si el quiere hacerte otra operación lo hará.

- ¿Entonces no soy libre? ¿Usted tiene hijos?

- ¿Porque me lo preguntas?.

- Porque si usted tiene hijos. Pudo elegir con quien y tenerlos. La gente que ustedes operan y convierten en otra cosa sin sus autorizaciones no.

- Pero Natalia tu cuando fuiste a esa entrevista de trabajo firmaste un contrato sin leerlo en este autorizabas a que hiciéramos lo que quisiéramos con tu cuerpo.

 Yo me quede mudo, aterrado. Recordé cuando firme ese contrato impulsado por las ganas de trabajar. Pero era una trampa.

- Además vas a ser feliz.

-No me importa ser feliz.

Me levante para irme pero el medico me quiso agarrar del brazo yo no se lo permití.

- Tu no entiendes nada.

- Al contrario yo lo entiendo mejor que nadie les pagan por conseguir gente que se amolde a los sueños de estos pervertidos que los contratan y a esta gente a la cual les roban las vidas y los hacen figurar como muertos le dicen que van a ser felices.  Que me importa a mi ser feliz si no puedo elegir nada. Si quiero cambiar ese nombre que me han puesto o hacerme una operación dicen que no. No puedo tener hijos o estudiar lo que quiero.

- Puedes estudiar si tu dueño quiere.

- ¿Y si no quiere que? Tengo que esperar que este muerto para hacer lo que quiero.

- ¿Que quieres decir?

- Voy a recuperar mi libertad y no me importa a quien tengo que matar.

- Natalia no digas eso. Tu no eres una asesina.

Baje la vista casi llorando el psicólogo me quiso consolar me abrazo muy fuerte yo quise que me deje pero no pude cuando me iba a besar le di un golpe en la entre pierna y  salí corriendo.

 Cuando llegue a mi habitación ahí estaba el medico que me hablo cuando me desperté encontrandome en ese lugar después de esa “Selección de personal”.

- Bueno Natalia te tengo que revisar. Sacate la camisa.

Yo me saque la camisa del pijama y me sente en la cama. El medico me empezo a revisar los pechos.

-Bueno Natalia date vuelta y bajate el pantalón.

- ¿Para que? – Grite enloquecido.

- Voy a hacerte un masaje prostatico.Lo necesitas.

-Doctor por favor ahora no discuti con el psicologo y no estoy de animo. Tengame piedad.

- No es asi Natalia.

- Ya lo creo – Le dije con desprecio – Ustedes son incapaces de tener piedad.

- Yo tengo una obligación que cumplir Natalia.

- Pobre de usted. En vez de trabajar de medico tiene que hacerle masaje prostatico a alguien. Es casi como una puta solo que cobra mas.

- No te pases Natalia. No me faltes el respeto. Voy a pedir que te den un sedante. Asi te tranquilizas y puedo hacer bien m


No hay comentarios:

Publicar un comentario